martes, 5 de mayo de 2009

Marcela Gómez Zalce . A puerta cerrada


¡¡¿Normalidad...?!!
A Puerta Cerrada
Marcela Gómez Zalce

2009-05-05•Política

• México, detonador del pánico mundial

• Y la lista de muertes crece…

Los hombres son sabios en proporción, no a su experiencia, mi estimado, sino a su capacidad para la experiencia. Sin duda el marrano virus AH1N1 de la influenza está dejando algunos puntos importantes sobre las íes internacionales. Sobre todo aquellos relacionados con la capacidad de cada nación para enfrentar los retos de una nueva era de complejas bacterias y sofisticados virus, cuyas mutaciones quizá no necesariamente ocurran de manera natural sino con un poquito de rebuscada ayuda humana.

El problema de México no sólo radicó en que a este (des)gobierno le llovió duro y tupido (sobre lo mojado) en el rubro del colapso rápido del célebre estado fallido —gracias a la incontrolable ola de violencia— sino que hoy esta nueva cepa de virus de influenza ha dejado una marca imborrable al régimen.

Una marca como la del mentado “catarrito” financiero en medio del colapso. Un estigma de descrédito mundial ante el brote de la curiosita epidemia que seguirá cobrando vidas y cuyos efectos colaterales distan mucho de haber tocado fondo en esta semana de histeria, angustia, ansiedad, miedo y pánico dentro de una delicada mezcla que pegó en la línea internacional de flotación bursátil, financiera, política y social. Todo el coctelito a la mitad de una recesión marca ACME.

Hoy, cuando la alerta aún advierte sobre la volatilidad y posibilidad de “rebotes” invernales emanados del mismo travieso virus, my friend, varios países se pasaron de lanzas (aunque en la lista de los mega taches está Cuba, Argentina, China, Japón) alineando los astros en contra de México que, gracias al embate turístico, pasará por aguas de mayor incertidumbre económica que hará su primera escala de castigo en los accidentados comicios de julio, donde los partidos políticos han hecho su regalada gana pitorreándose del frágil árbitro.

Hoy, a escasos días de haber entrado en la fase de la agitada experiencia sobre la inminente pandemia, abundan los atractivos documentos de reflexiones y prospectivas. Un reporte de inteligencia geopolítica hizo un sesudo análisis de los acontecimientos que, basados en la tan distintiva ciencia del rumor —que puede ser letal— desatada en México (ante el pasmo, descoordinación y confusión de la información en el interior del (des)gobierno de Felipe), lograron poner al mundo entero en el mode de histeria colectiva y pánico global.

Y justo aquí es donde radica el quid del asunto, yes?

El documento refiere que el sugestivo pánico estuvo relacionado con tres elementos fundamentales. El primero relacionado con la facilidad para el contagio del virus al constatarse que aislarlo era imposible. El segundo con la preocupación sobre la alta tasa de mortalidad y el tercero basado en el hecho irrefutable de que era una gripe…desencadenando la memoria de aquella pandemia de influenza en 1918-1919 y temiendo por lo peor. Todo en un corto lapso de tiempo en donde además the WHO elevó el nivel de alerta de 4 a 5 vaticinando el apremio de una pandemia…lo que desató, mi estimado, el original catastrofismo internacional en cuyos estratégicos tableros se tomaron medidas excesivas y aún se planean escenarios para enfrentar una larga y compleja época… a pesar, dice el informe, de que el virus de influenza AH1N1 no ha cobrado vidas más que en México y un menor en Estados Unidos…

Resaltando el simpático punto de que fueron precisamente las muertes en México —cuya información emitida por la Secretaría de Salud federal fue contradictoria, inconsistente y confusa— las detonadoras del pánico colectivo mundial y de la discusión sobre el cierre de fronteras. Con la descontrolada bolita al día de hoy, amable lector, de cruceros cancelados, vuelos suspendidos y un sinfín de linduras más.

A la fecha y pese a las conferencias de prensa del CDC y de la continua información sobre cómo se sigue diseminando en el mundo el virus AH1N1 y del diagnóstico sobre sus dúctiles efectos con el tratamiento adecuado y en tiempo, México sigue ampliando su número de fallecimientos y su (des)gobierno sigue en el epicentro de la duda.

Y esa duda conllevará secuelas y delicadas derivaciones que no podrán ser paliadas con la típica espotiza de una campaña mundial de relaciones públicas, con estupendas fotos y mucho menos con grotescos discursos presidenciales de que, ¡¡por fin!!, México está en condiciones de volver a la normalidad…

¿Acaso la de los ejecutados…? ¿La de la crisis económica…? ¿La de la impunidad…? ¿La de la guerra sucia electoral…?

¡¿Cuál normalidad, mi Felipe…?

gomezalce@aol.com

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