lunes, 20 de enero de 2014

En carta de despedida, Tamayo reprocha poca ayuda del gobierno mexicano


Édgar Tamayo, sentenciado a pena de muerte de EU. Foto: AP
Édgar Tamayo, sentenciado a pena de muerte de EU.
Foto: AP
CUERNAVACA, Mor. (apro).- Desde la cárcel de Livingston, Texas, Estados Unidos, Edgar Tamayo Arias se despidió de los mexicanos, dos días antes de que se cumpla su sentencia de muerte y le apliquen la inyección letal: “perdónenme por llegar encajonado”, escribió en una carta con dedicatoria a sus paisanos, los morelenses.
La noche del 7 de enero a las 21:57 horas, Edgar redactó una misiva a Pablo Antonio Castro Zavala, presidente de la Confederación de Asociaciones y Clubs de Morelenses de Estados Unidos y Canadá, misma que fue recibida el pasado jueves 16.
En el documento da gracias a “Pablo” por su intervención en el proceso penal y le pide apoyo para cubrir los gastos de su traslado a Miacatlán, Morelos, cuando ya esté sin vida. El propósito: no pedirle nada al gobierno mexicano a quien acusa de haberle brindado poca ayuda.
“Tú sabes que esas cosas son un poquillo caras. Y no quiero que meta mano el mentado consulado!, la verdad que esta gente me decepciona son puras pinches mentiras con esa gente y la S.R.E. no hacen nada y tampoco los de D.H… nunca hicieron nada”, se queja el mexicano en la carta.
Relata que cuando su madre lo visitó en la cárcel, coincidió con personal del Consulado, quienes le entregaron una tarjeta y se pusieron a disposición para ayudarle. Sin embargo, asegura que su mamá los buscó telefónicamente pero nunca contestaron. “Esto me  llenó el plato de rabia y por eso no quiero que metan mano en nada”, asegura.
Además, recrimina:
“Siempre que un paisano va ser ejecutado, siempre quieren quedar bien ante la cámaras para verse bien con el gobierno de México y los paisanos. No quiero que me usen! Y claro que ya se los dije”, dice en la carta.
Esa noche, a las 22:57 horas, con melancolía Edgar Tamayo Arias agradeció al representante de los migrantes mexicanos. En la carta se despide, aunque avizora:
“Si pierdo, no te preocupes pues yo me iré bien contento de llegar a mi pueblo (Miacatlán) y así ya no tengo que estar chingando con mi mismo gobierno… no se diga con esta gente de aquí. Pero si Dios no quiere que me baya… pues aquí me quedaré dando lata otro rato. Haber que dios dice y la santísima virgen de Guadalupe. Y siempre he tenido fe a mi Sr. De Chalma…”.
La despedida continúa: “El mensaje que quiero darle es, que si me ejecutan, por favor les digas a todos mis paisanos, mi mexico entero que me disculpen por haberles fallado y llegado encajonado. Y ojala que lo mio sirva  de ejemplo para otras  personas. Y recuerda que la carcel no come… pero si mata a nuestros seres queridos. Y siempre vamos a ser las victimas de nuestra pobreza y de nuestro propio color” (sic).
Al final de la misiva, el mexicano afirma que a una mujer cercana al compositor Teodoro Bello, envió varias canciones “muy bonitas” que ha escrito durante su reclusión. Dice que espera que sean grabadas por “algún buen grupo y reciban premios”.
Edgar Tamayo Arias, de 45 años, fue acusado de asesinar al policía estadunidense Guy P. Gaddis el 31 de enero de 1994. A 20 años de los hechos, este martes 22 de enero por la tarde está programada su ejecución a través de una inyección letal.
Ayer, familiares y habitantes de Miacatlán, protestaron en su pueblo y anunciaron que mañana se trasladarán en camiones a Cuernavaca para seguir sus manifestaciones en espera de “un milagro” para detener la muerte de su paisano.
Hoy, el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, prácticamente se dio por vencido, al decir que su gobierno hizo lo que legalmente se tenía que hacer.

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