lunes, 23 de junio de 2014

FIFA: La doble moral que insulta


Escrito por  el 23 junio 2014 a las 11:06 am en DestacadasSociedad

Emilio Pellicer Larrea
brasil_2014No le demos vueltas al tema; la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA por sus siglas) práctica y ejerce el racismo, es juez y parte y elude la tarjeta roja que debiera aplicarse si pretende conservar algo de la poca o nula credibilidad que posee.
La doble moral en juego que la FIFA enseña es criticable, obvia e insultante, tanto o más que las faltas que señala y amenaza con sancionar en diversos casos. Hablemos por ejemplo del hoy polémico grito de guerra de la afición mexicana cuando un portero de equipo contrario saca la pelota; “heeeeee puto!!!!!” es la expresión que ha causado escozor en las fibras del máximo circuito del balón pie mundial, y que es motivo de que algunos sectores de aficionados de otros países también estén sorprendidos y se sientan ofendidos, además de que es la razón por la cual la FIFA ha iniciado una investigación, calificando como discriminatoria y homofóbica la frase, lo cual puede tener algunos argumentos válidos dignos de tomarse en cuenta.
Primeramente la expresión que surgió tras el cambio de equipo del portero mexicano Oswaldo Sánchez, cuando regresó a jugar a las Chivas de Guadalajara, procedente del América, en el que militó tras ser comprado por el equipo de Televisa, al Atlas, también de Guadalajara, cuyos aficionados enfadados con el guardameta, cada vez que sacaba un tiro desde su portería, le gritaban la frase ya mencionada, aludiendo a lo que consideraban una traición del ex atlista al jugar para el máximo enemigo de la institución, Las Chivas obviamente. Desde ese suceso que se dio en el 2003 y se hizo popular en un juego de justa preolímpica rumbo a Atenas, también disputado en Guadalajara, se hizo constante el grito en todos los estadios de México, y parte del caló y vocabulario de fanáticos y aficionados de cualquier equipo del país, para más tarde internacionalizarse.
Y aunque el grito es entendido por muchos como una expresión que alude a cobarde o a traicionero, o falto de valentía e indeseable, es innegable que hay una connotación que puede lastimar al sector homosexual y puede ser interpretado como racista con argumentos válidos, aunque o bien no sea la intención, o bien se ignore su raíz.
Pero es contradictorio que se amenace a la Federación Mexicana de Fútbol con la expulsión de la copa del mundo a la selección mexicana. El reglamento de la FIFA es muy claro al respecto. A continuación, lo que sobre el tema marca en la primera parte del Derecho material, capítulo segundo de disposiciones especiales, apartado 58 relativo a Discriminación; en el sub artículo primero, inciso a, se señala que mediante actos o palabras humille, discrimine o ultraje a una persona o a un grupo de personas en razón de su raza, color de piel, idioma, credo u origen de forma que atente contra la dignidad humana será suspendido por un mínimo de cinco partidos. Además, se prohibirá al infractor el acceso al estadio y se le impondrá una multa en cuantía no inferior a 20,000 CHF”. Y en el sub artículo tres se señala que “Se sancionará a los espectadores que cometan una de las infracciones mencionadas en el apartado 1, letra a) de este artículo con una prohibición de acceso al estadio de al menos dos años.” Luego entonces, si la falta la cometieron los aficionados, es a ellos a quienes habría que sancionar y no a la selección participante.
De la posible ofensa de los aficionados mexicanos con esta expresión en Brasil, ya tenemos suficiente y con ello basta para ya no hablar del tema y suponer que al menos en Brasil 2014, se dejará de escuchar, por más que en el partido contra la selección brasileña, también los aficionados de ese país se apropiaron de la expresión y la usaron cada vez que el guardameta mexicano Guillermo Ochoa paró algún balón.
Pero el insulto mayor, el más cuestionable y ofensivo, tiene su origen en la doble moral que la FIFA sin empacho muestra y ejerce de manera tan constante. Ejemplos hay muchos y basta con enumerar sólo algunos que derrumban toda posible justificación del eje rector en el mundo del fútbol para esconder el autogol permanente que se infringe con su acción.
Comencemos por decir que según los estatutos del reglamento oficial de FIFA, tras finalizar un partido deben realizarse exámenes antidoping a jugadores de los dos equipos que participaron en el encuentro; un máximo de tres jugadores elegidos al azar por escuadra, y un mínimo de dos. Hasta ahí todo bien, pero sucede que uno se sorprende al saber que el pasado sábado tras la contundente victoria que Costa Rica le propinó a Italia, uno de los gigantes en la historia mundialista, para eliminarla de Brasil 2014 y de paso clasificarse a octavos de final, la FIFA decidió que las reglas y estatutos no son obligatorios si los jerarcas del organismo así lo imponen, y mientras practicó la prueba antidoping a sólo dos jugadores italianos, obligo a siete jugadores costarricenses a pasar por el procedimiento, sin previo aviso y con lujo de cinismo, poniendo en entredicho con ello la legalidad de la victoria de Costa Rica, y todo porque el equipo tico miembro de CONCACAF, y considerado una fácil víctima en el llamado grupo de la muerte, tuvo el atrevimiento de jugar de tú a tú y ganarles a los dos supuestos mandones del sector; Uruguay, reciente campeón de América y ex campeón mundial, al que doblegó tres por uno en el primer partido de esta fase, e Italia, histórico gigante del fútbol y flamante campeón mundial en cuatro ocasiones. Discriminación inexcusable, cínica y descarada en medio de un torneo mundial.
Sigamos con los ejemplos, y es que para FIFA que el fútbol se juegue es importante en la medida de que vende; no importa si no se juega, mejor que sea negocio; jugadores de diversas selecciones recibieron una orden tajante y autoritaria hace escasos días, para abstenerse de usar audífonos de la marca Beats, propiedad de la empresa Apple, en los estadios y en las conferencias de prensa debido a que Sony, empresa que tiene un contrato publicitario con FIFA, se quejó de la publicidad no intencional que recibe la Apple, su rival, cuando jugadores de las selecciones usan productos de esa. En el mundo del dinero, se vale discriminar; la corrupción lo permite a los ojos de la FIFA.
Y el show no termina aquí. La homofobia institucional es permisible siempre y cuando sea costumbre en países anfitriones que generarán millonarios recursos. Rusia 2018 es la próxima sede anunciada oficialmente. En ese país tras la llegada en 1999 de Vladimir Putin a la presidencia, la persecución hacia la comunidad LGBT es grave y hay leyes que no permiten ni las uniones gays, ni las manifestaciones de personas no heterosexuales, así como una ley en contra la “propaganda homosexual”, enviando así a la basura los logros que en 1993 había obtenido el gobierno de Boris Yeltsin.
Y por si esto fuera poco, 2022 tendrá en Qatar la justa mundialista, y con detallitos nimios; sólo absténgase de ir si es gay, porque no es usted bienvenido. Así es, Qatar uno de los países más represores del sector gay que incluso tiene pena de muerte para lo que considera un delito mayor, ha anunciado que los extranjeros que decidan ir al mundial en 2022 se abstengan si son homosexuales, so pena de ser sentenciados a siete años de cárcel, y peor aún, los gays o lesbianas musulmanes, serían condenados a muerte, tal como lo dicta la sharia o ley islámica que rige para ellos.
Todo se vale para FIFA; ser juez y parte es una “sana” costumbre, y se puede ser jocoso incluso en el reino de la FIFA; Joseph Blatter, presidente del organismo, cuestionado sobre el tema tras la elección del país de Medio Oriente, solo señaló sonriendo, que “los gays y lesbianas de todo el mundo que visiten Qatar esos días deberán abstenerse de toda actividad sexual”.
Es el mundo de la doble moral sin tarjeta roja que práctica la FIFA, en el que decir “heeee puto” es pecado capital y posible expulsión de la selección del país de los aficionados que se atreven a gritarlo desde la grada del estadio, pero no lo es en países donde penar al homosexual incluso con la muerte o la cárcel es pecata minuta, travesura insignificante, porque los millones no se fijan en la represión y la barbarie; lo importante es el mundial y cubrir las apariencias. Así que ya lo sabemos todos; gritarlo es un pecado, ganarle a los Gigantes también si se es equipo “pequeño”, pero discriminar por ley a los gays y a las lesbianas, o ser expuesto a un antidoping masivo por ganarle a los mandones, es valido, lícito y jocoso en el mundo de la FIFA y la doble moral que insulta.
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