jueves, 23 de febrero de 2012

El Vatileaks de Benedicto XVI

Escrito por el 21 febrero 2012 a las 10:47 am en Destacadas, Sociedad


A través de una carta confidencial, el arzobispo Carlo María Vigano acusó al Vaticano de corrupción. Foto: CNS. Fuente: http://www.catholicherald.co.uk
A toda institución cerrada le llega su escándalo de filtraciones, al estilo del Cablegate de Wikileaks. En El Vaticano, la serie de revelaciones divulgadas en la televisión y en los medios impresos en los últimos dos meses han acelerado dos procesos: el de la sucesión del papa Benedicto XVI que cumplirá en abril 85 años, siete al frente del cetro de San Pedro y con dos viajes en puerta (Cuba y México en marzo); y el de las cuentas bancarias de la Santa Sede que, de acuerdo a una carta confidencial del arzobispo Carlo María Vigano, nuncio de Estados Unidos, han sido utilizada para lavar dinero.
“El Papa morirá en 12 meses”. Esta frase fue pronunciada por el cardenal italiano Paolo Romero, arzobispo de Palermo (Sicilia, la cuna de la mafia), durante un viaje a China. Esto se desprende de una extensa carta “estrictamente confidencial” que le envió el cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos al propio Benedicto XVI para contarle el chisme de Romero. Y la carta llegó a la redacción de Il Fatto Quotidiano.
El chisme es en grande. Según Darío Castrillón, Paolo Romero no sólo pronosticó la muerte del Papa sino planteó que la sucesión de Ratzinger se dirimirá entre éste y el poco popular secretario de Estado de la Santa Sede, Tarcisio Bertone. Este salesiano de 77 años tiene en su cajón innumerables “secretos de Estado” que pueden ser utilizados en cualquier momento. Algunos de esos secretos tienen que ver con Enrique Peña Nieto y su esposa Angélica Rivero, por ejemplo.
De acuerdo con la carta de Castrillón, el cardenal Romero pronosticó que el sucesor de Benedicto XVI sería el actual arzobispo de Milán, el cardenal Angelo Scola. Si así fuera, Scola sería el primer italiano en más de tres décadas que recuperaría el poder después del papado del polaco Karol Wojtyla y del alemán Joseph Ratzinger.
Verdad o mentira, lo cierto es que estas revelaciones han cimbrado los muros de El Vaticano gobernado por octogenarios cardenales que se dedican a la piadosa labor de la intriga.
L’ Osservatore Romano, periódico oficial de la Santa Sede, tituló su reportaje sobre esta serie de escándalos: “Un pastor rodeado por lobos”. Son los mismos lobos que lograron con Juan XXIII dar un viraje a lo estipulado en el Concilio Vaticano II, de los años sesenta, el último intento real por el aggiornamiento de la doctrina y el gobierno de la Iglesia católica.
El otro escándalo se desató en la televisión italiana. No se trataba de un talk show con un guión prestablecido. Era la denuncia de Carlo María Vigano, nuncio de Estados Unidos, quien le contó a Benedicto XVI diversos casos de corrupción, entre ellos, el de cuatro sacerdotes investigados por utilizar cuentas bancarias de la Santa Sede para lavar dinero.
La mala fama de las cuentas financieras de El Vaticano, tan vinculada en otros años a la quiebra del Banco Ambrosiano y a la red de corrupción entre políticos y la mafia italiana, ha despertado el morbo y la especulación.
Ante este panorama, el pasado 18 de febrero, Benedicto XVI ordenó a 16 nuevos cardenales. El número de “electores” para su propia sucesión, al estilo de las gerontocracias del mundo, se eleva. Habrán 125 cardenales menores a los 80 años que podrían definir la sucesión del Papa de origen alemán.

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