lunes, 1 de agosto de 2011

La 'Maestra' tiene todo, menos la cédula

Afirma que estudió Historia; la SEP no tiene registro ni de su carrera de normalista.

Elba Esther Gordillo Morales es quizá la mujer más poderosa de América Latina, pues tiene bajo sus enaguas a millón y medio de maestros; es multimillonaria, se le conocen cerca de 100 ricas propiedades, es "dueña" del Partido Nueva Alianza; quita y pone funcionarios de alto nivel, pero –el eterno pero–, ¡no tiene cédula profesional de maestra!

Al menos eso refiere la Secretaría de Educación Pública (SEP), institución donde Elba Esther y su poderoso sindicato hacen lo que se les pega la gana y ella es ama y señora. Ahí, en su principal feudo, no existe registro de que la "maestra" Gordillo tenga la patente que exige la ley para el ejercicio profesional de maestro de educación básica.

La supuesta maestra Gordillo podría tener ciertos problemillas legales por carecer de la cédula, pues tanto en el DF, el Edomex y Chiapas, entidad donde nació la líder el 6 de febrero de 1945 –en Comitán–, es requisito indispensable tener la patente para ejercer la docencia.

La Ley de profesiones de Chiapas, en su artículo segundo, así como en la respectiva del Estado de México, donde Elba Esther tiene sus plazas de maestra y de directora, exige de origen que se tenga título y cédula profesional. Asimismo, en su currículum, la Gordillo dice que estudió la especialidad en Historia en la Escuela Normal Superior. De eso tampoco hay registro en la SEP.

LE HACEN LOS MANDADOS
Desde 1989 cuando la probable profesora "cachirul", doña Elba Esther, inició su reinado en el SNTE, ha recibido alrededor de 80 mil millones de pesos de los gobiernos de Salinas, Zedillo, Fox y Calderón. Y casi 20 mil millones de pesos por concepto de cuotas sindicales.

De tan demenciales recursos la Gordillo no ha rendido cuentas ni se conoce el destino de los mismos, pero ella y sus parientes han adquirido alrededor de 100 bienes inmuebles en México y el extranjero.

La organización Punto Crítico, integrada por maestros disidentes del DF, documentó que la chiapaneca recibió esa inmensa fortuna por donaciones, traspasos o comodatos de bienes inmuebles, además de operar las tiendas sindicales, formar el Fideicomiso de Vivienda Magisterial (Vima) y recibir apoyos presupuestales extraordinarios de los gobernadores.

El maestro Gustavo Salvador Muñoz Cruz, dirigente de Punto Crítico, afirma que Gordillo tiene un poder impresio nante porque no está obligada a rendir informes de los fondos federales que ha recibido, ni de las cuotas.

Tiene una ventaja enorme, afirma Muñoz, porque no rinde cuentas, maneja el dinero a discreción. Y ese poder económico se traduce en un gran poder político que usa como un objeto negociable al mejor postor. "Ella pone el precio a los grupos que están interesados. Así lo ha hecho con el PRI, el PRD y con el PAN. Está en esa dinámica. Ahora parece que va con el PRI de nuevo".

Así, con ese poder desmedido, es casi imposible que se le aplique la ley a la maestra Gordillo, si estuviera en el supuesto de usurpación de profesión.

LA PROBADITA
Con pruebas contundentes, el 26 de septiembre de 2005, la organización del profesor Muñoz Cruz presentó ante la PGR y la PGJDF una denuncia de hechos por presunto enriquecimiento ilícito de Elba Esther Gordillo.

Acreditaron, entre otras cosas, una lista de 19 propiedades adquiridas por la profesora; una casa en San Diego, California, que tuvo un costo de un millón 692 mil dólares y un departamento en Polanco que tiene un precio de venta de más de un millón de dólares.

El argumento de la probable profesora, para justificar su creciente fortuna, es que su abuelo, Rubén Morales, le heredó 300 centenarios equivalentes a diez millones de pesos, pero en Comitán se dice que su tal abuelo ni siquiera la reconoció como parte de su familia.

Punto Crítico amplió la denuncia contra Gordillo en junio de 2006, pero nada ocurrió. El 26 de septiembre de 2007, la PGR les notificó que la demanda había quedado en "reserva" y que ya no podía hacerse nada.
Con tal poder de la maestra, ejercer el magisterio sin tener la cédula profesional que exige la ley es en realidad un asunto menor, una insignificancia más en el enorme aparato de la impunidad nacional.

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