miércoles, 28 de junio de 2017

Se la ponen fácil a Duarte para que venga a golpear a AMLO ... #Farsantes

Javier Duarte, acusado sólo por desviar 220 mdp de Veracruz

Gobierno mexicano proporcionó ubicación de Duarte para que lo detuvieran en Guatemala en abril pasado, confirma MP.


El gobierno de Veracruz acusó a Javier Duarte -ex mandatario de esa entidad- de sólo haber desviado 220 millones de pesos, precisó el secretario de Política Criminal del Ministerio Público de Guatemala, Rootman Pérez Alvarado. 
En entrevista para Aristegui en vivo, adelantó que aún falta por conocer los “elementos de prueba” que presente la PGR para la “audiencia del próximo 4 de julio“, en la que Duarte será consultado sobre si se allana a la solicitud de extradición. El martes ya lo aceptó, pero por delitos locales.
Alvarado apuntó que son dos requerimientos de la justicia mexicana, uno del gobierno federal y otro por parte del gobierno estatal; el que se desahogó el martes fue de la administración que encabeza Miguel Ángel Yunes.
El próximo 4 de julio, “si él no se allana en el expediente bajo investigación del sistema federal, la audiencia se mantendrá en pie”. A la postre, el tribunal decidirá si es procedente o no la extradición. Y tanto la defensa como el MP tiene un plazo para plantear una apelación.
El funcionario recordó que el ex mandatario es acusado tanto de delincuencia organizada como de operaciones con recursos de procedencia ilícita.
“Ayer el monto por el que se le señala 220 millones de pesos”, puntualizó.
El secretario reveló que el mismo día que se pidió la detención de Duarte en Guatemala -en abril pasado- se ejecutó la orden de aprehensión. Entonces hubo un intercambio de información “sobre dónde estaba Duarte”. La información sobre la ubicación la entregó el propio gobierno mexicano, reconoció.

Graco: disparos y rumores .- Julio Hernández López


¿Javier Duarte merece sonreír?
Tiplisonante instrumento contra AMLO
PRD: estos fundadores que ves

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JAVIER DUARTE, ANTE LA JUSTICIA GUATEMALTECA. Javier Duarte de Ochoa, ex gobernador de Veracruz, compareció ayer ante el Tribunal Supremo de la ciudad de Guatemala, en una audiencia en la que decidió ser extraditado a México y calificó las acusaciones que le imputa el gobierno de Veracruz –tráfico de influencias, incumplimiento del deber legal, peculado y abuso de autoridad– de irrisorias, vagas, imprecisas y ligerasFoto Afp



































































































































































































































































































































U
n (aún) impreciso incidente a las afueras de la Casa de Gobierno de Morelos se convirtió en un rápido sondeo de opinión pública respecto del principal ocupante de ese inmueble, Graco Ramírez, el gobernador de origen perredista que ha llevado a esa entidad a un virtual postramiento ante el poder de diversos grupos criminales.

Rubicela Morelos, corresponsal de La Jornada en la entidad con capital en Cuernavaca, aseguró que “los hechos se registraron en la calle Chimalacatlán, en la colonia Reforma, alrededor de las 3:30 de la tarde, exactamente frente de la entrada principal de esta residencia oficial (…) Existen dos versiones: una, que atacaron a balazos la residencia del gobernador, y la otra, que justamente frente de esa casa intentaron robar un auto”.
El gobierno estatal, sin embargo, evitó determinar el sitio exacto de los hechos, remitiéndose en un comunicado oficial al volátil concepto de las inmediaciones y asegurando que esta tarde, dos hombres pretendieron despojar a una persona de su efectivo por lo que un guardia de seguridad le brindó auxilio, y resultó herido. Se descarta que se haya tratado de una agresión directa contra la Residencia Oficial del Poder Ejecutivo, como se ha especulado.

De confiar en la postura gubernamental, poco respeto a la figura del gobernador Ramírez ha de tener la delincuencia común y corriente si se atreve a intentar un asalto callejero o el robo de un automóvil, justo enfrente de la residencia oficial de ese funcionario, sabidamente cuidado de manera invariable por escoltas que ha de suponerse son de la élite policiaca local.

De haber sucedido así las cosas, debería reconocerse a Graco Ramírez el logro de asemejar el habitacional inmueble simbólico del poder público a la cruda realidad de los demás domicilios morelenses y sus calles, donde diariamente suceden asaltos, robos, levantones y agresiones varias contra una población suficientemente amedrentada para saber que denunciar esos delitos ante las autoridades, cómplices e infiltradas, sólo es abrir peores caminos de injusticia, chantaje y sufrimiento.

Sin pruebas ni evidencias, la versión predominante en las redes sociales y las hablillas fue la referida a un ataque directo a la citada casa oficial del gobernador en turno. El propio Ramírez tuiteó: Descartamos agresiones a Residencia del Poder Ejecutivo. La extendida especulación en contra de ese posicionamiento oficial proviene de la amplia convicción social de que la operación de diversos grupos criminales en Morelos ha sido permitida por grupos políticos con poder suficiente para otorgar impunidad a cambio de dinero que va a parar a bolsillos particulares y, una parte, a actividades políticas de diversa índole. A lo largo y ancho de Morelos hay un incesante movimiento de grupos del crimen organizado, con la población civil como rehén y víctima.

El mensaje visual escogido por Javier Duarte de Ochoa en su diligencia judicial de ayer en Guatemala, al allanarse al proceso de extradición a México, por cuanto a acusaciones del fuero veracruzano, fue el de la sonrisa permanente, actuada, sugerente. Pudo haber sido, desde luego, una reacción de índole absolutamente personal, surgida de una personalidad patológica (un criminal que pretende mostrarse seguro, confiado, tranquilo) o podría tener sustento en una convicción fundada (acaso como mensaje que le fue dejado durante algún viaje poderoso a esa ciudad centroamericana) de que el proceso judicial en su contra será desahogado con benevolencia por sus amigos gobernantes, y que, por tanto, merece sonreír, sabedor de que esta etapa de desasosiego dará paso a sanciones menores y al posterior disfrute de la riqueza acumulada en su escandaloso y delincuencial paso por la administración de Veracruz.

Si Duarte de Ochoa cree que merece sonreír (su esposa, actualmente con garantía de impunidad judicial, llegó a escribir en alguna libreta de apuntes que ella merecía abundancia) habrá de ser por favores concedidos a quienes actualmente ejercen los poderes federales (maletas de dinero en efectivo trasladadas en avión en plenos trances electorales, sería un botón de muestra) e incluso por favores en vías de ser consumados.
Una temprana adivinación política cree que Duarte de Ochoa será usado como instrumento de golpeteo contra Andrés Manuel López Obrador, en seguimiento de las relatorías ya esparcidas de que el ex gobernador habría aportado sumas de dinero y habría cerrado tratos políticos con Morena y el lopezobradorismo (no personalmente con el tabasqueño, pero sí con representantes que finalmente habrían hecho cumplir los términos acordados). Con tiplisonantes acusaciones a modo de las necesidades de la Guerra contra el Peje, Duarte de Ochoa serviría como prueba de esos arreglos.

No fue en Cuévano (la capital del estado de Plan de Abajo, en la geografía ficcional de Jorge Ibargüengoitia), sino en un restaurante de la Ciudad de México donde se reunieron varios fundadores del Partido de la Revolución Democrática (PRD) para tratar de acomodar las ruinas políticas del sol azteca (y sucedáneos, escisiones o renuncias) a proyectos de presuntas resurrecciones mediante alianzas que podrían llevar al Partido Acción Nacional a la cabeza.

Participaron en este primer intento reconstructivo Cuauhtémoc Cárdenas y Alejandro Encinas, quienes han visitado varios estados para promover la más reciente de sus elaboraciones políticas, el proyecto Por México hoy, así como Ifigenia Martínez, la respetada maestra a la que otros perredistas han solicitado que emprenda la tarea de convocar al lopezobradorismo a un esfuerzo unitario más, y la senadora Dolores Padierna, partícipe fundamental de la corriente Izquierda Democrática Nacional (IDN), dirigida por René Bejarano y actualmente a la baja en el mercado de valores tribales en el PRD. Ya se verá si la oscilación lleva a estos personajes a caminar hacia Morena o hacia la muy cantada alianza con el PAN. ¡Hasta mañana!
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La pobreza deja sin escuela a 8.3 millones de mexicanos: Inegi; 30 millones viven rezago educativo

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La tercera parte del total de mexicanos que no estudian –que asciende a 25.2 millones de personas– es porque no tienen dinero o porque tienen que trabajar para comer; es decir, alrededor de 8.2 millones de mexicanos no van a la escuela por falta de oportunidades, mientras que una de cada cinco mujeres que no estudian [esto es un 20.8 por ciento] es por causas como el matrimonio, el embarazo o el nacimiento de un hijo.

Se estima que más de 30 millones de mexicanos de al menos 15 años están en rezago educativo; es decir, no tienen escolaridad o si la cursaron no concluyeron el nivel básico.


Ciudad de México, 27 de junio (SinEmbargo).– En México hay 25.2 millones de personas que no estudian, de los cuales, el 33 por ciento es por falta de dinero; mientras que 30 millones mexicanos mayores de 15 años están en rezago educativo; es decir, que no tienen escolaridad o no concluyó la secundaria, informó este martes el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

El Inegi presentó los resultados de su más reciente Encuesta Nacional de los Hogares (ENH), levantada de enero a diciembre de 2016, en la que arrojó una población estimada de 122.3 millones de personas en el país; 51.4 por ciento mujeres y 48.6 son hombres. “Del total de esta población, 23.2 por ciento reside en localidades rurales y 76.8 por ciento, en localidades urbanas”, detalló la dependencia en un comunicado de prensa.
En materia educativa, la ENH reveló que  25.2 millones de mexicanos de entre 3 años a 30 años, que corresponde al grupo en que es más factible estar cursando algún tipo de estudios, no va a la escuela. El 35.8 por ciento es porque no le gustó, no quiso estudiar o porque consideran que ya lograron su meta educativa.
Una tercera parte de esta población que no estudia, el 33 por ciento, es porque no tiene dinero o porque tiene que trabajar, es decir, alrededor de 8.2 millones de mexicanos en edad de estudiar.
Un 13.5 por ciento dejó las aulas de clases por matrimonio o unión o por embarazo o el nacimiento de un hijo, principalmente, en el genero femenino, ya que, 1 de cada cinco mujeres que no estudia, 20.8 por ciento es por estas causas, de acuerdo a la encuesta.
El 17.7 por ciento de los que no estudian es por por otras razones, “como: problemas de salud, personales o académicos”, agregó e INEGI.
En relación al rezago educativo, se estima que en el país hay 30.8 millones de personas en está situación, es decir, mexicanos mayores de 15 años que no cuentan con escolaridad o la tiene pero no concluyó la secundaría (nivel básico).
“De 89.7 millones de personas de 15 años y más del país, 30.8 millones (34.4 por ciento) se encuentran en situación de rezago educativo. Por entidad federativa el porcentaje de personas en rezago educativo oscila entre un 21 por ciento en Ciudad de México y 52.1 por ciento en Chiapas”, detalló la dependencia en un comunicado.
De 60.5 millones de personas de 3 a 30 años de edad, que corresponde al grupo en que es más factible estar cursando algún tipo de estudios, de los 35.3 millones que sí están asisten a la escuela, 8.1 millones en localidades rurales y 27.2 millones en las urbanas.
“De las personas de 3 a 30 años que asisten a la escuela, 88 por ciento acuden a una escuela pública y 76.4 por ciento lo hacen en el turno matutino”
Otro de los aspectos que destaca la ENH es la fragilidad de los 32.9 millones de hogares que hay en el país y están conformados, en promedio, por 3.7 integrantes.
Se estima que en México al menos 1.3 millones de hogares viven en casas con paredes de materiales frágiles en zonas rurales, el 4.1 por ciento; mientras que 1.08 millones de hogares tienen viven en lugar con techos frágiles, (3.3 por ciento) y 2.27 millones de hogares habitan en vivienda donde el piso es de tierra.
“La edad promedio del jefe del hogar asciende a 48.7 años y, en 27.3 por ciento de los hogares, la jefatura corresponde a una mujer” apuntó el organismo.

¡Diles que no me maten!

Todavía desfilaron pacíficamente los trabajadores mexicanos. Llevan 5 sexenios protestando. Reclamando sus derechos constitucionales para, en el contexto del brutal y salvaje capitalismo, recibir al menos salarios para poder medio cubrir sus necesidades alimentarias. Había miles de mujeres a las que diariamente se les ve por las calles, llevando a sus hijos a la escuela para luego dirigirse a sus empleos pagados por el machismo patronal. Como clase laboral, no fueron a celebrar; sino a mostrar su indignación ante el peñismo y sus cómplices patronales, quienes, como en Fuenteovejuna: todos a una, sobreexplotan la fuerza trabajadora con alevosía y ventaja canallesca que tiene a la nación harta, y con un gran odio hacia el gobierno federal y sus copias en los desgobernadores. Porque, integrantes de los más de 100 millones de pobres, los trabajadores sobreviven miserablemente.
Ya no los privan de sus vidas a balazos, como a los Mártires de Chicago, aquél 1 de mayo de 1886 que los trabajadores en nuestro país recodaron por primera vez en 1889, y después de 1913 a la fecha, sin que nunca como ahora con el peñismo estén nuevamente como esclavos de patrones, empresarios y banqueros que se resisten a entregarles salarios al menos consecuentes con su desempeño. Y más ahora con las “reformas” que el peñismo impuso con la complicidad del PRD, el PAN y el priismo. El encargado de proteger a los patrones es Navarrete Prida, quien encubre a los representantes de esos capitalistas y omite abusos; permitiendo, por ejemplo, que trabajadores sin protección ni cuidados laboren en las construcciones donde en cada obra mueren sepultados, mientras los hacen laborar horarios de 14 horas.
Marcharon los trabajares por las calles de las capitales de los 32 estados y mostraron sus reclamos. Es otro 1 de mayo para el peñismo, pero los trabajadores acumulan su odio al gobierno y a los patrones. Regresaron a sus empleos. Pero, están a punto de un estallamiento social porque ya no hay otro camino. Y es que la clase trabajadora sufre enfermedades que en la mayoría de los casos, el IMSS cura con aspirinas y largas esperas para ser atendidos víctimas del desprecio administrativo (con todo y la dedicación de médicos y enfermeras). Y el peñismo se llena la boca (iba a escribir: el hocico) con sus cifras de ingreso al IMSS para alardear de que ha aumentado el empleo. Pero nada dice de la miseria de los salarios. Así que no hay otro camino que ir más allá de las calles para exigir justicia laboral.
Así como también para exigir que el inepto peñismo detenga la sangrienta inseguridad que asola a la nación. Y es que ahora que Juan Rulfo nos invita a celebrar el centenario de nacimiento (1917-2017), leyendo la prosa trágicamente conmovedora de sus vivencias recreadas literariamente, si mirara con sus ojos inundados de tristeza lo que le está pasando a nuestra patria en llamas por la sangrienta inseguridad, volvería  a escribir la continuación del cuento: ¡Diles que no me maten!… pero en plural: ¡diles que ya no nos maten! No más muertos exige la nación.
Y es que no hay un día que no sepamos de homicidios en una casi guerra de todos contra todos (sicarios, narcos, militares, policías y asaltantes con una pistola asesinando porque sí). Y en medio el pueblo indefenso, las mujeres presas de la violencia para violarlas; niñas secuestradas, desapariciones forzadas, feminicidios y familiares buscando a sus muertos en fosas clandestinas, víctimas de delincuentes y gobernantes que apilan a sus víctimas en ellas para, supuestamente, ocultar sus abusos sangrientos. “¡Diles que no (nos) maten!”, es el clamor de millones de mexicanos que sufren, buscan un empleo y sobreviven con sus miserables salarios y despidos injustificados de empresarios amparados en la impunidad.
Y las complicidades de las élites políticas, económicas, militares, burocráticas y financieras que tienen poco, nada o mucho que ver con el narcotráfico. Y los de arriba, encaramados en los escondrijos de los poderes, solamente dedicados a robar y poner a salvo ese dinero y bienes inmuebles, dentro y fuera del país, despojando al pueblo hasta de su derecho de “alterar o modificar la forma de su gobierno”, aprovechando esta época de incontenible rapiña y sangrienta inseguridad, para sembrar el miedo colectivo y cosechar corrupción e impunidad.
“¡Diles que no (nos) maten!”, para que cese la “paz” de los sepulcros. Para que termine el temor y la angustia de salir a dejar a los niños a la escuela y correr al trabajo, con la incertidumbre de no regresar vivos. Quieren que no sepamos de todo lo que sucede, matando periodistas para que no fluya la información, ya censurada por el apoderamiento de empresarios de los medios de comunicación. Se cambian armas por drogas y en las redes bancarias del mundo y de nuestro país circula el lavado de dinero, para enriquecer por igual a capos, banqueros y funcionarios a la luz del neoliberalismo económico que revitaliza al capitalismo, renovando la explotación y agudizando las desigualdades sociales, por la acumulación y concentración de la riqueza generada por los trabajadores, los campesinos, los niños que no van a la escuela por vender lo que sea en las Calles; o de halcones de narcos y quienes por el “gasolinazo” han de robar gasolinas para rematarlas en el mercado negro, combatidos a sangre y fuego, sin ir a la raíz del problema.
Dicen las “estadísticas” gubernamentales que ya bajaron los índices de homicidios, asaltos, secuestros, desapariciones y feminicidios. Aunque hora tras hora hay más asesinatos. Y es que no hay empleos; y sí demasiada pobreza, corrupción e impunidad. Por lo que el pueblo no tiene más opción que recobrar el ejercicio directo de su soberanía, para que el poder público se instituya en su beneficio.
Álvaro Cepeda Neri