domingo, 11 de junio de 2017

Salud, sólo a cambio de votos #Edomex

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MATHIEU TOURLIERE
En los centros de salud del Valle de México, la campaña electoral para la gubernatura del Estado de México provocó un “relajo total”: durante meses se ausentaron los directores y trabajadores, mientras que a menudo faltaban medicamentos o tiras reactivas para medir la glucosa.
La razón: funcionarios de la Secretaría de Salud mexiquense desviaban los recursos humanos y materiales para conseguir votos a favor de Alfredo del Mazo Maza, candidato del PRI a la gubernatura mexiquense.
Un trabajador del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM) adscrito a un centro de salud de la entidad asevera que, durante la campaña, la directora llegaba a las ocho de la mañana, dejaba instrucciones para el día y salía con 15 enfermeros a realizar jornadas médicas callejeras, que eran en realidad operaciones electorales.
Los enfermeros –cuyo nombre administrativo es técnicos en atención primaria a la salud, TAPS– vestían de civil y a veces ocupaban camionetas de la flotilla de Unidades Móviles del ISEM (a las que les ocultaban el logotipo), sostiene el trabajador, quien habla con Proceso bajo la condición de mantener secretos tanto su identidad como su lugar de trabajo.
Durante las operaciones, los TAPS realizaban consultas médicas gratuitas y repartían medicamentos; además distribuían vales para la realización de estudios generales –química sanguínea, de orina y mastografías– en laboratorios privados. Todo lo anterior a cambio de copias de las credenciales de elector.
“Durante este tiempo no hubo tiras reactivas en el centro de salud, y hubo desabasto de medicamentos para hipertensos o para la diabetes. Todo lo estaban manejando allá, en las jornadas médicas, y a los enfermeros se les daba más apoyo que a los médicos”, denuncia el trabajador. “Fue un relajo total”.
La directora de su centro de salud forma parte de la red de 30 altos funcionarios del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM) –entre ellos dos directores de hospitales– que operaron como “procuradores regionales sociales” en la maquinaria electoral que el PRI instaló en la llamada “Zona 13” de Ecatepec de Morelos para movilizar a votantes a favor de Del Mazo.
El pasado viernes 2, Proceso –junto a Animal Político y Aristegui Noticias– reveló que durante los 10 meses anteriores a la elección estos doctores incorporaron cientos de personas a padrones de programas sociales a cambio de su credencial de elector, entregaron tarjetas que supuestamente se activarán después del triunfo del PRI, e incluso llevaron a ciudadanos a recibir dinero en la Casa del Estado de México.
Las declaraciones del trabajador –quien comprobó su cercanía con la directora del centro de salud– evidencian que la maquinaria priista no sólo operó en Ecatepec bajo la supervisión de la doctora Elizabeth Dávila Chávez, directora general del ISEM, sino que también desvió recursos humanos y materiales del instituto –un órgano del gobierno del Estado de México– hacia la campaña del PRI.
Consultas amañadas
El trabajador asevera que cuando la directora del centro de salud no se encontraba fuera de su lugar de trabajo, dedicaba horas en registrar sus operaciones en la plataforma electrónica de operación electoral del PRI. En su oficina se apilaban folders con copias de credenciales de elector.
Proceso y los demás integrantes de la Alianza Méxicoleaks revelaron que cada “procurador regional social” ingresaba el número de tarjetas entregadas y los nombres de los receptores en una sección de esta plataforma. En otro apartado anotaba los nombres, direcciones y números telefónicos de los operadores políticos que movilizarían votos el día de la elección.
Sólo se podía acceder a esta plataforma a través de una conexión directa y después de pasar por un doble filtro de identificación. Poco tiempo después de la publicación del reportaje en el portal de este semanario la plataforma fue retirada de la dirección donde estaba hospedaba.
En las conversaciones que los doctores sostuvieron entre agosto de 2016 y el pasado jueves 1 en el servicio de mensajería Whatsapp se mencionaron en varias ocasiones las jornadas de salud realizadas por los operadores del PRI.
El 19 de enero, por ejemplo, un doctor advirtió que supuestos operadores electorales pedían las credenciales de elector, “según para una afiliación”. La doctora Itzel Pedraza Riveras, coordinadora municipal de Salud de Ecatepec, le contestó que se trataba de un “diputado amarillo” quien “hace jornadas médicas también”. “Pues este diputado está tratando de jalar a nuestra gente”, abundó su interlocutor.
El 13 de marzo, el doctor Miguel Ángel Muñoz Hernández anunció al grupo de doctores que César Gómez Monge, el secretario de Salud del Estado de México, había determinado que “algunos compañeros con cargos de alto nivel se incorporarán a secciones prioritarias para dar seguimiento al programa de pequeñas grandes acciones y a unas jornadas que se realizarán en las secciones”.
El día siguiente, los doctores debatieron sobre un lugar en el que “quedaría bien la unidad móvil” para realizar consultas gratuitas. Una doctora propuso el centro de salud de Ecatepec, una opción que otro descartó: “¿Cómo? ¿En un centro de salud vamos a poner un consultorio de medicina general en unidad móvil?”.
Operación sindical
De acuerdo con el trabajador, en paralelo a las operaciones de los funcionarios del ISEM, Domingo Ortuño Maldonado, líder de la sección 9 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud (Sntsa) –la cual cubre Ecatepec, Atizapán, Tlalnepantla, Amecameca, Texcoco y Naucalpan–, aportó su activa contribución a la campaña de Del Mazo.
El sindicato contrató grupos de “brigadistas”, quienes regalaron medicamentos durante operaciones callejeras que se llevaron a cabo bajo la supervisión de los secretarios generales del sindicato. A cambio de los medicamentos los brigadistas pedían las copias de las credenciales de elector y los datos personales de los receptores.
De acuerdo con el trabajador, horas después de la publicación de los reportajes sobre “Ecatepec 13”, Ortuño convocó una reunión de emergencia con los secretarios generales del sindicato.
Gritó a sus subordinados que el PRI no tenía la certeza de triunfar en las urnas y que la revelación de operativos electorales desde el sector salud podría dañar más la imagen del instituto político. Advirtió a su audiencia que una derrota del PRI implicaría la pérdida de ciertos bonos y servicios para los trabajadores del sector.
La Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), encabezada por el senador sonorense Joel Ayala Almeida, también participó en las operaciones de captación de votos para el PRI: sus afiliados entregaron al PRI mexiquense los datos de tres cercanos –entre ellos el domicilio, la clave de elector, la sección electoral, los teléfonos y la cuenta de Facebook– en un operativo llamado “Redes afectivas 1+3”.
Clientelismo de plástico
En la maquinaria electoral priista desplegada en Ecatepec, los doctores entregaron cientos de tarjetas de distintos colores a las personas que captaron para votar por el PRI: una roja (llamada “Con Todo”); otra verde (“La Fuerte”), y la última, rosa, llamada “Salario Rosa”.
La tarjeta “Con Todo”, que los operadores priistas regalaron a millones de mexiquenses, venía pegada a un folleto firmado por Del Mazo, que Proceso obtuvo a través de Méxicoleaks, y que planteaba: “Hoy tienes en tus manos la tarjeta ‘Con Todo’, donde se reunirán todos los programas sociales a los que me he comprometido impulsar cuando sea gobernador”.
En realidad, el único programa que aparece en el folleto y que prometió Del Mazo durante su campaña era el “salario rosa”, el cual plantea la entrega de un apoyo económico bimensual de mil 200 pesos a las amas de casa por el trabajo que realizan en sus hogares. El priista nunca explicó cómo determinó esta suma –equivalente a 20 pesos por día– ni cómo financiaría el programa.
Los otros 11 “programas” mencionados en el folleto son promesas vagas con un evidente tinte demagógico y revelan la naturaleza clientelista de la campaña priista. Una muestra de ellos: “Canastas alimentarias”, “Apoyos económicos”, “Lentes, zapatos escolares y laptops”, “Descuentos en transporte público”. Al final aparece la mención: “Y muchos más”.
Del Mazo ni siquiera ha sido nombrado ganador de la contienda, pero ya se derrumbó su promesa de “descuentos en transporte público”: un día después de las elecciones subió el precio del boleto del Tren Suburbano de la Zona Metropolitana del Valle de México. El incremento fue de 50 centavos para viajes cortos y de 1.50 pesos en largos.
La tarjeta “La Fuerte”, destinada a los militantes priistas, también venía acompañada de un folleto. Este documento –filtrado a través de Méxicoleaks– no revelaba para qué serviría el plástico, pero insinuaba que se activaría después del triunfo en las elecciones.
El texto decía: “Hoy tienes en tus manos la tarjeta ‘La Fuerte’, que nos dará identidad como priistas, pero sobre todo, que será un reconocimiento a tu esfuerzo, militancia y trabajo de partido (…) Haremos realidad este reconocimiento, esta tarjeta ‘La Fuerte’, el próximo 4 de junio con tu apoyo” (sic).

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