domingo, 27 de marzo de 2016

La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, un fiasco


Jaime Rochín del Rincón, comisionado presidente de la CEAV. Foto: Sanjuana Martínez.
Jaime Rochín del Rincón, comisionado presidente de la CEAV. Foto: Sanjuana Martínez.
Las instituciones de derechos humanos en México fueron creadas para simular.
Un claro ejemplo de esto es la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) que según las víctimas ha resultado ser todo un fiasco, inoperante y simuladora; una institución cubierta de burocratismo y tortuguismo para la entrega de recursos económicos a las víctimas.
La CEAV, dirigida por Jaime Rochín del Rincón, resultó ser sólo un elefante blanco más, creado por el gobierno de Enrique Peña Nieto, para simular atención a víctimas. Son tantas las quejas contra esta institución, que algo huele mal, muy mal.
Al analizar el uso del presupuesto asignado supuestamente para la atención a víctimas, nos damos cuenta que la CEAV se ha quedado con la mayor parte del dinero o los ha gastado en otros menesteres.
Por ejemplo, en 2015 destinó poco más de 47 millones de pesos para pagos a víctimas directas e indirectas por concepto de medidas de ayuda inmediata, asistencia y atención y del correspondiente pago de compensaciones para lo que llaman “reparación integral del daño”.
Pero dejó de aplicar 954 millones de pesos, ya que disponía de mil 28 millones de pesos para apoyos inmediatos, compensaciones y reparaciones durante el año pasado.
¿Por qué la CEAV no entrega el dinero a los familiares? ¿Por qué no está cumpliendo con su cometido? Aparentemente, el sistema financiero para atender a las víctimas no es del todo optimo. Por ejemplo, ese dinero que no entregó a las víctimas, supuestamente los colocó en inversiones bancarias que le redituaron 24.5 millones de pesos.
Que la CEAV lucre con el dinero de las víctimas, no nos cabe la menor duda, pero que su estructura financiera fuera creada para el rendimiento financiero a costa de la necesidad de la gente, es terrible. El dinero debe ir directamente a las víctimas de manera expedita. Lamentablemente estamos comprobando que no ha sido así.
Los testimonios de las víctimas en torno a sus experiencias con la CEAV son demoledores. Las historias que cuentan son absolutamente desgarradoras. Personas que además de su pérdida han tenido que soportar el desprecio de algunos de sus comisionados y personal. La indolencia de estos funcionarios ante el sufrimiento es absoluta. Nada les conmueve. Muchas veces, se trata de gente que no tiene dinero ni para comer o para pagar su transporte, mucho menos para un abogado o la atención de un psicólogo.
Las historias que cuentan las víctimas son surrealistas. La CEAV les pide facturas de gastos funerarios, médicos y otro tipo de erogación para pagárselos al mes o después de unos cuantos meses, como si fueran proveedores. ¿Por qué no comprenden que los familiares a veces no tienen ni para pagar el funeral? Obviamente si requieren de la ayuda es porque no tienen con qué pagar esos gastos y se supone que para eso fue creada la CEAV no para hacerse cargo de los gastos de forma “devengada”.
Pero la CEAV es una pesadilla burocrática con 450 empleados. Sus caminos laberínticos para la obtención de la anhelada ayuda económica son aterradores. Las víctimas pierden horas, días, semanas, meses en realizar todos los tramites exigidos para que al final, les digan que no pueden acceder a una compensación porque aún no tienen sentencia.
Y que no se trate de víctimas de crímenes de Estado, porque es peor. La CEAV alarga los trámites cómo si recibiera línea de más arriba para no compensar a quienes el Ejército, la Marina o las distintas policías, les han desaparecido, torturado, violado o ejecutado a un familiar. La supuesta independencia de la institución queda en entredicho. Finalmente, su patrón es el Estado y con sus estupendos sueldos le deben lealtad a las Fuerzas Armadas y a su Jefe Supremo.
Pero si los testimonios de las víctimas sobre la CEAV son terriblemente negativos, las estadísticas son devastadoras: el año pasado resolvió solo 36 acuerdos por concepto de medidas de ayuda inmediata y compensación para 130 víctimas. Según sus propios datos, de 5 mil 84 denuncias que recibió, la institución sólo había atendido a 89 víctimas hasta octubre de 2015.
Esto quiere decir que la mayoría huérfanos, viudas y familiares de personas asesinadas y todos aquellos que hayan sufrido la vulneración de sus derechos humanos, no han recibido un centavo de esos mil 450 millones de pesos que se le asignó el año pasado.
Los funcionarios de la CEAV se defienden y dicen que esto se debe a que la Ley General de Víctimas tiene “candados” que limitan de alguna manera la reparación a las víctimas.
Y tanto es así que solo 120 personas han recibido alguna ayuda económica. Un número insignificante comparado con el número real de víctimas. Si la Comisión Nacional de Derechos Humanos recibió en 2014 más de 45 mil quejas, es evidente que la CEAV no está cumpliendo con el cometido para lo que fue creada. Esas 120 personas beneficiadas, también resulta una cantidad irrisoria, para los más de 15 mil asesinatos dolosos registrados en 2015.
La CEAV ha resultado ser un fiasco. Sus funcionarios que gozan de espléndidos sueldos, prestaciones y viáticos, lo saben y han solicitado modificar la ley para quitar esos supuestos candados, aunque han esperado mucho tiempo para ello, en perjuicio de miles de víctimas que siguen esperando tener acceso a lo que legítimamente les corresponde.
La CEAV es un elefante blanco cercano al abismo, un fracaso. ¿Qué hacen allí 450 personas? ¿Hasta cuándo seguirán fingiendo que ayudan? Como diría Alejandro Martí: “si no pueden, renuncien”. Por su propio bien, salven un poco de su dignidad y dejen de ser parte del sistema simulador del Estado.
Twitter: @SanjuanaMtz
Facebook: Sanjuana Martinez

Enrique Peña Nieto hunde a México: Cepal

El presidente de la República

El nuevo reporte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) señala que México no está de los países en vías de desarrollo, ya que la pobreza de su población, ha llegado a niveles más que preocupantes.
La revista Procesodifunde estadísticas de la Cepal, donde solo El Salvador, Paraguay, Guatemala y Honduras, son más pobres que México. Mientras tanto, naciones como Bolivia y Ecuador, registran grandes avances en cuanto a su progreso social.
La Cepal, añade que la pobreza extrema en nuestro país ya afecta a un 39.4% de la población, pero lo más grave no es eso, sino que ya se abrió el rubro de “indigencia”, del cual un 12.6% de mexicanos ya forma parte de este círculo.
Otro punto que analizó la Cepal fue que México tiene el salario más bajo del continente.
Los datos ofrecidos por de la dependencia de análisis más importante de América Latina, muestran la vulnerabilidad en la que se encuentra el 90% del país. En síntesis, el gobierno de Enrique Peña Nieto, ha colapsado todos los aspectos de desarrollo social, crecimiento económico e impulso al empleo.
Peña Nieto es ya considerado el peor presidente de toda la historia, superando en corrupción y tráfico de influencias a los periodos de Carlos Salinas de Gortari y Vicente Fox Quesada, quienes ocuparon la Presidencia de la República para enriquecerse sin límite alguno.
Apenas hace unos días, la influyente periodista Carmen Aristegui, difundió la manera en cómo el Cártel de Juárez –una de las organizaciones más importantes del narcotráfico-, financió la campaña de Peña Nietorumbo a la Presidencia de la República.
Este hecho, y el enriquecimiento de Angélica Rivera –esposa del presidente-, han hecho que millones de mexicanos pidan la renuncia inmediata del primer mandatario, pues no solo la corrupción impera al interior de la casa presidencial, sino que además los ricos son más ricos y los pobres ya han pasado a una situación mucho más crítica.

México destruye su propia identidad

La torre de Pemex en la Ciudad de México. Foto: Eduardo Miranda

CARLOS ACOSTA CÓRDOVA
El petróleo mexicano se convirtió, después de la expropiación de 1938, en uno de los dos símbolos de la identidad nacional mexicana –el otro, la Virgen de Guadalupe–. El hidrocarburo, afirma el historiador Lorenzo Meyer, le dio a los mexicanos un sentido de nación, de nacionalismo, de Estado, de unidad. Ahora todo eso se ha perdido por la cortedad de miras de la clase gobernante, a la cual le falta la visión del estadista, suplida por los mezquinos intereses económicos del corto plazo. Ahora, en las ciudades y entidades del país que vivieron años de bonanza por la petrolización de sus economías –Ciudad del Carmen, Coatzacoalcos, Villahermosa, Salamanca…–, el panorama es trágico: miles de trabajadores de la industria del ramo echados a la calle que deambulan en estaciones de autobuses, pobladores emigrados, cierre de negocios y comercios, abandono de viviendas…
Antes de Pemex no había más símbolo de identidad nacional que la Virgen de Guadalupe. Con la expropiación petrolera de marzo de 1938, y la creación de la empresa estatal, “el nacionalismo mexicano adquiere su momento cumbre”, dice el historiador Lorenzo Meyer. Y explica por qué: “es la culminación de un esfuerzo en un país que a la vez estaba creando su sentido de independencia, de nación, de nacionalismo, y todo eso se conjuga en el petróleo”.
Durante los gobiernos de Ruiz Cortines, López Mateos y Díaz Ordaz, “Pemex era tan fuerte que parecía el ‘Gibraltar’ del nacionalismo mexicano: una roca que ya no se va a mover”. La empresa, dice el también politólogo, llegó a ser “el símbolo de un país que tenía confianza en sí mismo”.
–¿Cuándo comienza a pervertirse esto? Todo indica que fue con López Portillo cuando se empieza a explotar, en 1979, el yacimiento de Cantarell y dice que “vamos a aprender a administrar la abundancia” –se le pregunta.
–Ése es el momento. Es el momento en que el sistema ya siente la lumbre en los aparejos. Porque se combina el movimiento estudiantil de1968, la guerra sucia de los setenta. Ahí pierde su inocencia el sistema, si es que le quedaba. El sistema es represivo, con desapariciones forzadas, con graves crisis económicas que empezaron al final del gobierno de Luis Echeverría.
“A partir de ahí –dice Meyer, autor entre muchos títulos de México y los Estados Unidos en el conflicto petrolero–, Pemex no es más símbolo de identidad nacional ni, mucho menos, la empresa que significó para el país confianza en sí mismo. Desde el gobierno de López Portillo (1976-1982) y los que le siguieron, hasta el de Enrique Peña Nieto, la idea fue explotar al máximo a la paraestatal y sacarle todas las utilidades posibles para el beneficio sexenal.
“Es la visión del político, no del estadista. La visión de Cárdenas es la visión del estadista. Y se perdió. Se perdió un proyecto nacional. Ahora qué es lo que hace quien dirige el país (Enrique Peña Nieto, a quien evita nombrar): administrar el día a día, y estar listo a ver cuáles son los vaivenes que lo van a perjudicar o a beneficiar. Pero no hay un proyecto de país.”
De hecho, dice, lo que el gobierno está haciendo ahora con la empresa, con la reforma energética, es permitir que otra vez vengan los extranjeros y se lleven buena parte de la renta petrolera, que antes era toda para el país.
Critica al actual gobierno, con visible molestia: “Pusieron a Pemex y al país en una situación de extrema vulnerabilidad con tal de sacarle provecho.
“Es la destrucción de un proyecto nacionalista sin que se construya nada que lo sustituya. Nada igualmente importante, sustantivo. Nada que despierte la imaginación.”
Un vacío colectivo
–Muchos crecimos, se nos enseñó en la escuela, con esa idea de que el petróleo es nuestro, de la nación. Que Pemex y sus trabajadores eran ese símbolo de identidad nacional que dice usted, del nacionalismo mexicano. Ahora son frases que no les dicen nada a los niños, a los jóvenes ni a la mayoría de la gente –se le comenta en entrevista realizada el viernes 18, aniversario 78 de la expropiación petrolera.
–La pregunta la pondría yo así: Y ahora qué es México. ¿Cuál es la concreción de qué es México? ¿Las plantas de automóviles en Morelos, en Aguascalientes, en Saltillo y en otras partes? Lo toman, sobre todo el gobierno, como que: ‘Esas plantas son nuestras, el resultado de nuestro esfuerzo y nuestra capacidad’. No, es resultado de otras capacidades.
“No hay quien sustituya a Pemex. Deja un vacío en la imaginación colectiva, en la seguridad que dio un tiempo de decir: ‘Tenemos una industria petrolera de nivel mundial y somos de lo mejorcito que hay. A ver quién nos viene a decir que no’.”
–A estas alturas, en un mundo tan complicado y conflictivo, globalizado y tan entrelazado, ¿para qué sirve el nacionalismo? –insiste el reportero.
–En el caso concreto de México sirve para darte identidad, para darte confianza a ti como parte de una comunidad que tiene confianza en el futuro, para aguantar las partes duras y difíciles del presente en función de algo colectivamente mejor. Sobre todo en el caso mexicano, el nacionalismo sirve para no ser avasallados por Estados Unidos.
“Estamos como vecinos con un país altamente nacionalista. Uno de los precandidatos presidenciales de ese país (Donald Trump, de quien tampoco menciona el nombre) dice: ‘Voy a hacer una barda, una muralla, no quiero aquí a los mexicanos’.
“Si no tienes un sentido nacionalista, qué haces con esto. Pues te derrumbas. No somos nada, no somos nadie. La gran potencia nos quiere desaparecer de su mundo.”
–¿No ha sido un exceso el miedo a la presencia de extranjeros en las actividades petroleras del país? Todos los países productores la tienen. En la época de Porfirio Díaz eran extranjeras las empresas que controlaban todo el proceso de la industria petrolera. Muchos países de acendrado nacionalismo como Cuba, Venezuela, Brasil, Colombia, Perú y otros, desde siempre han tenido empresas extranjeras en esas actividades, sin mayor problema.
–Hay una diferencia: que don Porfirio les dio la propiedad absoluta a las empresas extranjeras. Compraban los terrenos y si en ellos había petróleo, era todo suyo. Los otros países saben que no tienen capacidad pero se consideran dueños del petróleo.
“Don Porfirio era el liberalismo, copia y modelo norteamericano. El modelo norteamericano es ese: tuyo es el terreno y si hay petróleo en ese terreno el petróleo es tuyo. La diferencia con otros países es que México descubrió mucho antes el petróleo. Los otros, los que tú dices, ya son después. Ya se tiene conciencia de lo que es la renta petrolera, de qué importancia tiene para el Estado.
“En el caso mexicano, se explota el petróleo desde fines del siglo XIX, no hay una conciencia clara de lo peculiar del hidrocarburo, pues es un país sin tecnología, sin capital.
“Los otros países, que descubren su petróleo en la segunda mitad del siglo pasado, ya tienen un conocimiento de lo que eso significa y de lo que puede significar. México no; en ese sentido era inocente. Era una inocencia casi total. México no dejó nunca de sentirse el dueño de la plata, del oro, de los metales preciosos, que eran lo importante. Porque su historia venía de eso.”
Raíces históricas
–¿Qué nos hace únicos, diferentes a los demás países petroleros? ¿Cómo llega Pemex a ser símbolo de identidad nacional, como lo fue primero la Virgen de Guadalupe, y que no entiende la mayoría de los mexicanos hoy en día?
–Somos únicos en la historia que creó a Pemex. Ningún otro país vivió, padeció, sufrió lo que México, para construir y consolidar su industria petrolera, con Pemex al frente.
Lo que sigue es una apretada síntesis de esa historia, que el también profesor emérito de El Colegio de México y docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, contó en una entrevista de más de dos horas:
Durante el porfiriato (1884-1911) la prioridad eran los ferrocarriles como eje de la modernización del país. Cuando Díaz empieza a reconocer la importancia del petróleo, decide dejárselo en propiedad a las empresas extranjeras que tienen capacidad de extraerlo, refinarlo y comercializarlo.
En primer lugar, para darle combustible a los ferrocarriles, que eran la joya de la corona del régimen. Esas empresas se quedaban con la renta petrolera toda –la diferencia entre el costo de producción y el precio de venta–, sólo pagaban el llamado “impuesto del timbre” y podían importar maquinaria sin pagar arancel alguno.
Como nunca tuvo los elementos necesarios para reconocer el valor económico de los depósitos de hidrocarburos, Díaz cede esa riqueza “sin darse cuenta bien de lo que estaba haciendo”.
Cuando deja el poder, en 1911, se reconoce la importancia económica del petróleo. Con la Revolución aumenta “el volumen y la presión del nacionalismo”. Y coincidentemente se descubre más y más petróleo, que es propiedad de las empresas extranjeras. Y empiezan los pleitos contra ellas, de parte de los presidentes que sucedieron a Díaz. Especialmente Venustiano Carranza, que necesita dinero para el ejercicio de su Presidencia.
Carranza emprende una lucha contra las empresas para extraerles la renta petrolera y “en 1916, sin que el grueso de los mexicanos se dé cuenta, ni se percate de la importancia, se nacionaliza el petróleo. Y está en el artículo 27 de la Constitución que se promulgaría al año siguiente: quedan anulados los contratos suscritos bajo las leyes anteriores y el petróleo es considerado propiedad original de la nación”.
Aquí se vive el momento cumbre de la Revolución. En el mundo, Europa vive el apogeo de la Primera Guerra Mundial.
“Es una afortunada coincidencia histórica”, dice Meyer. México tuvo la suerte que los ojos del mundo no estuvieran puestos en él y su Revolución, y por eso pudo Carranza regresar el petróleo a su estatus jurídico original. “Si las empresas quieren seguir explotando el petróleo, tendrán que pagarle regalías al dueño”. Las empresas no aceptan eso.
Cuando termina la guerra, sin embargo, empiezan los reclamos de Estados Unidos y sus empresas petroleras contra México. Carranza no termina su mandato.
Llega Álvaro Obregón (1920-1924), pero no es reconocido por Washington, que además le exige comprometerse a no aplicar retroactivamente el artículo 27. Quería que, si se nacionalizaba el petróleo, se excluyera el que ya era propiedad de las empresas; que aplicara sólo al que se encontrara a partir de la entrada en vigor de la nueva ley, de febrero de 1917.
En 1923 Obregón acepta no aplicar retroactivamente la ley pero exige a las empresas demostrar fehacientemente las inversiones que habían hecho; si no, volvía al Estado esa propiedad.
Cuando llega Calles enfrenta un conflicto más grave, pues hace la ley reglamentaria de lo que la Revolución puso en su artículo 27. Pero no la aceptaron los intereses petroleros estadunidenses ni europeos. Esa ley reglamentaria original ponía 50 años de límite a la propiedad exclusiva de los superficiarios sobre el petróleo. Pasados los 50 años, la propiedad regresaba a la nación.
Pero los extranjeros la pensaron: ¿cómo es que tú le vas a permitir a un país chiquito, periférico, cambiar la legislación, afectando los intereses de los grandes inversionistas extranjeros? Si lo permites te lo pueden hacer en muchas otras partes y en otras áreas.
Así que había que detenerlo. Calles se enfrenta a una oposición de fondo. Le dicen: “No puedes, no vamos a aceptar esa ley, es retroactiva, es ilegal, eso es confiscación. Y la confiscación no es aceptable dentro del derecho internacional. Así que México no tiene la posibilidad de cambiarnos esas reglas del juego”.
Calles se endurece: México es un país soberano. Están ustedes limitados, por el derecho internacional, creado por las grandes potencias. Los años 1926-1927 son muy difíciles en la relación. Amenazas, posibilidades de una acción directa estadunidense contra Calles.
Se llega a un acuerdo en que realmente pierde México. Lo único que se acepta es que los títulos originales de propiedad se van a cambiar. México les va a otorgar la concesión sobre el petróleo que ya tienen. Es un cambio de forma, no de contenido.
Llega Cárdenas. Pero todo esto muestra que ha habido un esfuerzo, no exitoso precisamente, pero un esfuerzo sistemático del Estado revolucionario o heredero de la revolución por defender el petróleo.
Y se abre otra coyuntura histórica, otro conflicto: La Segunda Guerra Mundial. Para mediados de los treinta ya estaban los nazis, estaba Mussolini, Japón, la necesidad estadunidense de contar con una alianza sólida dentro de América Latina.
Entonces el gobierno de Cárdenas alienta la creación del sindicato único de petroleros. Y vía el sindicato es donde se va a abrir el frente, un nuevo frente. Ya no se va a discutir si es retroactivo o no el artículo 27.
Ahora es un problema que no se había presentado de esa manera tan aguda. Un gran sindicato petrolero que quiere un contrato; negociar el contrato de trabajo y las compañías rechazan las condiciones que los petroleros proponen.
Entonces Cárdenas echa el peso del lado de los trabajadores. Se les da la razón. Las empresas dicen no. Y Cárdenas aprovecha esta extraordinaria oportunidad de 1938, víspera de la guerra que ya se ve venir.
Se aprovecha eso y se da la expropiación. Ya no en una interpretación legal de si el petróleo es realmente del Estado, todo y desde el principio, o si nada más después de 1917, qué pasa con los derechos adquiridos y esas cosas. Eso desaparece.
Es por la otra puerta, la del conflicto laboral, que el Estado mexicano dice: no obedecen a los tribunales mexicanos, están en desacato.
Es cuando el nacionalismo mexicano adquiere su momento cumbre, su importancia. Y para México, a partir de ese momento o en ese momento, sí es el equivalente a la Virgen de Guadalupe. l

El gobierno usará campaña de ataques al GIEI para no prorrogar su estancia: ONG

Alertan que la operación de desprestigio arreciará en abril, cuando concluye su mandato
QueEsElGIEI
Las descalificaciones han obligado a organismos internacionales a salir en su defensa
José Antonio Román
 
Periódico La Jornada
Domingo 27 de marzo de 2016, p. 4
En la recta final del segundo mandato del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) se intensifica una campaña de desprestigio y descalificación en contra de varios de sus integrantes, funcionarios de la Organización de Naciones Unidas y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), así como de reconocidos activistas nacionales que han denunciado la severa crisis por la que atraviesa el país en materia de derechos humanos.
La intensa y amplia operación de desprestigio iniciada por varios actores privados, en la que incluso un sector gubernamental ha participado de manera activa y también omisa, ha obligado a diversos organismos e instancias internacionales a salir al paso.
Junto con el respaldo al trabajo de los defensores civiles, también han exigido al presidente Enrique Peña Nieto condenar estos actos de desacreditación y difamación. Esta exigencia ha tenido apenas una tibia respuesta gubernamental.
Abel Barrera, del Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan; Édgar Cortez, del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia; Juan Carlos Gutiérrez, de Ideas Litigio Estratégico de Derechos Humanos, y José Antonio Lara, del Centro Zeferino Ladrillero, consideran que esta campaña podría arreciar en las próximas semanas rumbo al próximo 30 de abril, fecha en que concluye el segundo mandato del GIEI, que presentará su informe final sobre las investigaciones del caso Iguala.
Este clima adverso y de cuestionamientos en contra del GIEI podría ser utilizado por el gobierno federal para decidir ya no renovar su mandato, estimó el investigador Édgar Cortez.
En sus análisis, todos ellos destacan que esta campaña comenzó en septiembre pasado, cuando en su informe del primer mandato, el grupo de expertos de la CIDH echó abajo la llamada verdad histórica de que los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos habían sido ejecutadosy sus cuerpos incinerados en el basurero de Cocula.
A ello se ha sumado la insistencia de querer entrevistar a los militares que estuvieron en Iguala el 26 y 27 de septiembre de 2014, días en que ocurrieron los ataques a los jóvenes.
En esta campaña de descalificación participan personajes ligados a los sectores más conservadores del espectro político, en donde aparecen de manera visible Isabel Miranda de Wallace, presidenta de la organización Alto al Secuestro, y el abogado José Antonio Ortega, del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública, en cuyo blog concentra estas expresiones.
En días recientes, este último personaje interpuso ante la Procuraduría General de la República (PGR) una denuncia penal en contra del secretario ejecutivo de la CIDH, el mexicano Emilio Álvarez Icaza, por el delito de fraude.
Además, exige al gobierno mexicano poner fin al trabajo de coadyuvancia del GIEI, bajo el argumento de que ha desviado el trabajo realizado por la PGR en las investigaciones del caso Iguala.
Pero las descalificaciones también han sido para funcionarios de Naciones Unidas. Zeid Ra’ad Al Hussein, alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, ha expresado su inconformidad por losvirulentos ataques personales contra el relator especial contra la tortura, Juan Méndez, quien fue calificado depoco profesional y poco ético por el gobierno mexicano, debido a que en su último informe señaló que la tortura es una práctica generalizada en el país.
En tanto, los ataques al GIEI se han centrado principalmente contra la guatemalteca Claudia Paz y la colombiana Ángela Buitrago, las dos mujeres integrantes. Incluso, la CIDH se vio obligada a expresar públicamente su respaldo total, absoluto e incondicional al grupo de expertos, ante el silencio del gobierno mexicano.
Pero los ataques han alcanzado también a activistas nacionales. Miranda de Wallace acusó al relator de la ONU Juan Méndez de encabezar una red de corrupción que se beneficia de las víctimas.
En la cuenta de Twitter de la señora Miranda de Wallace circularon infografías que supuestamente establecen conexiones entre organizaciones de activistas en un supuesto complot para apoyar a delincuentes. Entre las personas señaladas figuran reconocidos defensores de derechos humanos en México, como Marieclaire Acosta, Juan Carlos Gutiérrez, José Antonio Guevara y Miguel Sarre.
En medio de esta campaña, el mismo presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez, señaló que la descalificación de los defensores civiles de derechos humanos, así como a los organismos e instancias internacionales, no sólo no contribuye a resolver el problema, sino que distrae la atención de donde debería estar, que es la necesidad de que la autoridad haga bien su trabajo y lo haga conforme a derecho, respetando la dignidad de las personas.


The mexican way-Hernández

PEMEX CAE A PEDAZOS, PERO SU NÓMINA DA AL PRI MILES DE VOTOS

Los analistas dicen que un ineficiente Pemex carga con 152 mil empleados en momentos en que la otrora gran petrolera mexicana se desmorona. “Esos puestos de trabajo de Pemex son utilizados por el PRI para ganar las elecciones”, dice Francisco J. Monaldi, analista de política energética en América Latina para el Instituto Baker en la Universidad Rice.

El Presidente Enrique Peña Nieto con el líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, Carlos Romero Deschamps. Foto: Cuartoscuro

El Presidente Enrique Peña Nieto con el líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, Carlos Romero Deschamps. Foto: Cuartoscuro
Ciudad de México, 26 de marzo (SinEmbargo).– El pasado 8 de diciembre, el Presidente Enrique Peña Nieto se tomó un selfie con el líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, Carlos Romero Deschamps, uno de los mayores símbolos de corrupción en el país. Actual Senador del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Romero fue acusado y encontrado culpable, aunque nunca condenado, por el desvío de mil millones de pesos de la empresa mexicana para apoyar la campaña de Francisco Labastida Ochoa.
El líder petrolero ha sido protegido por el PRI desde siempre. En la actualidad tiene fuero gracias a que, sin votos, recibió un escaño en el Senado de la República. Sus hijos han protagonizado escándalos durante años pero la familia Romero nunca ha sido investigada ni si quiera durante el período en el que gobernó Acción Nacional (PAN).
Apenas fue nombrado Senador, Romero Deschamps fue motivo de escándalo cuando su hija difundió fotos en aviones privados y con sus perros haciendo turismo de lujo por todo el mundo. Su hijo tiene propiedades en Estados Unidos y es conocido que conduce un Ferrari Enzo de edición limitada.
A Romero Deschamps, se le ve con frecuencia en el restaurante The Palm, en Polanco, donde una comida individual con entradas, plato fuerte y bebidas puede costar hasta tres mil pesos; o la cantina Cuchilleros, a una calle del nuevo edificio del Senado, donde ordena whisky. Adueña casas y embarcaciones en México y Estados Unidos. En abril, cuando se discutía el Sistema Nacional Anticorrupción, el Senador por el PRI se recreaba con un catálogo de yates, al lado de su compañero Gerardo Sánchez.
Mientras, las enfermedades de Pemex, provocadas por la negligencia de sus altos directivos y por la muy reciente caída de los precios del crudo tienen a la otrora gran empresa de América Latina al borde del colapso. No es algo para el futuro: es para hoy. La consecuencia inmediata es que el Gobierno mexicano, que depende de su dinero para operar –los ingresos tributarios no compensan–, también se está apretando el cuello. A sí mismo.
Romero Deschamps, con Luis Videgaray. Foto: Cuartoscuro
Romero Deschamps, con Luis Videgaray. Foto: Cuartoscuro
En eso coinciden distintos analistas entrevistados por medios extranjeros. Las enfermedades: una nómina exagerada de 150 mil personas que responden a un sindicato que da votos al PRI, partido del Presidente Peña Nieto; una histórica caída de la exploración, extracción y producción; una deuda de miles de millones de dólares que sigue creciendo, año con año, porque no hay dinero para operar; un desmantelamiento de las instalaciones por falta de inversiones para modernización y para mantenimiento.
Si a esto se le suma, dicen los analistas, un pésimo historial de administradores y una caída en los precios internacionales de petróleo, entonces Pemex es un castillo de naipes en medio de un vendaval.
El vendaval es que el próximo año, 2017, se terminan las coberturas de petróleo, con las que México se financiaba mientras Pemex seguía cayendo. Las coberturas fueron un seguro, pero ese seguro terminará.
La disminución de la producción de petróleo, según los expertos, no es de hoy. Se viene acumulando desde hace una década, desde Vicente Fox Quesada, pasando por Felipe Calderón Hinojosa y continuando con Peña Nieto, quien lleva poco más de tres años en el poder.
De acuerdo con la agencia Reuters, la empresa se enfrenta a una disminución del flujo de caja y de producción sin precedentes en su historia. La producción de crudo ha caído cada año durante los últimos 11 años y la compañía perdió 10.2 mil millones de dólares en el tercer trimestre y 9.8 mil millones en el cuarto trimestre de 2015.
Por si fuera poco, la deuda acumulada para este año se calcula en mil millones de dólares.
Romero Deschamps. Votos para el PRI. Foto: Cuartoscuro
Romero Deschamps. Votos para el PRI. Foto: Cuartoscuro
EL CASTILLO DE NAIPES SE DESPLOMA
“El gobierno, que en los últimos años ha dependido de los ingresos del monopolio de petróleo para aproximadamente el 30 por ciento de su gasto, se enfrenta a un gran golpe en su hacienda”, dijo a CNS News Francisco J. Monaldi, analista de política energética en América Latina para el Instituto Baker en la Universidad Rice de Houston, Texas.
“Pemex es una fuente de una parte muy importante del presupuesto mexicano y está en una situación muy grave”, dijo Monaldi en una entrevista telefónica Robert Grattan, deCNS News. “Pemex no puede continuar. Hasta este año, el gobierno pudo evitar el impacto del colapso de los ingresos de Pemex debido a las coberturas en el mercado de futuros, pero ahora que no es viable porque los precios están demasiado bajos y eso va a ser un problema muy grande para México”.
Monaldi dijo que Pemex tiene una gran nómina de empleados innecesarios, aproximadamente 150 mil, y un poderoso sindicato que tiene una “cómoda relación con el partido gobernante, el PRI. Esos puestos de trabajo de Pemex son utilizados por el PRI para ganar las elecciones”.
De acuerdo con el último reporte, Pemex tiene 153 mil 85 empleados.
Analistas tienen tiempo advirtiéndole al Gobierno mexicano que el sindicato petrolero, en manos del Senador priista Carlos Romero Deschamps, está acabando con la empresa. Romero Deschamps y su sindicato han servido como una gigantesca caja grande del PRI. En 1999-2000 se descubrió que desvió mil millones de pesos para la campaña de Francisco Labastida Ochoa a la presidencia; perdió ante Fox Quesada, quien perdonó al sindicato y lo hizo su aliado.
Algo similar hizo Calderón Hinojosa, quien sumó a sus sindicatos al PAN en un intento por ganarse esos votos.
Recientemente, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), encabezada por Luis Videgaray Caso, creó una especie de Fobaproa para pagar una parte del pasivo laboral de los trabajadores de Pemex. A ese fondo destinó 50 mil millones de pesos. El Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), gremio liderado por el Senador Romero Deschamps, es el beneficiario.
El Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) fue creado en 1995 para rescatar a los bancos por alrededor de 552 mil millones de pesos.
El fondo viene de la Reforma Energética de 2014, en la que el Congreso instruyó al Gobierno para que asumiera parte de las pensiones y jubilaciones de Pemex en caso de lograr un acuerdo con el sindicato. El año pasado se acordó subir de 55 a 60 años la edad de jubilación para quienes tengan menos de 15 años en la empresa y sus nuevos empleados, desde 2016, aportarán a su retiro con un esquema tipo Afore.
Thomas Olney, del grupo internacional de consultoría de energía FGE, pintó un panorama sombrío al periodista Robert Grattan. “Las cosas no se ven positivas para Pemex en el corto plazo, con la caída de la producción y los costos de producción relativamente altos”, dijo. “La compañía tiene un historial pésimo en cuanto a la gestión de la producción, que disminuye en sus dos grandes campos [Ku-Maloob-Zaap y Cantarell]”.
Onley dijo que la compañía no colapsará porque su principal accionista es el Gobierno mexicano y sus bonos tienen un precio como “cuasi deuda soberana”, es decir, deuda de gobierno.

Dudando .- Mored

¿Cuándo se perdió el camino? .- José Agustín Ortiz Pinchetti



E
l Estado mexicano ha perdido el rumbo. O que tiene un destino que no se atreve a decir su nombre. A mediados del siglo pasado hubo quienes sostuvieron que la modernización del país era urgente. El aparato político se había convertido en una réplica del porfirismo atemperado por el principio de no relección del presidente. Aunque había crecido un estrato de clase media, las diferencias en el ingreso y la riqueza eran alarmantes. Hubo quien advirtió que de no rectificar, confiaríamos nuestra suerte a la integración de Estados Unidos. Eso ha sucedido. Sin embargo, volvernos un protectorado no ha mejorado las cosas.
¿Cuándo se dio el quiebre? Al terminar el gobierno de José López Portillo, la crisis de la deuda externa creó una presión muy fuerte sobre el gobierno de Miguel de la Madrid. Fue el primer presidente que se educó en Estados Unidos. A pesar de ser honorable y nacionalista carecía de experiencia en política internacional y tuvo que enfrentar a un gobierno de línea dura, de Ronald Reagan. Los grandes grupos de interés de Estados Unidos hicieron su trabajo. De la Madrid no pudo resistir y en lugar de negociar con energía, como gusta a los estadunidenses, hizo concesiones que eliminaron nuestros principales mecanismos de defensa. Carlos Salinas, su sucesor, consolidó esa política y creó un modelo aberrante: un neoliberalismo con autoritarismo político y fortalecimiento de los monopolios internos, sus aliados. No era un modelo para hacer prosperar a México, sino para asegurarle a él una hegemonía en los siguientes 25 años. El sometimiento a las políticas estadunidenses y la traición del PAN a la democracia fueron factores decisivos. Su experimento terminó en desastre financiero que obligó a Ernesto Zedillo, su sucesor, a abrir la competencia política, lo que debilitó la hegemonía del PRI y abrió las puertas de la alternancia. Zedillo hizo consistente la apertura democrática con su liberalismo económico. Fue un proteccionista extremo de los grandes consorcios a los que perdonó sus irresponsabilidades con el Fobaproa. El desempeño del PAN durante 12 años en la presidencia fue menos que mediocre. Mimetizó y estableció una alianza estratégica con el PRI. El viejo partido volvió a Los Pinos para intentar la restauración del régimen con el apoyo de PAN y PRD. Pero la sociedad mexicana era completamente distinta en 2012 de la que existía en 1970. El resultado está a la vista: el régimen está a la deriva. Necesitamos un nuevo proyecto nacional; su eje sería el combate a la corrupción/impunidad. Este cáncer lo penetra todo y distorsiona la estructura económica y política. Es la causa eficiente de la violencia que recorre a México.