lunes, 17 de noviembre de 2014

Hasta ahora no queda claro cuáles son los bienes del Presidente: Meyer

Denise Dresser sostuvo que vivimos en una "república mafiosa". Sergio Aguayo lamentó que varios diarios no han abordado el tema de la casa blanca, posiblemente para no incomodar.
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Foto: Archivo


El historiador Lorenzo Meyer consideró que casos como el ataque y desaparición de normalistas de Ayotzinapa, en Iguala, Guerrero, o las revelaciones sobre la casa blanca en Lomas de Chapultepec -propiedad de Angélica Rivera según la Presidencia-, son gotas que derraman “varios vasos” sociales.
En la Mesa Política de MVS, preguntó porqué el presidente Enrique Peña Nieto no hablará directamente sobre la residencia de su esposa, y si eso se debe a que lo considera un tema secundario; esto, luego de que el mandatario mexicano indicó que sería su vocero, quien daría detalles sobre la casa, esta semana.
El historiador recordó que “nunca quedó claro cuál era el conjunto de bienes del Presidente”, en referencia a la declaración patrimonial que presentó al inicio de su sexenio, en la cual aparecen propiedades “donadas”.
Meyer aseguró que las donaciones son “uno de los temas más peliagudos dada la corrupción endémica en México”.
Para impedir la sospecha, indicó, se debe tener desde el principio transparencia, pues hemos vivido siglos de sospecha sobre cómo se hacen las fortunas personales en cargos públicos.
Rememoró que Benito Juárez decía que el funcionario debe vivir en la modestia republicana; en este caso, no es modesta la casa blanca, no corresponde a eso que se pidió en el siglo XIX, apuntó Meyer.
En este momento en México -ejemplificó- están llegando las gotas de agua que derraman varios vasos; el caso Iguala-Ayotzinapa, es una gota; la masacre en Tlatlaya, otra; la forma de vida de una clase política que dirige un país donde la mitad son pobres, ahora ilustrado en la casa blanca, es una gota de un vaso que “ya está muy lleno, ya se derramó”.
“Él (EPN) tiene que explicar la acumulación de riqueza en torno a él, a su familia, un conjunto de sospechas que la scoiedad tiene razones para tenerlas”, acotó.
Denise Dresser fue más allá: que presenten los contratos de la casa, y se realice una investigación creíble y autónoma, no explicaciones “tramposas” como la que dio la semana pasada el vocero Eduardo Sánchez.
Incluso, consideró que se podría crear una fiscalía especial.
Señaló que si esto hubiera ocurrido en Estados Unidos, ya habría una audiencia e incluso no faltarían opositores que exigirían la renuncia del Presidente.
“Si esto no es un escándalo y si no reaccionamos, resultará que Enrique Peña Nieto tiene razón: los mexicanos son cómplices de la corrupción”, dijo la doctora.
Mencionó que la política que el grupo Atlacomulco acuñó fue: “político pobre es un pobre político”.
Ahora parecería que Peña se casó con una “trabajadora y ahorradora mujer”, una “actriz tan fantástica que tuvo para dar el 30 por ciento de enganche en efectivo y seguirla pagando aunque no trabaja desde hace años”, remarcó la politóloga.
“Nos tratan como si fuéramos estúpidos”, consideró. Todo por tratar de ocultar un conflicto de interés.
Para Dresser hay un involucramiento cuestionable de la empresa Higa que ganó millones de pesos en contratos durante el gobierno de Peña en Edomex.
Indicó que la casa blanca revela nuestra república mafiosa. 
Sobre la licitación del tren México-Querétaro -en la que había resultado ganador un consorcio, del cual formaba parte una empresa de Grupo Higa- la doctora aseveró que “no les quedó otra opción más que negar la licitación”, pese al enojo del gobierno chino y la compensación millonaria.
Lo anterior, debido a que en Los Pinos ya sabían que saldría el reportaje que relaciona a la casa con Grupo Higa y a ésta con el Presidente.
La politóloga calificó como una extraña coincidencia que Televisa le regalara la casa a Rivera, donde un par de años después compraría los terrenos del “vecino” y curiosamente ese vecino era una empresa de Grupo Higa.
Subrayó que por este tema hay interrogantes serias en medios internacionales, por conflictos de interés, o cómo es que estaba a nombre de una inmobiliaria.
Este asunto deja la idea de que el presidente está dispuesto a aceptar prebendas y contratos; que quien gobierna en Los Pinos sigue escuchando peticiones de grupos empresariales del Estado de México, a cambio de que le regalen casas de 7 mdd, donaciones, terrenos, o préstamos a su esposa, en condiciones poco claras, finalizó.
Por su parte, Sergio Aguayo lamentó que medios de comunicación como los periódicos hayan dedicado poco o nada de espacio para este tema que se proyecta como un escándalo internacional.
Refirió que en diarios como El Sol de México y El Universal no aparece absolutamente nada sobre la casa blanca.
Y preguntó si eso se debe a que la noticia no fue importante, “o más bien vemos medios muy dispuestos a escuchar o tomar en cuenta los intereses de quienes gobiernan… interesados en no incomodar a los gobernantes”.
El académico expuso que en México ya hay una cultura que desea la rendición de cuentas, que se reduzca la opacidad, los conflictos de interés, y la corrupción. Sin embargo, apuntó, es otra la cultura política mexiquense. No obstante, añadió que en el mundo contemporáneo, los conflictos de interés, la opacidad y la corrupción no son aceptables.
La duda ahora es si el gobierno intentará controlar a los medios o va a empezar a informar con documentos sobre la casa blanca
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