viernes, 3 de septiembre de 2010

Calderón, entre Fidel, el Gavioto y La Barbie


Federico Arreola
02 de Septiembre, 2010

En México nada es lo que parece. Todos los principales actores políticos en nuestro país son mentirosos y desde hace años dejaron de mentir por estrategia. Ahora engañan por naturaleza. Se ha dado algo así como una mutación en los "genes" de los políticos que "triunfan". Después de décadas de faltar a la verdad en forma conciente, deliberada, buscando un fin determinado pero sin engañarse a sí mismos, desde la llegada de los panistas al poder el político mexicano vive tan metido en sus mentiras que se las cree. No es cinismo, sino un mal psiquiátrico.

Una francesa acusada de secuestro está en una cárcel mexicana. Al margen de la culpabilidad de esta mujer, lo que exhibió a nuestro sistema policiaco fue el montaje. Participaron los medios de comunicación mexicanos y el gobierno federal. Fue transmitido "en vivo" el arresto de la europea. Pero no hubo tal. Se trató de una escenificación, de una pésima y aun tétrica obra de teatro que debería ser suficiente para que un juez liberara a la acusada.

En un operativo de las fuerzas armadas en Cuernavaca resultó muerto Arturo Beltrán Leyva. El cadáver del capo fue fotografiado por las autoridades mexicanas para darlo a conocer a la opinión pública. Hasta ahí, todo más o menos correcto. El problema fue la forma en que se presentó el cuerpo de Beltrán Leyva: desnudo, cubierto de billetes... terrible papel el que hizo el gobierno mexicano que no respetó la dignidad de una persona. Porque aun el peor criminal es un ser humano y tiene derechos que por ningún motivo se pueden violentar.

Felipe Calderón visitó Veracruz para estar presente en una tragedia social provocada por inundaciones. Caminó con el agua hasta las rodillas al lado del gobernador Fidel Herrera. Hasta se vieron bien ambos personajes. Televisa, que a pesar de tener su propia agenda política (apoya a Peña Nieto), es el verdadero ministerio de comunicación del estado mexicano, dio a conocer la nota. Con "objetividad" contrastó la imagen de Calderón bien metido en el agua con una de Herrera en lancha burlándose del gobernador veracruzano. Desde luego, Televisa no publica nada relacionado con Calderón sin el visto bueno de Los Pinos. Aquí la empresa de Emilio Azcárraga Jean mató dos pájaros de una pedrada: quedó bien con Calderón y golpeó a un fuerte rival de Enrique Peña Nieto en la contienda interna del PRI por la candidatura presidencial en 2012. Naturalmente, Televisa ni dio explicaciones ni se disculpó ni volverá a ocuparse del asunto porque, dirá Joaquín López-Dóriga, en esa empresa se dijo "la verdad".

La policía federal detuvo en el Estado de México a La Barbie. El que se supone es el más sanguinario narcotraficante no opuso resistencia, o al menos, corrió con la enorme suerte de haber peleado hasta el límite de sus fuerzas antes de entregarse sin que le pasara nada. El menos violento capo apellidado Coronel peleó por su vida en Guadalajara y lo mataron. Beltrán Leyva se resistió al arresto en Cuernavaca y lo mataron. Otros capos que han sido aprehendidos cuando son presentados ante la opinión pública mínimamente lucen un golpe en el rostro. Con La Barbie las cosas fueron de otro modo.

Cuando La Barbie apareció en televisión no se le veía ni asustado ni agresivo y ni siquiera reflejando en su rostro la incertidumbre que cualquiera exhibiría en una situación así. Después de la captura de Oziel Cárdenas, cuando éste apareció ante las cámaras, su expresión era retadora y preocupada. La Barbie, no. La Barbie se veía tranquilo, seguro, convencido quizá de que dadas las circunstancias había logrado ya el mejor acuerdo posible.

No me sorprendería que en el futuro se descubriera que el arresto de La Barbie en el Estado de México fue un montaje. Que el capo fue atrapado en otro lugar y en otro momento, que se negoció con él algún tipo de privilegio a cambio de información, y que después aceptó participar en la escenificación que todos hemos visto. ¿Con qué propósito? Guerra sucia política, grilla electoral.

No sé por qué, pero mucho me temo que pronto en el contexto de las elecciones mexiquenses de 2011 aparecerán "impactantes revelaciones" de La Barbie que involucrarán en sucios asuntos a la mitad del gabinete de Peña Nieto. En el México de las mentiras, de la simulación todo es posible. Sabemos que Calderón está decidido a acabar con Peña Nieto y en sus planes está ponerlo fuera de combate en las elecciones de gobernador del Estado de México del próximo año. De ahí la insistencia en una nueva alianza PAN--PRD, pero por si ésta no bastara, los "estrategas" del gobierno federal están ya integrando toda clase de expedientes contra el novio de la gaviota.

Por supuesto a mi me importa poco el bienestar político de Peña Nieto, lo que no me gusta es lo que veo venir: todo el aparato del gobierno federal, basado en verdades y en mentiras, contra un político de oposición. Y mientras no se dé el cambio en la presidencia en 2012, Peña Nieto, a pesar de su poder y del apoyo que tiene de una parte de la mafia económica, sigue militando en la oposición.

Esta guerra sucia contra Fidel Herrera y contra Enrique Peña Nieto la rechazo porque es una película que ya vi e incluso, literalmente produje con el cineasta Luis Mandoki: la de todo el aparato de poder contra la oposición.

Los que estamos con Andrés Manuel López Obrador porque buscamos un cambio verdadero en México, debemos ser siempre los primeros en oponernos en la utilización política del poder que es lo único que verdaderamente sabe hacer Felipe Calderón, que como no ha podido ser un gobernante eficaz ha decidido actuar como toda su vida lo ha hecho: como un grillo profesional, uno de esos que acabaron con la decencia y los principios que dieron origen al Partido de Acción Nacional.

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