viernes, 26 de febrero de 2010

Cerrarán el Museo de la Luz para dedicarlo a la Constitución

Deleite infantil durante una visita al Museo de la Luz, en imagen de noviembre de 2000Foto Carlos Cisneros



Mónica Mateos-Vega

René Drucker comunicó la decisión a Pilar Contreras, subdirectora del recinto


El espacio creado en 1996 recibe cerca de 100 mil visitantes al año, entre los que figuran invidentes

Abrirán muestra de vitrales como parte del fmx Festival del Centro Histórico


Periódico La Jornada
Viernes 26 de febrero de 2010, p. 3
El Museo de la Luz cerrará sus puertas este año para transformarse en un espacio museístico dedicado a la Constitución.

Concebido como una extensión de Universum, el Museo de la Luz se ubica en el ex templo de San Pedro y San Pablo (que albergaba a la Hemeroteca Nacional), en el Centro Histórico, inmueble que en la actualidad se encuentra bajo la custodia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Se inauguró en 1996 con el objetivo de brindar a miles de vecinos de esa zona la oportunidad de aproximarse a las ciencias.

Desde entonces también se ha conocido la intención de diversos legisladores de retirar el edificio del resguardo de la institución universitaria para instalar ahí un museo dedicado a exaltar los valores constitucionalistas, cuya administración sería federal.

La subdirectora del recinto, la bióloga Pilar Contreras, consideró que la decisión de terminar con el Museo de la Luz es “un poco absurda, porque la Constitución es parte de nuestro recinto, nosotros tenemos un facsímil del libro de 1824”.

La noticia del cierre del Museo de la Luz le fue comunicada el pasado viernes por René Drucker, director del recinto y responsable de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM.

“En este momento el doctor Drucker no tiene muchas respuestas a mis preguntas, quizá el miércoles 24, después de la inauguración de la sala dedicada al cerebro en Universum”, dijo Contreras vía telefónica el pasado lunes.

Durante la apertura de ese espacio en Ciudad Universitaria, el científico no hizo ninguna mención del proyecto para transformar el Museo de la Luz.

Desconcierto en los trabajadores

Consultado por La Jornada, Drucker señaló no tener comentarios respecto del cierre, en junio, de un museo en el que se conservan intactos los vitrales La vendedora de pericos y El jarabe tapatío, diseñados por los artistas Roberto Montenegro y Xavier Guerrero, construidos por Enrique Villaseñor, así como el vitral del escudo de la Universidad de México realizado por Jorge Enciso.

No obstante el desconcierto que la noticia causó en los trabajadores, en el Museo de la Luz continúa la preparación de la exposición con la que participarán en el fmx Festival de México en el Centro Histórico.

Se trata de la presentación de unos vitrales que permanecían “olvidados” en las bodegas del castillo de Chapultepec.

La muestra De arte y ciencia: un ejemplo, los vitrales se inaugurará el 11 de marzo y estará abierta “hasta que nos dejen. La solicitud de préstamo que hicimos al Instituto Nacional de Antropología e Historia vence el 27 de agosto, así que ya veremos”, añadió Contreras, quien reiteró que el Museo de la Luz tiene ya conformado su calendario de 2010.

Ese recinto se dedica, principalmente, a difundir el conocimiento en torno a los fenómenos de la luz, pero el disfrute de las actividades no es privilegio de quienes poseen el sentido de la vista. Dada su cercanía con una escuela para ciegos y débiles visuales, entre el público cautivo del museo hay alumnos invidentes quienes pueden tocar los cristales de los caleidoscopios, las lupas, los aparatos que enseñan la forma y el volumen, o escuchar cuentos acerca de las estrellas y los reflejos.
Pero el entretenimiento favorito de esos jóvenes es recibir en la piel los rayos de colores a través de un prisma e intentar identificar cuál es más caliente o frío.

El templo de San Pedro y San Pablo albergó entre 1944 y 1977 la Hemeroteca Nacional. Conocido también como “la cuna del muralismo” por la obra de este género que pintó ahí Montenegro en los años 20 del siglo pasado, el Museo de la Luz recibe cerca de 100 mil visitantes al año.

Cuna de la Carta Magna de 1824

El templo de San Pedro y San Pablo fue construido entre 1576 y 1603 por la Compañía de Jesús. Durante 164 años funcionó como iglesia y en 1822 se instaló ahí el Congreso Constituyente, ante el cual Agustín de Iturbide juró como presidente. En 1824, en este lugar, nació la primera Constitución de México.

Al mudarse el Congreso al Palacio Nacional, el inmueble fue habilitado como biblioteca; luego fue colegio militar, cuartel, almacén de forraje, café cantante y escuela correccional. En 1922, José Vasconcelos instaló una sala universitaria de discusiones libres. Posteriormente se trasladó al edificio la Hemeroteca Nacional.

Luego de casi 20 años de abandono, la UNAM decidió instalar allí el Museo de la Luz, que también cuenta entre sus asiduos visitantes a niños en situación de calle de varios programas de integración, hijos de los vendedores ambulantes vecinos y alumnos de escuelas públicas del DF, quienes pasan largas horas ya sea frente a un espejo líquido, hecho de mercurio, o a la flor de metal diseñada por el físico-escultor Bernard Gitton, que abre y cierra sus hojas según el calor de la radiación luminosa que recibe, piezas que forman parte de la exposición permanente.

La concepción, diseño y mantenimiento del recinto es responsabilidad de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM; son alrededor de 112 aparatos los que conforman el modelo de museo interactivo.

La restauración del edificio estuvo a cargo de la Dirección General de Patrimonio Universitario.

Lugar de saberes y temores, sede de constitucionalistas e independentistas, resguardo de la historia documental del país, recinto de descubrimientos científicos, el Museo de la Luz es también el hogar permanente de una “ecosfera”, esfera que contiene agua y unos diminutos camarones y caracoles que viven acompañados por una planta que los alimenta y es alimentada por ellos. Cerrada herméticamente, lo único que hace posible que la vida no muera en ese ambiente acuático es la luz, encendida el 18 de noviembre de 1996.

(El Museo de la Luz está en la calle Del Carmen 31, esquina San Ildefonso, Centro Histórico.)

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