martes, 27 de abril de 2010

Salvador García Soto


Serpientes y Escaleras
27 de abril de 2010


Alianzas desinfladas


El único propósito que justificaba las alianzas electorales entre el PAN y el PRD —como mero acto de pragmatismo—, era evitar que la maquinaria corporativa del PRI los arrasara en los estados; hoy al arranque de las campañas, ese objetivo se ve cada vez más difícil para los dos partidos aliados. Las encuestas que se levantan en los 5 estados donde se formaron las polémicas alianzas arrojan en este momento cifras que han encendido focos rojos en las dirigencias nacionales del PAN y PRD.
La salida del PT de las coaliciones fue la puntilla que confirmó que el cálculo que hicieron desde Los Pinos, cuando decidieron jugársela con las alianzas con el PRD, en una apuesta desesperada para frenar el avance del PRI, podría no sólo ser un error, sino tendría además un alto costo político que se trasladaría al gobierno de Calderón, que se habría confrontado con sus aliados priístas y comprometido el avance de sus reformas en el Congreso, a cambio de nada.

No hay un estado, de los 5 donde se formaron las alianzas —Oaxaca, Sinaloa, Puebla, Hidalgo y Durango—, donde los candidatos aliancistas encabecen las encuestas de intención del voto y casi en todos parten con desventaja al inicio de las campañas. Las grandes apuestas de Calderón y Nava, Gabino Cué en Oaxaca y Mario López Valdez en Sinaloa, enfrentan diferencias de hasta 10 puntos en relación con los candidatos del PRI, que por lo demás ha puesto en marcha todo un catálogo de mañas, desvíos de recursos públicos y mapacherías electorales con sus gobernadores como jefes de campaña.


En Sinaloa una encuesta reciente levantada este mes por Parametría, arroja un 57% para el priísta Jesús Vizcarra, contra 43% del aliancista Mario López Valdez. En Durango, el último sondeo del Gabinete de Comunicación Estratégica, de este mismo mes, le da a Jorge Rafael Herrera (PRI-Panal) un 44.7% contra el 26.6% de José Rosas Aispuro (PAN, PRD, Convergencia). En Hidalgo, una encuesta interna del Dia le otorga 42% al priísta Francisco Olvera, contra 37% de la aliancista Xóchitl Gálvez; mientras que en Oaxaca, otra encuesta del Gabinete de Comunicación ubica al candidato del PRI Eviel Pérez Magaña con 44.3% contra un 39% de Gabino Cué, abanderado de la alianza; y en Puebla, esta última encuestadora registró en su sondeo de este mes 35% para el priísta Javier López Zavala contra 26% del aliancista Rafael Moreno Valle.

Una muestra clara de que los números no cuadran y que en la prospectiva no se ve un panorama fácil para las alianzas PAN-PRD-Convergencia, es la declaración casi infantil de Nava en la que les pide a los petistas de los estados, que abandonaron las alianzas, “no hacer caso de las instrucciones de López Obrador” y votar por las alianzas. O Nava se contagió de la ingenuidad infantil de la música de su futura esposa o realmente el dirigente del PAN comienza a sentir que si no gana ninguna de las alianzas que él impulsó, el costo para él mismo será mayor.

¿Qué cuentas entregarán César Nava y Jesús Ortega, que se aferraron a las alianzas como último recurso, fracturaron a sus partidos y desdeñaron a candidatos propios en aras de la negociación con el argumento de que aliados podrían dar la pelea si, como se ve ahora, el PRI les gana todas de todas en los estados donde pactaron las alianzas?

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