miércoles, 4 de marzo de 2015

Germán Martínez pide a Gustavo Madero: que se vaya El Yunque del PAN

Germán Martínez, expresidente del PAN. Foto: Janeth Xahuentitla
Germán Martínez, expresidente del PAN. 
Foto: Janeth Xahuentitla
MÉXICO, D.F. (apro).- Germán Martínez, expresidente del Partido Acción Nacional (PAN), aconsejó a Gustavo Madero romper con la organización secreta de ultraderecha El Yunque, porque es una “servidumbre fanática” que “atenta contra la democracia”.
“El Yunque está bastante debilitado. Perdieron poder e influencia. Es el momento para que Gustavo Madero pinte una raya definitiva con ellos, y el PAN deseche esa servidumbre fanática. El Yunque busca adormecer las virtudes cívicas y no confía en la libertad”.
En su artículo de los martes en el diario “Reforma”, el presidente del PAN en el sexenio de Felipe Calderón y ahora aliado de Madero, hace una disección de la ideología, métodos y prácticas de El Yunque, cuya existencia e influencia en ese partido se la confirmó el exsecretario de Gobernación Carlos Abascal.
“Pocos días antes de morir Carlos Abascal Carranza me aseguró: ‘no pertenezco al yunque, pero tengo ascendencia en él…’. Estoy seguro que el católico fiel y secretario de Gobernación de Vicente Fox no me engañó con su afirmación; primero, porque la mentira no era su divisa y, segundo, porque al mismo tiempo me reveló, con absoluta claridad, lo que al interior del PAN se comentaba entre murmuraciones: ese grupo extremista y ultraderechista sí existe. La pregunta hoy es: ¿el yunque tiene candidatos?, ¿jugará electoralmente en las próximas elecciones?, ¿todavía tiene influencia?, ¿pesa?, ¿ya es un simple testimonio?”
Sobre lo que le contó Abascal sobre El Yunque, Martínez detalla:
“Un día le pregunté expresamente por El Yunque. Sin sorprenderle mi curiosidad, imperturbable, extremadamente delgado y postrado en un sillón desde donde se veía el jardín de su casa, apenas interrumpido por algunos espasmos en el pecho, justificó y amparó a los grupos que al interior del PAN abanderan convicciones religiosas; pero al mismo tiempo condenó la violencia, incluso la verbal, fomentada por los radicalismos. Y aceptó, lo recuerdo puntualmente, que los dogmas pueden engendrar totalitarismos.”
Martínez, quien como dirigente nacional del PAN llamó a “guanajuatizar “México”, reflexiona:
“Quizá el problema del yunque no es qué piensa, sino cómo quiere imponer ese pensamiento. Las objeciones pueden ser al fondo de una idea del yunque, pero sobre todo, lo condenable es la manera como ese grupo intenta hacer valer su credo. Su método ataca el corazón de una de las cualidades del sistema democrático: la deliberación pública de las razones políticas. Argumentar no es ni será su signo, ellos saben acatar y someter”.
Agrega: “El Yunque afecta y atenta contra la democracia porque en sesiones secretas jura defender su verdad, sin importar la verdad del otro. No reconoce al distinto. No es condenable porque defienda la vida o el respeto a un credo religioso, sino porque considera prescindibles, y por tanto expulsables de la vida nacional, a quienes no participan de sus mandamientos.”
Expone: “La obediencia incondicional a unos jefes sin rostro, la secrecía total de sus polémicas internas, la inamovilidad de su pensamiento y conducta, y, por si fuera poco, la confusión enorme entre conquistar el reino de Dios y construir bienes públicos terrenales, hacen de esos grupos, como de cualquier otro fundamentalista, un peligro para la convivencia social plural, tolerante y pacífica.”
Y enseguida pregunta: “¿Por qué? Por un dato relevante: los extremistas se reservan el derecho a emprender una ‘guerra justa’ contra lo que ellos consideran pecaminoso o maléfico, aunque esa decisión haya sido adoptada por una mayoría en las urnas o por las instituciones de la República. El Yunque no repudia la sedición.”
Por ello, aconseja a Madero aprovechar la debilidad de El Yunque para romper con esta organización:
“Madero debería hacer suscribir a todos los candidatos un compromiso -categóricamente humanista- contra la discriminación de la comunidad homosexual. Es hora de que el PAN modernice sus conceptos de dignidad personal y de familia. ¿Más papistas que el Papa? ¡Su Santidad Francisco los acaba de admitir en una audiencia en el Vaticano!”
Argumenta: “Los radicales conservadores deben huir de una derecha liberal. ¿Están encontrando acomodo con algún presidenciable, en el Partido Humanista o en el Movimiento Ciudadano? No lo sé. Pero El Yunque debe acabar de salir del PAN, porque no habla de frente. No es como Carlos Abascal Carranza que intentó, siempre y genuinamente, comprender al diferente, y cuando te decía su verdad, te miraba a los ojos…”

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