miércoles, 23 de marzo de 2016

El ‘carpetazo’ del caso Colosio

Veintidós años después del magnicidio, la sociedad mexicana no olvida lo ocurrido y aún tiene dudas sobre lo que pasó.

colosio


En septiembre del año 2000, la Procuraduría General de la República cerró el caso del asesinato de Luis Donaldo Colosio, presentando un amplio informe, dividido en 4 tomos, que tenían como eje central lo ocurrido en Tijuana, el 23 de marzo de 1994.
Las investigaciones realizadas por la Subprocuraduría Especial de la Procuraduría General de la República exponen “el vasto cúmulo de pruebas, actuaciones ministeriales, investigaciones policiales, peritajes y documentos que obran en el expediente y en los archivos del caso”.
El encargado de elaborar los expedientes públicos fue el entonces titular de la Subprocuraduría Especial de la PGR, quien es hoy presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Luis Raúl González Pérez. 
El primer tomo, El crimen y sus circunstancias, rememora en sus más de 600 páginas los hechos ocurridos el 23 de marzo de 1994, en un mitin en la colonia Lomas Taurinas de Tijuana.
Mario Aburto Martínez resultó señalado como el responsable único del asesinato que conmocionó a México:
Sobre los hechos del 23 de marzo, el informe señala que “se practicó un examen criminalístico de las ropas que portó el licenciado Colosio el día de los hechos, se estableció que con base en las características del orificio de entrada en la ropa y considerando la presencia de tatuaje de pólvora tanto en la chamarra como en la lesión, era factible determinar que el disparo al abdomen fue realizado a “quemarropa” y que la boca del cañón del arma se encontraba a una distancia no mayor de 5 centímetros“.
“Con argumentos técnicos y científicos, se demostró que Mario Aburto Martínez fue el autor de los dos disparos que recibió Luis Donaldo Colosio Murrieta“, sostiene el documento.
El informe reveló, en el apartado sobre “Evidencias que pudieron haberse alterado o destruido e insuficiencias y omisiones”, que “se omitió examinar pericialmente e interrogar de inmediato a los testigos presenciales de los hechos que se encontraban próximos al candidato, tales como los miembros de seguridad, a quienes se les debió revisar sus armas”.
“Con estas insuficiencias se generaron carencias que después ya no se pudieron subsanar. Si se hubiera declarado de inmediato a las personas que rodeaban al candidato, probablemente de sus dichos se hubieran desprendido elementos sólidos para el más pronto esclarecimiento de los hechos, y de haberlos sometido a examen pericial se habría podido despejar con oportunidad la sospecha de que estas personas tuvieran algún tipo de participación material en el atentado; con esta omisión, además se perdió la oportunidad de obtener testimonios inmediatos con alta probabilidad de espontaneidad y veracidad”, estableció.
Lo que intentaron resolver las primeras investigaciones giró en torno, principalmente, al asesino material.
“Una de las sospechas e inquietudes más persistentes ha sido la relacionada con la identidad de quien atentó contra la vida del licenciado… La aprehensión inmediata en el lugar de los hechos del sujeto que se identificó como Mario Aburto Martínez y su detención en la entonces Subdelegación dela Procuraduría General de la República no daban lugar a duda alguna. Sin embargo, su posterior presentación a la opinión pública y a los medios de comunicación en el penal de Almoloya despertó la sospecha. Sus aparentes diferencias físicas y el corte de cabello y bigote a su ingreso al penal generaron la idea de que la persona aprehendida en Lomas Taurinas supuestamente fue sustituida por la que se presentó en Almoloya”, reconoció el informe.
En el apartado sobre “El autor material”, se considera que la sospecha sobre el asesino “tuvo su origen en las imágenes difundidas por la prensa y televisión”, por lo que las analizó técnica y científicamente para determinar que sí se trataba de un solo Mario Aburto.
Sin embargo, hace un par de años, el diario El Universal reveló que Aburto se deslindó del crimen. 
La relación con Salinas
En otro de los apartados –titulado “Entorno político y narcotráfico”– se consideró que en marzo del 94 había una “amplia gama de puntos de especulación o sospecha pública, a partir de determinados hechos, pero que tenían en común la percepción de que hubiesen sido inducidos, preparados o concebidos por el entonces presidente dela República, con el único y exclusivo propósito de perjudicar la campaña política del licenciado Luis Donaldo Colosio y sustituirlo por otro candidato presidencial, bajo la hipótesis central de que hubo una supuesta ruptura entre ambos personajes”.
Sin embargo, en el apartado sobre “Relaciones de Luis Donaldo Colosio con Carlos Salinasde Gortari”, con base en entrevistas a diversos priistas, se estableció que ambos tuvieron una buena relación.
Por ejemplo, el hoy dirigente del PRI, Manlio Fabio Beltrones, declaró en aquel entonces: “Siendo enormemente hermético Luis DonaldoColosio conversaba con la mayoría de sus interlocutores, según me consta, solamente de cuestiones muy específicas, buscando optimizar su reducido tiempo y con ello lograr darle más consistencia a sus acciones políticas… en alguna ocasión me manifestó su molestia sobre las diversas versiones periodísticas que buscaban dejar en la opinión pública la sensación dediferencias o distancia con el entonces Presidente Carlos Salinas”.
El informe refirió un documento denominado “Memoria y Estadística”, en el que “constan las siguientes visitas del licenciado Luis Donaldo Colosio a la Residencia Oficial de Los Pinos: el 9 de diciembre de 1993, así como el 3 y 19 de febrero de 1994, aunque en dicho documento no se registraban las actividades del licenciado Luis Donaldo Colosio de los sábados por la tarde y domingos, por considerarse privadas”.
En ese sentido, el documento recuerda que “en cuanto a la relación que el candidato a la presidencia de la República tenía con el licenciado Carlos Salinas de Gortari, durante la campaña, este último manifestó que en su calidad de candidato o precandidato del PRI a la presidencia de la República:
“Nos reuníamos regularmente. Las reuniones se hacían en la residencia de Los Pinos. Yo diría que dos veces por mes personalmente, y conversación telefónica una vez por semana”.
El propio Salinas agregó que la temática abordada en dichas conversaciones era la siguiente: “…Era compartirle al Lic. Colosio mi apre-ciación sobre los principales problemas nacionales,mis orientaciones para su solución y ocasionalmente, él comentaba aspectos de su campaña, pero eran sobre todo diálogos alrededor de la temática nacional”.
El ex presidente abundó: “El licenciado Colosio, al conversar con él, me preguntaba sobre la forma como se estaba apoyando los trabajos del licenciado (Manuel) Camacho, a lo que respondía comentándole las diversas acciones para que el Comisionado pudiera tener éxito en su gestión, que estaba en el interés de todos que esto se alcanzara porque significaba diálogo para la paz. Él externaba cuál era su tema de preocupación o duda y siempre escuchaba con interés y concentración mis argumentos y razones; si no lo convencía lo decía, si no volvía a preguntar y plantear, no hubo tema fundamental en el que el licenciado Colosio y yo no nos hayamos puesto de acuerdo”.
El informe revela que la relación Salinas-Colosio cambió cuando éste último ya era candidato::
“De igual forma, el licenciado Carlos Salinas de Gortari afirmó que sí hubo un cambio en las relaciones entre él y el licenciado Luis Donaldo Colosio: “En tanto que cambia la relación entre el Presidente y un colaborador, frente a la relación entre el Presidente y el candidato del PRI a la presidencia. Nunca perdió su cordialidad, pero tenía otro nivel y otra dimensión”. 
Salinas recordó: “En marzo de 1994 me comentó que tenía previsto hacer cambios en su equipo de campaña sin precisarme el detalle de los mismos y era uno de los temas que íbamos a conversar en la cena que se había previsto para el regreso de la etapa de su campaña en la que fue trágicamente asesinado”. 
Salinas habló con Colosio un día antes de su asesinato. Era el 22 de marzo de 1994.
“En dos o tres ocasiones ese mismo día, para comentar con él varios acontecimientos muy favorables para su campaña… un día antes el  Secretario de Gobernación había anunciado que se había llegado a una culminación positiva del acuerdo político para realizar de manera ordenada y consensual  la elección presidencial de agosto; asimismo, los mercados financieros estaban reaccionando muy favora-blemente a ese anuncio y al anuncio del Comisionado para la Paz en el que sin ambigüedades precisaba que no optaría por ninguna candidatura…confirmando la realización de la cena en su casa a la que me había convidado con anterioridad”.
La cena ya no llegó.

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