lunes, 7 de marzo de 2011

Calderón-Camacho: el pacto secreto del 2012

El esquema aliancista le ha dado vida a un gobierno inmerso en una innegable debilidad estructural y en una insólita condición de orfandad política.

Muchos factores estructurales de apoyo han abandonado al régimen y esperan el cambio que promete el 2012. Justo en esta perspectiva debe valorarse el servicio que la ―izquierda perredista le ha dado al Presidente y a su partido. Sin el oxígeno de esas alianzas, está administración ya habría suscrito un pacto de cesión anticipada de poder. Pero ahora, con cuatro victorias seguidas en igual número de entidades federativas, la creencia de
los artífices de este milagro electoral es que pueden vencer al PRI aún en su bastión más fuerte: el Estado de México. En el fondo, no es el proyecto aliancista, sino los errores del PRI lo que ha hecho crecer las expectativas de la unión antinatura del PAN y el PRD. El cerebro de esta operación ha sido y es Manuel Camacho, quien habría pactado ya con elestablecimiento político llevar el experimento al 2012. 1.

El pacto secreto FCH-MC


Hace 15 días en la suite de un lujoso hotel de la zona de Polanco se habrían reunido Roberto Gil Zuarth, Manuel Camacho Solís y Marcelo Ebrard para analizar y definir la hoja de ruta del proyecto aliancista en el corto y mediano plazos. Según algunas fuentes, el acuerdo base de esa reunión habría girado alrededor de la estrategia para potenciar en los próximos meses la acción envolvente contra el PRI: a los líderes formales del PRD les tocaría desplazar en definitiva a Andrés Manuel
López Obrador como centro y factor crítico de las izquierdas y ubicar en su lugar a Marcelo Ebrard, quien se ha colocado como puntero del proyecto aliancista para el 2012. A AMLO le cerrarían sus fuentes de financiamiento desde el GDF. La paradoja de este pacto sería que López Obrador caería víctima de su otrora protegido: Marcelo Ebrard, quien nunca hubiera llegado al puesto que hoy ostenta si Andrés Manuel no lo protege en varios episodios que lo hubieran aniquilado políticamente. El esquema pactado en la reunión de Polanco contemplaría que Marcelo y los chuchos neutralicen a AMLO en tanto el gobierno federal mantendría su ofensiva contra el PRI. Está claro que si el pacto es exitoso, la ruptura entre Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard se antoja inevitable.
1.1 AMLO y PRI: caminos encontrados Impedir que el modelo aliancista se afirme como ruta de acceso a la presidencia de la República empata hoy los caminos del PRI con los de López Obrador. El tabasqueño empeña su poder de convocatoria a la defensa de principios y renuncia a la posibilidad de ceder ante el pragmatismo aliancista; AMLO está convencido del gatopardismo que inspira ese proyecto y del favor que le hace el PRD a la derecha panista y a Felipe Calderón al aliarse con Acción Nacional. Lo que se ve en el Estado de México indica que los fundamentales de Andrés Manuel López Obrador van en ascenso. Su convocatoria social y liderazgo están fuera de discusión. Si Alejandro Encinas se mantiene firme en su candidatura del frente de las izquierdas (PT y Convergencia), capitalizará una circunstancia peculiar: la urgencia del PRI de reposicionar a López Obrador y por esa vía, restarle peso específico a un candidato aliancista PAN-PRD.

1.2 La operación El éxito del Pacto depende de suoperación y de las circunstancias políticas. Quienes conocen cómo está1.3 El éxito del pacto El pacto depende de las circunstancias y de la manera como se afirme en el gran electorado el leit motiv de los aliancistas a saber que la elección federal del 2012

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será un referéndum entre la continuidad o el regreso del PRI al poder. ―La tesis central en la campaña de Fox hace 12 años, fue que la gente estaba harta del PRI, y que si se lograba imponer al electorado una opción simple –seguir con el PRI o echarlo de Los Pinos-, se ganaría la elección, y no importa mucho el panorama, la combinación de virtudes y defectos del candidato, el talento o la mediocridad de su equipo, la estatura y habilidad del adversario. Todo el esfuerzo debía centrarse en hacer a un lado esas consideraciones y dejar al votante ante una alternativa clara e inesquivable, a favor o en contra del PRI

y circunstancia, el modelo 2012 seráexactamente el mismo, con la agravante de que, estadísticamente, el proyecto aliancista puede sumar más votos que el PRI. En el último año, obtuvo el triunfo en Puebla, Oaxaca, Sinaloa, Guerrero y también en Baja California Sur. En Hidalgo el Tribunal Electoral no anuncia su resolución y, en Durango y Veracruz, la diferencia fue muy reducida a favor del PRI.

1.4 Las condicionantes
El esquema pactado está, naturalmente sujeto, en primer lugar, a que Calderón no pierda el control vertical que ejerce sobre el PAN; sin embargo, cada vez es más claro que tanto Josefina Vázquez Mota
como Santiago Creel acumulan recursos para eventualmente ejercer a plenitud su autonomía relativa respecto al Ejecutivo. Otros actores relevantes como Diego Fernández de Cevallos reaparecen en la escena pública para vetar las alianzas en el Estado de México y en el país. La propia Cecilia Romero, secretaria general del PAN, declara que ―…la alianza no es en sí misma la panacea. Cecilia Romero
forma parte del grupo de panistas que se mueven con cautela en torno a esta acción impulsada desde el gobierno. En segundo lugar están claros los riesgos que entraña la aplicación del modelo aliancista que descansa en una operación de Estado contra del PRI. La entidad gobernada por Peña Nieto no es Guerrero; sus grupos políticos se muestran inusitadamente cohesionados y sus recursos son muy grandes, tanto como sus pactos con factores reales de poder.

Es previsible que el pacto Calderón- Camacho pueda tener su Waterloo en el emblemático Estado de México.

2. La crisis en el PRI y el cambio en la
lógica del proceso político Se ha generado un cambio en la lógica del proceso político. De la certeza en el retorno del PRI al poder se ha pasado rápidamente a la idea de la inevitabilidad de la alianza PAN-PRD. Hay un escenario de abierta división en el PRI que está generando esta transformación en las expectativas. ¿Qué le está pasando a este partido? ¿Es tan frágil su unidad que bastan dos elecciones complicadas en 2010 para derrumbar sus cimientos? Sus facciones están enfrentadas y sus personajes viven graves momentos de tensión.

El discurso del PRI es errático. Denuncian operación de Estado en los
procesos electorales de los estados, pero se niegan a asumir la verdadera causa de la derrota: sus errores a la hora de la hora.

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selección de candidatos. Si los gobernadores mantienen el monopolio de
las designaciones y si éstas no obedecen al sentir de la gente, el PRI seguirá perdiendo elecciones. Guerrero es una derrota con cuenta a Beatriz Paredes y Manlio Fabio Beltrones. Impusieron a Añorve sobre Ángel Heladio Aguirre. El error estuvo en la selección. Por ello, en el Estado de México quien ahora se encuentra con mayores posibilidades es Eruviel Ávila: ha ganado todas sus elecciones y es el que mayor presencia tiene en todo el estado. Un candidato de la élite local no garantiza nada y podría cerrar prematuramente el sueño de Peña Nieto de llegar a Los Pinos en 2012.

En Nayarit, Ney González mantiene su veto en contra del alcalde de la capital Ricardo Sandoval. La historia de Guerrero se puede repetir. Si el mandatario estatal no cede, Sandoval será registrado por la alianza y ganará la elección. El derrumbe del PRI tiene su principal fortaleza en los gobiernos de los estados, pero también su debilidad estructural. Esa es su paradoja.

2.1 La irascibilidad de Manlio

Quienes conocen y están cerca del senador Beltrones afirman que las cosas no le han salido bien, que está malhumorado y que no hace caso a recomendaciones de sus asesores. Todos le cargan la derrota en Guerrero. Además, su propuesta de bajar el IVA al 12 por ciento y generalizar su aplicación, salvo una canasta de productos básicos y medicinas, ya fue rechazada por sus correligionarios de la Cámara Baja que en voz del diputado Francisco Rojas le dijeron que no es el momento para agravar más la situación económica de las clases más desprotegidas. El secretario de 2.2 Las intrigas de Fidel Herrera Beltrán Manlio no es el único priista que llama la atención con sus declaraciones y posicionamientos. Fidel Herrera afirma, según la crónica de Martha Anaya (010211), que con lo que pasó en Guerrero, la maestra Elba Esther Gordillo va a revisar su apoyo en el Estado de México. ―Es muy pragmática, puntualiza el ex gobernador de Veracruz. Se sabe que el presidente Calderón y su esposa, han tratado de convencer a la maestra de que brinde su apoyo al proyecto aliancista y se lo retire a Peña Nieto

2.3 El PRI y sus líneas de ruptura


Hoy muchos priistas revisan el estilo y los saldos de su dirigencia. ―Son varios los que concuerdan en que se han tomado malas decisiones2. El edificio tricolor comenzó a cuartearse. Los números no son malos, porque ni en Guerrero ni en Baja California Sur gobernaba el PRI, pero ha sido un desastre en materia de comunicación social y sobre todo, en control de daños. Los priistas se están pegando con todo. ―Para Beatriz Paredes, el derrotado en Guerrero es Beltrones porque Añorve fue su criatura. Es posible que así haya sido y que así sea, sin embargo, esto no justifica la cobardía de Paredes y de Jesús Murillo Karam que, desde la oscuridad de un cuarto de hotel de Acapulco o desde la distancia salvadora de la Ciudad de México, batearon la derrota sin aparente daño personal3.

3. La falacia de las alianzas
Al régimen las alianzas le funcionan, sobre todo para ganar la guerra de la opinión pública. Guerrero tiene ese significado, porque al triunfar Ángel Heladio se beneficia Enrique Peña Nieto. Recordemos que ellos son compadres.

Quienes conocen la historia confirman que a Manuel Añorve lo impusieron Beatriz Paredes y Manlio Fabio Beltrones. El mexiquense no lo vetó a sabiendas de que no era el mejor perfil para recuperar la entidad. Ángel Heladio antes de aceptar ser el líder de la alianza, habría visitado a Peña Nieto donde sellaría un pacto político con el mandatario mexiquense de cara al 2012.

Distintas versiones declaran que Ángel Aguirre se la jugará con Peña Nieto el próximo año Si Enrique Peña Nieto conserva sus fundamentales, más de un gobierno aliancista si no es que todos, le brindarán su apoyo. La expectativa de los mandatarios será apostarle a una buena relación con el siguiente mandatario o romper lanzas con él. Si Peña se derrumba, la historia será distinta. Los cálculos de los mandatarios aliancistas serán más conservadores. Esperarán hasta el final para definirse e inclinar la balanza del proceso por uno u otro candidato.

4. El factor Camacho


¿De dónde surgieron las alianzas? ¿Quién las inventó? Realmente no demandan mucha materia gris, pero sí ciertas condiciones, la principal, que el presidente de la República las aceptara.

Felipe Calderón es un pragmático. Le gusta la lógica del día a día. Ganar batallas en lo inmediato sin reparar mucho en los costos de mediano y largo plazos. Para él los resultados son todo; no importan los medios si se logra el fin. Es el modelo 2006 de conquista del poder. No queda duda alguna de que el juego de Felipe Calderón para el 2012 no favorece a ninguno de sus correligionarios, sino que es una apuesta para nominar a un político de amplio espectro político.

Quien mejor se ha posicionado en tal sentido es Marcelo Ebrard. Manuel Camacho es su operador y cerebro. Hay un pacto innegable detrás de las alianzas con el régimen panista. Y ese pacto puede llevar como candidato presidencial de la alianza nada menos que al actual jefe de Gobierno capitalino.

Con mucho, Manuel Camacho es el que provoca el actual punto de inflexión. Nunca procesó que Carlos Salinas lo eliminara de la contienda en 1994. Su resentimiento es mayor por los antecedentes que lo unen a Salinas desde tiempos de la juventud universitaria y los acuerdos de poder que entonces pactaron. Camacho conoce la maquinaria del Estado, sabe para qué sirve. A juzgar por la manera en que cruzan sus estrategias, le ha vendido con éxito a Calderón la idea de vetar la restauración priista. 7
Calderón tiene inteligencia pragmática, no estratégica como Camacho. El Presidente sobrevalora lo que le cae más cerca; Camacho ve los escenarios de futuro y sus nichos de oportunidad; Calderón sólo puede vislumbrar adecuadamente la lógica del día a día. Presenciamos una guerra política entre dos inteligencias superiores: la de Carlos Salinas y la de Manuel
Camacho, con la salvedad de que Camacho cuenta ya con todo el respaldo presidencial.

5. Washington también cuenta Al pacto político entre Calderón y el conclave aliancista de la izquierda, se
suman los errores del PRI, que abonan a su propia destrucción. Si a esto se agrega el factor externo, la prospectiva se le complica al tricolor. ¿A qué vino Hillary Clinton? ¿Sólo a hacer patente el enésimo respaldo de Estados Unidos a la estrategia del gobierno mexicano de combate a los cárteles de la droga? Su visita fue inesperada hasta para los analistas internacionales. La presunción es que existe una agenda secreta entre Estados Unidos y México a la que le da seguimiento la secretaria de Estado norteamericana. No se descarta que esa agenda tenga que ver con la continuidad del proyecto político y económico del PAN en la presidencia de la República.

En este sentido, una lectura posible de la visita de Clinton a México es la de dejar en claro que Estados Unidos está a favor del actual régimen y que no vislumbra su apoyo al proyecto de restauración política que entraña el regreso del PRI al poder.

Los resultados en Guerrero, adversos al PRI, y previsiblemente los de Baja California Sur, mostrarían ya una incipiente pero irreversible tendencia de recuperación del establecimiento calderonista. La lógica del proceso político está cambiando.

6. La derrota de Beltrones
Sin duda el PRI ha cometido costosos errores que empiezan a minar la visión sobre la supuesta inevitabilidad de su triunfo en el 2012. La coyuntura no le favorece. La disputa entre sus facciones ofrece un lamentable espectáculo. Pero más allá de la imagen que proyectan, la conclusión base es que no tienen resuelta la agenda de su propia cohesión. Es cierto que los partidos no son cuerpos monolíticos; sin embargo, en el PRI su crisis prematura amenaza con trastocar los fundamentales de la restauración. Con cinco derrotas continuas se ha inaugurado una guerra fratricida: a Beatriz Paredes la califican de traidora por su cercanía y condescendencia a Calderón; a Manlio Fabio Beltrones de soberbio e ingenuo no lo bajan; a Peña Nieto lo tachan de mediático, sin propuesta y sustancia políticas; Fidel Herrera está en el pedestal de los políticos calculadores; de Humberto Moreira, lo menos que se dice es que resulta un elbista bravucón.

Los errores de este partido son con cuenta y cargo a personajes específicos. Todo es cálculo personal o de grupo. En Guerrero, Manlio Fabio apostó fuerte y perdió. Con su propuesta de reforma fiscal vuelve a caer. Manlio está en franco descenso. La acción en su contra de otras camarillas lo está acabando. Le cobran su arrogancia. Quiso un trato de Waterloo. Con su iniciativa de bajar el IVA del 16 al 12 por ciento quiso ganar puntos en una ruta crítica de reposicionamiento, pero se extravió en su timing. No es el momento, ni hay condiciones para que el PRI de Peña Nieto, que opera desde la Cámara Baja, comprara su reforma. El gran error de Beltrones fue preparar en la sombras una reforma para la fase temprana del ciclo sexenal, no para las postrimerías de un gobierno. Además, Beltrones ha dejado en claro, que quiere la nominación presidencial y que hará y hace todo para que Peña Nieto no llegue.

Desconoce lo obvio, que sin Peña, el PRI se derrumba al tercer lugar de las preferencias. No se empareja la contienda sin él, más bien se les da ventaja a sus adversarios y al régimen. Beltrones se ha convertido en el adversario número uno del mexiquense.

Está en la arena de la sucesión con todos los riesgos que eso significa. Si llega Peña Nieto a Los Pinos, Manlio Fabio podría quedar sin futuro. Ha tratado de ganar espacios sin lograrlo. Cuando acribillan al candidato del PRI al gobierno del estado de Tamaulipas, Manlio quiso encumbrar a Marco Antonio Bernal Gutiérrez como candidato sustituto. Peña Nieto no lo dejó.

El mexiquense estaba en Estados Unidos en
tránsito a China. Desvió su ruta para
regresar a México. En cuestión de horas,
operó con Eugenio Hernández que el
sustituto del extinto candidato fuera su
hermano Egidio, actual gobernador. En
Guerrero, Beltrones impuso candidato y
fracasó.
En el Palacio de Gobierno de
Toluca hay un registro puntual de todo lo
que dice y hace el senador. Cuando los
priistas anunciaron a los medios la
candidatura de unidad de Humberto
Moreira para sustituir a Beatriz Paredes
Rangel, Manlio Fabio declaró que para
ganar una elección federal como la del
2012, no se requería sólo una cara bonita,
sino que era fundamental un programa
atractivo y un proyecto alternativo.
Es claro que Manlio Fabio no está
jugando con sus expectativas de querer
ser candidato. Desea alcanzar la
nominación y convertirse en Presidente.
Pero al senador le empiezan a salir mal
las cosas y hoy está en medio de una
campaña envolvente de sus enemigos que
lo exhiben como un político predecible.
Manlio se creyó eso de ser factótum de
régimen, cuando sólo forma parte de
juegos perverso de poder. Sus fracasos no
hacen más que magnificar a Enrique Peña
que muestra que su cuarto de guerra
funciona. Se empieza a desvanecer el
mito de un Manlio Fabio poseedor de
información sensible. El heredero de Don
Fernando Gutiérrez Barrios hoy se ve
vulnerable y errático. Los factores reales
de poder de este país le dieron la espalda
a su iniciativa de reforma fiscal; batearon
también su amenaza de demandar la
nulidad abstracta en las elecciones de
Guerrero. Manlio se empieza a quedar
solo y con débiles factores estructurales
de apoyo. Si aún en estas condiciones
decide llegar hasta el final del proceso
interno priista, entonces o es un suicida
político o maneja información
privilegiada sobre algún escenario
extremo que modifique las tendencias
electorales.
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¿En dónde radica la fortaleza de
Peña Nieto? En primer lugar, en el
sistema. En el Estado de México el viejo
régimen priista funciona a la perfección.
Cuando Manuel Cadena sostuvo
reuniones con los dirigentes del PAN y
del PRD, el establecimiento político lo
llamó a cuentas. Cadena desistió de la
aventura aliancista. Las instituciones
encargadas de generar inteligencia
ofrecen resultados; en segundo lugar, hay
consistencia en el proyecto. El
gobernador se mueve y ejerce su propia
autonomía relativa, pero muchas
decisiones ya no están sujetas a su
discrecionalidad. Son muchos los grupos
de interés involucrados en su potencial
candidatura y en su eventual arribo al
poder. No hay cabida para el error; y, en
tercer lugar, le apuesta a un timing
perfecto. Llevará hasta el final de los
plazos legales la nominación de candidato
para evitar que un priista resentido se
haga candidato de la alianza. Hoy, la
selección de su sucesor no está sujeta a
caprichos personales o a preferencias de
grupo, sino a la garantía de resultados. En
el Estado de México, será candidato quien
garantice ganar la elección.
Además, Peña opera desde la
Cámara Baja mientras Beltrones lo hace
desde el Senado. Con la salida de Emilio
Gamboa Patrón del Palacio Legislativo de
San Lázaro, Manlio Fabio se quedó sin el
control de esa Soberanía. En el PRI, su
aliado tampoco pudo llegar a la
presidencia de dicho partido. Se le
atravesó la profesora con su candidato
Moreira. Este último está llamado a ser el
plan B de la sucesión priista. No importa
la existencia de un artículo transitorio en
los estatutos de dicho partido que ahora lo
impiden, ninguna norma secundaria está
por encima de la Constitución, que
consagra el derecho ciudadano a votar y
ser votado. Moreira y no Beltrones
aparece con más posibilidades de suceder
en la nominación a Peña Nieto ante la
eventualidad de una circunstancia
inusitada que transforme la lógica de todo
el proceso.
7. Registros de una traición
El conclave que Manuel Camacho ha
formado en la ―izquierda perredista en
apoyo a su proyecto y que le sirve de
escudo de protección política, es objeto
ya de duros señalamientos por distintos
sectores de la población. Jaime Avilés, en
La Jornada (050211) escribe: ―La deplorable alianza de Ebrard con la ultraderecha para cerrarle el paso a López Obrador significa un gravísimo peligro para la ciudad de México. Pero también para la vía electoral como única posibilidad de cambio pacífico. El DF es la cuna del gran movimiento social que puede rescatar al país y Ebrard ha dejado de representarlo4.

8. Conclusiones< En una prospectiva nacional, cada vez es más claro que el Presidente no impulsará a ningún panista de cara a la sucesión del 2012. Su argumento es y será infalible: ninguno ha crecido lo suficiente para ganarle al PRI. La paradoja de este fenómeno es que es el propio Calderón quien ha impedido que los más cercanos al Ejecutivo crezcan Eso ya lo tienen claro personajes que se han forjado un espacio con cierta autonomía relativa: Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel, principalmente. Manuel Espino, desde su trinchera, ha insistido en la tesis de la traición del Presidente al PAN. No se descarta que Acción Nacional se divida. Si las piezas más importantes del rompecabezas priista comienzan a derrumbarse, de los sótanos del sistema aparecerán políticos dispuestos a entrar a la arena sucesoria para disputarle a Peña Nieto y a Manlio Fabio la nominación. Por ahora, el PRI no ha sabido procesar sus derrotas. Mientras avanzan los pactos secretos Calderón-Camacho, las facciones del PRI se distraen en sus propios juegos de artificio. Por lo anterior, a la hora de evaluar la prospectiva hacia el 2012, la pregunta fundamental es ¿hacia qué candidato o partido se inclinarán los hoy flamantes mandatarios aliancistas? En Sinaloa, Oaxaca y Puebla, llegaron al poder priistas de distinto grado, pero todos, en su momento, de número y de núcleo duro. La conformación de sus gabinetes muestra una presencia generosa de priistas en carteras importantes. Aún en Oaxaca, arriban al gobierno de Gabino Cué connotados cuadros tricolores. Lo mismo ocurre en el recién nombrado gabinete de Rafael Moreno Valle, en Puebla y Guerrero o Baja California Sur no serán la excepción. La pregunta es ¿qué apuesta harán estos gobiernos en el 2012? Es un hecho que la lógica del proceso político ya cambió, pero ¿puede Marcelo Ebrard erigirse en político de consenso por encima de figuras como De la Fuente, Martí o la señora Wallace? Tres conclusiones base resultan pertinentes para entender el cambio operado en la lógica del proceso: 1) en el PRI comienzan a surgir las fisuras que podrían llevar a una fractura del consenso interno. Lo que se observa hoy es que Enrique Peña Nieto está lejos de ejercer un liderazgo real que garantice la unidad de este partido de cara al 2012; 2) los juegos internos de poder entre varias facciones políticas –la de Manlio, la de Fidel Herrera, la del propio Peña Nieto- impiden concretar una agenda común y una cohesión básica de acciones que abona a la imagen de un partido desarticulado y carente de coordinación; y, 3) los pactos secretos de Calderón y Manuel Camacho están perfilando la candidatura presidencial de Marcelo Ebrard, lo que llevará, tarde o temprano, a una ruptura definitiva del jefe de Gobierno del Distrito Federal con su mentor en el cargo, Andrés Manuel López Obrador. Las alianzas son idea de Manuel Camacho y hechura de Calderón. Reposicionan a los execrables chuchos en el PRD a tal grado que, en marzo próximo, podrían mantener la dirección nacional de este partido. Su apuesta es llevar a esa posición a Jesús Zambrano, pero no se descarta a Carlos Navarrete quien quiere la jefatura de Gobierno del Distrito Federal. El problema de López Obrador está en la negativa de Cárdenas Batel y en el bajo perfil de 11
sus correligionarios. El que empieza a despuntar es Ricardo Monreal, que también juega para la nominación del DF. De aquí en adelante, el PRI padecerá elecciones de Estado.

Paradójicamente, sus posibilidades de triunfo para el 2012 dependen ahora de Andrés Manuel López Obrador. Un reposicionamiento político del líder de la izquierda social debilitará el proyecto aliancista. Pero no hay campos de ingenuidad en esto: AMLO no vetará a Ebrard ni Ebrard a AMLO. Entre ambos no hay ruptura, aunque el artífice y el cerebro de las alianzas, Manuel Camacho, apueste al jefe de Gobierno capitalino. Camacho quiere convertirse en el José Córdova del próximo sexenio. ¿Qué debe hacer el PRI? En primer lugar corregir sus errores de elección; en segundo, erradicar la bravuconería política con la que llegó Humberto Moreira; y, en tercer lugar, mantener una ambiciosa agenda de reformas que lo posicionen como oposición responsable y respetuosa. Manlio Fabio ya dijo que quiere ser candidato, ahora a la nueva dirigencia le toca procesar las reglas de la selección. El presidente del Senado no es un suicida político. Si dice que quiere participar es porque sabe que Peña Nieto se derrumbará. Entonces, el PRI también debe modificar el discurso, porque un triunfalismo prematuro como el que lo ha caracterizado en los últimos meses, está visto, puede ser una auténtica falacia y obrar en contra de las expectativas. Por ahora, no hay nada para nadie, con el agravante de que en un país donde todo puede ocurrir, los
escenarios extremos pueden asomar en cualquier momento.