lunes, 5 de junio de 2017

¿Conflicto poselectoral? Julio Hernández López

Astillero
 Cartelización electoral
 En Edomex, violencia promovida
 ¡Todos, triunfadores!
 ¿Conflicto poselectoral?
Julio Hernández López
A
reserva de conocer los resultados de la jornada electoral mexiquense (esta columna se terminó de redactar dos horas después de que fue cerrada la recepción de votos en las mesas correspondientes), el dato mayor ha sido la liberación del ánimo violento desde las oficinas de mando político, particularmente en cuanto al estado de México.
Como nunca antes en la muy accidentada historia electoral de las décadas recientes, se promovió y permitió una estrategia de abierto hostigamiento contra los principales opositores, en una escalada de provocaciones y agresiones que coloca a los poderes dominantes (el peñismo, con sus expresiones nacional y mexiquense) bajo la etiqueta de cártel político, radicalizada la obsesión tricolor que busca el desmantelamiento (casi la proscripción) de Morena.
Al inventario histórico de la mapachería mexiquense fue agregado en esta ocasión un comportamiento grupal e institucional equiparable a los cárteles del crimen organizado (o, en realidad, ensamblados ya y en operación conjunta los intereses de ambas partes): amenazas con cabezas de cerdo, cruces, coronas funerarias y cartulinas; secuestros y agresiones contra representantes electorales, y el uso desbordado de dinero para financiar las campañas de proselitismo, pero, sobre todo, el funcionamiento de las estructuras electorales subterráneas.
La profusión de actos delictivos de índole electoral y la insuficiencia institucional para prevenirlos, frenarlos y combatirlos generó en Veracruz, Coahuila, estado de México e incluso Nayarit (donde la victoria panista se daba por descontada) una alteración del ánimo social que lo mismo se reflejó en un alejamiento de las urnas (ante el fundado temor de actos violentos) que en una generalizada desconfianza respecto de los resultados oficialistas.
En el estado de México, Alfredo del Mazo Maza tuvo que salir de manera descuadrada a proclamarse triunfador de la contienda, sin sustento documental ni jurídico alguno, atropellando el curso de las instituciones encargadas del ramo, poniendo en evidencia su necesidad extrema de aparentar un ánimo victorioso. Delfina Gómez Álvarez hizo lo mismo, con el mismo defecto de origen, la falta de sustento a la hora de esa temprana colocación de lauros, pero su posicionamiento, desde el flanco opositor y ante una maquinaria oficial desatada en su contra, buscó frenar el lance desesperado de Del Mazo en busca de proclamarse vencedor mediante un madruguete.
En Coahuila hubo apresuramientos similares. El priísta Miguel Ángel Riquelme y el panista Guillermo Anaya se proclamaron triunfadores por adelantado. El dirigente nacional del partido de blanco y azul también habló de haber conseguido cuando menos tres triunfos en las elecciones dominicales (en las que se eligieron tres gubernaturas), sin precisar, a la hora de teclear estas líneas, exactamente a qué se refería. La presidenta nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Alejandra Barrales, salió a difundir su alegría porque su partido había ganado… en las elecciones donde iba de agregado a Acción Nacional (PAN), como Coahuila y Nayarit, con una alocución deshilvanada que tuvo como contraste las palabras del candidato Juan Zepeda, quien llamó a tener responsabilidad a la hora de darse por ganadores, como lo acababan de hacer Del Mazo y Delfina Gómez, en un ridiculazo, según el perredista.
A reserva de los datos que arrojen los programas de resultados preliminares y de los subsecuentes conteos oficiales, la primera lectura muestra al grupo mexiquense en una situación de desventaja respecto del estado de México y, a partir de ahí, respecto de la elección presidencial de 2018. A pesar de la desorbitada inyección de recursos públicos, el uso del aparato gubernamental en pleno y la recurrencia a métodos del crimen organizado para amedrentar y agredir a opositores, el priísmo en el poder no pudo aplastar a Morena, es decir, a Andrés Manuel López Obrador.
Los Pinos está en una encrucijada: empecinarse en sostener el presunto triunfo de Del Mazo significaría un conflicto poselectoral que seguirá dando bonos políticos al (pre)candidato antisistema, que es López Obrador, y ceder el triunfo a Delfina Gómez sería enviar un mensaje potente al electorado de que el ascenso del tabasqueño puede romper cuantas trampas y diques se le pongan.
Por lo pronto, a partir de lo sucedido en el estado de México queda todo listo para el relevo de Enrique Ochoa Reza (sobre todo, de cara a la próxima asamblea nacional, donde algunos grupos priístas tratarán de condicionar al peñismo y su grupo de amigos) y de Alejandra Barrales Magdaleno (para el relevo de ella puede apuntarse como tirador con derecho al propio Juan Zepeda, aunque hay quienes desde el sol azteca creen que sería un adversario adecuado frente a la candidatura de López Obrador).
En Acción Nacional los números favorecen a Ricardo Anaya frente a Margarita Zavala (en la pelea por la postulación presidencial), pues el queretano, así fuera solamente con Nayarit como nueva cosecha, es el presidente nacional del PAN con mayor número de victorias de ese tipo. Apenas se superen los incidentes electorales de esta temporada, se agudizará la batalla entre anayistas y calderonistas-zavalistas. Josefina Vázquez Mota quedó borrada del mapa político mexiquense (esta vez ni siquiera tuvo oportunidad de reconocer apresuradamente el triunfo de su oponente priísta, como hizo en 2012), pero si en su partido le van a cumplir lo prometido, reaparecerá más adelante como candidata a senadora, y una de sus hijas como candidata a diputada federal, en ambos casos con viabilidad garantizada.
Y como se estableció al inicio de esta columna, más allá de la guerra de declaraciones, proclamaciones y números, lo grave de estas elecciones, específicamente en el estado de México, fue la liberación de los ánimos violentos, desde posiciones de gran poder, contra la oposición no negociada. Un mensaje peligroso para 2018.
Y mientras en Veracruz el jefe de la empresa familiar, Miguel Ángel Yunes Linares, se esforzaba en darle viabilidad a ese proyecto para 2018, ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
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