sábado, 21 de septiembre de 2013

Ingrid y Manuel, el doble desastre


Estragos de la tormenta "Manuel" en Chilpancingo. Foto: Ezequiel Flores
Estragos de la tormenta "Manuel" en Chilpancingo.
Foto: Ezequiel Flores
MÉXICO, D.F. (apro).- Una escena que retrata lo que ya están viviendo más de 1 millón de personas afectadas directamente por las devastaciones del huracán Ingrid y la tormenta tropical Manuel es la siguiente:
En Altotonga, los habitantes del municipio veracruzano no salían de su escozor e indignación al ver cómo un deslave del cerro sepultó a un autobús de pasajeros en Xaltepec. Doce personas fallecieron, incluyendo niños. Varias viviendas recibieron toneladas de lodo del deslave.
Ante el desastre, el martes 17 llegó el gobernador Javier Duarte, rodeado de un equipo de guaruras que lo separaba de la mayoría de los habitantes, para atender personalmente a los damnificados.
Fiel a su estilo visceral, Duarte perdió los estribos cuando los habitantes de Altotonga no le gritaron porras sino fuertes reclamos por las obras inconclusas de puentes e infraestructura carretera. “¡Todo se lo roban!”, le gritaban. “¡El Puente de Progreso lleva dos meses parado!”.
-Bueno, ¡ya está las máquinas aquí! ¡ya están las máquinas aquí! –atajó Duarte. Se dio la vuelta frente a los reclamos. Subió a su Suburban y se fue con su gorra azul y su disfraz de protección civil, tal como se observa en el video que circula ya en Youtube.
El episodio retrata no sólo el desgobierno de Veracruz, la intemperancia autoritaria de Duarte y su nulo sentido humanitario. Duarte siempre pagará millones de pesos a medios electrónicos, medios impresos nacionales y hasta algunos blogs que antes fueron promotores del lopezobradorismo con tal de maquillar el repudio que le profesan muchos de sus gobernados.
La anécdota nos anticipa el segundo desastre más grave que la devastación de Ingrid y Manuel: la incapacidad de los gobernadores en la mayoría de las 29 entidades afectadas por la peor coyuntura meteorológica que ha vivido el país en los últimos años.
El otro foco rojo es Guerrero. ¿Qué hará Ángel Aguirre, gobernador por segunda vez, ante el virtual Apocalipsis que registra su entidad? Antes de ocuparse por las medidas para rescatar a Acapulco y a atender a los familiares de más de 30 personas fallecidas en esta entidad, Aguirre ya pidió dinero este martes 17.
El implacable Aguirre afirmó que se necesitarán 5 mil millones de pesos para reparar los daños provocados en Acapulco, el centro turístico más afectado por las inundaciones, la pobreza de sus cinturones de miseria y la desesperación de miles de visitantes que quedaron varados. Según el gobernador guerrerense, el Fondo Nacional de Desastres sólo dispone de 2 mil 600 millones de pesos y tan sólo para rehabilitar la infraestructura carretera de Guerrero se necesitarían 2 mil millones de pesos.
Un lenguaje similar utilizó el exgobernador de Tabasco, Andrés Granier, frente a las peores inundaciones ocurridas en su entidad hace más de 6 años. El hoy indiciado dijo que necesitaba miles de millones de pesos para rescatar a los habitantes afectados por las inundaciones. Ahora sabemos de la rapiña, corrupción y compulsión de Granier por el dinero público, buena parte proveniente de aquellos fondos para mitigar el desastre.
¿Qué harán los gobernadores de Michoacán, Colima, Nayarit, Jalisco, Baja California Sur, Sinaloa y Oaxaca para enfrentar los efectos de las inundaciones y los desastres de la tormenta Manuel?
Peor en el caso del Golfo de México. Ingrid ha afectado a Veracruz, Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León, cuyos gobernadores se han caracterizado no precisamente por su honestidad en el manejo de los fondos públicos para los desastres naturales.
Aquí viene el segundo desastre frente a la emergencia nacional provocada por estos dos fenómenos meteorológicos: el previsible mal manejo de los fondos para la ayuda de las comunidades afectadas.
Si no existen contrapesos reales a la discrecionalidad y la opacidad de los mandatarios estatales y de los alcaldes, si los Congresos federal y estatales no toman en serio su papel de fiscalizadores y contrapesos, si la sociedad civil que ahora se ha movilizado en solidaridad para los damnificados, si los medios masivos deciden hacer negocio con los spots de políticos que buscan lucirse con la tragedia ajena, entonces estaremos frente a una tragedia peor provocada por Ingrid y Manuel.
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