sábado, 23 de agosto de 2014

Germán Larrea, el millonario 'invisible'



Mario Maldonado 26.03.2014
Quienes van al Hipódromo de las Américas o al centro comercial Parque Duraznos, en la Ciudad de México, probablemente se han topado conGermán Larrea, el CEO, Chairman y principal accionista de Grupo México. 

Sin embargo, el anonimato por el que ha pagado varios millones de pesos a lo largo de los años le da a este empresario de 73 años la posibilidad de pasar inadvertido prácticamente en cualquier lugar que se aparece. Al menos para quienes no forman parte del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, el Consejo de Administración de Grupo México y de otro puñado de empresas donde tiene inversiones.

Germán Feliciano Larrea Mota Velasco es el tercer hombre más rico de México y el número 79 del mundo, según el ranking 2013 de la revista Forbes, con una fortuna de 13 mil 300 millones de dólares. El Índice de de Bloomberg, que se actualiza diariamente conforme al movimiento de las acciones de las firmas donde los millonarios tienen participaciones, lo sitúa en el número 117, con 9.9 mil millones de dólares, pues este año sus empresas no han tenido brillo en los mercados de valores.
Sin embargo, de todos los hombres que conforman estos listados quizá también sea el más invisible. El más misterioso. El menos público.

En Google aparecen un millón 250 mil vínculos que contienen su nombre, de entre los cuales sólo emergen un par de imágenes: una en blanco y negro, borrosa, en primer plano, que no se sabe bien a bien cuándo fue tomada; y otra más dudosa aún, a color, de la cual ni siquiera se tiene certeza de que es él.

Una de las debilidades de Germán Larrea son los vinos franceses. La afición la heredó de su padre, Jorge Larrea, fundador del Grupo México, quien estuvo al frente de esta organización hasta 1995, cuando pasó la estafeta a su hijo Germán. Como presidente y director general, Germán Larrea convirtió a su brazo minero en el tercer mayor productor de cobre del mundo y a las operadoras Ferromex y Ferrosur es unas de las empresas de ferrocarriles más importantes del mundo; las más extensas de México. Todo esto, casi siempre en medio de controversias y litigios.

Uno de los momentos más difíciles para Germán Larrea y el Grupo México vino tras la muerte de 65 mineros en la mina de Pasta de Conchos, en Coahuila, en febrero del 2006. Esta tragedia que estremeció a la sociedad mexicana culminó con el rompimiento de Larrea y el líder del Sindicato Nacional de Mineros, Napoleón Gómez Urrutia, hoy exiliado en Canadá por el mismo caso.

En su libro “El colapso de la dignidad”, que salió a la venta a inicios del 2014, Gómez Urrutia cuenta una serie de historias sobre encuentros con Germán Larrea, a quien describe como “malhumorado, egocéntrico y sin escrúpulos”. Físicamente lo define como un hombre alto, regordete, de piel pálida, ojos claros y una expresión “arrogante”, con una debilidad por el vino Chateau Haut-Brion que sólo toma si está a la temperatura perfecta.

En su defensa, Valentín Diez Morodo, otro de los multimillonarios mexicanos, accionista de más de una decena de empresas y presidente del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología, lo describe como un hombre agradable, cariñoso con su familia y de conducta intachable.

“Siempre ha sido una persona reservada y evita los reflectores, pero cuando se trata de confrontar problemas, es un hombre que siempre da la cara con carácter y determinación”, escribió Diez Morodo para la revista Expansión.

Actualmente Germán Larrea reparte su vida entre la ciudad de México y la Toscana, Italia, donde ha pasado buena parte de los últimos años con esposa y sus dos hijos, según versiones periodísticas. Sus cercanos dicen que valora como pocas cosas la privacidad y le divierte pasar desapercibido cuando anda por los alrededores de las oficinas centrales de Grupo México, ubicadas en el exclusivo barrio de Las Lomas de Chapultepec, en el Distrito Federal. “Lo hace un poco por seguridad, un poco por estrategia empresarial y otro tanto por diversión”.

Posdata. Por estos días los negocios de Grupo México no andan muy bien. Los ajustes fiscales aplicados al sector minero y las nuevas leyes en el sector ferroviario han puesto a sus empresas el ojo del huracán. Contrario a la relación que su padre solía forjar con la clase política, Germán Larrea mantiene cierta distancia con los políticos. Quizá por eso los cabildeos para evitar las afectaciones a sus empresas no fructificaron... hasta ahora.

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