lunes, 19 de noviembre de 2012

Peña, sinónimo de corrupción

 

Peña y Videgaray. Sin estrategia. Foto: Miguel Dimayuga
Peña y Videgaray. Sin estrategia.
Foto: Miguel Dimayuga
 
MÉXICO, D.F. (apro).- La primera acción de gobierno de Enrique Peña Nieto, la Comisión Nacional Anticorrupción, será también el más grande fracaso de su sexenio.
Dos razones sustentan esta afirmación: La propuesta de Peña se ha formulado al margen de la sociedad y el nuevo organismo burocrático está castrado de facultades plenas para atacar auténticamente un fenómeno tan enraizado en el poder público.
La exclusión de los ciudadanos para atacar lo que es una enfermedad nacional y hacerlo además con verdaderos “dientes” institucionales revela que no es iniciativa auténtica y exhibe una característica consustancial al PRI como la corrupción: La hipocresía.
La simulación de Peña es nítida al ser él el que propone a los cinco miembros de la Comisión Nacional Anticorrupción, que designará directamente si las dos terceras partes de los senadores los rechazan, y al darle a este organismo la limitada facultad de ser sólo coadyuvante del Ministerio Público en casos de corrupción.
El mecanismo de integración de los cinco comisionados, que durarán siete años en su encargo, no sólo garantiza a Peña la discrecionalidad con la que se atacará la corrupción, si es que se ataca, sino que además lleva implícito un incentivo corruptor: El reparto de cuotas de comisionados entre los partidos en el Senado para el mercadeo futuro de casos de deshonestidad.
En esta misma lógica se inscribe la creación de otro ente público que revela, una vez más, la insincera política anticorrupción de Peña: El Consejo Nacional por la Ética Pública, que supuestamente diseñará acciones de prevención de la corrupción y que será presidido… por él mismo.
En este consejo participarían, además, los presidentes de las cámaras del Congreso, los secretarios de Gobernación, Hacienda y Educación Pública, el procurador general de la República, así como los gobernadores de los estados y el jefe de Gobierno del Distrito Federal.
El desdén por la sociedad, y en específico la participación ciudadana, es otra vez transparente en este caso, porque sólo se tiene previsto que se incorporen a este consejo dos ciudadanos que se hayan destacado por su contribución a la transparencia, la rendición de cuentas o el combate a la corrupción.
Salvo que el Constituyente Permanente introduzca cambios radicales a esta iniciativa de Peña, lo que se ve remoto en las condiciones actuales, lo que se puede anticipar es que se trata de un nuevo esquema de simulación que, en vez de atacar la corrupción, la encubrirá con novedosos mecanismos burocráticos.
Es cierto, a nadie debe extrañar: El PRI y Peña son sinónimos de corrupción e hipocresía, de latrocinio impune…
Apuntes
No se olvide: Peña se propone, también, reformar el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI) y desmantelar lo poco que se ha construido en esta materia, no por ganas de Vicente Fox y Felipe Calderón, sino por el impulso ciudadano.
Comentarios: delgado@proceso.com.mx y Twitter: @alvaro_delgado

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