martes, 10 de septiembre de 2013

La resistencia de Morena. Miguel Ángel Velázquez

Dos lecciones
El declive del PRD

D
espués de cerca de un mes de marchas y plantones en el Distrito Federal, cuando parecía que la gente ya no quería saber nada de ningún tipo de manifestaciones, y que, por fin, a las protestas las había acallado el ruido mediático, gente de todas partes –de la ciudad de México, principalmente– llenó con gritos y consignas de protesta, desde avenida Juárez hasta el Zócalo, en contra del mayor robo de todos tiempos: la ley sobre energía, con la que se pretende entregar a la iniciativa privada recursos como el gas y el petróleo.
Pocos creían que frente a las manifestaciones de la CNTE, condenadas y recondenadas, hubiera quien se atreviera a salir a protestar. Ya el PRD y Cuauhtémoc Cárdenas habían convocado, y si bien se logró conjuntar a buen número de personas, en ningún momento se miró una cantidad como la que se dio cita para escuchar los argumentos de Andrés Manuel López Obrador.
No, no se trata sólo de números, sino de confianza en una lucha que sí tiene muchos seguidores y que el domingo dio una lección que encendió todos los focos rojos en el PRD. Las tribus ya no tienen la fuerza de antes; se vaciaron en favor de Morena, que se empieza a hacer sentir, se diga lo que se quiera.
Entonces, se escribieron dos enormes lecciones. Una para el gobierno federal, al que se mandó un mensaje claro: habrá una fuerte resistencia si insiste en la venta de los recursos energéticos. Pacífica, sí, pero insistente, justa. Y para el PRD es catastrófico; ni acarreando a sus huestes logró impresionar a nadie con la concentración en la que se daba a conocer un plan alterno al que maneja el gobierno de Peña.
Sin contar a Cuauhtémoc Cárdenas, es claro que no hay confianza en lo que digan los líderes del perredismo, que ese partido está desfondado y no servirá para la lucha que se quiere dar. Por el contrario, tal vez podría convertirse en un fardo para los trabajos que se pretenden. La votación perredista en favor de las reformas a la ley de educación fueron, tal vez, el último clavo en la tumba de esa organización.
Ahora la responsabilidad la tiene Morena, y López Obrador, quien deberá tener en cuenta que la convocatoria que lanzó para la defensa de los recursos energéticos envuelve no sólo a la gente más empobrecida del país, sino a las clases medias y a los empresarios que no son parte de la cadena de los 53 multimillonarios que mandan en México, no podrá sino plantear formas de protesta novedosas y convincentes.
Ya se demostró que hay mucha gente que está dispuesta a seguir sus ideas, pese a todo lo que se ha dicho y todos los ataques que ha recibido López Obrador, y tal vez o seguramente porque su protesta es justa la recibe dispuesta a respaldarlo y no dejar que se le arrebate lo que por ley le corresponde.
Vendrán las nuevas críticas, las nuevas condenas, pero el paso de Morena sigue firme y no parece que exista, hasta ahora, ninguna forma de detenerlo, por el contrario, ese movimiento parece seguir creciendo mientras lo sigan alimentando las injusticias que se quieren imponer por ley y sin consultar a la gente. Vamos a ver si se entienden las lecciones.
De pasadita
No, aún no. ¡Que no se lancen loas apresuradas ni amenazas enloquecidas! La reforma fiscal que propuso Peña Nieto todavía no pasa por el tamiz de los legisladores, que bien podrían echar por tierra las buenas intenciones de los cambios propuestos, en alguno de esos arreglos en los que, para que no salga lastimado Peña, ellos, los legisladores, serán quienes impidan que la ley pase y hasta podrían, ahí como cosa suya, incluir el IVA en alimentos y medicinas. Total, las culpas entre 500 son menos.

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