domingo, 12 de junio de 2011

México: Genaro García Luna, un agente de EEUU en el Gobierno de Calderón


La crisis de la política derechista en México, coronada con la presencia norteamericana de Genaro García Luna; un mercenario a disposición de la invasión.


LES SIGUE LLOVIENDO sobre mojado a los políticos de la ultraderecha panista. Los organismos financieros internacionales continúan comparando el desempeño económico de México con los desempeños de China, India, Rusia, Argentina, Brasil, Perú, Colombia y Sudáfrica, y, como no podía ser de otro modo, nuestro país sale mal parado, gracias a la política desastrosa y antinacional de los Salinas de Gortari y los Zedillo Ponce de León, aunque en primer lugar y sobre todo de los ineptos, corruptos y agentes de los monopolios y gobiernos de Estados Unidos que responden a los apellidos de Fox Quesada y Calderón Hinojosa. Tampoco brillan sus luces en democracia y derechos humanos, por lo que se justifican los señalamientos críticos de la ONU, Amnistía Internacional y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Referente a la solidaridad latinoamericana y la soberanía nacional, la reprobación de los gobiernos neoliberales priístas y panistas es total. En fechas recientes, por las revelaciones deWikileaks publicadas por La Jornada, ha quedado evidenciado el retroceso general ocurrido en la política exterior de México: la subordinación a los proyectos y planes norteamericanos, la búsqueda del rompimiento de la unidad de los países de América Latina y el Caribe, la entrega de la dirección de la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado a las agencias norteamericanas correspondientes y la intervención abierta de la DEA, la FBI, la CIA y otras dependencias del gobierno de Estados Unidos en territorio mexicano y el espionaje de losdrones en el espacio aéreo de México. El colaboracionismo y entreguismo del gobierno ilegítimo de Calderón no tienen precedentes en México.

De acuerdo con el marco jurídico imperante en el país, el ingeniero Genaro García Luna, titular de la Secretaría de Seguridad Pública, debería velar por la seguridad de los habitantes de México, de la nación mexicana y de las instituciones del Estado mexicano. Sin embargo, no es así. El señor Genaro García Luna está preocupado, dedicado y decidido a velar por la seguridad del país que arrebató a México Texas, Nuevo México, Arizona, California y fracciones de Colorado, Nevada y otros estados que integran hoy día la Unión Americana; que ha intervenido en nuestro suelo patrio no en tres o cuatro ocasiones, sino decenas de veces, y que ha asesinado entre 1846 y 2011 varias decenas de miles de mexicanos. Cabe recordarle al secretario de Seguridad Pública que el país de que se habla es Estados Unidos.

Con un desconocimiento grave de la historia de las relaciones entre México y Estados Unidos, con una ignorancia supina del marco legal en que se ubica la dependencia a su cargo y con un servilismo propio de subordinados, García Luna le ofreció en 2007 a Michael Chertoff, secretario en ese entonces de Seguridad Interior de la potencia imperialista al sur de Canadá: “Usted tendrá libre acceso a nuestra información de inteligencia en seguridad pública”, conforme a mensajes de Wikileaks publicados en La Jornada.

Es difícil encontrar una expresión de mayor entreguismo y colaboracionismo que la manifestada por este “cuadro” del Partido Acción Nacional. Quizá sólo lo haya superado su jefe, el presidente espurio, cuando, sin venir al caso y en un arranque sincero de proyanquismo descarado, se atrevió a homenajear a los asesinos de mexicanos, latinoamericanos y asiáticos enterrados en el Cementerio Nacional de Arlington, en Virginia, Estados Unidos.

Genaro García Luna, corresponsable de la muerte de más de 40 mil compatriotas por la guerra de los gringos contra el narcotráfico y el crimen organizado; de la expulsión de sus casas y lugares de nacimiento y residencia de miles de pobladores de Chihuahua, Tamaulipas y otras entidades; del apogeo de los capos del contrabando de drogas en extensas zonas del país; de la proliferación de grupos paramilitares y guardias blancas en Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Tamaulipas, Guerrero, Oaxaca, Chiapas y otros estados, y de la invasión “silenciosa” de México por la DEA, la FBI, la CIA y otras agencias antimexicanas y antilatinoamericanas del imperialismo norteamericano.

Pero no todo permanece inmutable y los hechos salen a la luz. De esta manera, el secretario de Seguridad Pública dio un resbalón por donde menos se lo esperaba: la vanidad.

En efecto, García Luna, sin medirse, piensa al estilo usamericano que es honroso y positivo recibir preseas de los represores del heroico y combativo pueblo hermano de Colombia: los Santos Calderón y sus cuerpos policíacos que llenan de presos políticos y sociales las cárceles de ese país sudamericano; que inundan de sangre el suelo de la patria de Marulanda con el asesinato de sindicalistas, líderes campesinos, comunistas, guerrilleros e indígenas, y que permiten la existencia de bases militares de Estados Unidos en territorio colombiano.

Sin autorización del Congreso de la Unión o de la Comisión Permanente del mismo, Genaro García Luna tuvo la osadía de aceptar la Medalla al Mérito Categoría Excepcional de la Policía Nacional de Colombia, con lo que violó el artículo 37 de la Constitución General de la República y puede perder la ciudadanía y ser sometido a juicio político.

Y, claro, estalló la bronca.

En virtud de la cortedad de miras de la derecha proyanqui y de su histórica ignorancia, así como de su gigantesca insensibilidad política, las cosas se esclarecieron rápidamente. La guerra de los gringos contra el narcotráfico y el crimen organizado, se preparó mediante conciliábulos en la embajada estadunidense en México desde 2006. Cómo organizar, desarrollar y cumplir la matanza de decenas de miles de mexicanos se fraguó, pues, en la representación diplomática mencionada.

En abierta sumisión ante EU y en contra de los intereses vitales de México, el ingeniero Genaro García Luna entrega información a los usamericanos sobre el crimen organizado, el narcotráfico, los indocumentados de los países hermanos de Centroamérica y el “terrorismo”, como llaman los gabachos a la lucha antimperialista y revolucionaria. En estas circunstancias, ¿qué información de inteligencia no es entregada a los mayores intervencionistas y guerreristas del mundo?

De cara a estos hechos, es correcta la posición adoptada por la Comisión Permanente del Congreso de la Unión de rechazar que García Luna use la condecoración colombiana. Paralelamente, algunos senadores y diputados de diversos partidos han propuesto hacer intervenir a la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional para que someta a análisis las notas deWikileaks publicadas por La Jornada y enterarse a plenitud qué información de inteligencia se ha regalado a Washington. La gravedad del asunto así lo amerita.

El ingeniero Genaro García Luna siente un profundo desprecio hacia la Carta Magna y el Poder Legislativo, por eso aceptó, sin el permiso del Congreso de la Unión o de su Comisión Permanente, la Medalla al Mérito Categoría Excepcional que le otorgó la Policía Nacional de Colombia, dependencia especializada en secuestrar, torturar, “desaparecer” y asesinar a los opositores del régimen oligárquico de ese país hermano de América del Sur.

Es obvio que los ultraderechistas en el poder piensan al revés y de espaldas a la historia patria. El país que amenaza con intervenir militarmente en México es Estados Unidos, no Irán ni Venezuela. Tan es así que en el vecino del norte sus generales y almirantes, jefes policíacos, secretarios del gobierno, “parlamentarios”, plumíferos chovinistas, académicos tipo Woodrow Wilson y escritores de textos “futuristas” han hablado y escrito, hablan y escriben sobre el Estado fallido al sur de su frontera y la “necesaria” intervención en nuestro país.

En política internacional nadie se llama a engaño. La guerra de los gringos contra el narcotráfico y el crimen organizado persigue el objetivo central de regular el mercado mundial de estupefacientes, bajo la batuta yanqui. En cuanto a México, se avanza en el proyecto de descomponer al máximo el tejido social, permitir que los capos del trasiego de drogas se apoderen de extensas áreas de la geografía nacional e impedir que el Estado mexicano controle todo el territorio de la República, para así tener el pretexto para intervenir y enviar a su Ejército, Marina y Aviación, con sus mandos de genocidas y criminales de guerra al frente. Es de sobra sabido que las fuerzas armadas gringas no tienen nada que ver con la defensa nacional de EU, ya que son un instrumento para la agresión externa, desde 1846, para el robo de territorios, el saqueo de recursos estratégicos como el petróleo, la eliminación de sus competidores y opositores, la imposición de regímenes cipayos y el estallido de guerras a propósito para la realización de la producción de la industria militar gabacha, que es la principal de esa rama en todo el mundo.

A ese siniestro juego se han prestado y se prestan los politiqueros desnacionalizados del gobierno espurio de Felipe Calderón. De ahí la entrega de información de inteligencia sobre seguridad pública a los belicistas del norte. Por ello, Genaro García Luna debe ser destituido y sometido a juicio político. Es más, debe incoársele un juicio penal.

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