jueves, 27 de diciembre de 2012

La furia de los justos

La ALDF, nuevo blanco
Oxígeno a los 14 detenidos
Miguel Ángel Velázquez
El material gráfico fue, esta vez, la prueba que apagó la hoguera en la que los justos buscaban hacer que un grupo de jóvenes pagara las ofensas cometidas en su contra, y por sobre todo, que se le ajusticiara por el pecado de atentar en contra del todopoderoso comercio.
Y si eso resulta atroz, nada más es cosa de ver hacia el DF para mirar, en serio, lo que se ha tenido que tragar esta ciudad y sus autoridades por no querer señalar sin titubeos al huevo de la serpiente. Ya se acusó a las autoridades de tibias, al principio, pero después se silenciaron cuando quedó claro que la policía de la capital había realizado detenciones arbitrarias y hasta contrarias a la ley.
Probado eso, los micrófonos callaron, y se buscó culpar a la Comisión de Derechos Humanos del DF porque los justos aseguraban que habían tendido un manto de impunidad sobre los vándalos del primero de diciembre, pero se probó que la mayoría de esos detenidos debían su arresto a violaciones a los derechos humanos, así que con toda su furia latente los micrófonos volvieron a guardar silencio.
Ahora el ataque será contra la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, que abrió la posibilidad, al reformar el artículo 362 del Código Penal para el DF, de que los 14 inculpados que aún se hallan en la cárcel puedan seguir sus juicios en plena libertad. Un chubasco sobre la hoguera y la furia, la ira de los justos resulta tan violenta –aunque sólo sea de palabra–, como la de los que el mismo primero de diciembre protestaban en contra de una elección que consideraban sucia e ilegal, y que daba como resultado el triunfo del priísta Enrique Peña.
El jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, nos dijo no hace mucho tiempo que él, en lo particular, no estaba de acuerdo con que se derogara el artículo 362, porque dejaba indefensa a la ciudad, aunque, a decir verdad, si lo que advertía el mandatario era un supuesto de prevención, seguramente él sabrá que no son las layes las que previenen el delito, sino las acciones que, en busca de justicia, inhiben su comisión.
Aún así, el jefe de Gobierno decidió, por respeto al Poder Legislativo local, sin plantear la derogación, reformar ese artículo, que ahora podría resolver el problema de los 14 sentenciados por el juicio de los justos.
No hay perdón, qué nadie se engañe. Los 14 deberán salvar un juicio que de hallarlos culpables les impondrán sanciones severas, pero ese juicio lo podrán enfrentar en libertad, nada más. No, no era lo que pretendían los justos. Ellos ya tenían lista la hoguera; la sentencia del juez no les importaba. La ofensa fue en su contra y sólo su ley debería imponerse, y si no, ¿para qué llamarles poder fáctico?
Con todo lo que ello significa, tanto Miguel Ángel Mancera como el Poder Legislativo de la ciudad decidieron enfrentar los ataques que sobre ellos lloverán desde las mil voces al servicio de los justos, y sin otorgar perdón, pero sin culpar a priori, permitirán que la justicia cumpla con su labor, aunque la hoguera languidezca.
De pasadita
Alguna vez, por aquello del proceso sucesorio en la presidencia del PRI, le comentamos que, pese a todo, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre terminaría como jefe de los priístas en el DF. No, no era presagio, ni tenemos dotes de adivino, pero la información nos señalaba ese y no otro camino.
Está claro, por lo que él comenta y por lo que se sabe, que Gutiérrez de la Torre y Peña Nieto no se dispensaban las mayores simpatías. Mal que la Presidencia de la República no parece haber curado en el alma política del líder del Movimiento Territorial, cosa que bien saben los tricolores, que andan muy atentos, pendientes de hacia donde mira su presidente, desde luego para denunciarlo. ¡Aguas!

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