lunes, 28 de diciembre de 2009

El cardenal Rivera Carrera critica de nuevo la ley que permite uniones de homosexuales

Reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio “significaría ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad”, afirmó el cardenal Norberto Rivera Carrera al defender el modelo de familia tradicional y criticar de nuevo la legalización en la ciudad de México de los enlaces entre personas del mismo sexo y la posibilidad de que adopten hijos.
Minutos antes, feligreses que acudieron a la misa en la Catedral Metropolitana agredieron a personas que se manifestaban frente al templo, en defensa del Estado laico.
En su homilía dominical, Rivera Carrera aseguró que la “cultura moderna”, además de atacar a la familia con la poligamia y el adulterio, hoy la agrede “en su esencia por la equiparación de las uniones homosexuales con el matrimonio entre el hombre y la mujer, hasta el punto de permitir la adopción de niños y niñas en el seno de esas uniones.
“La Iglesia enseña que el respeto hacia la personas homosexuales no puede, en modo alguno, llevar a la legalización de las uniones homosexuales. El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial como base de la familia, célula primaria de la sociedad.
“Reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio, significaría ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad. La Iglesia no puede dejar de defender tales valores, para el bien de los hombres y de toda la sociedad”, insistió el religioso en su pronunciamiento de oposición a la ley, postura que ha enfatizado luego de que fueran aprobadas las reformas al Código Civil en el Distrito Federal.
El pasado lunes emitió un pronunciamiento en el que precisaba que para la Iglesia católica lo aprobado por los legisladores son leyes “inmorales” y una “aberración”, que golpean en su estructura más íntima a las familias mexicanas.
A media semana, junto con las iglesias evangélica cristiana y ortodoxa griega condenaron los cambios y pidieron al jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, que ejerza su poder de veto y someta el tema a plebiscito.
Al encabezar ayer la fiesta de la Sagrada familia, Rivera Carrera dijo que la Iglesia no puede dejar de defender los valores de la familia tradicional, entendida como la unión de un hombre y una mujer.

Estos valores (la unidad, la indisolubilidad, la orientación hacia la responsable y sana educación de los hijos, la formación de auténticos ciudadanos) son la esencia de la familia. No sólo de la familia cristina, sino de la familia humana en su verdadera dignidad”, agregó.
En su homilía consideró que “no hay ser humano sin familia, y cuando se pierde la noción verdadera del ser humano, se pierde el sentido de la familia”.
Al término de la liturgia y desde el altar, la agrupación Unión de Voluntades rechazó las reformas y puso en entredicho la “legitimidad moral del partido político y de su jefe de Gobierno”, por promover la reforma jurídica sin una consulta ciudadana.
“Quedó patente que no tiene respeto alguno por los valores y principios de la familia mexicana, están atacando no sólo a la Iglesia católica, sino a la fe cristiana en general, cuyos pastores –de forma unánime– el miércoles pasado condenaron estas leyes inmorales que no buscan la justicia y el bienestar social, sino que únicamente obedecen a inconfesables intereses facciosos”, expresó Guillermo Bustamante, coordinador de la agrupación.
Agresión a manifestantes
Antes de la misa, manifestantes que defienden el Estado laico y se oponen a la intervención de los jerarcas católicos en la vida política del país fueron agredidos por feligreses frente a la Catedral. El altercado terminó con una persona detenida, quien horas después –según informaron los afectados– fue liberada sin cargo alguno.
Sobre el incidente, Julia Klug, una de las manifestantes comentó: “Yolanda, una de mis acompañantes, empezó a gritar: ‘al que viola y asesina Norberto lo persigna’. Salieron dos señoras de la Catedral, que se veían de dinero, la agarraron de los cabellos y la arrastraron por la banqueta y otros intentaron golpearme porque me estaba manifestando.
“Les pedí que respetaran la manifestación pacífica y les dije que para mí los homosexuales sí tienen derecho a educar a un niño porque tal vez tienen más calidad moral que algunos sacerdotes que han abusado sexualmente de menores”, explicó Klug.

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