domingo, 20 de diciembre de 2015

ICA, el coloso que Peña Nieto dejó caer

PROCESO 2042
Durante décadas ICA fue la constructora dominante en México. Gran parte de la infraestructura del país (carreteras, presas, hospitales, puentes, multifamiliares, el Metro) son obra suya. Siempre al amparo de los presidentes priistas, desde Miguel Alemán, e incluso de los dos panistas. Era tal la cercanía de su fundador, Bernardo Quintana, con Los Pinos, que participó con entusiasmo en el boicot publicitario contra el Excélsior de Julio Scherer. Pero la suerte se le acabó. La preferencia de la actual administración por las empresas españolas, como Higa, hicieron que Ingenieros Civiles Asociados se depreciara 70% sólo este sexenio… y su quiebra está en puerta.
Ingenieros Civiles Asociados (ICA), la constructora más grande del país, nació y creció al amparo del poder político. Sus dueños, cercanos a los presidentes en turno desde el sexenio de Miguel Alemán, sirvieron al sistema lo mismo para apoyar su postura anticomunista durante la Guerra Fría que con sus donativos en el “pase de charola” inventado por el priismo, e inclusive para tomar parte en oscuras conspiraciones contra la libertad de expresión, como el boicot publicitario al Excélsior de Julio Scherer… Favores todos que el sistema pagó con impresionantes contratos de infraestructura.
Convertida en un gigante, con operaciones multinacionales y enlistada en las bolsas mexicana y de Nueva York, el regreso del PRI a la Presidencia no la llevó a recuperar el antiguo esplendor; por el contrario, Empresas ICA es ahora emblema de la crisis de los constructores mexicanos.
Y es que el favoritismo del gobierno de Enrique Peña Nieto hacia empresas extranjeras, junto a una coyuntural y poco clara falta de recursos, detonó una crisis en el sector de la construcción, cuya víctima más visible es el corporativo que preside Bernardo Quintana Isaac, uno de los empresarios más influyentes de México y quien fue socio minoritario de Carlos Slim cuando éste adquirió Teléfonos de México.
El consorcio constructor que agrupa 11 subsidiarias y tiene operaciones internacionales sucumbió este mes al no poder cumplir el pago de intereses por unos 31 millones de dólares cuyo vencimiento había prorrogado desde el 29 de noviembre, detonando desde entonces versiones sobre una eventual quiebra y un tremendo impacto en sus cotizaciones en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), para agudizar la depreciación que en lo que va del sexenio se estima en 70% (estimado de Mario Maldonado en El Financiero del pasado 22 de octubre).
La crisis de ICA, sin embargo, es visible por tratarse de la constructora emblemática y porque cotiza en la BMV; por ello está obligada a informar de su situación, lo que no ocurre con las 11 mil constructoras del país, en su mayoría micro, pequeñas y medianas empresas, muchas de las cuales “están peor”, de acuerdo con el presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), Gustavo Arballo Luján:
“Las empresas en México han decrecido, como en el caso de ICA, ante la falta de oportunidades de trabajo; sus ingresos van a la baja y sus compromisos han dejado de cumplirse por no tener ingresos suficientes”.
Para externar su opinión, en entrevista con Proceso, Arballo advierte que lo hace con la perspectiva del sector y la información pública que hay al respecto, sin entrar a la situación interna y a las finanzas de la empresa. Y de ICA lo que se sabe es que “no ha tenido los ingresos ni el volumen de trabajo esperados, lo que ha generado algo de la problemática en que se ve envuelta”.
El lunes 14 Proceso solicitó una entrevista con representantes de Empresas ICA, pero no obtuvo respuesta. Luego, en un comunicado del viernes 18 lo dejó claro: “La compañía no tiene previsto hacer algún otro comentario público respecto de este tema hasta que su Consejo de Administración apruebe alguna acción específica”.
Si el problema de fondo para los constructores mexicanos es la competencia desleal con extranjeros, hay otro factor coyuntural que hasta ahora no tiene una explicación clara: la falta de recursos para cumplir con obligaciones contractuales en los tres órdenes de gobierno.
En una conferencia de prensa el miércoles 16, Arballo dijo que el rezago en pagos es notado no sólo por la CMIC, sino que otros organismos, como el Consejo Coordinador Empresarial y la Confederación de Cámaras Industriales, identificaban un problema de falta de liquidez que repercute en las economías locales. Por eso solicitaron una reunión con el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, para pedir que se agilice la entrega de recursos. El impacto es al menos para 3 mil constructoras.
Mientras los gobiernos estatales y municipales atribuyen la falta de dinero a un retraso en transferencias federales vía la Tesorería de la Federación, el dirigente de la CMIC, sin embargo, se muestra optimista ante el anuncio de licitaciones carreteras para el próximo enero.
El jueves 17, un día después de la declaración de Arballo y el mismo en que ICA anunció que incumpliría con el pago de intereses vencidos, Videgaray comentó en conferencia de prensa que el problema se concentraba en estados y municipios, y de plano negó que exista retraso o recorte en las transferencias del presupuesto 2015. Aseguró que la administración federal ha entregado en tiempo los recursos y fondos a entidades federativas.
La construcción del poder
ICA es el gigante de la construcción en México. Por todo el país es posible identificar grandes obras de infraestructura en las que participó desde 1947, cuando nació y creció al amparo del gobierno de Miguel Alemán para convertirse en la principal contratista gubernamental al paso de los sexenios.
La asociación de 18 profesionistas encabezada por Bernardo Quintana Arrioja marcó su origen y futuro de contratista cercana al poder desde la primera obra: producto de una licitación pública se le encomendó la construcción del Multifamiliar Presidente Miguel Alemán.
Las siglas ICA se ligaron desde entonces a los grandes negocios de la infraestructura: el Estadio Universitario y gran parte de la Ciudad Universitaria de la UNAM; la presa El Infiernillo, en los límites de Guerrero y Michoacán; la Línea 1 del Metro de la Ciudad de México; la infraestructura para los Juegos Olímpicos de 1968…
En su historial de construcciones se cuentan numerosas carreteras, autopistas, hospitales, escuelas, así como grandes hoteles y la Basílica de Guadalupe, la autopista del Sol y el Museo el Papalote; más recientemente, la hidroeléctrica La Yesca, en Nayarit, y su participación en la construcción de la Línea 12 del Metro capitalino.
La productividad de ICA no se explica sin su histórica relación con el régimen priista y de Quintana Arrioja y sus descendientes con la Presidencia. Éste fue uno de los miembros fundadores de la llamada “cúpula de cúpulas”, el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN), formado en 1962 durante el gobierno de Adolfo López Mateos y que entre sus objetivos centrales tenía interés por deslindar al país de la Revolución Cubana.
En su libro El Consejo Mexicano de Hombres de Negocios. Surgimiento y consolidación (UNAM, 2002), la investigadora Marcela Briz Garizurieta documenta cómo los amigos y socios de Miguel Alemán integraron originalmente el organismo: Bruno Pagliai, Jorge Larrea… socios del expresidente en Transportes Aéreos Mexicanos, o Rómulo O’Farril, su socio en Telesistema Mexicano (hoy Televisa). Entre ellos identifica a Quintana por los contratos obtenidos en el sexenio alemanista.
Si los miembros del CMHN llegaron a aplaudir la decisión presidencial de reprimir el movimiento estudiantil de 1968, optaron por una posición más activa, por ejemplo, en el boicot publicitario al Excélsior de Julio Scherer, quien en su libro La terca memoria incluye la narración que Juan Sánchez Navarro le hizo sobre aquel episodio:
“Los empresarios que pesaban, los del poder económico y la influencia política, preocupados por el rumbo que tomaba Excélsior, acordaron reunirse en la casa del fundador de la ICA, Bernardo Quintana. Invitaron al presidente Echeverría, que concurrió puntual a la cita. Hablaron del periódico. Era peligrosa la posición que asumía, más y más cargada a la izquierda. El director, Julio Scherer García, no ocultaba su tendencia política y era verosímil que se tratara de un sujeto proclive al comunismo. El diario mantenía un ritmo de crecimiento sostenido, fenómeno que se sumaba a las inquietudes de los empresarios. El anfitrión tomó la palabra y solicitó el parecer del presidente de la República.
“Echeverría fue directo. Los hombres de la iniciativa privada rendían su cuota al auge del periódico, la publicidad era fuente de ingresos para el diario. Así fortalecían al enemigo común. En manos de los empresarios estaba el remedio a una situación que ya era crítica.”
La bonanza de ICA siguió su rumbo en los siguientes sexenios, con el favoritismo de tramos carreteros otorgados en concesión durante los gobiernos de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo; con este último fue beneficiaria del llamado “rescate carretero” (una especie de Fobaproa para concesionarios del sector).
Fue en los noventa cuando ICA inició su internacionalización: adquirió Facchina, una constructora que opera en los alrededores de Washington, para incursionar en el mercado estadunidense; Los Portales, empresa que asociada con Grupo Raffo forma la mayor constructora de Perú, país donde posee San Martín, una importante minera, y la asociación permanente con la estadunidense Fluor Daniel, su más rentable operación en México, a partir de la cual atrae contratos en Centroamérica y El Caribe y con la cual incursionó en el sector energético.
Con la llegada del PAN al poder, Empresas ICA mantuvo su dominio. En 2005, al morir Bernardo Sepúlveda Arrioja, el entonces presidente Vicente Fox instruyó que fuera sepultado en la Rotonda de los Hombres Ilustres, mientras su hijo, Bernardo Quintana Isaac, se convirtió luego en asiduo visitante del presidente Felipe Calderón.
Durante el sexenio calderonista, Empresas ICA pudo recuperarse de la crisis que padeció a partir de 2008 y, ya cercano el cambio de gobierno, de hecho el mismo día de las elecciones presidenciales, el 1 de julio de 2012, Bernardo Quintana entregó la dirección general de la empresa a su hijo, Alonso Quintana Kawage, tercera generación desde la fundación.
Para entonces ICA contaba con 12 proyectos carreteros, seis hidráulicos, tres plantas de tratamiento de agua, dos acueductos, un puerto, dos proyectos de infraestructura social e incursionaba en el ramo energético. A través de una participación mayoritaria en Operadora Mexicana de Aeropuertos, es responsable de 13 terminales aéreas internacionales en el país. Todo esto junto a decenas de contratos de obra pública.
Si en el ámbito empresarial es cierto el mito de que en la tercera generación se vienen a pique los negocios, en el caso de Empresas ICA se ha cumplido. Luego de que el viernes 18 el corporativo notificara a la BMV la suspensión del pago de intereses, informó que designaba codirector a Alfonso González Migoya.
Este último es especialista en rescatar de la crisis a empresas familiares; en su desempeño anterior inmediato estuvo al frente de Grupo Industrial Saltillo –que coincidentemente cayó en crisis al asumir su tercera generación–, donde llegó después de participar en otro saneamiento de empresa familiar en tercera generación, en el regiomontano Grupo Alfa.
Es la crisis del sector
En los tres años de administración de Enrique Peña Nieto, Empresas ICA ha obtenido contratos por casi 43 mil millones de pesos, de acuerdo con una consulta hecha por Proceso en el Portal de Obligaciones de Transparencia, la plataforma gubernamental que, sin embargo, no registra la totalidad de los contratos.
La cifra es menor que la alcanzada en dos años, por ejemplo, por Grupo Higa, de Juan Armando Hinojosa Cantú –el contratista envuelto en el escándalo por construir y financiar la casa de la primera dama Angélica Rivera– y que hasta diciembre de 2014 acumulaba alrededor 60 mil millones de pesos en contratos de obra.
La embestida extranjera fue prevista por Proceso, que en su número 1969, del 26 de julio de 2014, advertía, por los seguimientos a los portales de transparencia gubernamental, que eran empresas extranjeras las que acaparaban los grandes contratos de obra.
Ahora son los empresarios del sector quienes acusan el daño a partir de la situación de ICA: “El sector de la construcción tiene algo que decir: es muy lamentable que la empresa más importante del país, la más grande y más antigua, que ha construido gran parte de lo que conocemos, esté enfrentada a una serie de problemas financieros por la falta de oportunidades de obra”, expone Arballo.
El dirigente de la CMIC lamenta que el desplazamiento de las constructoras nacionales por las extranjeras anule la oportunidad de desarrollar al sector en medio de una ola de proyectos y aclara que no se trata de exigir paternalismos, sino “generación de oportunidades”.
Inclusive no rechaza la competencia con extranjeros, pero, advierte, “cuando es competencia en condiciones de igualdad”, pues si bien nadie puede oponerse a que haya inversión, transferencia de tecnología y generación de riqueza, “lo que no está bien es que sea inequitativa”.
Pone como mal ejemplo a Dragon Mart, el megaproyecto que se intentó imponer con favoritismos a un consorcio chino (Proceso 1888). O, como un buen ejemplo, la dispersión en 21 licitaciones para el nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México que sí llevan contenido nacional.
El argumento del gobierno es que los extranjeros ofrecen mejores tasas de interés o insumos que los mexicanos –“eso es lo que dicen”– pero, añade, los gobiernos elaboran bases de licitación que favorecen a extranjeros, como en el caso de obras que ya se han hecho en México y para las que hay experiencia. Cuando son obras para las que no hay experiencia, no se genera dispersión, es decir, licitaciones por paquetes o especialidades que alienten el contenido nacional en las obras.
Además plantea que el gobierno debe atender a las compañías que tradicionalmente han trabajado, pues “en ocasiones se habla de empresas de trienio o sexenio y eso no debe ser. Bienvenidas todas las nuevas empresas pero no por favoritismo y en ese sentido es en lo que estamos trabajando”.
Por lo que toca a la información emitida por Empresas ICA, en diferentes oportunidades ha rechazado dejar su rama de contratismo en obra pública, la más reciente en el comunicado del viernes 18, cuando anunció que incumpliría el pago de los 31 millones de dólares:
“Durante los siguientes 30 a 60 días, con el apoyo de sus asesores financieros, Rothschild México y FTI Consulting, ICA trabajará en un plan para reestructurar y recortar los costos. ICA espera que el plan inicial sea completado a mediados de febrero de 2016. La compañía también ha comenzado negociaciones con sus acreedores y sus grupos de interés. En paralelo a esta revisión continua, la prioridad será servir a sus clientes y continuar proporcionando servicios de construcción y administración de concesiones.”
Volviendo al libro de Briz Garizurieta, ahí se consigna cuando los aspirantes a suceder a Luis Echeverría tuvieron que realizar su pasarela ante los hombres del dinero. En esa ocasión Porfirio Muñoz Ledo tuvo la idea de abordar un replanteamiento de las relaciones entre lo público y lo privado, a fin de romper el patrimonialismo que generaba un entramado de intereses. Al finalizar, Bernardo Quintana le palmeó la espalda y le dijo: “Nunca serás presidente”.

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