miércoles, 20 de mayo de 2015

Los huesos no se derriten: las mentiras de Murillo Karam


Los huesos no se derriten: las mentiras de Murillo Karam
Por: Federico Mastrogiovanni* (@Fedemast)
Para cremar los cuerpos de 43 normalistas en el basurero de Cocula se habrían tenido que usar 33 toneladas de leña, mil llantas de coche y muchos trabajadores. Aun así, habrían quedado dos toneladas y media de acero, una “alberquita” de hule derretido y la tierra del suelo se habría convertido en barro. Pero incluso si todos estos ingredientes hubieran sido utilizados, los huesos de los muchachos seguirían intactos. Para reducirlos a polvo, como dijo la PGR que los encontró, habría sido preciso triturarlos en un molino.
Entrevista al doctor Jorge Montemayor, investigador del Instituto de Física de la UNAM
25 de abril de 2015. – Soy el doctor Jorge Montemayor Andrete, trabajo de investigador en el Instituto de Física en la UNAM desde hace más de cuarenta años y mis campos de especialidad son diversos: experto en propiedades mecánicas de materiales, resistencia a altas temperaturas y altas presiones, planeación energética estratégica, desgaste de maquinaria, daño en resistencias a muy alta densidad de corrientes, flujo vehicular en relación al gasto energético, termodinámica y envejecimiento de seres vivos, agro-ecosistemas, algo de semiconductores y recientemente cosmología cuántica.
El profesor se presenta con un amplio sombrero negro y unos lentes que se hacen más oscuros cuando aumenta la luz. Estamos en el Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), frente a una fuente adornada por una manzana, que en la intención del artista, imagino, hace referencia a la manzana de Isaac Newton, o tal vez a la de Adán.
Vengo a entrevistarlo poco después de la conferencia de prensa que Jesús Murillo Karamofreció el 7 de noviembre de 2014, en la PGR, sobre los 43 normalistas de Ayotzinapa. En palabras del científico, lo que el ahora ex procurador dijo fue lo siguiente:
La noche del 26 de septiembre de 2014, una camioneta de tres toneladas llegó con 43 jóvenes al basurero de Cocula. Ahí fueron recibidos por tres sicarios. Dentro de la camioneta, 15 jóvenes ya estaban muertos. Los sicarios bajaron a todos, a los muertos y a los vivos. Ametrallaron a los vivos, arrojaron los 43 cuerpos al fondo de un vallecito donde está el tiradero de basura. Luego juntaron un poco de leña, un poco de llantas, un poco de plástico y unas piedras y con esto encendieron el fuego.
Luego periódicamente les echaban más combustible y así los cremaron. El fuego duró quince horas, en ningún momento llovió ahí, y después llegó el jefe de estos señores, y les indicó que recogieran todo los restos, y que así lo hicieron en bolsas de basura negras, y se los llevaron al río de San Juan, que está ahí cerquita de Cocula, a menos de tres kilómetros y los tiraron.
[Dijo también que] el jefe de los sicarios les dio órdenes de despedazar los restos quemados, pero que no despedazaron todos, y después, según el señor procurador, buzos de la Marina fueron a ese río y rescataron varias de las bolsas y de ahí sacaron algunos restos y una en particular con un molar y un hueso de un dedo, con lo que pudieron identificar a Alexander Mora Venancio, cosa que provocó una controversia entre el equipo de forenses argentinos y la Procuraduría, porque cuando los forenses argentinos llegaron ya estaban abiertas las bolsas. En suma, ésta fue más o menos la información que se dio.
El sitio donde supuestamente quemaron a los normalistas en Cocula, Guerrero.
El sitio donde supuestamente quemaron a los normalistas en Cocula, Guerrero.
– Le pregunto entonces qué fue lo que pasó realmente. Si es posible la cremación y la destrucción total de los restos de 43 personas en un lugar como el basurero de Cocula.
En cuanto a si es posible o no la cremación con los medios que adujo el señor procurador en el basurero de Cocula, nosotros rápidamente encontramos datos numéricos que mostraban que era absoluta y totalmente imposible, de acuerdo con la física y la química en el marco de la termodinámica.
-¿Imposible o altamente improbable?
No no no. No altamente improbable. No. Absolutamente imposible.
– ¿Me puede explicar por qué está tan seguro?
Hay una diferencia básica entre quemar los restos de un ser humano y cremarlo. Quemarlo es muy sencillo: con tantita gasolina se prende el cadáver, y como tenemos un 20 o 30% de grasa en la masa corporal, y 75-80% de agua, por efecto veladora, por decirlo así, prendemos tantito la llamita, y con ésta se consume toda la grasa, la piel, la ropa, los músculos, y sólo quedan los huesos sancochados.
– ¿Qué se entiende por “huesos sancochados”?
Bueno, resulta que los huesos tienen una estructura muy especifica, producto de la evolución de la especie humana en particular, una estructura que los hace muy ligeritos, muy resistentes y no sólo a las cargas de compresión sino a los movimientos de torsión o de flexión. Y son muy ligeros. Así que no se pueden romper, no se pueden reducir a polvo.
La forma más sencilla de ver que estos huesos son resistentes al paso del tiempo es que conocemos los restos de los egipcios o del hombre de Neanderthal. Ahora, ¿qué significa cremar? Normalmente se crema una persona o por razones religiosas, o por razones de higiene, o por razones de que quieren desaparecer evidencias.
 Un ejemplo de que se quieren desaparecer evidencias son los militares nazis en el campo de concentración de Auschwitz. ¿Qué pasa en un horno crematorio? Se eleva la temperatura de los huesos aproximadamente a 900 grados centígrados, mil 100 grados, mil 200 grados, por varias horas, dependiendo de la corpulencia y del flujo de energía que se aporte, y entonces los huesos se vuelven muy duros pero muy frágiles. Disminuye su volumen, disminuyen los poros.
– ¿Me puede dar un ejemplo?
 Es como si le diéramos a un niño un objeto de fibra de vidrio o un objeto de plástico para que le pegue con un martillo. Ahí se puede pasar todo el día y el objeto no se desbarata. Por más energía que le meta uno, es muy resiliente, acepta muchos esfuerzos, no se rompe. Sin embargo, si uno toma un objeto de cerámica, por ejemplo, o de vidrio, pues al primer golpe se rompe y es más fácil reducirlo a polvo, aunque requiera más energía para hacerlo. Es la misma situación con los huesos humanos.
– ¿Entonces una vez cremados los restos se deshacen en polvo automáticamente al solo tocarlos, como declaró el procurador general de la república?
¡Por supuesto que no! No es posible que después de que sale de un proceso de calcinación o de cremación, el hueso se desbarate como harina. Para nada. Incluso los nazis en Auschwitz, que tenían un nivel de ingeniería muy sofisticado no podían. Necesitas una súper licuadora que se llama cremulador, que convierte casi todo en harina, pero en el caso de Cocula a nosotros nos dan arenita colada y los huesitos los van juntando, hacen un fondo común y a nosotros nos dan arenita.
El problema es que para cremar, que fue lo que nos enseñó en las fotos el señor procurador, para cremar los huesos se necesita una gran homogeneidad de temperatura, una temperatura bastante alta, entre novecientos y mil 200 grados centígrados. Si nos dieran los restos podríamos decir a qué temperatura se quemaron esos huesos. El problema central es la cuestión de cuánta energía se requiere para cremar 43 cadáveres.
– Le pregunto: ¿Cuanta energía se necesita? Porque el licenciado Murillo Karam, en su versión de los hechos, sostiene que los supuestos asesinos hicieron guardias y relevos para asegurar que el fuego durara horas, arrojándole diesel, gasolina, llantas, leña, plástico, entre otros elementos que se encontraron en el paraje.
Mire. En el Imperio romano se cremaban los cuerpos y se utilizaban 900 kilogramos de leña para cremar a la gente rica. A la gente pobre nada más la sancochaban y para eso estaban los osarios. Para los ricos eran 900 kilogramos de tronco de más o menos cuatro pulgadas de diámetro (casi 10 centímetros). En la India, en la actualidad se creman alrededor de 8 millones de cadáveres por año. Eso atenta fuertemente contra de la estabilidad de los ecosistemas llamados bosques.
 Por eso están tratando de obtener crematorios empíricos que reduzcan el gasto energético a un tercio. Sin embargo, expertos aseguran que el promedio de gasto en la India para cremar un cadáver son 700 kilogramos por cadáver. Si pensamos en la madera que se requiere para cremar 43 cuerpos, se necesitarían 33 toneladas de madera, o sea, estamos hablando de dos tráilers completitos de madera, y de un diámetro muy especifico, porque si son varitas delgaditas dura muy poco el fuego, y aunque se alcancen altas temperaturas no se creman los huesos. Y si son troncos muy gruesos, el fuego dura muchísimo pero la temperatura es muy baja. Lo óptimo es un diámetro de aproximadamente cuatro pulgadas. Pero como estamos hablando de 33 toneladas, tendrían que haber ido a escoger los arboles, cortarlos, esperar a que se secaran, llevarlos ahí. No es cualquier cosa.
Habría un montón de documentos que darían pistas. Los macheteros que cortaron, tendrían que haber bajado todo eso al fondo de la barranca de Cocula, pero como se vio en las fotos de la PGR y de la revista Proceso, el área de calcinación tiene un radio de 2 metros. ¡No caben 33 toneladas en un radio de dos metros! Nosotros tenemos datos experimentales de una calcinación de 15 muchachitas que habían muerto en un accidente de trafico en la India, y las cremaron todas juntas en un arreglo de más o menos dos metros de ancho por unos 20 de largo y un metro de altura. Calculamos la madera, todo checa, todo está bien.
Lugar donde supuestamente el crimen organizado cremó a los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala.
Lugar donde supuestamente el crimen organizado cremó a los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala.
– Según el análisis físico llevado a cabo por el doctor Montemayor, no es posible armar una “fogata” tan grande y fuerte como para cremar a 43 cuerpos con lo que se encontró en el basurero.
Además, ¡la cantidad de humo que sale es tremenda! Porque la grasa corporal no se quema completamente y es una pestilencia tremenda a carne quemada.
– Si nomás de pura madera se hubieran necesitado treinta y tres toneladas, que no estaban ahí, ¿qué me dice de las llantas?
 Ah pues se necesitarían unas 995 llantas de auto de pasajeros para poder cremar los 43 cadáveres. Cada llanta de ésas pesa diez kilogramos, de los cuales 7.5 kilogramos son material combustible equivalente a petróleo, nada más que no se escurre y no penetra en la tierra, sino que queda ahí, chicloso. Luego, cada llanta además tiene 2.5 kilogramos de alambre de acero al carbono que es lo que le da resistencia. En el caso de las llantas, mil llantas es muchísimo. Harían una humareda que se hubiera visto desde lejísimos. Desde lejísimos, me refiero desde otra ciudad que estuviera a diez o quince kilómetros de distancia.
 Es un asunto de escándalo cuando ha habido una quemazón de miles de llantas en cualquier lugar del planeta. Estamos hablando de que una quemazón cercana en otro pueblo se podía ver con fotos y película de satélite de la NASA de día. Ahora, si la cantidad de humo y la cantidad de dioxinas que suelta una llanta en un incendio es tremenda, ¿cómo sería la cosa con mil llantas? Los que hubieran estado ahí se habrían intoxicado o pudieran tener hasta lesiones permanentes en los pulmones.
– En su segunda conferencia de prensa del 27 de enero, un mes antes de que Peña Nieto lo sustituyera por Arely Gómez González, el entonces procurador Murillo Karam declaró que en Cocula se habían alcanzado temperaturas de mil 600 grados.
 El señor procurador comenta que se habrían alcanzado temperaturas de mil 600 grados centígrados durante el proceso de cremación con leña, llantas y desperdicios ahí en el fondo del basurero de Cocula. De acuerdo con expertos mundiales en prevención de incendios de Estados Unidos, eso es absolutamente imposible, puesto que con el tipo de materias orgánicas que supuestamente se utilizaron ahí, lo más que se puede obtener es una temperatura estable de 900 grados en fuegos que tengan una base menor a un metro. Si tienen una base mayor a un metro se puede llegar a temperaturas estables entre mil 100 y mil 200 grados centígrados. Las temperaturas estables son las que pueden permitir la cremación.
 – A ver, doctor, pero ¿qué pasaría si fuera verdad lo que afirma el señor procurador?
 Supongamos, sin conceder, que se alcanzaron los mil 600 grados, ¿qué ocurriría? Ah, pues ocurrirían cosas que no se observaron. Por ejemplo: pongamos que fueran puras llantas el combustible. Aparte del humo y el supuesto fuego de mil 600 grados, que nadie vio, ¿en dónde están las dos toneladas y media de alambre de acero al carbono de mil llantas que se tendrían que haber fundido?
– ¿Cómo fundido? El señor procurador dice que se encontraron restos de alambre de acero…
 ¿Qué restos? El acero al carbono se funde entre mil 450 y mil 500 grados centígrados; en Cocula deberíamos tener una pequeña alberquita de acero de alrededor de medio metro cubico de volumen por la densidad del acero. Pero ¿qué encontraríamos? Charcos de acero líquido. Y en el momento de llegar a los mil 600 grados de calor, los huesos caerían en ese charco, se embeberían en ese charco, y cuando bajase la temperatura tendríamos charcos grandes con todos los huesos de los 43 supuestos cuerpos, embebidos. Y estaríamos levantando pedazos de acero con los huesos ahí embebidos. Pero según el señor procurador encontró los puros huesitos sueltos. Entonces, con esas dos situaciones, es mentira que hubo temperaturas de mil 600 grados. Si hubieran sido de mil 600 tendría que habernos enseñado los huesos engastados en unas placas de acero. Y si enseñó los huesos sueltos, es que no hubo temperaturas estables de mil 600 grados.
Detalle de una manifestación en la Ciudad de México: "Fue el estado".
Detalle de una manifestación en la Ciudad de México: “Fue el estado”.
– Según el doctor Jorge Montemayor las afirmaciones de la PGR serían un “libreto de fantasía”.
Por decir algo, los que tienen hornos de producción de cerámica como loza y tazas, saben que si su piso es de tierra y llegan a temperaturas de unos mil 300 grados, en muchas ocasiones se vitrifica el suelo, se cuece tipo barro, ¿Por qué? Pues ¡por la alta temperatura! ¿Cómo hacemos las ollas de barro, por el amor de dios? Y aquí hay otro asunto: todas las semillitas que van para abajo, que puedan estar para abajo del suelo, se tuestan, eso es lo menos que podemos decir, el fuego las mata en cuanto a capacidad de germinación. Tons no van a poder salir las plantitas de ahí. Y ¿qué es lo que ocurre? El 16 de noviembre lo que observamos en fotos de Proceso que se tomaron dos días antes, es un fondo todo verde, excepto un pequeño círculo negro pegadito al vertedero, que es donde hubo un pequeño incendio.
 Deberíamos observar toda esa zona negra negra negra negra y vitrificada en muchas partes. Y uno que otro mechoncito de hierbitas. ¿De dónde vienen los mechoncitos si acabo de decir que se inhibe el poder de germinación de las semillas? Pues de los pajaritos o de las aves que lleguen, y si defecan alguna semillita con poder de germinación, pues sale la plantita, ¿verdad? Entonces podemos hacer análisis si se quiere, desde el punto de vista científico, de un corte del suelo a profundidad y ver los cambios de densidad, los cambios químicos y podemos determinar qué temperatura hubo en la superficie del suelo y cuanto tiempo duró.
[Nosotros ya] Demostramos que era imposible la cremación de los jóvenes en las condiciones que dijo el señor procurador. O son unos ineptos y no deben de estar ahí, o son muy capaces y evadieron su responsabilidad, y no deben de estar ahí. El señor procurador se tiene que ir. El jefe del señor procurador se tiene que ir. El secretario de Gobernación y el presidente se tienen que ir.
El ex pocurador de Justicia, Jesús Murillo Karam. Foto: Germán Canseco.
El ex pocurador de Justicia, Jesús Murillo Karam. Foto: Germán Canseco.
– A pesar de haber recibido varias amenazas de muerte por su investigación (o a lo mejor por esa razón) el doctor Montemayor no parece asustado de decir las cosas claramente
El señor Murillo Karam ha tratado de engañar al pueblo, de darle un cierre a este asunto y además, lo más lamentable de todo es que en una actitud totalmente irresponsable, está pasando por encima de la Constitución y de leyes reglamentarias que emanan de ella. Ejemplo muy concreto. Hasta yo entiendo que una persona sin un dedo puede vivir, Alexander Mora, una persona sin un molar, puede vivir. Existe la posibilidad de que se los hayan arrancado en vida, los hayan cogido [el dedo y el diente] y los hayan chamuscado y los hayan metido en un conjunto de material óseo que sí haya sido cremado.
Además, ¿cuál es la probabilidad de que habiéndose encontrado dos huesitos que sí tienen material genético, los dos pertenezcan a la misma persona en un conjunto de 43 cadáveres que da un total de 600 mil huesitos? Es más o menos una probabilidad de uno en 10 a la 600 por uno en 10 a la 600. ¡Más o menos estamos hablando de que es más fácil encontrar un bote de leche en mil millones de universos a que el señor procurador tenga razón!
 Y no vamos a aceptar que trate de imponer una certeza jurídico-legal, que a lo mejor tiene implicaciones legales dentro del procedimiento, contra la verdad científica. Porque si todos sabemos que ahí no pudo ser, sabemos que desde el punto de vista de la ciencia eso es una mentira. Y condenar a alguien sabiendo que es una mentira en lo que tú te estás basando, no sólo es criminal, es peor, va contra lo más profundo de la esencia de las leyes de nuestra nación y de las leyes internacionales.
Todos los testimonios indican que las confesiones fueron obtenidas bajo tortura, bajo amenazas a la familia. Ese supuesto dictamen tiene que echarse para atrás y abrirse otra línea de investigación.
El primero de febrero de 2015 un largo reportaje de los periodistas Anabel Hernández y Steve Fisher en el numero 1996 de la revista Proceso nos cuenta cómo todas las confesiones de los presuntos culpables de la presunta masacres fueron obtenidas bajo tortura, una práctica muy frecuente en México.
* Premio PEN Club México 2014. Autor del libro Ni vivos ni Muertos. La desaparición forzada en México como estrategia de terror.

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