domingo, 3 de octubre de 2010

La guerra de las vírgenes* - Francisco Flores Legarda


Cuando un hombre blanco llego teníamos

la tierra y ellos tenían la biblia, ahora ellos

tienen la tierra y nosotros tenemos la Biblia.

Dan Geoge, Jefe indio canadiense


Este no es un relato de una comedio softporno de la serie B, protagonizada por Megan Fox y Britney Spear, es un curioso hecho histórico.


Durante los 11 años de la guerra de Independencia de México se dio un “enfrentamiento” entre la virgen de Guadalupe y la de los Remedios. La primera abanderada a los insurgentes y la segunda a los realistas. Las dos eran mexicanas, es decir, se habían aparecido aquí; eran contemporáneas, ambas datan del siglo XVI eran acarreadas, porque fueron llevadas a la fuerza para actos políticos. La única gran diferencia era que cada virgen combatía en un bando diferente, como de tenelovela de Juan Osorio.

El papel que jugo la virgen de Guadalupe para la causa insurgente fue de gran importancia: era su bandera; Morelos la llamó “patrona de nuestra libertad”; incluso uno de los principales jefes insurgentes, Miguel Fernández Feliz, hasta cambio su nombre y se rebautizo como Guadalupe Victoria, el primer nombre fue la virgen del Tepeyac y el segundo porque se había alcanzado el triunfo, aunque dicen las malas lenguas que se lo puso porque también era nombre de mujer. Guadalupe Victoria fue el primer presidente de México, y esto ha motivado la confusión de que México fue el primer país del mundo donde una mujer llego a la presidencia: de hecho, a las feministas mexicanas no se les debe aclarar este error o te sacan un artículo infamante en una de sus revistas, o peor aun, te hacen un documental.

Los realistas obtuvieron a la Señora del Tepeyac un rival de su calibre y sacaron a la milagrosa veterana de la guerra de Conquista de México: la virgen de los Remedios. La imagen de esta se les apareció a los españoles que huían de Tenochtitlán, después de la Noche Triste, y los ayudo combatir a los aztecas; por este milagro, el virrey Francisco Xavier Venegas le otorgó a la virgen de los Remedios el grado de General y la invistió con los blasones correspondientes a tal rango. Con estos distintivos y un par de bigotes con patilla, tres siglos más tarde, salió en procesión por la Ciudad de México, mostrando que estaba lista para combatir y acabar con la guadalupana.

Era la lucha entre dos imágenes. Era la guerra entre una morena mestiza y una de origen español. Y casi cualquier mexicano ha vivido alguna vez esta feroz y sanguinaria confrontación, sobre todo cuando una te cacha saliendo con otra.

Al final ganó la virgen del Tepeyac, pero de haberlo hecho el bando realista es muy probable que el culto guadalupano hubiera caído en desuso, como le pasó al de la virgen de los Remedios.

Por cierto, cuando un bando tomaba la imagen de la virgen de otro bando; la enjuiciaban, la acusaba de traición y la fusilaban.

Agustín de Iturbide, como emperador, creó la Orden de Guadalupe, que es la única orden de caballería mexicana, al estilo de los caballeros medievales. Esa orden fue reconocida oficialmente por el Papa. Lo más sorprendente es que ésta fue la única orden que Agustín pudo dar en los pocos meses que duró su imperio mexicano y ese le añadió más grados, más medallas y más listoncitos de colores. En la actualidad la Constitución mexicana prohíbe expresamente cualquier orden.


*Antonio Garci


Salud y larga vida


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