lunes, 9 de mayo de 2016

Trump y la barbarie fascista / Víctor Flores Olea


Resulta en verdad asombroso que un hombre de la vulgaridad como Donald Trump esté peleando por la presidencia de Estados Unidos y que, mientras tanto, el mundo, o medio mundo, si quieren ustedes, esté atado al posible desenlace de las elecciones en Estados Unidos, país capaz de caer en las peores engañifas de la historia, pero también de salir airosamente de ellas. Creemos que de este problema saldrá y que esta vez no hará pasar a todos por el gravísimo peligro de llevar a cuestas a un salvaje de las dimensiones de Trump, un verdadero peligro para la humanidad.
Por supuesto que el fenómeno Trump tiene varias causas de raíz. No sobre decir que hay un rechazo bastante generalizado en Estados Unidos de oposición sistemática al famoso establisment político es decir en el fondo un hartazgo y un alejamiento y una crítica profunda a la ¨sociedad política ¨ en Estados Unidos. Parece que es el sentimiento más difundido hoy entre los estadunidenses, mucho más entre los jóvenes.
Por eso es que a pesar del escándalo mediático, los analistas serios en Estados Unidos descartan rotundamente que Trump tenga alguna oportunidad seria de triunfo. La cuestión misteriosa es que en Estados Unidos, más de las encuestas serias, con frecuencia surge un factor que descompone el cuadro y es capaz de introducir al panorama más limpio y claro, variantes absolutamente inesperadas que descomponen todo el panorama. Puede ser una guerra o un ataque terrorista de grandes dimensiones, u otras situaciones que podamos imaginar. El hecho es que con Estados Unidos parece que con frecuencia pueden surgir situaciones que pueden llevar al terreno de los hechos situaciones absolutamente imprevisibles, como ésta de un eventual triunfo de Donald Trump, en las elecciones que ahora nadie en su sano juicio podría esperar.
¿Será realmente masivo el voto hispano en contra de Trump, y favorable a la casi segura triunfadora en el partido demócrata Hillary Clinton? Habría muchas razones para pensar que sí, pero dejémoslo abierto por lo pronto. Los migrantes de origen musulmán ¿qué piensan ahora? ¿Estarán en contra de su enemigo acérrimo y declarado o favorecerán al enemigo de sus enemigos, es decir a un personaje como Donald Trump con el que coincidirían básicamente en su afán de destrucción de un buen número de valores occidentales.
Vamos a decir que, en general, los europeos deben ser menos apasionados en este asunto que sus pares de otras regiones del mundo, claro está relativamente ya que de todos modos en sus espacios surgió el fascismo o los fascismos clásicos, con los cuales tendría algo que ver un gobierno Trump encabezando el de Estados Unidos.
Pensamos que no es fácil que se llegue a estos extremos en primer lugar por la composición de la materia social que integra al pueblo estadounidense, que puede ser muy conservador pero que difícilmente llegaría a poner a la cabeza de sus instituciones, por voluntad propia, a un fascista declarado como Donald Trump.
Por supuesto que estoy invocando dos experiencias terribles que han tenido recientemente al menos dos sectores de gran importancia entre las últimas migraciones que constituyen el núcleo de la migración estadunidense y que hoy es su punto más fuerte: decía antes, la migración hispana y la migración europea. La segunda porque ha sufrido recientemente el odio racial y el exterminio en sus países de origen. La primera porque recientemente sufrió también persecuciones y muertes indecibles, durante la segunda mitad del siglo XX, en su países de origen en este continente. Nuestra idea va en el sentido de que en ambos casos hay ya una cierta experiencia muy negativa en caso de un giro como ese descrito hipotéticamente en Estados Unidos.
Recientemente Hillary Clinton afirmó que Trump era ¨tan peligroso como una bala perdida¨. En su carácter ultra sintético la frase lleva toda su fuerza. En la política estadounidense la presencia de Trump ha ¨desarreglado¨ profundamente lo que parecía un cuadro perfectamente proporcionado y a la medida de unos intereses, los intereses dominantes. Es verdad probablemente lo que han dicho algunos: que la presencia de Trump este año en la política estadounidense cambió para siempre sus paralelos habituales.
Una muestra de lo dicho es el shock y la desorganización que ha causado en el Partido Republicano, cuyos personajes vivos m€as importantes son los ex presidentes George Bush (senior y junior), quienes simultáneamente dijeron hace unos cuantos días que de ninguna manera aceptarían la nominación de Trump por ese Partido. Es decir la ¨bala perdida¨ que significa la presencia de Trump dentro de la política de Estados Unidos ha significado destrucción mucho más que construcción, desbarajuste más que ajuste, desorden más que orden, hasta el punto a donde puede llegar por esta vía un fascista.
Por supuesto que México no podrá intervenir en este caso, en ningún momento, por entero correspondiente al ámbito interno de Estados Unidos. Sin embargo, por supuesto que puede y debe difundir entre las organizaciones mexicanas y de origen mexicano en Estados Unidos el verdadero carácter de Donald Trump y entonces colaborar así a revelar una gran mentira que perjudicará enormemente a los dos países.

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