sábado, 16 de julio de 2011

Cajiga, Cordero y Poiré, del kínder al calderonismo

Cajiga, Cordero y Poiré, del kínder al calderonismo
Álvaro Cepeda Neri

Tres personajes a los que se identifica con una célula aprobada por Calderón, (un rumor cuando no es desmentido y permanece, deja de serlo, como en el magnífico filme: Sospechosos comunes), diseñan la estrategia sucesoria a favor de uno de ellos. Adivine, adivinador… ¡Sí, es Ernesto Cordero, el de las vaciladas de que una familia puede pagar con seis mil pesos mensuales: el crédito de un automóvil, renta, colegiaturas y comer. Son, el expriista Gerardo Cajiga Estrada (quien fue asesor estrella de su primo hermano: Genaro Borrego Estrada, exdirector del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y expresidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), ahora en las filas del Partido Acción Nacional (PAN); Ernesto Cordero (entre Borregos y Corderos te veas), y el ex-obeso que pesaba 90 kilos y bajó a 70, Alejandro Poiré (este apellido se pronuncia, dice, en francés). Cuentan ellos y por eso se sabe que se conocieron en colegios privados, desde el preescolar, fueron al Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), y mientras Cajiga fue priista, Cordero y Poiré, católicos recalcitrantes, esperaron a que un panista del mismo credo religioso, como Calderón, los llamara a cobrar en la nómina federal para ingresar al gobierno, ya que antes de su cheque quincenal y las prestaciones, les daba asco la administración pública, pues aseguraban haber nacido para la iniciativa privada. Pero, “El hombre propone, Dios dispone y el Diablo descompone”, por lo cual los destinos de los tres burgueses (son de familias acomodadas), o como la ópera de Giuseppe Verdi: La fuerza del destino, los ha llevado a la cumbre del poder presidencial, en menos de lo que canta un gallo y están muy bien posicionados. Cajiga, tras una larga ausencia fuera del país, regresó para darse de alta como jefe de asesores de Ernesto Cordero, para, después de la coalición PAN-PRD-Convergencia, imponer a Cué como gobernador de Oaxaca (con un equipo de chile, de manteca y de dulce para piezas de Elba Esther, de López Obrador, Manuel Camacho Solís (quien se va de coordinador de las izquierdas, para dirigir a tambor batiente la campaña de Ebrard, en busca de la candidatura presidencial del Partido de la Revolución Democrática (PRD), de los Chuchos y anexas), y las demás agrupaciones, asumir la Secretaría de Finanzas en Oaxaca, donde ahora radica atendiendo solícito a su padrino Diódoro Carrasco, a su amigo Cordero, y a Poiré. Los tres están muy ocupados los fines de semana diseñando la estrategia electoral para Cordero (con encuestas encargadas a Liébano Sáenz, peñanietista a morir), con el visto bueno –dicen– de Calderón, a sabiendas de que tendrá menos votos que Bravo Mena, y se nos caerá la baba cuando nos enteremos del triunfo de Cordero (no se vale reír, que ellos sí lo creen). Así que si llegan a verlos en algún restaurante, no es para tomar sus sagrados alimentos de dieta, pues los tres andan con el tratamiento de los “tres sobres”. Se quieren mantener en forma. Cajiga ya tiene prometida la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Poiré la de Seguridad Federal, y Cordero, claro, la silla que dejará Calderón. No los pierdan de vista. Suponen que heredarán el cargo que nunca desempeñó Calderón, y por eso el PAN va en picada.
*Periodista

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