domingo, 20 de febrero de 2011

La piratería electoral made in Los Pinos


Conjeturas
Alvaro Cepeda Neri
cepedaneri@prodigy.net.mx

El señalado como adicto a la bebida (incluso el primero que lo hizo fue Carlos Castillo, en una carta que se hizo pública, además de que el inquilino del búnker de Los Pinos ya se había ganado esa fama desde que era un abogadillo de bancos y bebía que daba gusto), don Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, y a quien López Obrador aseguró y lo ha cumplido, “traer del mecate corto”, está dispuesto a imponer sucesor y recurre a todos los medios para lograrlo… aunque no parece difícil… ¡sino imposible!, ya que el descrédito del PAN es mayoritario entre los ciudadanos que irán a votar. Estos no quieren nada con los panistas, tras su doble fracaso: el del foxismo y del calderonismo que han sumido a la Nación en el desastre económico, la barbarie en seguridad y una despiadada devastación por hambre y desempleo, contra 50 millones de mexicanos sobreviviendo y muriendo en la vil pobreza.

Calderón, los calderonistas ortodoxos y el resto de los panistas se han dedicado a saquear la agenda priísta, sobre todo la que ha elaborado el senador Manlio Fabio Beltrones, al parecer la única cabeza política, dentro y fuera de un PRI que, si bien arrastra muchos de sus añejos vicios, con el beltronismo busca reposicionarse en el contexto de su renovación histórica a partir del fracaso panista-alternancia. Además, Calderón cayó en las redes de Manuel Camacho, el ideólogo de las transas-alianzas-complicidades, con quien platica en secreto, para mezclar el agua del chuchismo perredista y ebradorista con el aceite oportunista del panismo, postulando a supuestos militantes de izquierda o de plano haciendo suyos a connotados priístas.

Calderón insiste en cometer errores del calibre de estupideces políticas, y su piratería electorera es tan obvia como su exhibida adicción al alcohol (coñac mezclado con cocacola, dicen los que lo conocen) y su tonta idea de presionar a un concesionario para despedir a la comunicadora Carmen Aristegui (¡quienes se desgarraron las vestiduras atacándola, no se dan cuenta que no se trata de ella, sino de la libertad de expresión!), porque informó sobre una manta desplegada en la Cámara de Diputados que hacía alusión a la adicción calderonista. Y con tal de asegurar la continuidad del PAN para la sucesión presidencial, se roba candidatos de otros partidos.

Y arrebata propuestas al PRI (como fue la de deducir de impuestos el pago de colegiaturas, que está en la agenda de Beltrones Rivera). Es pura piratería electoral. Y abusando del poder, quiere dejar sucesor, lo cual ya es imposible. Entre él, Los Chuchos, Ebrard, la facción perredista y el servilismo del PAN, no para de hacer marrullerías políticas, para fantasear con la idea de que si a él lo impuso Fox, imponer a Cordero o García Luna, con todo y que Creel le obstaculiza la maniobra. El asunto es que hay piratería made in Los Pinos. Busca Calderón a toda costa detener al PRI, desmantelar lo que queda del PRD y meter al PAN en el laberinto de las traiciones a su ideario y complicidades con sus enemigos.

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