sábado, 8 de noviembre de 2008

Cambio Climático o Guerra Geofísica?: El Proyecto HAARP

A los ciudadanos en el mundo les desconcierta el comportamiento de la Naturaleza, que unos consideran debido al calentamiento global, en tanto otros lo atribuyen al Proyecto HAARP, nacido en la Guerra de las Galaxias de Reagan y Bush.


Tanto cambio climático resulta desconcertante para la generalidad de la población en el mundo. Tsunamis gigantescos, huracanes devastadores, lluvias torrenciales fuera de temporada, inundaciones, calores extremos donde había climas templados, son algunas de las manifestaciones de la Naturaleza que muchos no alcanzan a entender.

Para los grupos ambientalistas (como Greenpeace) el origen de tal desquiciamiento está en el calentamiento global –Global Warming– detectado desde mediados del siglo pasado y propiciado por “el aumento de las concentraciones de gas invernadero antropogénico”, que propicia el cambio climático.

Para geofísicos y estudiosos, sin embargo, la causa probable más bien está ligada a experimentos en la ionosfera (capa atmosférica ionizada por la radiación solar) con propósitos militares, bajo la Iniciativa de Defensa Estratégica o “Guerra de las Galaxias” que impulsaron Ronald Reagan y George Bush, padre.

Desde 1990, la Fuerza Aérea y la Marina de Estados Unidos iniciaron un ambicioso proyecto conjunto denominado HAARP, que son las siglas de High Frequency Advanced Auroral Research Project (Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia), con el propósito declarado de “estudiar las propiedades y comportamientos de la ionosfera, con énfasis especial en su comprensión y uso para mejorar los sistemas de comunicación y vigilancia, con fines civiles y de defensa"(http://www.haarp.alaska.edu/).


Funcionando en unas instalaciones militares situadas en Gakona, Alaska, el proyecto consiste en 180 antenas que funcionan en conjunto como una sola, que emite más de 1 GW =1.000.000.000 W, es decir un billón de ondas de radio de alta frecuencia, las cuales penetran en la atmósfera inferior e interactúan con la corriente de los electrojets aureales.

¿Qué es un Electrojet Aureal? Es un flujo de electricidad flotando sobre la Tierra, que al depositar energía en ella altera el medio, cambia la corriente y genera ondas LF (Low Frequency, Baja Frecuencia), VLF (Very Low Frequency, Muy Baja Frecuencia) y ELF (Extremely Low Frequency, Excesiva Baja Frecuencia).

El HAARP pretende acercar el electrojet a la Tierra con el fin de aprovecharlo en una gran estación generadora. Los pulsos emitidos artificialmente estimulan la ionosfera y crean ondas que recorren enormes distancias por la atmósfera inferior y penetran en la tierra para descubrir silos o depósitos de misiles, túneles o instalaciones subterráneas de cualquier tipo (experimental, industrial, bélica o química), o para comunicarse con submarinos sumergidos a grandes profundidades (mediante la ELF), entre mucha otras aplicaciones que les interesa a la Marina y a la Fuerza Aérea estadounidenses con fines estratégicos.

Aunque el HAARP envía haces de radiofrecuencias dentro de la ionosfera, los electrojets afectan al clima global, pues algunas veces durante una tormenta eléctrica llegan a tocar la Tierra, afectando las comunicaciones por cables telefónicos y eléctricos, y propiciando la interrupción del suministro eléctrico, e incluso alteraciones cerebrales en el ser humano.

Como el HAARP actúa como un gran calentador ionosférico, el más potente del mundo, podría convertirse en la más sofisticada arma geofísica construida por el hombre.

El proyecto HAARP parte de una idea original de Nikola Tesla, uno de los sabios menos conocidos de nuestra época, que pensó poder transmitir energía sin medio físico, mediante potentes ondas electromagnéticas que se pudieran reflejar en la ionosfera y alcanzar grandes distancias.

Nikola Tesla, experto en termodinámica, energía solar, rayos X y cósmicos, etc., nació en Croacia (1856) y murió en Nueva York (1943), inventó la corriente alterna y el motor de inducción electromagnética, turbinas muy eficientes, etc. Algunos le atribuyen la invención de la radio, pero su idea, según parece, se la tomaron Marconi y Edison, con quien estuvo asociado un buen tiempo.

Inventó un sistema de transmisión de energía inalámbrica y consiguió encender un conjunto de lámparas de 50 vatios a 40 km de distancia, con lo que demostró su idea de concentrar y transmitir energía a grandes distancias basándose en la resonancia.

Tesla fue un visionario y adelantado a su tiempo, ya que pronosticó la invención de la televisión, los potenciales usos de satélites y el posible uso de máquinas del tiempo, capaz de controlarlo a grandes distancias (¡y todo antes de 1910!).

Juan Ramón Jiménez de León, profesor de la UNAM con posgrados en Chicago, San Antonio y Nueva York, y miembro del organismo europeo Axis For Peace (Ejes Para la Paz), revela que otra de las posibilidades del HAARP, según el gobierno de Estados Unidos, es detectar y dimensionar yacimientos minerales de todo tipo, especialmente de Rodio que se ha convertido en un mineral estratégico del más alto valor comercial.

A su vez, para el científico Nick Begich y la periodista Jeanne Manning, el Proyecto HAARP es una “caja de Pandora”, con peores consecuencias que las pruebas nucleares, y plantean inquietantes hipótesis en su libro “Angels don’t play this harp/Advances in Tesla Technology” (Los ángeles no tocan esta arpa/Avances de la Tenología Tesla), escrito en 1995, donde usan el término “arpa” como homónimo del proyecto militar estadounidense, para describir un nuevo tipo de armamento, más letal que todo lo conocido hasta la fecha.

En su libro (http://www.haarp.net/), ambos autores citan al investigador Paul Schaefer, ingeniero electrónico y constructor de armas nucleares, quien sostiene que la velocidad antinatural del movimiento de partículas de alta energía en la atmósfera y las bandas de radiación que rodean la Tierra, son la causa de los trastornos en el clima global.

Aunque sus promotores pretenden darle un cariz civil pacífico al desarrollo y operación de HAARP, los hallazgos de Begich y Manning sobre documentos oficiales hablan de que los militares ya cuentan con tecnología para controlar el clima y cuando el proyecto funcione a toda su capacidad, se podrán crear variaciones climáticas en todo el planeta con base en el principio físico de la resonancia.

Para la doctora Elizabeth Rauscher, física de larga experiencia en alta energía, también entrevistada por Begich y Manning, el HAARP "inyecta una energía gigantesca en una configuración molecular sumamente delicada, compuesta de varias capas que llamamos ionosfera, muy propensa a reacciones catalíticas". Y advierte: "Si se modifica una pequeña parte, puede ocurrir un cambio mayúsculo en la ionosfera".

La doctora Rauscher utiliza una analogía para alertar sobre los riesgos del HAARP: "La ionosfera es como una burbuja de jabón alrededor de la atmósfera terrestre, con movimientos serpenteantes sobre la superficie de la burbuja. Si se le pica, puede reventar".

Testimonios similares se asientan en el libro y alarman a sus autores, quienes confían (tal vez ingenuamente) en que la enorme y poderosa burocracia militar de Estados Unidos, con la que se mezclan grandes intereses económicos de los contratistas privados, pueda ceder a la presión constante de ciudadanos conscientes y la prensa alternativa, para lograr que el desarrollo de armamento revolucionario pueda ser utilizado para ayudar, no para dañar, a la Humanidad.

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