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Para la conductora estelar de “Hoy”, todo ha terminado. En estos momentos, su mundo virtual ya no existemás. El quererse hacer la chistosa, y burlarse de millones de familias que apenas y tienen para comer, la han llevado a la circunstancia más terrible para una empleada de Televisa: que la gente la repudie.
Ha sido tan dura la caída del raiting del show matutino, que ahora la estrategia implementada por Emilio Azcárraga Jean, ha sido convertir en mártir a una de las actrices que más dinero le ha dejado a su empresa.
Sin embargo, hoy día, los anunciantes ya no quieren a Andrea Legarreta.
Su ciclo como imagen publicitaria, se cerró.
La desesperación de los productores de “Hoy” llegó al límite, y prueba de ello, es la entrevista que Ciro Gómez Leyva le hizo a Andrea Legarreta en su escuchado programa de Radio Fórmula, para que la seudo analista, se explayara y señalara sus frustraciones profesionales.
¿Pero a quién le interesa si Andrea Legarreta está arrepentida de lo que hizo? ¿Hay alguien que no haya podido dormir por las idioteces que dijo la conductora respecto a la economía mexicana y el dólar?
Por supuesto que no, es más Peña Nieto y Luis Videgaray se han de haber muerto de la risa ante la sarta detonterías que manifestaron la esposa de Erik Rubín y el “Negro”Araiza. Es más, fue tanta la burla hacia Andrea, que los políticos ya le tienen preparado un altar porque la mujer sí que desvió la atención.
En la entrevista de hoy con Ciro Gómez Leyva, Legarreta señaló haber recibido amenazas de muerte por un “grupo de izquierda que está en contra del gobierno”, y que llegará hasta “las últimas consecuencias” para que no la sigan perturbando, y que incluso ya la Policía Cibernética está enterada del caso.
El show de Andrea Legarreta confirma lo que todos sabemos: México es el país de lo posible, de lo imposible, de lo increíble, de lo sobrenatural, de lo chistoso, de lo aburrido, de lo cómico, de lo terrorífico, de loestúpido, de lo más abominable.
Por dignidad, por decencia, por inteligencia, Andrea Legarreta debe irse de la televisión mexicana por un tiempo razonable, ya que su imagen pública está hecha añicos, y si de esto viven ella y su familia, entonces lo mejor será analizar otros horizontes.
Podemos comprender que Legarreta no tuvo la culpa y que solo leyó un guión publicitario de la Presidencia de la República, pero por desgracia, esto no la exonera de nada. Ella también pudo haberse negado y reclamar a los productores, pero pues si hace eso, la corren a patadas.
Para colmo, tal vez ella hubiera preferido eso, que vivir una guerra espantosa.
El mensaje es claro para el mundo político y del espectáculo: jamás ridiculicen las precarias condiciones en las que se encuentran millones de familias; jamás expongan una idea política torpe; y sobre todo, cuando cometan un error, no salgan a llorar, porque hasta patéticos se ven.
¿Apoyará Andrea Legarreta al PRI en 2018?
Ojalá sí, para que ayude a cavar la tumba del Revolucionario Institucional.
(Editorial)
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