Mancera no solo se ve lento, se exhibe como un pusilánime e incompetente.

La lentitud de Miguel Ángel Mancera

Por: Redacción / Sinembargo - octubre 8 de 2013 –

Cinco días después de los enfrentamientos del pasado 2 de octubre entre policías y grupos de anarquistas, en el que decenas de civiles y periodistas fueron golpeados y arrestados por la policía capitalina, Miguel Ángel Mancera Espinosa aceptó por primera vez que hubo excesos de los cuerpos policiacos y que, una vez más, se vulneraron la ley y los derechos humanos. Es bueno que el titular del Gobierno del Distrito Federal (GDF) reconozca esa situación e incluso se comprometa a actuar “con toda firmeza contra los elementos policiacos que con el pretexto del cuidado de la ciudadanía o en el ejercicio de sus funciones hayan rebasado, vulnerado la ley y los derechos humanos”. Es malo que lo haga con tanta dilación. Que haya esperado tanto tiempo para pronunciarse sobre esos eventos que, de inmediato, generaron el rechazo y la denuncia de Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) de México y el extranjero. La tardanza de Mancera Espinosa para hacer un pronunciamiento sobre la violencia que se desató el 2 de octubre en las calles del centro de la Ciudad de México es, en sí misma, una muestra de desdén ante las críticas por la ineficacia y falta de preparación de los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF). Los cuerpos de seguridad han mostrado, no sólo el 2 de octubre, sino desde los enfrentamiento del pasado 1 de diciembre de 2012, que no tienen protocolos para enfrentar a los violentos y encapuchados que se mezclan en las marchas para generar violencia y, en ese río revuelto, la emprenden no sólo contra los grupos anarquistas, sino principalmente contra los ciudadanos y periodistas. Además, pese a lo prometido por el propio Mancera y su titular de Gobierno en el GDF, Héctor Serrano Cortés, los policías y granaderos utilizaron balas de goma para repeler a los manifestantes e infiltraron a elementos de seguridad vestidos de civiles para golpear y realizar arrestos, muchos de ellos ilegales y de personas que no eran parte del grupo de encapuchados. Hasta ayer, el Juez 19 Penal de Delitos no Graves había dictado auto de formal prisión a nueve personas relacionadas con los disturbios durante la marcha del 2 de octubre. Estas personas están acusadas del delito de ataque a la paz pública. A los indiciados se les fijó una fianza de 130 mil pesos que otorgó el Juez para que enfrenten su proceso en libertad, por lo que una vez que presenten el monto se estima que queden libres. Sin embargo, ninguno de los policías de los que, de acuerdo con la documentación y pruebas de las ONGs, se excedieron en el cumplimiento de sus funciones ha sido presentado a las autoridades competentes. Hace bien Miguel Ángel Mancera en reconocer las violaciones a los derechos humanos durante ese operativo policiaco, pero lo haría mejor aún si presentara a los policías vestidos de civil y a los que con uniforme actuaron con excesiva violencia, sin identificaciones y violando la ley. También debería, y pronto, informar sobre el estado que guarda la capacitación de los elementos de la SSPDF y emprender un proyecto de profesionalización de esas fuerzas policiales para que, ante sucesos como los que se vienen presentando desde el 1 de diciembre pasado, sepan actuar con protocolos internacionales. El gobierno local, dijo ayer el titular del GDF, será garante de las libertades de los ciudadanos y se aplicará la ley en contra de cualquier exceso cometido. Pero más que promesas, lo que los capitalinos quieren son respuestas… y que sean rápidas antes de que esos choques y la violencia de los radicales provoquen una desgracia mayor en contra de inocentes.

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