lunes, 17 de agosto de 2009

Piden impuestos a Iglesia por bodas y bautizos


Ciudad de México Lunes 17 de agosto de 2009
13:40
Carlos Navarrete Ruiz, coordinador del Partido de la Revolución Democrática en el Senado, pidió que la Iglesia Católica pague impuestos por bautizos, bodas y demás servicios religiosos.

Sin embargo, Gustavo Madero (PAN), presidente del Senado, dijo que esto no es posible porque lo que se paga a la Iglesia por estos servicios son en calidad de donativos y que ese dinero ya generó impuestos.

“Ahí les va una papa caliente a la diócesis: los sacerdotes y las iglesias en México no pagan impuestos de todos los ingresos que tienen. La diócesis tiene razón, hay que ser austeros y recortar gastos”, respondió Navarrete.

“Pero me daría más gusto que la jerarquía católica mexicana y las demás iglesias dijeran ‘a partir de ahora por cada limosna, por cada boda que cobremos, cada bautizo, por cada santos oleos, por cada evento por los que cobran y tienen ingresos extraordinarios, antes de mandarlo a Roma su participación y antes de pagar salarios de los curas que paguen sus impuestos. Yo lo aplaudiría mucho”, expuso.

“Lo que se utiliza son recursos que ya pagaron impuestos cuando utiliza uno una donación en lo personal, es algo que ya tuviste tu como salario y ya pagaste los impuestos”, consideró Madero.

Por otra parte, Navarrete reiteró la negativa de su partido a aprobar nuevos impuestos, mientras que Madero pidió recibir los planteamientos que se hagan al respecto, de quien sea, pero aclaró que no debe atacarse a los más pobres ni a los que menos tienen.

El PRD, sostuvo Navarrete, rechaza nuevos impuestos y pide mejorar la recaudación, dejar de tratar igual a los causantes y no darles un trato de primera, a grandes contribuyentes y trato de segunda a los contribuyentes cautivos.

Navarrete dijo que los empresarios que no pagan deben hacerlo por lo que llegó el momento de que el gobierno apriete la mano con los evasores y quienes eluden el pago de sus obligaciones y también llegó el momento de disminuir el gasto corriente en los tres ámbitos de gobierno.

Madero también rechazo que la crisis económica se deba a los “astros” o a “malas vibras” como dijo el expresidente Vicente Fox.


vrs / vsg

El Estado, rebasado

Proceso.com


JORGE CARRASCO ARAIZAGA
Paramilitares, grupos de autodefensa, guardias privadas y comunidades armadas surgen por todo el país ante una ola de violencia criminal inédita que ha puesto a México al borde de una explosión social. Ese es el resultado de la fallida estrategia de seguridad pública de la administración de Felipe Calderón. Lo peor es que el Ejército ocupa cada vez más espacios de poder con una consecuencia inevitable: más violencia. El Estado está rebasado, concluye el doctor Arturo Alvarado, de El Colegio de México, coordinador de una amplia investigación al respecto de la que Proceso da cuenta en exclusiva.
Desde los años inmediatos a la Revolución y a la guerra cristera, México no vivía una violencia homicida como la que ahora padece.
Incontrolables desde hace tres años, las muertes violentas por ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, decapitaciones, tortura y otras expresiones anteriores, pero continuas, como los feminicidios, han desbordado al Estado mexicano.
Ante los altos índices de violencia, son cada vez más los investigadores y especialistas de todo el país que buscan explicar no sólo la violencia del narcotráfico y la reac­ción punitiva del Estado; también la respuesta violenta que está dando la sociedad.
Al igual que Somalia, Haití, Brasil y, en su momento, Colombia, en México se multiplican las organizaciones paramilitares, los grupos de autodefensa, las guardias privadas (nacionales y extranjeras) y las comunidades armadas.
“El Estado mexicano ni estaba preparado ni previó que todo esto podía pasar”, dice el doctor Arturo Alvarado Mendoza, integrante del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México (Colmex), en una entrevista en la que resume los resultados de un amplio trabajo de investigación coordinado por él mismo y que, patrocinado por el Colmex, comenzará a circular en breve en forma de libro. Se intitula ¿Hacia la seguridad nacional? Seguridad nacional y seguridad interior en el siglo XXI, del que Proceso ofrece adelantos sustanciales en la presente edición. (Ver recuadros).
En la investigación participaron Sergio Aguayo Quezada, Miguel Ángel Castillo y Mónica Serrano, del Colmex; Jorge Chabat, Froylán Enciso y Carlos Montemayor; José Luis Piñeyro, de la Universidad Autónoma Metropolitana; Mónica Toussaint, del Instituto Mora; Javier Treviño Rangel, candidato a doctor por la London School of Economics, y el investigador brasileño Jorge Zaverucha, además del propio Arturo Alvarado Mendoza.
Doctor en ciencias sociales con especialidad en sociología, Alvarado ha estudiado las expresiones de violencia en la sociedad mexicana, sobre todo desde la llegada del PAN a la Presidencia de la República, y en especial la registrada en “la guerra” de Felipe Calderón contra el narcotráfico.
Señala que más de 14 mil muertos en lo que va del sexenio, un número creciente de desaparecidos y los cada vez menos inusuales hallazgos de cementerios clandestinos expresan los niveles de violencia a los que ha llegado el país. Prácticamente no hay estado que se salve. Si no son feminicidios, son ejecuciones entre narcotraficantes, enfrentamientos de las fuerzas federales con la delincuencia organizada, asaltos a comunidades por parte de milicias u homicidios de todo tipo.
“Estamos en una era de violencia criminal inédita, producida tanto por bandas delincuenciales como por las intervenciones militares y policiacas del gobierno federal”, sostiene el académico, cuyas áreas de estudio abarcan seguridad pública, justicia y estado de derecho; parte de sus investigaciones las ha realizado en instituciones de Estados Unidos, Japón y Francia.
Alvarado considera que ante la escalada de violencia registrada desde hace 15 años en México, Calderón ha tenido una “respuesta inercial”: la concentración sin precedente de recursos públicos en seguridad y el despliegue del Ejército como en los períodos más cruentos del autoritarismo del PRI, en particular el movimiento del 68 y la guerra sucia.
Calderón incluso ha ido más allá. Ha permitido que el Ejército goce ahora de más autonomía y poder que en regímenes pasados y que asuma funciones civiles como no lo hacía desde la etapa posterior a la Revolución.
De acuerdo con datos del propio Ejército, explica, actualmente 500 de sus miembros –desde generales hasta tropa– tienen licencia para ocupar cargos en las policías estatales y municipales de todo el país.
Además, esta es la administración que ha destinado el mayor gasto en seguridad, defensa y procuración de justicia de la historia. Si en 2006, en el último año de Vicente Fox, el presupuesto fue de 59 mil millones de pesos, a mitad de su sexenio Calderón ya dispuso de 266 mil millones de pesos, de los cuales 110 mil millones se asignaron a la Sedena.
Una revisión hecha por Alvarado sobre el gasto programado en esos rubros desde 2007 muestra cómo se ha disparado el presupuesto, sin que ello haya significado una disminución de la violencia. Por el contrario. En su primer año, Calderón dispuso de 71 mil millones de pesos, en conjunto, para las secretarías de la Defensa Nacional, Marina y Seguridad Pública, la Procuraduría General de la República y el Fondo de Seguridad Pública para los Estados y el Distrito Federal. El año pasado, el gasto se elevó a 83 mil millones y en este 2009 llegó a casi 112 mil millones de pesos.
En el límite
Iniciada con asesinatos políticos y el levantamiento armado en Chiapas a finales del sexenio de Carlos Salinas; acentuada por la delincuencia con Ernesto Zedillo, y desbordada por el narcotráfico con Vicente Fox y Felipe Calderón, la violencia de los últimos 15 años en México ha rebasado al Estado mexicano en sus tres niveles de gobierno –federal, estatal y municipal–, dice el investigador.
La ciudadanía se ha ido quedando indefensa en todo el país, sostiene, y advierte que “la falta de control por parte del Estado nos puede llevar a una explosión, a una epidemia de violencia que no se detiene simplemente con poner al Ejército en la calle y declarar el toque de queda”.
Con investigaciones realizadas en la Universidad de Harvard, el Tecnológico de Massachussets y el Woodrow Wilson International Center for Scholars, Alvarado sostiene que la violencia homicida desbordada y el fracaso del Estado se iniciaron con los feminicidios en Ciudad Juárez.
Pero si hace 10 años Chihuahua era el estado con la tasa de feminicidios más alta del país, ahora la violencia de género en el cinturón metropolitano de la Ciudad de México lo ha rebasado.
El promedio nacional de feminicidios está debajo de tres casos por cada cien mil habitantes, pero en la zona limítrofe del Distrito Federal pasa de cinco y en algunas partes por encima de seis.
Otra manifestación grave de la violencia homicida la identifica en la frontera sur, en Chiapas, pero también en los enfrentamientos armados ocurridos en las calles de Tijuana, Guadalajara, Oaxaca, Culiacán, Durango, Acapulco, Veracruz y otras ciudades del país.
Datos oficiales ubican a México entre los países con tasas más bajas de violencia en América Latina: 23 por cada 100 mil habitantes. Sin embargo, los niveles de homicidios en algunas ciudades se equiparan con los de algunos países de Centro y Sudamérica que han vivido procesos violentos por guerras civiles y el narcotráfico.
La comparación más obvia es con Colombia. En la etapa más cruda de la narcoviolencia, ese país llegó a tener tasas de 100 muertos por cada 100 mil habitantes; hoy es de 40 por cada 100 mil, aún demasiado alta. En México, el estado de Guerrero tiene una relación similar, de 39.7. Le siguen Michoacán, con 34.4; Oaxaca, con 31; y Sinaloa y Chihuahua, con 29.9 cada uno, refiere Alvarado.
Señala que algunas ciudades de Brasil –como Río de Janeiro– tienen tasas de entre 80 y 100 homicidios, mientras que en la ciudad de Guatemala, en la zona metropolitana de San Salvador y Tegucigalpa la situación es aún peor.
“México está en el límite para prevenir una violencia de ese tipo. De no hacerlo, nos puede llevar a una situación como la de Centroamérica, Haití, las favelas de Río de Janeiro o incluso Somalia”, considera.
Editor de La reforma de la justicia en México, publicado el año pasado por el Colmex, Alvarado abunda: “La violencia está aumentando en todas las dimensiones de la sociedad y no la estamos atendiendo. Hemos tenido días con 40 o 50 muertos”, y pueden llegar a ser “mucho más”.
Comenta que una consecuencia de la respuesta violenta del Estado al narcotráfico es que se están modificando las rutas de las drogas. “El problema es que cuando se rompen las líneas o cadenas productivas, se reorientan o se van a otro lado. Y la gente se dedica a otra cosa: si antes sólo pasaba droga, ahora roba o secuestra.
“Por experiencias históricas sabemos que pasan de un negocio ilegal a otro. Esto va involucrando a otros sectores sociales y por eso tenemos el crecimiento de violencia de todo tipo en el país. Esos efectos colaterales no se están atendiendo.”
Menciona también otro fenómeno: “Hay una sorprendente cantidad de cementerios clandestinos en México, a pesar de que los hallazgos de restos humanos parezcan pocos”.
Hace unos años, las narcofosas acaparaban la atención, sobre todo en la frontera norte, pero Alvarado ha identificado este tipo de tumbas en ocho estados del país, sólo mediante el seguimiento en prensa. Aunque precisa que no se trata de una investigación exhaustiva, asegura que “esto evidencia ejecuciones extrajudiciales sistemáticas en muchas regiones del país que no son registradas, y que hay una violencia homicida que no observamos”.
En su diagnóstico sobre la violencia desbordada en México, asegura que el país reproduce ya otro fenómeno que se dio en Somalia, Haití, Colombia y Brasil: la proliferación de grupos paramilitares, de autodefensa y de poderosos aparatos de seguridad privada.
Refiere también la presencia de empresas trasnacionales de seguridad que operaron en Afganistán e Irak. “Tienen grupos y comandos especiales de ataque que actúan en caso de un atentado contra sus clientes: grandes empresarios o representantes de empresas trasnacionales. Eso puede ser un peligro de largo plazo. A ellos no les importa la legalidad local ni el Estado ni nada. Sólo sus intereses. Y no hay controles sobre ellos”.
Además, hay grupos focalizados que se organizan para tener sus propios aparatos de seguridad, integrados por gente llegada de Israel, Estados Unidos, Gran Bretaña o Rusia. “¡Qué de milicias irregulares hay en este país y que nunca habíamos visto!”, exclama.
La tendencia es hacia el “vigilantismo”, pero el colmo es que instancias oficiales propicien que los ciudadanos se armen, critica. Es el caso de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Chihuahua, que la semana pasada propuso que cada ciudadano tenga un arma para defenderse.
“Vivimos una situación en la que estas inercias generan otras olas de violencia. Primero hay estupefacción, luego se acostumbra a ella y después se generan conductas reactivas de la población que no son necesariamente las mejores para resolver los problemas de fondo.”
Para el investigador del Colmex, Chihuahua es un ejemplo de esa evolución de la violencia homicida. Después de los feminicidios, hubo estupefacción por los 10 o 12 asesinatos diarios; luego, cada mes fueron subiendo hasta rebasar los 30. Intervino entonces el Ejército por decisión de Calderón, pero no para bajar las tasas y la violencia social, sino para controlar las redes del narcotráfico. Las consecuencias fueron para la población, dice.
Ese estado representa también lo limitado de “la guerra” contra el narcotráfico, sostiene Alvarado: “El Ejército entra y sale sin mayor consecuencia. Calderón desmantela a las policías locales porque no sirven, pero no deja nada nuevo. Está generando vacíos policiales en municipios y estados y no le deja capacidad ni al gobernador para recrear una fuerza”.
Peligroso militarismo
Arturo Alvarado identifica otras formas de violencia no vinculadas al narcotráfico, como las incursiones militares y policiales en diversas regiones del país donde hay movimientos sociales o guerrillas.
A pesar de la poca información que existe al respecto, destaca los combates con el Ejército Popular Revolucionario (EPR), las incursiones de soldados en colonias populares en Ciudad Juárez y los continuos hostigamientos militares a poblaciones rurales en Veracruz, Oaxaca, Guerrero y Chiapas. “Estos hechos no están motivados por la guerra contra las drogas ilegales”, asegura.
Aunque las guerrillas en México no sean fuertes, ahí están y pueden coexistir con grupos paramilitares, tal y como ocurrió en Colombia. El próximo año, a propósito del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución, la guerrilla va a manifestarse por lo menos con comunicados, considera.
“La violencia homicida de todo tipo se está manifestando como no ocurría hace mucho. La Revolución y la guerra cristera eran los últimos períodos de violencia extrema”, dice quien además de haber trabajado en el Institute of Developing Economies-IDE, de Tokio, fue profesor invitado de la Universidad Kobe-Gakui, en Japón, e investigador invitado del Institute Francaise de Recherche Scientifique pour le Developpment et Cooperation.
Recuerda que a la violencia política registrada durante el sexenio de Salinas –cuando ya había signos de violencia del narcotráfico– le siguió la violencia delictiva surgida después de la crisis financiera de 1995.
Ante lo que caracteriza como violencia imparable entre 1995 y 1998, la respuesta del gobierno de Zedillo fue crear el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP). El operador fue su secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet, actual diputado electo del PRI, que en ese momento, estaba a cargo de la seguridad pública, tarea que pasó a la Secretaría de Seguridad Pública federal creada a principios del foxismo.
En diciembre de 1995, Zedillo publicó la ley general del SNSP con la que pretendió coordinar de forma centralizada a todas las fuerzas policiales del país, pero sobre todo “metió al Ejército a participar en temas de seguridad pública y comenzó a patrullar las calles del Distrito Federal y ciudades fronterizas”, señala Alvarado.
“El Ejército entró de facto a esas labores sin las reformas ni los controles constitucionales necesarios. Lo hizo por una puerta administrativa y con el aval de la Suprema Corte”, añade.
“Zedilllo creó un sistema de seguridad punitivo al que 14 años después, sin hacerle una evaluación real, se le sigue metiendo dinero y dándole más facultades y elementos como policías nacionales sobre la misma base de la Policía Federal Preventiva”, dice.
En enero de este año, Calderón publicó las reformas al SNSP que, de acuerdo con el especialista, “le dieron enormes atribuciones al presidente, quien, junto con los gobernadores, ha gastado mucho más en seguridad, y sin ningún control porque no hay un sistema real de transparencia del gasto”.
Lo más grave es que Calderón ha abierto aún más la puerta para la intervención del Ejército, evalúa. Contrario al discurso de los militares, que dicen limitarse a responder a una necesidad específica, Alvarado encuentra que el Ejército sí tiene intereses políticos en esa participación.
“Está interesado en mantenerse en el tema no sólo por razones administrativas y de seguridad. Lo hace a sabiendas de que está ante un conflicto real, no sólo de narcotráfico, sino, en el largo plazo, con la población”, asegura.
Muestra de ello ha sido su presencia en la procuración de justicia con Fox y en seguridad pública en todo el país con Calderón. Ilustra: durante el siglo XX, en la Ciudad de México, ocho de cada 10 jefes de la policía fueron militares, en su mayoría generales.
“Si esto no dice que es un patrón de comportamiento de los altos mandos del Ejército y que no tienen interés e incentivos por ser jefes de una policía civil, entonces no hay intención política”, ironiza.
Alvarado cita información oficial de la Sedena para subrayar que, en los últimos ocho años, 90 militares de alto rango con licencia han sido jefes de policías estatales o municipales por todo el país. “Hay una militarización administrativa. En total, el Ejército reconoce que le ha dado permiso a 500 elementos para cumplir funciones de seguridad policial”.
Al arranque de su administración, Calderón dijo que la guerra contra el narcotráfico es importante, apunta, pero “lo ha sido para él, sólo para él”, enfatiza.
“Si bien reconoció el problema, utilizó al Ejército para apuntalarse. Eso todo el mundo lo sabe. Eso le dio popularidad. Pero sigue con una guerra en la que el Ejército se envuelve cada vez más y no sabemos si tiene las herramientas y las capacidades reales para enfrentarla, además de que tiene problemas por los abusos de militares contra la población.”
Asegura que si en realidad el Ejército es “la única” herramienta del Estado mexicano para enfrentar al crimen organizado, entonces hay que establecer el tiempo pertinente de su intervención y medir y evaluar esa guerra. Y urge a establecer controles legales y judiciales para evitar no sólo los abusos, sino el incremento de su autonomía, como ha ocurrido, dice.
Justifica que en la transición de un régimen priista a otro panista, y ante el aumento de la delincuencia, aumentara la autonomía militar y policial, tal y como ocurrió en las dictaduras que han transitado a democracias, pues los ejércitos siempre se reservan espacios políticos y de impunidad muy grandes, dice.
“Pero ahora el Ejército tiene más autonomía, poder y dinero que con el PRI. Y si con el tiempo se ve que la de hoy era una guerra falsa, se entiende la necesidad de protegerlo hacia adelante, incluido su comandante en jefe, que es el presidente.”
Los controles al Ejército sólo pueden salir del Congreso y del Poder Judicial, recuerda, “pero en vez de apelar al Congreso, Calderón manda una andanada de iniciativas de ley muy punitivas y discrecionales para darle más poderes al Ejército, a la Marina y a su Policía Federal” (Proceso 1708).
El Legislativo tiene las facultades, pero no ha querido ejercerlas, dice, y resalta que el Congreso, además de llamar al Ejército a cuentas, tiene que limitar el fuero militar en los casos de violaciones a los derechos humanos, como ahora ocurren.
En el caso del Poder Judicial, la Suprema Corte de Justicia de la Nación tendría que hacer cumplir el principio de que nadie está por encima de la Constitución y que no debe haber tribunales especiales. Pero tampoco le ha querido entrar al fondo de esos temas, concluye, como lo demostró la semana pasada al negar un amparo contra la jurisdicción militar.

Julio Hernández : Astillero


VISITA A PETROBRAS. De izquierda a derecha, los dirigentes del PAN, César Nava; del PRI, Beatriz Paredes; del PVEM, Jorge Emilio González, y del Panal, Jorge Kahwagi, observan una presentación en tercera dimensión con lentes especiales, durante un recorrido que hicieron junto con el presidente Felipe Calderón a la compañía Petrobras, en Río de JaneiroFoto Claudia Herrera Beltrán

Reyecitos

Malvados astros

Felipe trovador

Panistas alegres

Chente estaba en sus mejores condiciones intelectuales cuando en un arrebato de iluminación cósmica pronunció la frase reveladora: A México le está yendo peor que a todo el mundo porque los astros mala onda no están bien alineados (ni balanceados, es de suponerse) y en el país hay muchísimas vibras negativas. El Gran Maestro del planeta San Cristóbal había entrado en profundo trance, acompañado de su fiel administradora, la nunca bien recordada señora Marta del Toloache. Ese día se habían graduado los primeros 11 especialistas en Práctica Política de uno de los cursos que ofrece la Academia de Ciencias Ocultas que para efectos de magia negra se hace llamar Centro Fox. También estaban en el paraíso esotérico guanajuatense unos cien presidentes municipales panistas recién electos. Todos necesitados de la sabudiría y los consejos de Vidente Fox, el analíticamente astroso declarante compulsivo que a quienes le visitaban en su consultorio sideral les había leído la mano política: Yo vengo explicando que es una convergencia de los astros; en este caso en el terreno negativo, así como de las vibras negativas. Se han sumado no sólo en el hecho de que tengamos tal dependencia de Estados Unidos, creador e impulsor de esta crisis, sino que nos ha tocado estar dando una batalla frontal, épica, moral, frente al crimen organizado, la violencia, la droga”. ¡Oh, no es la Guerra de las Galaxias, sino la Guerra contra el Narcotráfico, y no es culpa de los malos gobiernos, sino de los astros, las vibras, la mala sal, los amarres, los hechizos y los conjuros! ¡Pasen, señoras y señores, a que el gran Vidente, quien con tales artes presidió la República del Arcano, les lea la suerte!

En otro viaje (éste, sólo a Sudamérica), Felipe el Valiente demostró que, pase lo que pase, y aunque la Patria esté en sus peores momentos, un buen charro mexicano nunca dejará pasar la oportunidad de cantar El Rey. Sin dinero y sin dinero, él sigue siendo el chido. Y no sólo en esa improvisada audición en una escuela de Montevideo, sino también en las confesiones íntimas que hizo ante la asamblea general de legisladores uruguayos, a los que hizo saber “una anécdota, hasta personal: el día de mi boda con mi esposa, aquí presente, bailamos un poema musicalizado de Benedetti, y llevamos a los uruguayos que florecieron en su canto y en su prosa, y en su poesía en México”. La nueva trova derechista o el canto nuevo conservador: el rebelde joven Calderón se surtía, en su lucha por la democracia, de insólitos manantiales más bien cargados a la izquierda en la hidrografía política: “abrevamos en los ideales, en los sentimientos, en la poderosa lírica histórica de Galeano, en la inigualable poesía y en la nostalgia de Zitarrosa, en los versos de Benedetti”. Cuasi izquierdista de ocasión diplomática, el comandante Felipe se despediría de algún discurso ante uruguayos con la convicción de que llegará “un futuro mejor” y que “atrás de la tormenta vendrán mejores días y en ello me quedo, precisamente, con algún verso de Zitarrosa”, el que dice, “en Elegía de mi país: Mi país qué tristeza, la pobreza y el rencor. Dice mi padre que ya llegará desde el fondo del tiempo otro tiempo, y me dice que el sol brillará sobre un pueblo que él sueña labrando su verde solar”. Zitarrosa, Benedetti, Galeano y Onetti, también citado en otro momento de la gira, ¿serían compañeros de viaje político del trovador mexicano, inspiradores de ideales y sentimientos, o tomarían distancia crítica, acaso tajante de quien tan alegremente les tomó como recurso discursivo circunstancial?
La fiesta panista continúa aunque la Patria cruja. Chepina vas que prestas aletea emocionada porque la han nombrado coordinadora de la lánguida bancada blanquiazul de San Lázaro. Reducida a la condición de opositora (el PRI tendrá el dominio político real), la autora del bestseller Felipe Mío, hazme Candidata, tuvo reunión alegre con los demás futuros ocupantes de curules y, en pleno jolgorio por lo bien que el país marcha, un yunquista se lanzó al foro a cantar. Ni más ni menos que el Héroe de Pasta de Conchos, el protagonista oficial del drama de los mineros sepultados y abandonados, el guionista original de la trama de violaciones de derechos humanos y laborales que persiste en aquel punto coahuilense: Francisco Xavier Salazar Sáenz, que entonó Caminos de Michoacán (¡lástima que Felipe no la haya escuchado, pero ya habrá quien le comente el detalle!). Por otra parte, Míster Influenza (mejor conocido como José Ángel Córdova) en León celebraba el fin de semana su cumpleaños 56, con 400 invitados (entre ellos, claro, Chente y Martita) que degustaron platillos preparados por cocineros de Mazatlán y de Nayarit. La música, a cargo de un grupo llegado de Xalapa. Uno de los regalos fue una playera oficial de la selección sudamexicana de balompié, con las iniciales de su nombre, el apellido y el 10 goleador, que le llevó Justino Compeán, el directivo de la Federación Mexicana de Futbol. El secretario de Salud ha dicho que le gustaría ser candidato a la Presidencia de la República en 2012. ¡Oh, la caballada A/H1N1!

Cartas astrales enredadas por todos lados. Ebrard baja al espiritista Madero del automóvil de la Revolución y lo convierte en paso peatonal en el Centro Histórico de la ciudad de México. Alejandro Encinas, llegado a la diputación por obra y gracia plurinominal de los Chuchos, y llegado a la coordinación de la bancada perredista por arreglo con los mismos, busca en los horóscopos algún indicio de su suerte regida en apariencia por el curso de dos planetas en ruta de colisión. Y el eclipse veracruzano llamado Fidel hace gala de oportunismo al inaugurar la estatua del llamado Niño Cero y declararse, con modestia, listo para darle buen recibimiento a una candidatura presidencial priísta si así sus correligionarios se deciden a sacrificarlo.

Y, mientras la presidencia militar del país da de baja a policías fiscales y toma el control de dos aduanas norteñas, ¡hasta mañana, en esta columna hechicera!

Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

De entre los políticos, nadie ha quebrado un plato

Bajo Rerserva. El Universal.

José Antonio González Anaya, coordinador de Hacienda para entidades federativas, dice que en 2008 los gobiernos locales tuvieron 90 mil millones de pesos adicionales respecto a 2007, y que los malgastaron. El presidente de la Asociación Nacional de Alcaldes de Acción Nacional, Cuauhtémoc Calderón, pide que así como los gobernadores abren la cartera en las campañas, ahora se fajen y respondan a la crisis nacional. El senador priísta Manlio Fabio Beltrones urge a la federación a sacar “guardaditos” y dar la cara por las entidades y municipios; pide no subestimar el riesgo “para la estabilidad social y la cohesión regional, la posible quiebra de algunas finanzas municipales”. El secretario de Hacienda, Agustín Carstens, ya le explicó al Congreso que no hay mucho para dónde hacerse: el faltante financiero de 2010 será de 300 mil millones de pesos. Y mientras, nos llegan las noticias del colapso: servicios públicos paralizados; cuerpos de seguridad pública, trabajadores de limpia y otros burócratas sin poder cobrar salario. Datos de la Unidad de Investigación de EL UNIVERSAL indican que de 2 mil 435 alcaldías, 95% está en problemas financieros. Ah, pero nadie ha quebrado un plato. Nadie. Federación, estados y municipios se dicen los más previsores. Cómo no.


El panista Manuel Espino y el gobernador priísta José Reyes Baeza estarán juntos. Organizan este 26 y 27 de agosto un foro internacional llamado “Inseguridad, Dolor Evitable”. Se pretende analizar la terrible situación que vive Ciudad Juárez. Hace poco más de un año, en junio de 2008, se celebró un evento similar en Bogotá, Colombia. En él estuvo el presidente Álvaro Uribe Vélez. En México no estará Felipe Calderón, y no es difícil suponer por qué: porque lo de Juárez es quizás el ejemplo más claro del fracaso en la estrategia de pacificación; y porque, claro, organiza Espino, personaje que los calderonistas no pueden ver ni en pintura.


Se da por un hecho que José Ángel Córdova, secretario de Salud, buscará la candidatura al gobierno de Guanajuato. El sábado pasado, durante su fiesta de cumpleaños número 56, los periodistas preguntaron a Córdova si buscaría la gubernatura o la Presidencia. Respondió: “Yo aspiro a tener la oportunidad de seguir sirviendo a los mexicanos, a los guanajuatenses”. Nos dicen que cuenta con apoyo dentro del PAN, y se nota: a su fiesta fueron Vicente Fox, Marta Sahagún y se cuenta que el director general del ISSSTE, Miguel Ángel Yunes, puso el dinero para que amenizara el quinteto de música jarocha Macambo. El secretario sólo debe pasar un bache más: el rebrote de invierno del virus de influenza.


Apunte final: ¿Qué tanto hace el coordinador de los senadores del PRD, Carlos Navarrete, en la Secretaría de Gobernación? El Palacio de Covián ya parece su segunda casa. Los reporteros se lo han preguntado varias veces y él promete que emitirá un comunicado… que ya se convirtió en novela: pasan y pasan los días, y no llega.

Seguros a altos funcionarios por $10 mil millones


Gastos médicos mayores y retiro individualizado, los rubros a los que, pese a la crisis financiera, se destinó el dinero en el primer semestre del año; la cantidad es superior al recorte presupuestal que se pretende hacer a la SEP y al boquete que registra el IMSS

México.- Durante los seis primeros meses de 2009, los más duros de la crisis financiera, las prestaciones a servidores públicos no sufrieron reducciones drásticas. Al contrario, siguió aumentando el monto y la proporción de dos sobresueldos para los funcionarios de mando en las entidades y dependencias del gobierno federal: alrededor de 9 mil 963 millones de pesos fueron pagados durante el semestre por seguro de gastos médicos mayores y seguro de retiro individualizado.

Tal cantidad de dinero es independiente de lo erogado por las cuotas de seguridad social y servicio médico al ISSSTE, al IMSS y de los fondos institucionales de retiro como el SAR (unos 4 mil 500 millones de pesos), prestaciones que también recibe la mayoría de quienes ocupan cargos de jefes en la administración pública.

Estas y otras erogaciones pueden confirmarse en el capítulo “IX.- Prestaciones que perciben los servidores públicos” inserto en el “Informe sobre la Situación económica, las finanzas públicas y la deuda pública” del segundo trimestre de 2009.

El gasto durante el primer semestre, por los dos seguros que sólo protegen a los altos funcionarios, es superior al recorte que se pretende hacer a la Secretaría de Educación Pública (7 mil millones de pesos) y casi el triple del boquete financiero que registra el Instituto Mexicano del Seguro Social (3 mil 791 millones).

Sobresueldos

Las prestaciones que en general reciben los funcionarios públicos son clasificadas como
sobresueldos.

En el tabulador de sueldos y prestaciones de los servidores públicos de confianza, por ejemplo, para el Secretario de Economía, el salario base es de 32 mil 613.14 pesos mensuales a los que se adiciona una compensación garantizada neta por el rango de 228 mi 569. 12 pesos. Una vez hechos los descuentos diversos quedan un total neto de ingresos líquidos de 137 mil 050 pesos al mes.

Según el mismo catálogo, el secretario tiene como prestaciones garantizadas: seguro de vida institucional por al menos 40 meses de la percepción ordinaria mensual; seguro colectivo de retiro de 12 mil 500 a 25 mil pesos; prima vacacional de 50 por ciento de 10 días de sueldo base; prima quinquenal de 46 a 136 pesos mensuales; gratificación de fin de año de 40 días de sueldo base; pagos de defunción de hasta 4 meses de la percepción ordinaria; ayuda para despensa de 77 pesos al mes; vacaciones pagadas de 20 días hábiles al año en dos periodos de 10 días; uso de hasta tres vehículos y apoyo económico para uno; hasta cuatro teléfonos celulares con un crédito máximo de 13 mil 500 pesos cada uno; gasto de alimentación de 12 mil 750 mensuales.

Pero, según el informe de resultados de la economía antes referido, ni esas ni otras prestaciones son tan cuantiosas para los servidores públicos como la suma de ambos seguros adicionales: el de gastos médicos mayores y el de separación individualizada.

El de gastos médicos mayores tiene pólizas de 333 a 1000 salarios mínimos generales, que en caso de requerirse, la póliza más baja alcanza 525 mil 374 pesos. De esta, el funcionario paga voluntariamente 2, 4 y hasta 10 por ciento de su salario, misma proporción que el gobierno le adiciona.

De ese modo, además del ingreso base del secretario (salario y compensación), el gobierno federal eroga alrededor de 22 mil pesos mensuales adicionales por las prestaciones garantizadas y, además, otros 30 mil por estos dos seguros. Con todo la suma asciende a unos 190 mil pesos mensuales.

La mayoría de las prestaciones garantizadas y adicionales, con la proporcionalidad del cargo, se conceden a todos los mandos principales del sector público, de acuerdo con la reglamentación interna en rigor.

El costo

En el informe económico financiero de 2009, los montos mayores en los gastos por prestaciones para todos los servidores públicos fueron para esos dos seguros que benefician principalmente a los mandos superiores.

De acuerdo con este reporte, disminuyó casi 4 por ciento el gasto programable de los ramos administrativos de entidades y dependencias del gobierno federal incluido el IMSS y el ISSSTE. La diferencia entre lo pagado y programado al iniciar el año fue de 3.8 por ciento, para quedar en 561 mil 145 millones de pesos.

Empero, los pagos por prestaciones en esas áreas consumieron 9 de cada 100 pesos (8.88 por ciento) del gasto programable: casi 50 mil millones de pesos. En 2006, tres años antes, esa proporción era menor en un punto porcentual, apenas llegaba a 8 por ciento, como se comprueba en el indicador histórico de gasto del gobierno en servicios personales hasta 2008.

Del total de las prestaciones, solamente el pago de los dos seguros referidos consumió alrededor de 20 por ciento; esto es una erogación aproximada a los 9 mil 963 millones de pesos. En contraste, lo que se pagó por cuotas al ISSSTE o al IMSS es menos de la mitad.

Así, en los primeros seis meses del año, ambos seguros (gastos médicos mayores y de retiro) en algunas dependencias y entidades consumieron proporciones exageradas del gasto total de prestaciones:

Presidencia, 14.63 por ciento; Gobernación, 51.24 por ciento; Relaciones Exteriores sector central, 26.29 por ciento; Hacienda sector central, 37.86 por ciento; Inmujeres, 57.67 por ciento; Economía sector central, 37.31 por ciento; Comisión Federal de Competencias, 66.14 por ciento; Secretaría del Trabajo sector central, 31.7 por ciento; Procuraduría del Trabajo, 42.2 por ciento; Energía sector central, 48.72 por ciento, y Desarrollo Social sector central, 75.17 por ciento.

Un reporte especial elaborado en el Centro de Investigación y Docencia Económica por Laura Carrillo Anaya y Juan Pablo Guerrero Amparán aseguraba que ya en 2002 los salarios, compensaciones y prestaciones de los mandos superiores del gobierno mexicano eran de los más altos del mundo. Y, no han disminuido.

Marcela Gómez Salce : A puerta cerrada.


Conago: la hueva de Agustín
2009-08-17•Política
.• El nuevo thriller de la SHyCP
• Continúa la caída libre…

Hace daño a los buenos, mi estimado, quien perdona a los malos. Volátil principio de semana con el cúmulo de malas noticias que se ciernen sobre el futuro cercano. Los anuncios de los recortes presupuestales advertidos ya por el titular de Hacienda, Agustín Carstens, dibujan que este (des)gobierno terminó por ponerle el listón al significativo desmadre comenzado en la era de Vicente Fox, a quien le cuesta menos trabajo mostrar su frivolidad en temas tan trascendentes como es el económico. El “¿y yo por qué…?” fue superado ahora por la incontinencia astral y su efecto en las crisis globales.

El hecho es que la cuestión económica y las tibias, pobres, insuficientes y mediocres medidas desarrolladas por este (des)gobierno, my friend, han agravado el contexto social de la crisis (que por supuesto vino de fuera) y colocado a Carstens en el peor de los mundos, sobre todo cuando el gasto corriente, los sueldos de funcionarios, ministros, consejeros y demás fina fauna no parecen en la lista para meterle tijera federal.

En la reciente reunión con varios gobernadores de la célebre Conago —a la cual más de un mandatario priista llegó tarde—, a Agustín se le notó con descomunal flojera de recetar, cual disco rayado, el panorama que convirtió al pronosticado como inofensivo “catarrito” en un literal “shock” financiero no visto en los últimos 30 años en pocos meses. Todo un caso para el ilustre funcionario del FMI, quien con 19 gobernadores se mostró soberbio, irritable y, como lo definieron algunos, con monumental hueva de asistir a ooootra reunión más para entregar las pésimas noticias que le aguardan al país.

Y mientras los mandatarios estatales tomaban la palabra, el responsable de las finanzas y el blindaje financiero del barco de gran calado miraba impaciente el reloj. Con esa sugestiva impaciencia y ansiedad que lo acompaña hace semanas y que ya supura por su piel cada vez que mantiene encerronas con legisladores, gobernadores y /o empresarios. Sí, mi estimado, Agustín está hasta la madre y se le nota. No hace esfuerzos por contestar las dudas de nadie y mucho menos de explicar el tamaño y la duración de la tormenta perfecta.

Advierte y amenaza con nuevos impuestos… y haciéndola de emoción, alecciona el thriller de que hasta el 8 de septiembre anunciarán los detalles de la medicina amarga para millones de mexicanos. Evade, simula, esquiva y se rehúsa a hablarle de frente a la nación. Sus declaraciones han oscilado en el péndulo de las inconsistencias e incongruencias. De escenarios de expectativa a un infierno pleno de shocks en tiempo récord.

Es innegable que Agustín refleja una parte del retrato del (emocionado) ánimo de Felipe Calderón. Convertido en el jefe de las finanzas de Los Pinos ha sido incapaz para enfrentar el descomunal reto que esta crisis conlleva. Su relación oscila también en el péndulo… pero del humor presidencial, que parece alterarse cuando está de giras internacionales. Carstens ha estado en el epicentro continuo de confrontación con el titular del Banco de México, Guillermo Ortiz, a quien tiene intenciones de suceder.

La cartera de Hacienda lo tiene agobiado, rebasado, fastidiado, cansado y francamente molesto. Nunca imaginó la magnitud del tsunami financiero y sus peligrosos efectos que, como se ha anotado en este irreverente espacio, arrollarán a varios municipios —donde ya se habla de más de mil—, poniendo en riesgo la viabilidad financiera de algunos estados y peor aún, la mismísima gobernabilidad afectada de manera explosiva por la mal llamada guerra contra el narcotráfico.

El discurso de la realidad en la caída de los ingresos y la inédita reducción en la producción del petróleo en dos años del (des)gobierno de Felipe, junto a una fallida estrategia en combatir a los traviesos, parecieran ser las justificaciones que busca el gymboree (con minúsculas) & the dumb squad para impulsar reformas (o medidas) que bajo la tonadilla oficialista (estás conmigo o en mi contra) paliarán los efectos del mentado shock.

El (des)gobierno federal no tiene buenas intenciones de poner su granito de arena para aliviar la volátil situación. Al contrario. Carstens se encargó de indicarles a los gobernadores que ni le sueñen, serán ellos (léase Los Pinos) quienes dispondrán de los “guardaditos” de dinero federal así que a prepararse para lo peor.

Chingón.

El pequeño detalle, my friend, es que la batalla por la guerra del presupuesto apenas calienta ánimos, perdón, motores…