martes, 13 de abril de 2010

El calderón y la agenda nuclear


• Debate del batidillo
• Susuki…
La causa de la risa, mi estimado, es la súbdita percepción de la incongruencia entre un concepto y el objeto real. Comenzó ayer la Cumbre Nuclear en Washington que reúne a 47 países con sus respectivas delegaciones, donde los temas a discutir giran alrededor de la latente amenaza de que grupos terroristas lleguen a acceder en el mercado negro a los ingredientes necesarios (uranio enriquecido) para construir una bomba nuclear que desestabilice la geopolítica internacional y desate a los demonios. Un pequeño problema que abarca, entre otras linduras, 40 toneladas de uranio disperso por el mundo y entre varios divertidos países.
O sea, my friend, al parecer varios de los interesados (have their plate full) tienen agendas en común y no deja de llamar la atención que Felipe Calderón huya, perdón, viaje a Washington en momentos donde la “ridícula minoría” detona las alertas estadunidenses (again) que emiten las recomendaciones de abstenerse de viajar a Durango, Coahuila y Chihuahua, además de deslizar la llegada de la hora chinguenguenchona cuando los familiares de dependientes que trabajan en los Consulados fronterizos empaquen y corran del Vive México que tanta emoción le pone a la adversidad.
Curiosito que Calderón viaje a la Cumbre Nuclear cuando su (des)gobierno no tiene política en este rubro que debería, por lo menos, abarcar la producción de energía eléctrica ante la proximidad de la escasez de esa fuente irremplazable como lo es el petróleo, sin contar con la joyita de Laguna Verde otrora orgullo de logro tricolor, yes?
Aunque en realidad y la realidad muestran que a Felipe esas nimiedades no le interesan ni le ocasionan emoción alguna. Lo suyo, lo suyo… es tripular, gobernar y controlar… a la PANdilla en su partido. Cómo lograr el agandalle del PAN hasta el 2013 y cómo salir oliendo a rosas en el mar de estiércol de su irreflexiva guerrita que arroja escalofriantes cifras y que mantiene en vilo a tirios y troyanos…
Y en el batidillo del debate sobre el rol de nuestras fuerzas armadas —que están más solas que un ostión en el fondo del mar… azul— se escuchan más voces que difieren sobre el mismo tema. Propuestas van y vienen. Discursos en el micrófono. Palabras de simulación, golpes bajos y política barata. Encerronas, propuestas, planes. Un día el Ejército es muy chingón y el otro es un asesino frío e impune. Un día Felipe lo arropa y al otro la PANdilla le surte su almacén. Vaivenes que muestran fracaso, hartazgo, confusión e incertidumbre.
Y para documentar el catastrofismo déjeme sacarle la lágrima (o la risa de la tragicomedia) de lo que ya circula en el espacio cibernético y que dibuja una divertida percepción que ya traspasa fronteras. ¿Listo? Ahí le va.
Un niño japonés llega a Estados Unidos y el papá lo inscribe en una escuela… el primer día de clase, la maestra presenta a Susuki, hijo de un empresario japonés, a los chicos de sexto grado. Luego la maestra le dice a los alumnos:
—Empecemos por repasar un poco de historia de América del Norte y del Sur. ¿Quién dijo “denme la libertad o la muerte”?
La clase se quedó callada, excepto Susuki. —Lo dijo Patrick Henry en 1775.
—¡Muy bien!
—¿Quién dijo “el gobierno del pueblo, para el pueblo no debe desaparecer de la faz de la tierra”?
De nuevo silencio y la respuesta de Susuki. —Abraham Lincoln, en 1863.
La maestra asombrada les dice chicos debería darles vergüenza, Susuki es nuevo en nuestro país y sabe más de historia que ustedes…
La maestra alcanza a oír un susurro. —¡A la mierda con los malditos japoneses! ¿Quién dijo eso?, pregunta la maestra.
Nuevamente Susuki levanta la mano y dice: General McArthur, en 1942.
La clase enmudece y un chico espeta: ¡Voy a vomitar!
La maestra trata de ver al alumno irrespetuoso diciendo: Ya está bien, ¿quién dijo eso?
Susuki contesta: George Bush padre al primer ministro japonés, en 1991.
El alumno que era el número uno de la clase le gritó: ¡Yo era el primero hasta que llegó este japonés de mierda!
Susuki contesta: Mario Vargas Llosa, en las elecciones peruanas en 1990.
La clase entra en un estado de histeria colectiva. La maestra se desmaya, cunde el caos…
Mientras los alumnos se arremolinan alrededor de la desvanecida maestra, uno de ellos exclama: ¡Chingao, la cagamos!¿Y ahora cómo arreglamos este desmadre…?
Susuki responde: Felipe Calderón, Ciudad Juárez, febrero del 2010.
gomezalce@aol.com

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