domingo, 11 de enero de 2015

La insignificancia de las cosas según Kundera

Tras catorce años de silencio, el escritor checo regresa con una novela satírica


La insignificancia de las cosas según Milan Kundera


Tras catorce años de silencio literario, el checoMilan Kundera alza la voz y presenta una nueva novela.
Atento el humor como vertiente de la inteligencia humana, publica La fiesta de la insignificancia. No se trata de la obra de un hombre que se asoma al invierno de su vida. No hay aproximaciones a la muerte ni a una decadente o desencantada vejez. Por el contrario, retoma la estafeta de La broma, publicada en 1968 y desarrolla una sátira del estalinismo. Una increíble por absurda, anécdota de Stalin relacionada con su faceta de cazador de perdices se mantiene como un velo a lo largo de la historia.
Kundera presenta cuatro personajes, ‘Alain’, ‘Ramón’, ‘Charles’ y ‘Calibán’, todos parisinos. El escritor se ocupa de contar situaciones, algunas inconexas no por falta de oficio sino porque el propósito es justo ese.
Apuesta por un juego donde lo esencial no es la anécdota y sí las emociones. A partir de cuestiones en apariencia insignificantes, el checo construye un tinglado con varios planos de lectura donde convive el humor con la política y la teología.
“A pesar de mi estúpida fama de marido infiel, ¡siento una insalvable nostalgia de la castidad!”, dirá en un momento ‘Charles’. ¿Se podrían leer las líneas como una confesión del propio autor? Tal vez sea ésta la parte más otoñal de la novela. El resto no es más que divertimento inteligente sin duda pero que probablemente no está a la altura del prestigio de Kundera. Sobre la novela se ha dicho que es su epílogo literario. Quizá.

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