jueves, 30 de junio de 2016

“EPN, patrimonio simulado”, (Documentos e infografías)



Artículo de Ernesto Villanueva

A casi cuatro años de gobierno de Enrique Peña Nieto la corrupción, la ignorancia, la impunidad y la simulación gozan de cabal salud. He estado siempre a favor de que las declaraciones patrimoniales de los servidores sean públicas porque teóricamente se puede con ello dar seguimiento a la evolución o comportamiento del patrimonio de quienes ejercen un cargo público.
Este supuesto teórico se aplica siempre y cuando haya un presupuesto que en México brilla por su ausencia: mínimos de ética política. De cualquier forma, empero, es mejor que las declaraciones patrimoniales y de interés sean públicas en el país. Si bien es verdad que es prácticamente imposible verificar su nivel de confiabilidad, también lo es que se queda como una evidencia, un punto de partida para el combate a la corrupción.
Al revisar la evolución de las declaraciones patrimoniales y de interés hechas por el presidente Enrique Peña Nieto se pueden advertir cuatro constantes que, por lo burdo de ellas, uno no sabe si reír o llorar o las dos cosas.
1.- En la declaración patrimonial del 2013, Enrique Peña Nieto declaró, por ejemplo, una casa que compró al contado inscrita en el Registro Público de la Propiedad con el folio 0600111424000000 , la cual tiene una superficie de 2138 M2 con 466 M2 de construcción.
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Sin embargo, en las declaraciones patrimoniales posteriores hasta la más reciente del 31 de mayo del 2016 ese inmueble aunque se declara “sin cambio” sí cambió a 850 M2 de construcción, pero el valor es idéntico al informado del 2013 al 2016. Esto, como es obvio, no resiste el menor análisis y representa una violación del derecho a saber de los gobernados y una falta del propio presidente por declarar información inconsistente.

Enero 2013

Mayo 2016


2.- Pero eso no es todo. En la parte de bienes inmuebles el presidente Enrique Peña Nieto declara falsamente las claves del impuesto predial y no los números del Registro Público de la Propiedad como afirma, salvo el departamento de 211 M2. Para acabar de hacer mal las cosas, las claves del predial no coinciden con la información declarada por el presidente por lo que concierne a los M2 de sus propiedades. Así, tan sólo por citar un ejemplo, el terreno que le fue donado y que dice que tiene 24000 M2, que no son pocos, resulta que realmente el tamaño de dicho terreno es de ¡230, 000 M2! casi 10 veces más de lo que informó bajo la obligación legal de decir verdad, de acuerdo a la clave registral del impuesto predial del Estado de México.
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3.- A partir de la declaración patrimonial del 2015 se introdujo la figura de la declaración de posibles conflictos de interés, pero se hizo sólo como un acto de ilusión, una simulación pura y dura. No sólo por entero ajena a los estándares internacionales, sino a las propias obligaciones legales previstas en el artículo 8, fracción XI de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos que en la parte relevante dispone que el conflicto de interés surge cuando haya “interés personal, familiar o de negocios, incluyendo aquéllos de los que pueda resultar algún beneficio para él, su cónyuge o parientes consanguíneos o por afinidad hasta el cuarto grado, o parientes civiles, o para terceros con los que tenga relaciones profesionales, laborales o de negocios, o para socios o sociedades de las que el servidor público o las personas antes referidas formen o hayan formado parte”.

En el formato creado por el gobierno de Peña Nieto el posible conflicto de interés se restringe sólo a los familiares directos y tiene dos rubros: a) Puesto, cargo, comisión, actividades o poderes que actualmente tenga el declarante, cónyuge, concubina o concubinario y/o dependientes económicos en asociaciones, sociedades, consejos, actividades filantrópicas y/o consultoría; b) Participaciones económicas o financieras del declarante, cónyuge, concubina o concubinario y/o dependientes económicos. Por supuesto, en ambos rubros Peña Nieto ha declarado que no incurre en ninguno de esos dos supuestos. Lo grave es que faltó la parte más importante que sí está previsto en la ley, la de familiares no directos y la de terceros con los que “tenga relaciones profesionales, laborales o de negocios”. Justo aquí está el conflicto de interés. Lo que se hizo fue sujetar la función al funcionario violando la Ley y no el funcionario a la función.
4.- Un cajón de sastre o comodín son las “obras de arte” que pueden tener el valor que decida la imaginación del declarante, en este caso Peña Nieto. En un acto involuntario de sinceridad en las propias declaraciones ha señalado que carece de cualquier reconocimiento, mérito o logro laboral o académico, pero al mismo tiempo es un gran conocedor de arte para lo que – se supone- debería tener una mínima cultura, la que expresamente declara que no tiene. ¿Cuántas obras de arte? No dice nada ¿de qué autores y características? Nada tampoco. La ausencia de detalle dificulta todavía más el escrutinio público. En suma, vemos aquí el mundo al revés donde se ve que el presidente Peña Nieto tiene un profundo desprecio por la honestidad y la integridad pública. ¿Si eso pasa en datos que están en su zona de confort se imagina lo que pasará en aquellos datos que no sabemos como sociedad? ¿Todavía alguien cree que pueda haber una Reforma Anticorrupción cuando el propio presidente de la República encabeza precisamente el ejercicio de la corrupción y de la inverosimilitud?

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