sábado, 21 de abril de 2012

Ser honesto y de buen corazón es ser de izquierda: AMLO





Cada vez admiro más a Andrés Manuel. Le admiro sus años de lucha, su temple ante la adversidad. Sobre todo, le admiro su capacidad de autorreflexión y su valentía para admitir sus errores.


Esta campaña presidencial ha sido para mí particularmente enriquecedora. He podido ver cambiar el ánimo de las personas, muchas de ellas totalmente negadas a aceptar que las cosas deben cambiar. Me preocupaba, al inicio de la contienda, que muchos aún traían muy al rojo vivo la cruda de la guerra sucia que se emprendió contra AMLO en 2006. No faltaba quien decía que si llegaba a la presidencia estaríamos peor que en Cuba, en Venezuela, que sería un dictador, un tirano, que estaríamos más jodidos que lo que hoy estamos. Mi cabecita giraba al escuchar que a los seguidores de Andrés nos tachaban de sectarios, de violentos, de revoltosos. Decía más de uno que en verdad éramos peligrosos porque estábamos contra las instituciones, que nada nos parecía, que hacíamos marchas sin sentido alguno sólo por protestar de todo. Y pensaba qué tanto tendían de razón. Pese a que siempre he sido de izquierda llegó el momento en que tuve que sentarme a reflexionar y descubrir cuál es el límite entre pedir, exigir, defender lo que se considera “justo” y caer en la ceguera y la necedad.


Pero mis ojos han visto tan de cerca el sufrimiento ajeno que supe con claridad que mi país estaba lleno de injusticias y que esas injusticias estaban sembradas desde el poder por décadas. Por años el priismo devoró la tranquilidad financiera de millones de mexicanos. He hablado en repetidas ocasiones del robo del Fobaproa y lo pongo como ejemplo de cómo la avaricia de unos cuantos dejan en la miseria a millones. Viví en carne propia del fallido intento de cambio con el arribo de los panistas al gobierno. Con ellos no sólo el sistema financiero colapsó. Se acabó la seguridad, se hizo más grande la brecha de la desigualdad. Se le acabó la alegría a millones de familias que vieron a algún ser querido morir a manos del crimen organizado y la guerra fallida que nos impuso Calderón.


En mis andanzas por este mundo pude conocer también a padres de criaturas que murieron en la Guardería ABC. He visto madres llorar porque sus hijas fueron asesinadas o están desaparecidas. Me he encontrado a amigos, padres de familia, que perdieron su empleo, su casa, su tranquilidad.


Cuando todo esto pasa por mis ojos no me queda más que aceptar que la gente de izquierda tiene razón. Son los grupos de izquierda los que salen a la calle a exigir que se enmiende alguna injusticia, a levantar la voz por los caídos, por aquellos que han sido oprimidos a tal grado que ya no pueden ni hablar.


Ser honesto y de buen corazón es ser de izquierda, ha dicho Andrés y estoy de acuerdo. Es ponerse en los zapatos del otro porque siempre hay a nuestro paso alguien que lo necesita, alguien que tiene menos oportunidades que nosotros, alguien que sufre más, que padece más, que es víctima de alguna injusticia. Ser de izquierda significa sobre todo luchar. Y con Andrés Manuel estamos luchando millones de mexicanos que sabemos que sólo juntos podremos mejorar el país.


Sé que algunos pensarán que sólo repito lo que los demás dicen pero no es así. Mi autoanálisis respecto a lo que considero debe ser una izquierda que lleve a la práctica un política social se fue reafirmando día a día al escuchar los discursos de AMLO. Ver de frente una mirada sincera y una sonrisa franca como la de Andrés confirma que sí hay personas que quieren trabajar por enderezar el rumbo de México. López Obrador, el odiado gratuitamente por muchos, el amado de igual forma por otros, está muy lejos de ser ese hombre violento y enajenado por el poder. No es tampoco un producto milagro que pretende gobernar solo. Andrés Manuel encarna el proyecto de muchas personas que pensamos que la izquierda se hizo para poner los cimientos de una sociedad justa en la que ricos, pobres, jóvenes, ancianos, discapacitados, homosexuales y heterosexuales convivamos en armonía. En ese conglomerado de gente me incluyo yo y tiene cabida para todos. Por eso estoy con AMLO y formo parte, con mucho orgullo, de este pueblo híbrido que tiene como objetivo trabajar hombro con hombro pensando en el bien común. Esa es la República Amorosa que muchos han criticado y que invito a que se analice antes de juzgar. Quizá después sea demasiado tarde.

@Mar_Morales_

1 comentario:

Helena Con H dijo...

http://expresandomas.blogspot.mx/2012/04/cual-es-la-opcion-facil-el-verdadero.html