sábado, 29 de diciembre de 2012

Las luchas contra la política que se hace al margen de las mayorías

Estudiantes exigen la liberación de los detenidos el 1 de diciembre. Foto: Miguel Dimayuga
Estudiantes exigen la liberación de los detenidos el 1 de diciembre.
Foto: Miguel Dimayuga
La represión desatada durante la toma de posesión como presidente por parte de Enrique Peña Nieto, el 1 de diciembre pasado, tiene similitudes con el movimiento del 68, según advierte Raquel Tibol, quien glosa las ideas centrales de los dos tomos que el profesor Ramón Ramírez, exiliado español, escribió en 1969 sobre ese movimiento. Además, reproduce literalmente algunas de sus ideas, donde el economista por la UNAM subraya la importancia de las luchas populares y estudiantiles frente a un poder que intenta impedir el cobro de conciencia. De ahí el título puesto por la autora para su artículo.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Las agresiones del pasado 1 de diciembre contra estudiantes y sectores populares, actuada por porros y paramilitares, orquestadas desde esferas gubernamentales, tiene tantas similitudes con lo ocurrido del mes de julio de 1968 en adelante, que resulta indispensable volver a revisar los dos tomos elaborados con la máxima seriedad y precisión por el profesor Ramón Ramírez; editado por ERA en 1969 y reeditado por la misma editorial en 1998 y 2008; titulados El movimiento estudiantil de México. Julio/diciembre, 1968. El primer tomo, de 553 páginas, dedicado al análisis, está dividido en siete capítulos: 1) Lo genérico de los movimientos estudiantiles, 2) Particularidades del movimiento estudiantil, 3) La ubicación del movimiento estudiantil dentro de la situación política y social del país, 4) Posibilidades de que el proceso democrático sea logrado, 5) Cambios necesarios en la Universidad, 6) El movimiento frente a sí: organización, aciertos, errores, y perspectivas, y 7) Actitudes y posiciones ante el movimiento estudiantil.
La segunda parte de este primer tomo está dedicada a una amplísima cronología dividida en ocho etapas que abarcan de la página 145 a la 553. En la “Explicación necesaria” que inicia el volumen, Ramón Ramírez agradece la ayuda que le prestaron jóvenes universitarios en la concentración de parte del material informativo, animados por el economista Ramón Figueroa Noriega. Las fuentes fueron los periódicos El día, Excélsior, La Prensa, El Universal, Novedades y La Voz de México; las revistas Por qué?, Siempre!, Revista de la Universidad de México, Historia y Sociedad y Gaceta (título éste del boletín Informativo del Consejo Nacional de Huelga).
Cuando Ramón Ramírez concentró sus energías intelectuales en la elaboración de este trabajo dedicado a tan importante acontecimiento histórico, se desempeñaba como investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Había nacido en España en 1913; durante la guerra civil española fue profesor normalista; fundó y presidió la Federación de Trabajadores de la Enseñanza. En 1940 llegó como exiliado a México, en 1947 se recibió de licenciado en economía en la UNAM, donde fue profesor e investigador de 1960 a 1972, año éste de su fallecimiento. En la Escuela Nacional de Economía perteneció a la comisión mixta de profesores y estudiantes que modificó los planes y programas de estudio, y en 1970 fundó el seminario sobre El capital de Carlos Marx. De 1947 a 1959 laboró en el Banco de Obras y servicios Públicos. Entre las diversas publicaciones en las que colaboró se cuentan Investigaciones económicas e Historia y Sociedad.
Además del que estamos resumiendo, publicó los siguientes libros: El problema de la habilitación: aspectos sociales, legales y económicos (1948), La posible revaloración del oro y sus efectos en la economía de México (1961), Principios para el desarrollo de la economía subdesarrollada (1962). La moneda, el crédito y la banca a través de la concepción marxista y de las teorías subjetivas (1972).
El segundo tomo, de 523 páginas, está dedicado a 279 documentos emitidos entre el 28 de julio de 1968 y el 10 de enero de 1969 por comités coordinados, federaciones, coloquios, asociaciones, uniones, asambleas, comisiones, partidos políticos (Comunista, Popular Socialista, Acción Nacional, Revolucionario Institucional), centrales, centros de investigación, grupos de profesores, comisiones mixtas, consejos técnicos, escritores, Consejo Nacional de Huelga, directores de escuelas, intelectuales, artistas, academias, sindicatos, asambleas, colegios, organismos, sociedades, comités directivos, llamados, ciudadanos asilados, Secretaría de Gobernación, comisión de pasantes, 37 sacerdotes mexicanos, Secretaría de la Presidencia, Central Campesina Independiente, médicos del Hospital Juárez, del Hospital General, del IMSS y del Hospital de la Mujer, Gran Comisión de la Cámara de Senadores, presos políticos, Pen Club Internacional, El Colegio de México, Universidades y Escuelas Superiores (UNAM, Politécnico Nacional, Universidad Veracruzana, Escuela Normal Superior, Nacional de Antropología e Historia, Universidad Iberoamericana, Universidad de Nuevo León), Grupo de Jesuitas, Academia de la Danza Mexicana, organismos obreros (ferrocarrileros, telefonistas, electricistas, petroleros), diputados de la XLV Legislatura del Congreso de la Unión, Gran Comisión de la Cámara de Senadores.
Además, cartas, discursos, declaraciones, entrevistas de personajes representativos de diversos organismos y tendencias: General y licenciado Corona del Rosal, Víctor Rico Galán, Adolfo Christlieb Ibarrola, Demetrio Vallejo, presidente Gustavo Díaz Ordaz, Manuel Marcué Pardiñas, ingeniero Heberto Castillo, Rector Javier Barros Sierra, David Alfaro Siqueiros, Marcelino Perelló Valls, Manuel Moreno Sánchez, general Lázaro Cárdenas, Jorge de la Vega Domínguez y Andrés Caso representantes del Presidente de la República, Fernando Benítez, Rina Lazo, secretario de Educación Pública Agustín Yañez, doctor Guillermo Massieu director del IPN, Oriana Fallaci, Fidel Velázquez, general Luis Cueto Ramírez jefe de la policía del Distrito Federal. (A pesar de su amplitud y contrastes del movimiento, que dejó una huella imborrable).
Lo que llevó al profesor Ramón Ramírez a realizar este esfuerzo único dentro del movimiento de 1968, fue su plena convicción de que las orientaciones del movimiento estudiantil eran innegablemente progresistas y democráticas, y que los estudiantes aspiraban a ser vanguardia en la denuncia de las estructuras negativas y reaccionarias de la sociedad contemporánea. Expresaba claramente Ramírez que los movimientos o rebeliones estudiantiles responden a distintas causas que desembocan en la lucha contra el presente sistema capitalista de consumo.
He aquí unos párrafos que, como muchos otros, podrían aplicarse a las lamentables circunstancias que hoy se desarrollan en México:
“Surgidos en la Universidad, institución que desempeña un importante papel en la supervivencia de la presente organización social y en cuyo seno se reflejan las contradicciones tanto del proceso educativo como del proceso económico, el poder tratará de impedir que la actitud del estudiantado cree estado de conciencia en el resto de la población y en particular en la clase obrera. Esto ayuda a comprender la posición fuertemente represiva que las llamadas autoridades ejercen contra la totalidad de las acciones juveniles que vienen a reivindicar el destino histórico de la humanidad.”
“Iniciados, generalmente, al calor de la Reforma Universitaria, y casi sin excepción por la incomprensiva actitud de los diversos gobiernos, sus acciones han traspasado los marcos de la Universidad, derivándose hacia luchas cuyas banderas han sido en muchos casos la democratización del país y en otros la franca lucha contra gobiernos dictatoriales y pro-imperialistas, así como factores de vanguardia en la movilización y organización de amplias masas populares.”
“En general los movimientos estudiantiles son censurados por su heterogeneidad, por su falta de pureza ideológica, su espontaneidad, su poca consistencia, y porque el factor humano que los impulsa es sumamente endeble, pues no pasan –se dice– de ser jóvenes inexpertos e impulsivos. Tales críticas desvirtúan los hechos y siembran la duda y la desmoralización entre los grupos del país hacia rumbos más democráticos y justicieros o luchar francamente contra el sistema.”
“Es difícil prever la suerte del movimiento estudiantil; mas lo que sí debemos estar seguros es de que los jóvenes estudiantes, universitarios, politécnicos y de otros centros de enseñanza, por su sentido político, abnegación y espíritu combativo, han marcado nuevos derroteros y abierto esperanzados horizontes al país; que entre las grandes enseñanzas que el propio movimiento ha dejado escritas es el saber que el camino a recorrer, hasta lograr un México más justo que el actual, sin dejar de ser largo y difícil, hay que compartirlo con el pueblo, en sus sectores obreros y campesinos, con los intelectuales y profesionistas honrados.”

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