domingo, 9 de noviembre de 2014

El Zócalo, de luto en este otoño… y la puerta de Palacio en llamas

Consignas en la marcha que partió de la PGR: "Fuera Peña, fuera Peña", "No fue uno, no fueron tres, queremos de regreso a los 43", "Peña bombón, te queremos en prisión"
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Foto: Isabel Materos/Cuatoscuro.

El coro-consigna sonó muy fuerte. No fue nuevo, se viene repitiendo en las marchas diversas que han poblado de indignación las calles capitalinas:
-¡Fuera Peña, fuera Peña!
Hace un rato, bailarines, estudiantes y activistas se tiraron al piso en la plancha del Zócalo, en el flashmob “1 minuto x Ayotzinapa”, convocado en redes sociales apenas la mañana del sábado. Cuando se levantaban, gritaron los manifestantes:
-¡Porque vivos se los llevaron, vimos los queremos!.
Y luego:
-No fue uno, no fueron tres, queremos de regreso a los 43.
Y leyeron el nombre de los 43 normalistas que desaparecieron el 26 de septiembre en Iguala, Guerrero.
Eso fue cuando el sol comenzaba a ponerse y el ocaso comenzó a ensombrecer al dolorido conjunto humano.
Pero ahora la obscuridad, rasgada por las luminarias públicas y las veladoras individuales, acompaña a los marchistas que van de la Procuraduría General de la República, en Reforma, al Zócalo. Al Zócalo que en este otoño se ha cubierto de dolor y rabia. Al Zócalo que está de luto.
Frente a la PGR, antes de iniciarse la marcha, se ve a un hombre con una vestidura de huesos blancos sobre fondo negro que lleva una veladora en la siniestra y un cartel en la diestra: “Gobierno farsante que asesina estudiantes”.
La marcha parte de la PGR. La PGR cuyo informe casi nadie cree: ni los padres de los normalistas, ni Amnistía Internacional, ni el EPR…
En la caminata van activistas, estudiantes de universidades públicas y privadas del Distrito Federal, algunas centrales de trabajadores como la CNTE y el movimiento de trabajadores socialistas, según anota Reforma.
Con flores, carteles, velas y veladoras, los manifestantes reclaman el regreso con vida de los 43 normalistas.
Entre los carteles aparecen varios con la frase “Ya me cansé”, popularizada en redes sociales luego de que el procurador general de la República la dijera al término de su conferencia de prensa del viernes.
Hay hombres, mujeres, jóvenes y no jóvenes. También niños en carreola y alguno que baja de ella y lleva en alto su veladora. No sabe de qué se trata, pero lo intuye, a juzgar por su rostro triste.
Los marchistas, miles ya, van por Reforma coreando a voz en cuello sus consignas indignadas:
“Pueblo, despierta, tu hijo es el siguiente”, “Si tú callas ahora, así será para siempre”.
Y al pasar por la casa de los senadores:
“Ahí en el Senado, opera el narcoestado”.
Esta marcha sabatina tiene pinceladas familiares. Conmueve ver a parejas con sus hijos acompañándolos, algunos en cangureras largas sobre el pecho paterno. La frialdad de la noche hace pensar en que no tuvieron el apoyo de la abuela o la tía para dejar a sus pequeños críos…
O bien decidieron darles tempranas lecciones vivas de civismo, para ayudarlos a que mañana no formen parte de una legión generalmente apática, sino de la minoría crítica que es motor de los cambios en las naciones. Y que viendo esta marcha no parece ser tan minoritaria.
Y el coro-consigna vuelve a escucharse, como el miércoles, como el viernes, como tantas veces en este aciago otoño:
-¡Fuera Peña, fuera Peña!
Participa en la marcha un hombre que lleva una pancarta que, parafraseando otra de la campaña presidencial de 2012, dice:
“Peña bombón, te queremos en prisión”
Este Zócalo, que otras veces se ha llenado de alegría, de jolgorio, de entusiasmo cívico, este sábado es espacio de luto, de esperanza desfalleciente.
Minutos antes de las 10 de la noche, un grupo de manifestantes se brinca la valla metálica que protege la puerta principal de Palacio Nacional y encara a los guardias, reporta La Jornada.
Muchas personas intervienen, al grito de “no violencia”. Otros replican, “esto no es violencia, violencia son los asesinatos de estudiantes”. Algunos jóvenes grafitean la puerta principal de Palacio y la golpean con palos. Alguien le prende fuego.
Uno de los manifestantes que pide no violencia mira la puerta de Palacio Nacional en llamas y comenta:
-¿Y qué dirá el Presidente?
Y le contesta una joven universitaria:
-Nada, mañana se va a China.

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