lunes, 17 de enero de 2011

Rechazan empresas que ahora produzcan minichatarra


Directora de ConMéxico aclara que la reglamentación no incluye a industriales del ramo

Sólo cooperativas deben acatar normas para comida chatarra
Compete a las autoridades monitorear el cumplimiento de los lineamientos, dice Lorena Cerdán

Susana González G.

Periódico La Jornada
Lunes 17 de enero de 2011, p. 40
“La industria alimentaria no es el sujeto de aplicación de los nuevos lineamientos para la venta de alimentos y bebidas en las escuelas, son las cooperativas escolares”, aseveró Lorena Cerdán Torres, directora del Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo (ConMéxico), al que están afiliados las empresas Bimbo, Sabritas, Barcel, Coca-Cola, Pepsi Cola, Jumex, Danone, Jugos del Valle, Gamesa, Kellog’s, y Hershey’s, entre otras.

En entrevista con La Jornada, a propósito del cumplimiento de la normatividad y los cambios que ha tenido que adoptar la industria –a la que especialistas, organizaciones civiles y partidos de oposición acusan de vender “comida chatarra”–, Cerdán Torres aseguró que la labor y competencia de las empresas “es desarrollar, distribuir o incluir productos que cumplen con los lineamientos. Puedo decir que están siendo muy estrictas y están comunicando a la autoridad, y por ende a la opinión pública, cuáles son los productos que cumplen los lineamientos”, establecidos por las secretarías de Educación Pública (SEP) y de Salud (Ssa).

Calificó como una acción “válida y responsable” que algunas compañías promocionen sus productos con anuncios publicitarios, donde aseguran que cumplen con dichos lineamientos porque, dijo, orientan a los consumidores, pues aunque están disponibles en Internet no toda la gente puede consultarlos. Al respecto, el Poder del Consumidor ha denunciado que se difunden comerciales en los que se indica, por ejemplo, que “Jumex es alimento líquido. Recomendado por la SEP y Salud”.

Cerdán Torres dijo al comienzo de la entrevista que sólo es competencia de las autoridades monitorear el cumplimiento de dicha normatividad, pero posteriormente cuando señaló que son las cooperativas y no las empresas en las que recae la regulación, manifestó que “hay muchas otras cosas en los lineamientos como son los mecanismos de control, de vigilancia y cumplimiento, que por supuesto estaremos monitoreando y muy atentos”.

Las minichatarras

Rechazó las acusaciones de que los cambios aplicados por la industria alimentaria a sus productos sólo se limiten a la reducción de porciones y sean “minichatarras”. Los lineamientos, dijo, no sólo estipulan porciones pequeñas aunque ese fuera el caso “no es un asunto menor, porque racionar las porciones es coadyuvante para el control del peso”. Ponderó que también se incluyen una serie de criterios y características de contenido para los alimentos procesados y preparados que se vendan en las escuelas, así como otras recomendaciones a los que se les ha dado poca atención, como las guías de alimentación “y que valen más la pena en lugar de considerar si pasa el producto A o B”.
Interrogada sobre las inversiones y costos que afrontó la industria para fabricar nuevos productos para las escuelas, la dirigente de ConMéxico no proporcionó cifra alguna, en contraste con lo ocurrido el año pasado cuando el organismo presentó cálculos millonarios sobre las pérdidas económicas que implicaría a sus empresas la prohibición de sus productos en escuelas, como originalmente plantearon las autoridades, propuesta que al final fue desechada en aras de que el sector modificara su producción.

“Los costos que asumirían las empresas asociadas de ConMéxico para una sola línea de producto serían de alrededor de 442 millones de pesos, más de 10 mil 600 millones de pesos derivados del estimado de pérdidas por limitación de ventas”, expuso el organismo en junio pasado durante la consulta pública sobre los lineamientos. Al refutar tal aseveración, especialistas de la SEP y Ssa sostuvieron entonces que la industria alimentaria se caracteriza por ser muy innovadora y cambiar constantemente empaques y productos, lo que implica grandes inversiones. Ahora, esa es la misma explicación que presenta Cerdán Torres al declarar por qué se carece de un balance financiero sobre los cambios.

–No es un proceso que haya iniciado a raíz de los lineamientos porque desde hace muchos años la industria ha venido reformulando y creando nuevas líneas de productos porque así lo pide el mercado. Esto es un plan de mucho más largo plazo, dijo.

–¿Harán un balance económico para verificar si se cumplieron sus proyecciones económicas sobre los cambios que implicaría la normatividad?

–Como te digo que esto no es un proceso exclusivo para los lineamientos, esas proyecciones de costos se hicieron a partir de ejercicios anteriores. El estimado que presentamos en la consulta es de lo que a una empresa tamaño promedio de ConMéxico le ha costado crear un nuevo producto o reformularlo. Entonces, el costo es tan variable como la cantidad de productos que se vayan a crear, no significa que cambien todos, sería una locura, sino que las empresas interesadas en las cooperativas escolares sólo están adaptando un portafolio de productos específicos para ese mercado, sentenció.

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