domingo, 16 de noviembre de 2014

Peña se desploma; prensa internacional lo reprueba y asegura que México está “arrinconado”



Por:  / 14 noviembre, 2014
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Ilustración: Pe Aguilar / @elesepe1

The New York Times publicó este miércoles: México, aún incapaz de frenar asesinatos y eliminar corrupción. En ediciones anteriores había destacado que Peña Nieto se desploma en las encuestas; The Economist criticóduramente a  EPN; Financial Times lo ninguneó; Newsweeek lo desmintió; Forbes, lo descarriló. En suma, la prensa internacional, la que tanto le importa a los presidentes mexicanos, será porque carecen de elementos para controlarla, concluyen que Peña Nieto, nada más, no ha podido con México.

Todos, de una forma u otra, subrayan que “el gobierno del priísta mexiquense ha cumplido ya más de un cuarto (20 de 72 meses), y las cifras apabullan y arrinconan a México. Las expectativas desalientan. La violencia ha crecido. La economía se ha estancado. La pobreza va a la alza. La inseguridad aumenta. “¿Donde está el piloto?”, se preguntan. Pero Peña Nieto, sus hombres, sus plumas, su prensa, no ven otras realidades más que el discurso triunfalista y la dictada desde Los Pinos, Gobernación o Hacienda.

Lo que se arma en los bunkers en que se han convertido las principales dependencias federales, totalmente acorazadas, con el tamaño del miedo que le tienen a la gente inconforme, hastiada de la situación, no les ha alcanzado para eclipsar lo que los medios más importantes del mundo ya pregonan: el presidente de México no ha hecho bien la tarea. Peña Nieto, pues, no ha podido.

En el plano doméstico, las encuestas de los rotativos más influyentes en el ámbito nacional, dan cuenta puntual del descenso de la popularidad y el crecimiento de la impopularidad del titular del Ejecutivo federal. La reciente encuesta del diario Reforma desnuda y exhibe la labor de Enrique Peña Nieto: 5.8 de cada 10 ciudadanos reprueban a su gobierno; 4.9 de líderes no avalan su gestión. La mayoría no respalda los resultado hasta ahora obtenidos. Ytodavía hay más. Peña Nieto es el presidente con más bajos niveles de aceptación de los últimos cuatro: Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Felipe Calderón.

Tras la imposición de las reformas estructurales, a través de un cómplice y antidemocrático pacto entre priístas, panistas y perredistas, así como partidos satélites que los acompañan, el carísimo aparato de comunicación peñista, apuntalado por algunos sectores de la prensa escrita, de radio y televisión como medios de propaganda oficialista, así como cientos o miles de millones de pesos destinados a publicidad, no han funcionado para que los mexicanos entiendan los beneficios de la reforma que, claro está, sólo benefician a la cúpula de alta burocracia

Los engaños para aprobar dichas reformas son ya evidentes, irrefutables para el bolsillo de los mexicanos. Los ejemplos abundan, en la misma encuesta de Reforma, 6 de cada ciudadanos consideran que con la Reforma Energética subirán los precios de la luz y de los combustibles, contrario a lo que el gobierno y los partidos políticos cómplices en el Congreso, contrario a lo que el gobierno prometió en el sentido de que a futuro habría reducción en las tarifas eléctricas.

A menos de dos años del arranque de la “nueva”administración priísta, encabezada por Enrique Peña Nieto, la desconfianza es el sello de su gobierno, tanto en el plano doméstico como en el escenario internacional. Hace unos días The New York Times, propiedad de la poderosa familia Sulzberger, publicó que el nivel de aprobación de Peña Nieto cayó hasta 37%. “Muchos de sus partidarios originales ahora expresan dudas sobre el Presidente que eligieron”, advierte NYT. Incluso se mofan de los resultados de su administración en materia económica con una parábola: “el crecimiento general ha sido más o menos igual de fuerte que un niño de dos años pateando un balón de futbol desinflado”.

Ante la desconfianza generalizada que ha generado el gobierno de Peña Nieto, las andanadas llegan por todas partes. El prestigiado semanario británico The Economistha hecho pedazos a la Reforma Fiscal Mexicana, fracaso que ha sido acreditado al secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray. Esa publicación concluye lapidariamente que “la reforma sólo desfalca a la economíade los que menos tienen”.

Asimismo, la considerada biblia de cabecera de los dueños del dinero, es decir, Financial Times, ha puesto en duda la viabilidad de la economía mexicana: “pese a que se registróun aumento del 46% en el gasto público, aún así la economía del país no tiene un mejor panorama a futuro”. Estos son precisamente los pronósticos que leen quienes desean invertir su dinero. Se conjugan tres factores que hacen un cóctel peligroso: violencia, inseguridad y economía en declive.

La seguridad de México “sigue siendo un problema fundamental sin una solución”, alertó Newsweek, en su edición de la última semana de julio.  Subraya que ni siquiera en los peores momentos del gobierno de Felipe Calderón, México habría registrado tanta violencia. Resalta que “las promesas del gobierno federal de frenar los índices de violencia, no coinciden con los resultados”.

Y los hechos son contundentes: en lo que va de la administración de Peña Nieto se han registrado 55 mil 325 asesinatos, ante la ausencia de una estrategia eficaz por parte del gobierno federal y de los estados.   A pesar de las declaraciones de los funcionarios de primer nivel, como el secretario de Gobernación,  Miguel Ángel Osorio Chong, en el sentido de que “la violencia ha bajado”, sus dichos no convencen a nadie, y mucho menos generan confianza.

Las directrices y, sobre todo, los resultados económicos alcanzados con las reformas son también analizadas y reprobadas. La revista Forbes sostiene que Enrique Peña Nieto está perdiendo sus mejores años para detonar el crecimiento económico de México. Es decir, una cosa son las reformas y otra, muy diferente, lo que está logrando. En esta materia, el investigador del CIDE, Raúl Feliz, advierte que “el error fundamental fue aprobar todas las reformas de golpe, sin ver cuál era la más importante”. Y lo más preocupante es que la pobreza no sólo no se ha detenido, sino que sigue creciendo. Según Cuauhtémoc Cárdenas, en este gobierno se han generado ya 3.6 millones de pobres.

REFORMAS FRACASADAS

Un bodrio han resultado las “reformas” estructurales a las que le apostó y pactó el gobierno de Peña Nieto con los partidos políticos “de oposición”, PAN y PRD, que se han convertido en parte del mismo esquema de poder. Lo que sucede no tiene nada que ver con lo prometido y largamente publicitado. La Reforma Educativa está frenada y desactivada en muchos estados. La Reforma Fiscal sacrifica a la clase media y baja con más impuestos, como lo señala The Economist. Ni siquiera los empresarios la quieren,  y se lo han dicho en muchas ocasiones a las autoridades hacendarias, porque desalienta la inversión, abate la productividad y castiga a la competitividad.

Además, como lo admite el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, en el informe anual sobre la estabilidad del sistema financiero, la morosidad en los créditos al consumo, particularmente en tarjetas y préstamos personales, llegó a un máximo en agosto, en una tendencia que va en aumento y se ha convertido en un“foco de atención”para el banco central del país.

La Reforma de Telecomunicaciones fue “llamarada de petate”, porque mantuvo intocable al duopolio televisivo. La Reforma Energética genera incertidumbre de alto riesgo por la manera como se manejará y, sobre todo, quienes controlarán y se beneficiarán del petróleo mexicano, y todo parece dirigirse a que será la alta burocracia hacendaria y los trasnacionales petroleras, como una y mil veces fue negado por los funcionarios peñistas.

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