sábado, 29 de enero de 2011

Pensamiento Revolucionario . Emiliano Zapata.




“Llamad a vuestras conciencias; meditad un momento sin odio, sin pasiones, sin prejuicios, y esta verdad, luminosa como el sol, surgirá inevitablemente ante vosotros: la Revolución es lo único que puede salvar a la República”. Emiliano Zapata

Pensamiento Revolucionario



"Algunos de nosotros, Che, abandonamos el amor a los pobres… Minados por la vanidad y por la disputa de espacios políticos, ya no traemos el corazón calentado por ideales de justicia. Quedamos sordos a los clamores del pueblo, perdimos la humildad del trabajo de base y ahora, cambiamos Utopías por votos". Ernesto Cardenal

Barco insignia-Helguera



Barco insignia-Helguera

Querido diario-Fisgón

Son puros cuentos de por ahí Por: Hernán Ortiz


Chismes, chismes y chismes... Me pondré el chal y saldré al lavadero a chismear... y claro con remordimiento de consciencia porque me parece que el comentario tiene una equivocada visión de género.

Lo que quiero es chismear, de esas cosas que se dicen en la calle y que pareciera que son ciertas pero no existen pruebas que sustenten lo que se dice. Dicen por ahí, vox populi vox Dei, la voz del pueblo es la voz de Dios. No significa que sea verdad, sólo es lo que se dice.

Por si las moscas y para evitar que se me acuse de difamación (como si a alguien le importara lo que uno tiene que decir) debo aclarar que lo aquí expresado es producto de la imaginación que tiene como base lo que dicen las malas lenguas y la mía que no es muy buena.

¿Que tal si fuera cierto eso que dicen que el gobierno federal pactó con el Chapo y que el gobierno municipal con La Línea? Eso dicen, a mi no me consta nada de esto.

Pero llama la atención que de pronto los policías municipales empiezan a repeler ataques criminales de forma heroica... y llama la atención porque de lo que sí he sido testigo es que nunca acuden a un llamado de emergencia. Esbeltamorenapiernaslargas también los ha llamado y nunca han respondido, y no olvido que fueron municipales los que le robaron a mi suegro el chivo de una semana, ni los del ejército fueron tan abusones. Digamos que, de pronto, así como así, los policías se empiezan a ganar la reputación de que defenderán a la ciudadanía.

Por otro lado, también están los policías encubiertos que han matado a ladrones en las tiendas de conveniencia (¿son Del Río?), y se ganan la simpatía de la gente que cansada de tanta impunidad supone que con mano dura y castigos extremos la cosa cambiará. No han de ser pocos pues esta idea de penas de muerte y cosas así es lo que terminó por darle los votos necesarios para sostenerse al Partido Verde Ecologista.

Ahora un escolta del presidente municipal es asesinado por un federal. Una directa confrontación entre las fuerzas armadas de los dos niveles de gobierno. Terrible desde cualquier punto de vista. Pero esto pone al municipio como víctima de los abusos generándose empatía con toda la ciudadanía que ha sido víctima de algún abuso de la Policía Federal.

Ahora se tiene todo lo necesario para solicitar que las fuerzas federales se vayan. Un motivo más que suficiente y coincidencia en la demanda con gran parte de la población. Muchas veces se ha dicho que los federales y el ejército están aquí por que así lo pidió la ciudadanía, o el municipio.

Si se logra sacar a los federales de la ciudad, y si fuera cierto esto de los apoyos del gobierno a los distintos bandos criminales, sería entonces tanto como “dejarle la plaza” (¡qué lenguajes utilizamos ahora!), a la línea...

¿Significaría esto que la violencia disminuiría? No hay manera de saberlo, como puede ser que sí, porque ya no habría disputa por la plaza, puede ser que no, porque entonces los grupos de delincuentes arrojarían ataques más desesperados y sangrientos...

¿Qué pasaría con las extorsiones y secuestros? Mucha gente (que me rodea) dice que son los propios federales los que extorsionan y secuestran. ¿Si se van, se terminarían o algún otro grupo será el que tome las riendas de estos negocios delictivos?

Por otro lado... lo que sería una pena patriotera, las heroicas fuerzas armadas de la nación evidenciarían una derrota histórica, pues hace tres años llegaron con la consigna de que no cederían ante el crimen organizado, y que los expulsarían de Chihuahua. Hoy, es la misma población la que le pide a las fuerzas armadas que se vayan...

Es la falta de transparencia, la ausencia de rendición de cuentas y la complicidad entre los políticos para taparse mutuamente sus fechorías, lo que provoca que la ciudadanía no confíe en las instituciones de gobierno, y así, las versiones de chismes, por más aterradoras que sean, suenan posibles y son sustentadas por el sentido común... Pero son chismes... puros chismes... no hagan caso.


P.S. A pesar de que son puras fantasías, es imposible escribir sin miedo.


Hernán Ortiz
jhiiio@hotmail.com

jhortiz@uacj.mx

No al despojo de la tierra.
PARTICIPA:
http://noalcercoenlomas.wordpress.com


Hernán Ortiz, Maestro en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y antropólogo por la Universidad Veracruzana. Actualmente desempeña como Docente Investigador en la UACJ y es director de la Organización Ciudadanos por una Mejor Administración Pública (http://www.cimap.org.mx)

Le sacó al bulto Calderón De Los Reporteros EL DIARIO Ciudad Juárez, Chihuahua


Aunque desde finales del 2010 en Los Pinos estuvieron planteando al gobernador César Duarte la idea del presidente Felipe Calderón de visitar Juárez para la conmemoración luctuosa del primer año de Villas de Salvárcar y la entrega de la unidad deportiva prometida al arranque del ‘Todos somos Juárez”, definitivamente el mandatario le sacó al bulto.

Trascendió que quien estará aquí en su representación el lunes 31, será el secretario de Educación Alonso Lujambio. Como el funcionario anda encampañado (ya dijo que sí quiere ser candidato presidencial por el PAN) a ninguna comisión dice que no, aunque acaba de estar aquí apenas el 13 de enero, precisamente para darle una supervisada a la obra que prometió el Presidente a las familias de las víctimas, quienes no han dejado de pedir justicia y castigo contra los responsables del crimen antes que un parque que ya no podrán disfrutar los jóvenes masacrados aquella noche trágica del 30 de enero del 2010.

Si primero no se pone fin a la impunidad y a la espiral de violencia y criminalidad que han desatado los cárteles que aquí se disputan la plaza, de nada servirá acondicionar espacios públicos que seguirán siendo inseguros. Fresca en la memoria colectiva la última masacre de siete jóvenes en un espacio “recuperado” como parque en la colonia Francisco I. Madero, en el centro del escándalo el homicidio del escolta del alcalde que evidenció la descoordinación y los pleitos entre diferentes cuerpos policiacos, será difícil que exista la confianza de los padres de familia para que sus hijos tomen los espacios que deberían ser suyos, no de las bandas criminales.

OTRA VEZ LOS ALIMENTOS Por: Víctor M. Quintana Silveyra


Leer rápido, pensar despacio

Como si la violencia que nos agobia fuera poco, el precio de los alimentos se vuelve a disparar. Es la tercera vez en cuatro años que esto sucede: enero de 2007, crisis de la tortilla, el aumento en el precio del máiz hace que ésta pase de seis hasta doce pesos kilo. Octubre de 2008: crisis financiera mundial que repercute en enero de 2009 en un alza generalizada de la comida, con airadas protestas populares en varios países, México incluido.

Saldos de la crisis: entre 2008 y 2009 el número de personas subalimentadas en el mundo se incrementó de 915 millones de personas a mil millones 20 mil. En América Latina, el número de personas que sufren hambre pasó de 45 millones en 2008 a 53 millones en 2009. En México, el número de personas en pobreza alimentaria que en 2006 era de 14.4 millones de personas, subió a 19.5 millones en 2008 y posiblemente ya ronde los 23 millones.

Luego de un descenso paulatino desde 2009, en el segundo semestre de 2010, alimentos como el maíz y el sorgo llegan a cotizarse mundialmente un 40% más caros que en meses previos. Según los analistas, si bien las alzas de los básicos no seguirán siendo tan pronunciadas, evolucionarán en una tendencia lenta pero firme hacia arriba.

Los datos específicos para México son golpeadores: el precio de la canasta básica aumentó en un 80% durante el año pasado y en los primeros tres años del gobierno de Calderón, en un 93%. Para comparar un poco: ese aumento quintuplicó el del salario mínimo que entre 2006 y 2009 sólo se incrementó en un 17%.

¿Las causas de las alzas en el precio de los alimentos? Los expertos internacionales señalan las catástrofes naturales como sequías en Rusia e inundaciones en Australia producidas por el cambio climático, que reducen la oferta alimentaria. El aumento de la demanda de carne y cereales debido a la elevación del poder adquisitivo de China e India, cuya población es un 40% de la humanidad. El incremento de la demanda de hidrocarburos debido al repunte económico global, sobre todo de los dos países antes citados. Petróleo caro, alimentos más caros.

Sin embargo, hay un factor que es tal vez el que más pesa: la especulación con los alimentos. O, como le llaman los analistas, la financiarización del mercado de alimentos básicos. Y esto se explica así: al colapsarse los mercados de bienes raíces en 2008 y el de los hedge funds, los inversionistas y los especuladores han decidido invertir en cosas más concretas, las commodities: oro, plata, algodón, maíz, trigo, sorgo, etc. Entonces se invierten enormes sumas de capital especulativo no en la agricultura directamente, sino en los llamados mercados secundarios, donde se cotizan los alimentos, como en la Bolsa de Chicago, y esto hace que el precio se dispare para los consumidores.

Los alimentos están caros, pues, porque se manejan como mercancías buscando la ganancia, no la nutrición de la gente. Porque se especula con ellos, no porque “los campesinos sean flojos”, como acaba de decir un innombrable diputado del PAN. Los campesinos producen muchos alimentos y pueden producir más sin necesidad de acudir a semillas transgénicas. Todo es que el gobierno los apoye con precios de estímulo y rescate la política agrícola en manos de los grandes productores y acaparadores y deje de claudicar en su deber de constituir una reserva estratégica de alimentos básicos para que el pueblo tenga siempre acceso a comida barata, sana y suficiente.

Visita nuestra Página WEB
http://www.victorquintana.org/

-------------------------------------

Víctor M. Quintana Silveyra es político, catedrático, escritor y periodista. Ha colaborado en la Opinión (Los Ángeles. EUA), La Jornada (México D.F.) readiodifusoras XEPL (Cuauhtémoc, Chih.) XEBN (Delicias, Chih.) y 860 Noticias (Juárez, Chih.). Libros publicados: 'Movimientos Populares en Chihuahua', en coautoría con Rubén Lau Rojo, UACJ 1991;'Elecciones con Alternativa', libro Colectivo, La Jornada Editores, 1993; 'Familia y Trabajo en Chihuahua', en Coautoría con Luis Reygadas y Gabriel Borunda, UACJ 1994; 'México Una Agenda para Fin de Siglo', libro colectivo, La Jornada Editores, 1996. Licenciado en Ciencias de la Comunicación egresado del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), tiene una Maestría en Sociología en la Escuela de Altos Estudios Sociales en París, Francia y es candidato a doctor en Ciencias Sociales por la misma institución. Ex Diputado de la LXII Legislatura chihuahuense por el Partido de la Revolución Democrática

¿No más sangre? La Marina en el DF. Jaime Avilés


Desfiladero

Mañana, en Guerrero, ganará Rubén Figueroa

¿Cómo se llama el partido que mañana ganará las elecciones en Guerrero? PRI. No importa cómo se apellide el candidato que reciba el mayor número de votos. ¿Aguirre o Añorve? Da igual. De todos modos, ninguno de los dos gobernará. El poder seguirá en manos del cacique de los caciques del estado: Rubén Figueroa, cabeza de la familia que domina la entidad desde el sexenio de Luis Echeverría.

Siete años atrás, ante el desgaste político del PRI, los caciques echaron mano de un santurrón, egresado del Tec de Monterrey, que se envolvió en la bandera del PRD y les besó los huaraches, antes de lanzar su candidatura y prometer el siempre anhelado y postergado cambio.

Zeferino Torreblanca mantuvo su palabra y, en la medida de sus limitaciones, que eran muchas y pronto se hicieron visibles, cumplió sus compromisos con los caciques y dio la espalda a todas las fuerzas y proyectos de izquierda que lo habían apoyado. Le hizo la vida imposible al esforzado presidente municipal de Acapulco, Félix Salgado Macedonio, y lo dejó al garete, defendiendo la ciudad con veinte uñas ante la brutal irrupción del narcotráfico, de la que el saliente no podrá alegar inocencia.

En los municipios enclavados en las regiones de la Montaña y la Costa Grande, Torreblanca combatió, como el furibundo derechista que es, la organización de la Policía Comunitaria, que hace más de 16 años brinda efectiva seguridad y protección a los habitantes de esas localidades.

Con igual desprecio, impidió de mil maneras que se desarrollara la Universidad Intercultural de los Pueblos del Sur (Unisur), que sin recursos estableció planteles, o lo más parecido a eso, en Xalitla, cerca de Iguala; en Xochistlahuaca, pueblo amuzgo de tejedoras prodigiosas, cerca de Chilpancingo; en San José del Rincón (Montaña media), y en Cuajinicuilapa, centro de la Costa Chica, esa hermosa región colindante con Oaxaca y poblada desde la segunda mitad del siglo XVI por descendientes de esclavos africanos.

De igual modo, Torreblanca reprimió a las comunidades campesinas que en las inmediaciones de Acapulco se oponen a la construcción de la presa La Parota, una terquedad que arruinaría la vida de miles de personas, desaparecería pueblos enteros y acarrearía graves daños ecológicos, sólo para satisfacer los intereses de un grupo de inversionistas privados que desean lucrar con el negocio de la producción ilegal de energía eléctrica.

Zeferino Torreblanca se irá sin esclarecer el asesinato del presidente del Congreso del estado, el perredista Armando Chavarría Barrera, que el 20 de agosto de 2009 fue balaceado al salir de su domicilio. Ese homicidio, que intentó presentar como “pasional” sin demostrarlo, tiene todas las características de un crimen político, para eliminar al hombre que iba adelante en todas las encuestas.

¿Por qué Torreblanca filtró a la prensa el expediente de la investigación, según el cual Chavarría sostenía relaciones con múltiples mujeres y, en represalia, un marido ofendido lo habría matado? ¿Por qué se atrevió a encarcelar al periodista Juan Angulo, director de El Sur de Acapulco, luego de presionarlo con insistencia para que le revelara detalles de la vida privada de Chavarría?

Pues bien, esta fichita representa los “ideales” y “banderas” del PRD, que abrazó con similar hipocresía el priísta Ángel Aguirre Rivero, a quien respaldan, dándole trato de “compañero”, Marcelo Ebrard, Manuel Camacho, Jesús Ortega, Felipe Calderón, El Yunque y Ruth Zavaleta, que no se descarta para ocupar un puesto en su gabinete.

Aguirre, dicen los que saben, era el candidato natural del PRI, pero lo desplazó en el ancho corazón de Beatriz Paredes y en lo que haya debajo del copete de Enrique Peña Nieto, el xenófobo Manuel Añorve Baños, quien cuando era presidente municipal de Acapulco y estalló el brote de gripa porcina en el Distrito Federal, arrestó a cuatro chilangos en la costera Miguel Alemán y los expulsó del puerto adoptando medidas sanitarias propias de la Edad Media.
Malquerido por el partido de sus amores, Aguirre encontró comprensión y consuelo en los dirigentes del PRD, el PT y Convergencia. Pero muy pronto mostró el cobre. El 5 de diciembre del año pasado, Andrés Manuel López Obrador condicionó su adhesión a Aguirre, si y sólo si éste firmaba 10 compromisos públicos:

A saber, impulsar un programa para combatir la pobreza, dar más apoyo a campesinos y jornaleros, pensión universal para adultos mayores, discapacitados y madres solteras; atención médica y medicinas gratis a campesinos, obreros, estudiantes, vendedores ambulantes, meseros y trabajadores de otros ámbitos que carecen de seguridad social.

Además, otorgar becas a estudiantes de bajos recursos, respetar los derechos de los pueblos indios, mejorar los servicios públicos y pronunciarse explícitamente contra la construcción de La Parota. Aguirre se negó a suscribir los compromisos. Luego, se echó en brazos de Calderón. Y en el cierre de su campaña, Marcelo Ebrard le levantó el brazo.

La última gota

Cuando se escriba la historia del calderonato, los hechos demostrarán que se trató de un golpe de Estado en cámara lenta, de principio a fin, que al parecer se acerca a su clímax con la militarización de la ciudad de México.

Recordemos: Calderón llega al gabinete de Fox como secretario de Energía; va a Estados Unidos y ofrece privatizar Pemex; por medio de Mouriño amarra el apoyo español; comete fraude en las elecciones internas del PAN para arrebatarle la candidatura presidencial a Creel y, haiga sido como haiga sido, llega a Los Pinos.

Declara la guerra al narcotráfico, privatiza y saquea Pemex, saca a las fuerzas armadas a las calles, pierde militarmente numerosas ciudades y carreteras de la frontera norte, del Golfo, del Pacífico y del sur del país; la expansión del narcotráfico es inversamente proporcional a este supuesto “combate”: las exportaciones de droga desde México llegan a 36 países, el consumo interno de cocaína se duplica en seis años (datos de la Ssa), y la militarización y la paramilitarización avanzan impertérritas, con el aplauso de Estados Unidos, mientras el Estado se desfonda y la vía electoral se pudre.

Ahora, la Marina llega al Distrito Federal y Marcelo Ebrard, atado de manos por sus alianzas con Calderón, mantiene cerrada la boca, al igual que la Asamblea Legislativa. Pero también guarda silencio el gobierno legítimo. Y los ciudadanos. ¿Esta es la respuesta a la campaña No + Sangre? ¿Qué sigue? ¿La primera batalla campal entre militares y paramilitares en Plaza Universidad? Y después, ¿cateos sin orden judicial a domicilios particulares (¿se acuerdan de la ley Gestapo?), secuestros y desapariciones de personas inocentes, represión generalizada y estado de excepción no declarado pero permanente?

Como en el juego del go, el ajedrez chino, después de apoderarse con militares y paramilitares de la mayor parte del país, ahora Calderón viene por el centro del tablero. El próximo 19 de febrero, distintas organizaciones sociales realizarán una movilización que pretenden que sea nacional, para exigir el regreso del Ejército y la Marina a sus cuarteles. Parecerá una obviedad, pero los vasos se desbordan cuando les cae la primera gota de agua que ya no les cabe. ¿Cuándo caerá la nuestra? ¿Cuándo diremos, como el pueblo de Túnez, hasta aquí?

jamastu@gmail.com

¡¡Ahh Chingá,...Ayy pinche hilaria!! Momis


El plan México tiene costos, pero no hay alternativa'
http://www.jornada.unam.mx/2011/01/25/index.php?section=politica&article=011n1pol



¡¡Ahh chingá, andamos arando!!

¿Vamos bien? Ayy inche hilaria,

claro a los que están matando

los de situación precaria,

son los nuestros. Sigue hablando...





Te dices impresionada

de un supuesto "liderazgo",

mira güera oxigenada

si en fecal ves ese rasgo,

¡ah jijos, estás chiflada!





Con poco pinole te ahogas

pero si mucho lo admiras,

te lo envolvemos con sogas,

te lo llevas a tus giras

y así ese mal nos ahorras.





Luego dices "compasiva":

"Este plan tiene sus costos

pero no hay alternativa".

Al fin los muertos son de otros

y tu nación sigue viva...





Comadre, ¡no nos ayudes!

Ni te nos muestres tan blanda

que ese "respaldo" al que aludes

sólo es: ¡El que paga manda!

Destituyen en Morelos a la hermana de García Luna

Rubicela Morelos Cruz
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 29 de enero de 2011, p. 10
Cuernavaca, Mor., 28 de enero. Este viernes, Gloria García Luna fue destituida de la Dirección General de Prevención del Delito y Participación de la Comunidad, y en su lugar asumió el cargo Ernesto Martín del Campo González, por decisión del secretario de Seguridad Pública de Morelos, el general retirado Gastón Menchaca Arias.

La hermana del titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Genaro García Luna, tomó posesión el 2 de enero de 2008, cuando el secretario morelense del ramo era Luis Ángel Cabeza de Vaca, encarcelado en mayo de 2009, liberado en octubre de 2010 e inmediatamente devuelto al Centro Federal de Readaptación Social El Rincón de Tepic, Nayarit, por sus presuntos nexos con el cartel de los Beltrán Leyva.
Junto a Gloria García Luna también fue removido el subsecretario de Coordinación y Desarrollo Administrativo de la SSP estatal, Rafael Rivera Ruiz, y en su lugar tomó protesta Martha Patricia Alegría Loyola; el director de Ejecución de Medidas para Adolescentes, Samuel Robles, dejó el puesto a Evelia Flores Hernández.

Viernes de rabia en Egipto; desafían toque de queda y represión

Mubarak pide renuncia a su gabinete, pero no piensa dimitir
Las autoridades someten a arresto domiciliario a El Baradei, Nobel de la Paz
Suman 27 muertos durante las protestas; denuncian agresiones a periodistas
Violencia de manifestantes no dará lugar a las reformas que buscan: Obama

Mohamed El Baradei, Nobel de la Paz 2005, no escapó a los cañonazos de agua
Foto
Manifestantes se enfrentan a un soldado antimotines en la plaza Tahrir de El CairoFoto Ap

Foto
Paramédicos atienden a un hombre que fue golpeado por policías antimotines en El CairoFoto Ap
Robert Fisk
The Independent
Periódico La Jornada
Sábado 29 de enero de 2011, p. 20
El Cairo, 28 de enero. Podría ser el fin. Sin duda es el principio del fin.
Por todo Egipto, decenas de miles de árabes arrostraron este viernes gas lacrimógeno, cañones de agua, granadas aturdidoras e incendios en demanda de la remoción de Hosni Mubarak, luego de 30 años de dictadura.
Y mientras El Cairo quedaba empapado bajo nubes de gas lacrimógeno de docenas de latas disparadas por la policía antimotines hacia las tupidas multitudes, parecía que el régimen se acercaba a su fin. Ninguno de quienes estuvimos este viernes en las calles de El Cairo sabía siquiera dónde estaba Mubarak. Y no encontré a nadie a quien le importara.
Esos cientos de miles eran valientes, y en su mayoría pacíficos, pero la escandalosa conducta de los battagi sin uniforme de Mubarak –la palabra significa literalmente matón en árabe–, que aporreaban y atacaban a los manifestantes mientras la policía observaba sin intervenir, fue una vergüenza. Esos hombres, muchos de ellos ex policías drogadictos, formaron la noche del viernes la línea frontal del Estado egipcio: los verdaderos representantes de Hosni Mubarak, mientras los policías uniformados bañaban de gas a las multitudes.
Hubo un momento en que el humo del gas flotó hacia la ribera opuesta del Nilo, mientras policías y manifestantes chocaban en los puentes. Fue increíble ver un pueblo en pie de lucha, que ya no está dispuesto a que la violencia, la brutalidad y la prisión sean su destino en la mayor de las naciones árabes. La policía misma parecía cuartearse. “¿Qué podemos hacer? –preguntó uno de los uniformados antimotines–. Tenemos órdenes. ¿Creen que queremos hacer esto? Este país va cuesta abajo.” El gobierno impuso el toque de queda la noche del viernes, mientras los manifestantes se hincaban a orar frente a la policía.
¿Cómo describir un día que podría llegar a ser una página gigantesca en la historia de Egipto? Tal vez los reporteros deberían abandonar sus análisis y limitarse a relatar lo que ocurrió de la mañana a la noche en una de las ciudades más antiguas del mundo. He aquí, pues, el relato tomado de mis notas, garrapateadas entre un pueblo desafiante de cara a miles de esbirros en ropa de calle y policías uniformados.
Comenzó en la mezquita de Istikama, en la Plaza de Giza: una sombría avenida de desolados conjuntos de departamentos y una fila de policías antimotines que llegaba hasta el Nilo. Todos sabíamos que Mohamed El-Baradei llegaría para la oración del mediodía y, en un principio, parecía no haber mucha gente reunida. Los policías fumaban. Si era el principio del fin del régimen de Mubarak, era un arranque muy poco impresionante.
Pero entonces, no bien se murmuraron las últimas plegarias, los fieles que estaban encaramados arriba de la avenida se lanzaron sobre la policía. “¡Mubarak, Mubarak! –gritaban–, Arabia Saudita te espera.” Fue entonces cuando el cañón de agua se volvió hacia ellos; la policía tenía toda la intención de combatirlos, aunque no se había lanzado una sola piedra. El agua se estrelló contra la multitud y luego las mangueras apuntaron directamente a El-Baradei, quien retrocedió, empapado. Después quedó bajo arresto domiciliario.
Había regresado de Viena unas horas antes. Pocos egipcios creen que él vaya a gobernar el país –él afirma querer ser un negociador–, pero fue un acto vergonzoso: el político más venerado en Egipto, premio Nobel de la Paz y hace un tiempo inspector en jefe de la ONU, estaba empapado como un vándalo callejero. Eso es lo que Mubarak piensa de él, supongo: apenas un alborotador más con una agenda oculta: tal es el lenguaje que el gobierno egipcio usa en estos días.
Y luego el gas lacrimógeno llovió sobre la multitud. Para entonces ya serían tal vez unos miles, pero algo notable ocurrió mientras yo caminaba al lado. De conjuntos de departamentos y sórdidos callejones; de las calles vecinas, cientos y luego miles de egipcios salieron en tropel a la avenida que conduce a la plaza Tahrir. Ésa era precisamente la táctica que la policía buscaba evitar. Tener a los detractores de Mubarak en pleno centro de El Cairo sugeriría que su régimen había de hecho terminado. El gobierno ya había cortado la Internet –cercenando a Egipto del resto del planeta– y ahogado todas las señales de telefonía móvil. De nada sirvió.
Queremos que caiga el regimen, coreaban las multitudes. Tal vez no era el grito revolucionario más memorable, pero lo lanzaban una y otra vez hasta acallar el estallido de las granadas de gas. De todo El Cairo se abalanzaban hacia el centro: jóvenes de clase media de Gazira, los pobres de las ciudades perdidas de Beaulak al-Daqrour, marchando en tupida columna por los puentes del Nilo como un ejército… que es lo que creo que eran.
Las granadas de gas seguían estallando sobre ellos. Tosían y se agachaban por las náuseas, pero seguían avanzando. Muchos se tapaban la boca con la ropa o hacían cola en una tienda donde el dueño les exprimía limones en la boca. El jugo de limón –antídoto contra el gas lacrimógeno– salpicaba del pavimento a las atarjeas.
Hablo de El Cairo, desde luego, pero las protestas ocurrían en todo Egipto, no pocas en Suez, donde por lo menos seis egipcios han perecido hasta ahora en los disturbios. Las manifestaciones no empezaron sólo en las mezquitas, sino también en las iglesias coptas. “Soy cristiano, pero primero soy egipcio –me dijo un hombre llamado Mina–. Quiero que Mubarak se vaya.” Y fue entonces cuando llegaron los primeros bataggi, abriéndose paso a empujones hacia el frente de las filas policiales para atacar a los manifestantes. Llevaban barras de metal, cachiporras de la policía –¿salidos de dónde?– y palos afilados; podrían ser acusados de crímenes graves si el régimen de Mubarak cae. Golpeaban con saña. Un hombre azotó a un joven en la espalda con un largo cable amarillo. La víctima aullaba de dolor. En toda la ciudad, los policías cerraron filas; eran legiones, con el sol resplandeciendo en los visores. Se suponía que la multitud debería temerles, pero el aspecto de los uniformados era grotesco, como de pájaros encapuchados. Luego los manifestantes llegaron a la margen oriental del Nilo.
Unos cuantos turistas quedaron atrapados en el espectáculo –vi tres damas de mediana edad en uno de los puentes (desde luego, los hoteles de El Cairo no informaron a los huéspedes de lo que ocurría)–, pero la policía decidió sostenerse en el lado oriental del paso elevado. Volvieron a abrir filas y lanzaron a los matones a tundir a los manifestantes que iban a la descubierta. Fue el momento en que el gaseo llegó al máximo: cientos y cientos de latas llovían sobre las multitudes que marchan desde todos los rincones de la urbe. Nos picaba los ojos y nos hacía toser hasta perder el aliento. Los hombres vomitaban frente a las cortinas cerradas de las tiendas.
Por la noche parecieron desatarse incendios cerca de la sede del Partido Nacional Democrático egipcio, el que avala todas las acciones de Mubarak. Se impuso el toque de queda y se produjeron los primeros reportes de la presencia de tropas en la ciudad, signo ominoso de que la policía había perdido el control. Nos refugiamos en el viejo Café Riche, frente a la plaza Talaat Harb, minúsculo restaurante bar de meseros ataviados con túnicas azules. Y allí, frente a nosotros, sorbiendo su café, estaba el gran escritor egipcio Ibrahim Abdel Meguid. Fue como encontrar a Tolstoi almorzando en plena revolución rusa. “¡No ha habido reacción de Mubarak! –exclamó exaltado–. ¡Como si nada hubiera pasado! ¡Pero el pueblo lo logrará!” Los invitados tosían por el gas. Fue una de esas escenas memorables que ocurren en las películas, no en la vida real.
Y un anciano yacía sobre el pavimento, con una mano sobre los ojos, que le ardían: el coronel Weaam Salim, del ejército egipcio, luciendo sus medallas de la guerra de 1967 con Israel –que Egipto perdió– y de la de 1973, que el coronel creía que Egipto había ganado. “Voy a salir de las filas de los soldados veteranos –me dijo–y me uniré a los manifestantes.” ¿Y el ejército? En todo el día no supimos de él. Los coroneles, brigadieres y generales permanecieron en silencio. ¿Esperaban que Mubarak impusiera la ley marcial?
Las multitudes se negaron a acatar el toque de queda. En Suez incendiaron camiones. Fuera de mi hotel trataron de arrojar otro camión al Nilo. No pude regresar al oeste de El Cairo cruzando los puentes; las granadas seguían estallando sobre las riberas. Pero a la larga un policía se apiadó de nosotros –cualidad que, tengo que decirlo, no se evidenció mucho a lo largo del viernes– y nos condujo hasta la orilla. Y allí había un viejo bote de motor, de los que sirven al turismo, con flores de plástico y un propietario dispuesto. Así pues, regresamos con estilo, sorbiendo Pepsi. Y entonces pasó a nuestro lado una lancha rápida amarilla, desde la cual dos hombres hacían la señal de la victoria a los manifestantes de los puentes, mientras una joven parada en la popa ondeaba un gigantesco estandarte. Era la bandera egipcia.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya

"Pésele a quien le pese, hay paz laboral y aumento real a los salarios": Lozano

Rosalía Vergara



MÉXICO, D.F., 28 de enero (apro).- El titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), Javier Lozano Alarcón, afirmó que en este sexenio sí ha habido aumentos al salario, “pésele a quien le pese”.
La declaración de Lozano se dio luego de que la Comisión Económica para América Latina (Cepal) dio a conocer en un informe que México es el único país que no reportó crecimiento ni recuperación en el poder adquisitivo, dado que en 2010 redujo 0.6% el salario medio real.
De acuerdo con el documento "Balance de las Economías de América Latina y el Caribe", elaborado a finales del año pasado, nuestro país tuvo una contracción, a diferencia de Brasil, que reportó una recuperación de 2.4; Chile, 2.1%, y Argentina, 12.6%.
Entrevistado en el marco de la 24 asamblea general del sindicato del Infonacot, Lozano expuso que, en términos reales, en 2010 hubo una ganancia en el indicador del salario en México.
Es falsa, dijo, la información de la Cepal, pues si bien no es suficiente, "no hemos caído ni en el salario mínimo ni en el contractual", y aseguró que enviaría una “corrección” a la agencia internacional.
“Pésele a quien le pese, tenemos paz laboral y ganancia real de los salarios”, remató.
Sobre la iniciativa de reforma a la Ley Federal del Trabajo, el funcionario afirmó “tener la certeza” de que habrá “una buena reforma” en el próximo periodo ordinario de sesiones que inicia en febrero.
“Tengo la certeza, no la sospecha, la certeza de que vamos por una buena reforma laboral”, expresó.
Al referirse al caso de Mexicana de Aviación, manifestó que los planes de reactivación avanzan, aunque no hay una fecha específica para su concreción.