martes, 21 de julio de 2009

La cultura financiera de las tarjetas de crédito / Parte I



El monopolio de la banca en México

León Carballido*
Martes 7 de julio de 2009

El carácter oligopólico de la economía mexicana es un fenómeno que se presenta en todos los sectores de la actividad económica del país llámese financiero, industrial, agropecuario, alimentario, de telecomunicaciones, energético, extractivo, etc., donde la mayoría de dichas corporaciones son extranjeras, pero manteniendo estrechos vínculos con el grupo de élite que detenta el poder económico y político en el país.

Esta concentración de la riqueza en unas cuantas manos, conlleva que los bienes y servicios alcancen precios excesivos, que están muy por encima del promedio internacional; lo cual se explica gracias a los acuerdos que estas empresas practican entre ellas para no competir, fijar precio, dividirse zonas del mercado, y acordar su participación en licitaciones públicas, con el propósito de obtener una ganancia extraordinaria e ilícita.

Ejemplos de éstos precios oligopólicos en la economía nacional son múltiples, basta señalar casos como el de la telefonía fija, donde las tarifas que pagan los usuarios tienen sobreprecios que rebasan el 300% cuando se las compara con las tarifas más competitivas de los países miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) .

Misma situación se repite en lo referente a la telefonía celular y el acceso a la banda ancha (internet), caso este último donde la diferencia fue superior a 500% al hacer la comparación con Suiza, país que registró las tarifas más bajas del mercado en 2007; pero, además, con la agravante de que en México la velocidad de acceso máximo es de apenas 4.096 megabits por segundo contra velocidades que alcanzan un promedio de 13.7 megabits en los demás países miembros de la OCDE .

Otro ejemplo ilustrativo, es el caso del cemento mexicano, donde la propia Comisión Federal de Competencia, señala que en 2002 la industria del cemento aplicó a sus productos precios que fueron superiores en un 243% más con respecto al promedio internacional de 19 países con el mayor consumo de cemento en el mundo .

Pero llama especialmente la atención lo que está sucediendo en la operación de la banca en México, particularmente en lo que se refiere al crédito al consumo, es decir, el mercado de las tarjetas de crédito, que se ha convertido en el préstamo más costoso del mundo, gracias a la complacencia de las autoridades en la materia, que no solo no regulan dicha actividad sino se han convertido en cómplices y abiertos portavoces de los banqueros, avalando los intereses de usura que cobran a los tarjetahabientes.

El mercado de tarjetas de crédito bancarias en México tiene características que indican la falta de competencia en esta industria. El tamaño del mercado es relativamente pequeño: un número reducido de emisores concentra la mayoría de las tarjetas; las tasas de interés se han mantenido elevadas y, en franco crecimiento durante los últimos 12 meses (incremento basado en el pretexto de la crisis financiera internacional), a pesar de que las tasas de referencia (TIIE, CETES y CPP) han disminuido de manera importante, por lo que dichos incrementos no tienen ninguna base sólida que la justifiquen, salvo el afán desmedido de lucro y voracidad de los banqueros.

Según articulistas como Carlos Fernández-Vega, del diario La Jornada quien afirma en una de sus notas que, “cuatro bancos grandes concentraron 83.26 por ciento de la asignación total de este crédito (dinero de plástico) en febrero de 2009; de los cuales los dos bancos dominantes, Bancomer y Banamex, concentraron más de 56.15 por ciento. Los dos bancos grandes no dominantes (Santander y HSBC) concentraron 27.11 por ciento”.

El 16.74% restante se distribuye entre los demás bancos, (alrededor de 39) que conforman el sistema financiero mexicano, aunque no todos operan tarjetas de crédito.




*Colaborador de la Casa del Movimiento de la Delegación Benito Juárez.

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