domingo, 17 de septiembre de 2017

Wikileaks revela fraude y complot contra AMLO en 2006

Sergio Zurita despotrica sobre el 68

Después del sismo: homenaje a Juchitán de las mujeres


Elena Poniatowska
Foto
Nuestra señora de las iguanas (1979), fotografía de Graciela Iturbide
H
ace más de 40 años, mi gran amiga Margarita García Flores y yo fuimos a Juchitán, a la bellísima Casa de la Cultura, invitadas por el poeta y lingüista Víctor de la Cruz. Dos días antes se había casado con una joven Isabel, delgadita y risueña, quien vivía en Unión Hidalgo. Con Víctor de la Cruz, historiador zapoteca y ganador del respeto de filólogos y maestros universitarios, además de dar conferencias (Margarita disertó sobre José Revueltas), conocimos al fotógrafo Guillermo Petrikowsky, quien nos llevó a ver las tumbas de los padres de Demetrio Vallejo, en Espinal. Un ferrocarrilero alto y valiente, Juan Bante, entre otros trabajadores del riel, nos contó la huelga de 1959 en la ciudad de México, cuando Vallejo logró paralizar todas las locomotoras de nuestro país y las juchitecas se acostaron con sus enaguas sobre los rieles para que a ningún maquinista se le ocurriera arrancar su máquina.
Recuerdo con emoción la ventanilla del telegrafista en la estación de Mogoñé, tras de la cual Demetrio Vallejo, telegrafista, enviaba sus mensajes en código Morse, y a veces salía a recibir el tren. En esa época, Francisco Toledo se encontraba en Francia. Margarita y yo saludamos a la familia Musalem (dueños de una tienda y de un hotel) y a otros juchitecos, todos parientes de Andrés y Alfa Henestrosa. El mercado de Juchitán resultó un tesoro con sus mujeres coronadas de iguanas que las vendían todavía vivitas y coleando para hacer un guiso que sólo se come en Oaxaca con totopos del tamaño de la luna. Fuimos muy felices y prometí regresar con mis hijos, entonces pequeños, pero el único que ha viajado a Oaxaca es Mane, el mayor, amigo de Francisco Toledo y de sus primeros hijos, sobre todo de Natalia, la poeta. Años más tarde, en 1os años 80, habría yo de ser testigo de la fundación de la Coalición Obrero Campesino Estudiantil (Cocei) y atestiguar cómo fueron golpeados Francisco Toledo y Víctor de la Cruz, a quienes los cuicospersiguieron por un campo de maíz hasta alcanzarlos. Los empresarios de las dos radios comerciales priístas encimaron su señal sobre la de la radio de la Cocei, pero, a pesar del acoso, de seis a ocho de la mañana, los campesinos denunciaban atracos e injusticias.
Juchitán fue para mí un descubrimiento y más tarde, cuando tuve el privilegio de escribir el texto para el libro de la extraordinaria fotógrafa Graciela Iturbide, Juchitán de las mujeres (publicado por Toledo), recordé el impacto que causaron las gestas de los juchitecos.
En Juchitán los hombres no encuentran dónde meterse si no es en las mujeres, los niños se cuelgan de sus pechos y las iguanas miran el mundo desde lo alto de su cabeza. En Juchitán (400 kilómetros al sur de Oaxaca, en el Istmo de Tehuantepec) los árboles tienen corazón, los hombres el pito dulce o salado, según se apetezca, y las mujeres están muy orgullosas de serlo, porque llevan su redención entre las piernas y le entregan a cada cual su muerte, la muerte chiquita, se le llama al acto amoroso.
Decía Andrés Henestrosa: En las juchitecas no hay ninguna inhibición ni cosa que no puedan decir, nada que no puedan hacer. No sé cómo son. La juchiteca no tiene ninguna vergüenza; en zapoteca no hay malas palabras. Cuando fui candidato a senador exhorté en la plaza a las mujeres en zapoteco, que es una lengua tonal, y las vocales son las mismas que en castellano: aeiou, mismas que se alargan a la voluntad aaeeiiooouuu, haciéndolas aún más dulces. Basta una pequeña inflexión, una pausa o el cambio de una letra, una mínima reticencia para que una palabra transforme el universo.
–Ayúdenme –les rogó Andrés– que yo les ayudaré.
Entonces, una de ellas lo interpeló: Shinú, Andrés, ¿dijiste, ayúdame o acuéstate conmigo? Porque si es lo segundo pido mano.
–Venga usted con nosotras, Andrés, venga a la cueva.
Hicieron una gran tamalada, trajeron cuatro marimbas y Henestrosa bailó sones y sandungas con mujeres grandotas, mujeres montaña, mujeres tambora, mujeres sonaja, mujeres a las que no les duele nada, macizas, entronas, el sudor chorreándoles por el cuerpo, deslizamientos peligrosos sus brazos, su boca en estricta correspondencia con su sexo, sus ojos doble admonición, mujeres buenas, porque son excesivas. Con estas jícaras hembras, en la batalla de flores bailó Henestrosa La Llorona toda la noche a sus 84 años hasta que se lo llevaron a la cueva.
La sandunga es el himno de Tehuantepec, al igual que La Llorona es el de Juchitán. Ambos son sones que pueden bailarse a ritmo de vals, ay, de mí, llorona, llorona de ayer y hoy, para atrás y para adelante, para la derecha y para la izquierda, meciéndose de un pie al otro, la enagua barriendo al compás sobre el piso de tierra apisonada. Las canciones son ancestrales, delicadas, melancólicas, lentas, tocadas en instrumentos primitivos, conchas, bongós, tambores con sus baquetas, las marimbas traídas de África, flautas de madera y de bambú llamadas pito, un tambor al que se le dice caja y el bigú indígena, la concha de una tortuga que cuelga del cuello del músico. Como dice Henestrosa, las canciones se cantan con lágrimas españolas en los ojos nativos. Pancho Nácar y Nazario Chacón Pineda entonan salmodiándolas las vicisitudes de las tortugas del arenal, ¡ay, pobrecito animal!, que salen del mar a poner huevos en la arena y se encuentran con su destino fatal. Para los europeos, las iguanas resultan horribles dragoncitos de cola larga con un espinazo de crestas espantosas erguidas en el aire, para los juchitecos el coyote es el animal más listo de la Tierra y sólo el conejo ha logrado ganarle la partida, los peces espada no son temibles, hay que cantarles la melodía de los pescadores cuando arrojan al agua su red atarraya. La canción del cocodrilo, la del jaguar, la de los cangrejos, la de la bandada de papagayos, los vuelven animales domésticos listos para sucumbir ante el encanto de las mujeres.
Dialogar en zapoteco es una alegría y una autoafirmación. Mientras muchos hablan la idioma con timidez ante los extranjeros, el zapoteco en Juchitán es un ir y venir de vocales armoniosas y dulces que armonizan la existencia, el regateo en el mercado, el amor en la hamaca. Los juchitecos no se sienten fuera de la modernidad como otros que hablan la idioma sólo entre ellos. Ser zapoteco es un privilegio y uno se siente fuera del juego. ¡Qué desgracia no saber zapoteco! Juchitán conserva todas sus tradiciones, su vestimenta, sus orígenes, y aunque muchos sean bilingües, se comunican en zapoteco y los niños dicen sus primeras palabras en zapoteco: guchachi reza (iguana rajada). (Años más tarde, Francisco Toledo habría de publicar su propia revista Guchachi Reza que ahora atesoramos quienes pudimos coleccionarla.)
En el primero de sus cinco desmandamientos juchitecos, Esteban Ríos asentó: En todos los momentos de tu existencia amarás a las mujeres, bebiendo el néctar de sus prominentes pechos mientras tu mástil navega en sus grutas de fuego. En el segundo: Adorarás la cerveza y el cigarro para elevar tu corazón al gozo de la vida etílica sin preguntar si hoy es lunes o sábado. Cuarto: convivirás con las prostitutas y homosexuales y toda la monstruosidad terrenal y divina hallando en sus carnes la copulación prometida. El tercero y el quinto harían sonrojarse al más aguerrido de los desmandados.
Juchitán no se parece a ningún otro pueblo. Tiene el destino de su sabiduría indígena. Todo es distinto, a las mujeres les gusta estar abrazadas y allí van avasallantes a las marchas, pantorrilludas, el hombre un gatito entre sus piernas, un cachorro al que hay que reconvenir: estate quieto. Caminan tentándose las unas a las otras, retozando, invierten los papeles: agarran al hombre que desde la valla las mira, tiran de él, meten mano mientras le mientan la madre al gobierno y a veces también al hombre. Son ellas las que salen a las marchas y le pegan a los policías.
Diez años antes, un movimiento político en Juchitán desafió a las autoridades y logró ganarle al PRI-gobierno y volverse una fuerza política de izquierda: la Cocei, que encabezaba Leopoldo de Gyves. El gobierno entonces atacó a Francisco Toledo, a Polín de Gyves, a de la Cruz, al fotógrafo Roberto Doniz, a Felipe Morales, de Ocotlán de Morelos. De Estados Unidos vino a estudiar el fenómeno de la Cocei el doctor Jeffrey Rubín, de la Universidad de Harvard y vivió en Juchitán con su mujer, la médica Shoshana Sokoloff, quien en un santiamén se hizo amiga de las juchitecas porque quería aprender de las parteras oaxaqueñas expertas en alumbramientos difíciles. ¡Qué privilegio traer a la vida a un nuevo juchiteco! Shoshana quedó asombrada por el hecho de que sus solas manos y un masaje sobre el vientre de la madre volteaban al niño que venía de nalgas para que naciera de cabeza. Jeffrey Rubin se volvió, como los demás juchitecos, experto en pesca y en traer de madrugada pescado fresco para la comida del mediodía. Shoshana invitó a las parteras a presentarse en hospitales de Estados Unidos. Jeffrey hizo un estudio sobre la lucha social de las mujeres que hasta embarazadas han sido sacadas de su casa por la fuerza, a veces con una pistola en la cabeza, esposadas, vendados los ojos y llevadas a la cárcel por sus ideales.
Detenidas sin orden de aprehensión, sus días de cárcel las hacen más bravas. A Vicky la metieron a una celda de un metro por uno 50 con 60 cabrones, según sus propias palabras, acusada del delito de daño en propiedad ajena al pintar Cocei en las bardas.
Está cabrón, dice Vicky como quien da los buenos días. Na’Chiña perdió a su hijo Víctor Diodo, y a los 86 años nunca se dejó ir. En las manifestaciones, las mujeres levantan sus puños en alto, y ella, chiquita, temblorosa, con sus brazos secos y su cabello blanco, yergue la fotografía enmarcada de su hijo.
Cuando el líder Demetrio Vallejo, oriundo de Espinal, Oaxaca, inició la gran huelga de trenes que paralizó al país en 1958, no tenía la certeza de que todos los maquinistas obedecerían la orden. En la estación, en la que los vallejistas dudaban del maquinista, las juchitecas se acostaron sobre los rieles. Ver a 25 mujeres tendidas una a lado de la otra fue para los rieleros una imagen que atesorarían de por vida. ¡Imposible defraudar a semejantes hembras!, recordó en Mogoñé Demetrio Vallejo, cuando le hicieron un gran recibimiento a los 12 años de su encarcelamiento. Lo primero que hizo al salir de la prisión de Santa Marta Acatitla fue viajar a Oaxaca. Mucho le hubiera indignado, años más tarde, la muerte de Lorenza Santiago, que embarazada cayó de un balazo en una manifestación en contra del fraude del PRI, mientras otro disparo destruía el cráneo del niño que llevaba dentro.
Juchitán es un espacio mítico donde el hombre encuentra su origen y la mujer su esencia más profunda. Esto es lo que debo serNingún hombre, mujer o niño, por muy humilde que sea, será capaz de reconocer la superioridad de un individuo perteneciente a otra clase social, escribe Miguel Covarrubias. No existe el comportamiento evasivo ni la humildad servil que caracteriza a ciertos pueblos, cuya fortaleza de carácter ha sido minada por la represión directa de una clase social. En el mercado, la mujer responde con desparpajo a los piropos o a los comentarios subidos de color. En el baile también. Son los hombres los que mueren de amor. Ninguna se deja, o como dice Jesusa Palancares, allá no hay lugar para las dejadas que han de estarse quemando en el infierno, puro tizones en el fundillo.
A Francisco Toledo

No hay voluntad política para elecciones limpias .- José Agustín Ortiz Pinchetti

Resultado de imagen para toma de posesión del mazo

E
s lugar común decir que las elecciones de 2018 son una coyuntura crítica. Lo son para todos nosotros y para las instituciones políticas y económicas que funcionan hasta hoy para beneficiar y mantener los privilegios de una pequeña minoría, más rica y mejor organizada. Hay una gran tensión que va creciendo día con día junto con los problemas económicos, la desigualdad y la corrupción.
Hemos vivido una simulación democrática durante casi 20 años. Nuestros avances se autorizan siempre que no se ponga en peligro la hegemonía política. Son concesiones para que el aparato siga funcionando, ganar tiempo y seguir saqueando al país.
Es casi increíble el número de reformas a las leyes electorales: desde la reforma Reyes Heroles de 1977, pasando por las reformas de 1986, 1990, 1993 y 1994, otra más en 1996 (en la época de Zedillo, que pareció la señal de que empezaba la transición), las de 2003 y 2005, otra dupla en 2007 y 2008, la reforma de 2014 fue la más ambiciosa y menos efectiva.
Es evidente que las leyes no son la solución. La única condición es la voluntad política del gobierno en funciones para respetar la voluntad popular. Repasemos los síntomas que hasta ahora se dan: 1) El gobierno y sus aliados están preocupados por lo que puede ser una agitación social incontrolable; 2) Existe la posibilidad de que un partido de oposición genuino tome las riendas del país; 3) El gobierno y sus aliados están dispuestos a utilizar cualquier mecanismo con tal de mantenerse en el poder; 4) Las autoridades y los jueces electorales (es decir, los árbitros) no son confiables; 5) Los partidos que firmaron el pacto por México pueden llegar al extremo de coaligarse contra su ideología y sus programas con tal de auxiliar al Presidente para mantener el statu quo; 6) Hay una intensión perversa para debilitar, dividir y, si se puede, destruir a la oposición verdadera.
Hasta hoy no existe el menor síntoma de voluntad política para aceptar las reglas y jugar limpio. Sin embargo, el deterioro del país se hace cada vez más obvio y peligroso. Para el gobierno de Estados Unidos, México está al borde del colapso. El general Kelly (jefe de gabinete de Trump) explicó a los líderes demócratas en el congreso que el panorama de México es bastante oscuro y que es de temerse un quiebre de la situación política y de seguridad en nuestro país. Eso mismo es lo que estamos percibiendo nosotros de modo intuitivo. No podemos esperar que el gobierno sirva para garantizar elecciones libres y justas. Esto es un hecho. También lo es la pérdida paulatina del control sobre las circunstancias.
Twitter: @ortizpinchetti

Prioridades-Hernández

"Si juegas con fuego, te quemas": tuits machistas culpabilizan a la joven de Puebla asesinada

Mara Fernanda Castilla Miranda, alumna de la UPAEP. Foto: Especial



Aparecen en respuesta a un tuit antiguo de Mara Castilla, en el que rechazaba que se culpara a las víctimas de violencia sexista



Mara Castilla es la estudiante mexicana de 19 años hallada muerta este viernesen Puebla. La semana pasada desapareció tras subir a un vehículo de Cabify. Su perfil de Twitter incluye un mensaje del pasado mes de mayo, cuando se unió a la etiqueta #SiMeMatan. Con ella denunciaba uno de los pilares de la cultura de la violación y de toda agresión machista: culpabilizar a la víctima. "Si me matan... es porque me gustaba salir de noche y tomar mucha cerveza", decía entonces el tuit de protesta. Ahora, son varios usuarios de esta red social los que responden al antiguo mensaje responsabilizando a la joven de haber sido asesinada.
Mara Castilla fue una de las muchas mujeres que condenaron en mayo el tratamiento que estaba recibiendo Lesby Berlín, mexicana de 22 años asesinada en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Las autoridades del país divulgaron durante la investigación datos sobre el crimen que poco tenían que ver con el asesinato. Hacían referencia a la vida personal de la víctima, que supuestamente estuvo "alcoholizándose y drogándose" antes de que la mataran. Muchas usuarias imaginaban con esa etiqueta de qué las culparían si las asesinaran.
Estos son algunos mensajes que han aparecido en las últimas horas en respuesta a esa denuncia que en su día hizo Mara Castilla a través de las redes sociales.
Antes de que se confirmara el fallecimiento de la joven de Puebla, Vivien Vázquez, también residente en la zona, le escribió una carta a Castilla. “Mara: Cuando regreses a casa no pidas perdón por haber salido con tus amigos a divertirte, tampoco por haberte puesto linda”, comienza la publicación de Vázquez, quien no conocía a Castilla. El mensaje registra en Facebook más de 2.700 compartidos en sus primeros cuatro días de publicación. Decenas de usuarios también han copiado el texto en sus muros.
Con permiso de Vázquez, publicamos la carta completa dedicada a Mara Castilla a continuación.
Mara:
Cuando regreses a casa, porque así será, no pidas perdón por haber salido con tus amigos a divertirte, tampoco por haberte puesto linda, no pidas perdón por haber tomado la cantidad que hayas querido tomar si es que lo hiciste. Mi niña, no pidas perdón por haberte divertido esa noche, por haber bailado y cantado. Mara, no pidas perdón por haber estado hasta las 4 o 5 am, por haberte querido ir sola, no pidas perdón por haber solicitado un servicio de transporte. Al final de cuentas querías llegar segura. No pidas perdón por haberte distraído en el camino, por quizá haberte quedado dormida, no se te ocurra pedir perdón por confiar en la gente. Por ahí leí "seguro ya cogía", si lo hacías, no tienes por qué disculparte. Mara, no pidas perdón por ser mujer.
Mara, nosotros te pedimos perdón por juzgarte, por criticar tu vida en todos los aspectos, por hacerte sentir responsable de lo que tú y tu familia no tienen la culpa. Perdón por revictimizarte, por justificar a gente que daña a otras personas haciéndolas sentir que cuando alguien se encuentra vulnerable puede lastimarlas, agredirlas, violarlas, desaparecerlas o matarlas. Perdónanos por no dejarte divertir ni disfrutar tu juventud, por querer apagar tu magia. Mara, perdón porque cada vez que hemos hecho esto con alguna mujer hemos acrecentado la creencia de que está bien lo que ellos hacen, de que no pasa nada.
Mara cuando vuelvas, da gracias, entiende que no hay nada malo en ti, ni en lo que haces. Espero que seas muy feliz.
Deseo de corazón que nadie te haya lastimado.
Te estamos esperando.
De parte de alguien que no te conoce, que te quiere de vuelta y que más de una vez ha tenido que gritar "No quiero".
No solo se han culpabilizado a estas dos mexicanas. También ocurrió con las viajeras argentinas asesinadas en Ecuador –a las que se les recriminó que viajaran "solas"– o en la violación múltiple a una menor en Brasil, donde la propia policía planteó que podría tratase de un acto sexual no forzado

Un tardío sentido de humanidad

http://indicepolitico.com Paula Roca
Como no lo van a correr de Oaxaca, señor Presidente. Fue muy tarde para usted demostrar su sentido de humanidad. ¿Lo ha perdido? Quizá por tanto acto que, lo voy a recordar –aunque digan que los mexicanos no tenemos memoria–, lo ha mantenido insensible. Sensibilidad, creo, es lo que les falta a los políticos mexicanos.
Desde que sucedió los normalistas, aquel 26 de septiembre de hace ya casi cuatro años, aquella fecha que pasó a la historia de México y del mundo, cuando las noticias giraban alrededor de los 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa, se le vio insensible. Lo que sí fue un golpe fuerte y un dolor profundo es la forma en cómo su indiferencia no vio el fondo de las consecuencias. Usted se tardó mucho en dar el pésame. Recuerdo bien a un tuitero que le recordó que, cuando murió Chespirito. usted sólo tardó 10 segundos en manifestar su dolor por la pérdida, mientras que a los familiares de los 43 tardó varios días en presentar sus condolencias.
La gente esperaba que su representante se involucrara más, que fuera con las familias al lugar de los hechos, que investigara lo sucedido ante aquel acto que era de grandes dimensiones, comparable con actos nazis. Sin embargo, usted dejó que en Guerrero siguiera actuando la ley del más fuerte.
Como le digo, no es la forma, es el fondo. El irse a China con La Gaviota que cargaba hasta con maquillista, mientras aquí la gente lloraba a sus hijos o padres incinerados en algún lado de las montañas de Guerrero, sin zapatos y dinero. Esa indiferencia le costó que el pueblo y su gente estuviera resentida.
El caso Tlataya, donde las versiones de la PGR y CNDH sobre lo que sucedió el pasado 30 de junio en una bodega en el municipio de Tlatlaya, Estado de México, no coinciden. Según la Procuraduría General de la República, elementos del Ejército ejecutaron a ocho de los 22 fallecidos esa madrugada. La Comisión Nacional de Derechos Humanos asegura que fueron 15. Ese tipo de errores son imperdonables, y más cuando se habla de seres humanos.
Quizá le tocó ser Presidente en un sexenio donde los tres poderes necesitaban actualizarse porque ninguno le sirve ya a una ciudadanía.
Las redes sociales son un termómetro donde se podría usted haber dado cuenta de que siempre hubo un descontento que, al parecer, usted no ve en el mundo de Peñalandia.
Lo único que le puedo decir que hizo bien, fue su campaña antes de las elecciones, esa imagen de acercamiento con la gente en cada región del país fue verdaderamente espectacular. Iniciar cada de sus mítines en los pódiums donde La Gaviota, abría escenario para convencer que usted era la opción de México, fue una estrategia de mercadotecnia inigualable.
Los errores, la corrupción y el desgaste siguieron; todo su equipo trataba de tapar todos sus errores y agotaban recursos para tapar bocas. Siempre objeto de burlas de errores y equivocaciones memorables que hasta el más mínimo calcetín lo hacían ver como un mandatario Goofy.
Nunca había visto tanta pobreza disfrazada de glamur con trajes que lo vestían a usted y vestidos de diseñador luciendo a su afamada esposa.
Cuando camino por diferentes lugares de la Ciudad de México, veo casas que se están desmoronando por falta de recursos, de familias que, para arreglar un muro o una ventana en las diferentes delegaciones, necesitarían sacrificar un sueldo que solo alcanza para comida.
Todos menos usted nos dimos cuenta que la famosa “Casa Blanca” fue una gran cachetada que hizo enojar a muchas personas a las que su ingreso no llega a cubrir ni siquiera la cuota de la despensa básica. ¡Ah!, perdón, se me olvidaba que usted tampoco sabe de eso porque “no es la señora de la casa”.
Y ahora después de cinco años de gestión aparece un temblor que sacudió a los estados más vulnerables de México. Y usted va quizá para levantar el honor priista por los aires de victoria que desean otra vez tener en la silla presidencial. Pero se topó con pared al salir de su país, Peñalandia, para acudir al verdadero México, en el que sí existe pobreza.
Acudir a una de las zonas devastadas que están dentro del México real donde la crisis no está en la cabeza, está en el corazón de un pueblo resentido. Donde los eventos y aplausos no deberían de haber sido el timón de su gobierno sino el postre del mismo y la sobremesa, después de un trabajo arduo por sacar a México adelante en las necesidades urgentes como son educación, inseguridad y crecimiento económico, hay más que usted sabe, pero si las menciono me tardaría mucho en desmenuzarle a usted todos los hilos de corrupción que hacen mal en nuestro país.
Al parecer usted sobrepasó aquella película mexicana llamada “La Sombra del Caudillo”, película que fue dirigida por Julio Bracho, basada en la novela homónima del escritor Martín Luis Guzmán, filmada en 1960. Treinta años estuvo prohibida en nuestro país, pero todo el mundo la vio. Así regresamos en su gobierno, a esa época donde se callaban voces y se sobrepasaban los alardes políticos y de poder. En esta película la frase de “No sería yo si no el pueblo”, me recuerda cuando se puso de manteles largos para recibir al enemigo del norte en casa, expresando en el noticiero de la noche que usted protege a los mexicanos y que no se iba a pagar por el muro, pareciera que ahora podría alguien hacer una segunda parte pero esta vez llamada “La sombra del Mirreynato”.
Enardeció esto a todos que, en nuestra representación, nos puso a todos como un país sin orgullo. Usted le estrechó la mano al que nos llamó violadores y criminales. Que nuestro presidente todavía le estrechara la mano y tuviera una reunión privada, nos enardeció. Además, usted sostuvo en el noticiero de Denisse Maerker que lo que hizo fue por el bien y por salvaguardar la integridad de los mexicanos. No sé a qué se refería con eso.
Se debe de tener la piel muy gruesa o algún tipo de repelente para que no le afecte tanto grito, de “asesino”, “ratero” “culero” “Fuera Peña”. etc. Ya que desde que era gobernador y con aquel “caso Paulette”, se ve que usted no siente la afección de la gente. Que fácil le daba carpetazo a todos los problemas que se salían de control, esa era una prueba evidente del mal gobierno que íbamos a vivir.
Ojalá que esa mercadotecnia nata adquirida la hubiera usado para dar un verdadero y real Grito de Independencia y no uno lleno de entre sombras marcadas, ya no por un caudillo, si no por un mirrey.
Es una pena decirle que cada integrante de mi familia tiene un calendario en casa donde ya tachan los días para que se acabe su mirreynato. Eso y no una Presidencia es lo que ejerce usted.

La ayuda del gobierno