domingo, 3 de abril de 2011

De seguir así, llegaremos a un punto sin retorno: Sicilia

Señala a Adame: ustedes nada más tienen imaginación para la violencia La mano dura de Calderón lo único que logró fue levantar la cloaca, dice Arturo Jiménez Enviado Periódico La Jornada Domingo 3 de abril de 2011, p. 2 Cuernavaca, Mor., 2 de abril. El poeta traspone la puerta de su departamento de Cuernavaca y dice a Isolda, su actual esposa: “Aquí traigo a Juanito”. Detrás del escritor y periodista Javier Sicilia vienen tres agentes judiciales, parte de un grupo que le acaba de asignar para su protección el gobernador Marco Antonio Adame. Sicilia coloca la urna con las cenizas de su hijo Juan Francisco junto a una foto del muchacho, quien sólo pudo llegar a los 24 años de edad, pues la madrugada del 28 de marzo su cuerpo fue encontrado en un vehículo junto con otras seis víctimas, en la autopista a Acapulco, con huellas de tortura. Los agentes se retiran, pero estarán afuera, vigilantes, y por ahora no se separarán del poeta. Sentado a la mesa del comedor, el colaborador de La Jornada y de la revista Proceso comparte en entrevista cuál es la principal demanda que hizo al mandatario estatal, con quien se reunió tres horas este sábado, en la Casa de Gobierno: “Justicia”. Adame le informó, como ya lo había hecho la procuraduría estatal, que las pesquisas avanzaban, que tenían presuntos responsables identificados y que incluso había órdenes de aprehensión. El autor de Tríptico del desierto, con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2009, advierte: “Si seguimos así y los políticos no dejan sus reyertas y entienden que esto es una emergencia nacional y que tenemos que estar unidos –y que debemos buscar un candidato o una persona ciudadana a quien realmente tengamos confianza, y que todos hagamos un pacto con unos cinco puntos fundamentales, simplemente para reorientar la vida del país en un buen sentido–, vamos a llegar a un lugar de no retorno. “Y entonces los políticos van a acabar reinando sobre un montón de osarios y sobre gente que ya tendrá el alma carcomida y despedazada. ¿Ese es el México que queremos?” Esos puntos de acuerdo, dice, girarían en torno a frenar problemas como la violencia, la impunidad, la mala e insuficiente educación, el desempleo, la corrupción, la no promoción de la cultura. Sicilia también dijo al gobernador: “Ya estamos hasta la madre de ustedes. Y no se lo digo nada más a usted, señor gobernador, se lo dije al Presidente [cuando éste le llamó por teléfono y se comprometió a que se aclararía el crimen] y se lo digo ahora a López Obrador y a Enrique Peña Nieto. Si los ciudadanos bajamos la guardia, ustedes van a olvidarse de nuevo de nosotros. Traemos ya 40 mil muertos por esta guerra”. Dos fuerzas encontradas brillan en su mirada: de un lado, entereza y valentía, del otro, enojo e indignación. Y en medio de ambas, una profunda tristeza, atemperada por la espiritualidad cristiana que profesa el poeta. “Juan estaba muy contento porque en junio se iba a recibir en administración de empresas e iba a viajar a Europa. A mi hijo lo mató la bondad y el amor, porque fue a ayudar a sus amigos. Hizo lo correcto. En el momento final, estoy seguro que Dios lo asistió.” Y el poeta reitera: “Quiero decir que todos los jóvenes corrompidos o muertos en esta guerra, y que sólo son manejados por el gobierno como estadísticas, se llaman desde ahora para mí: Juan Francisco Sicilia. Todos son nuestros hijos”. Sicilia recogió las cenizas de su hijo luego de la reunión con Adame, acompañado éste por su secretario de Gobierno y el procurador morelense. Al escritor lo acompañaron sus amigos el poeta Francisco Rebolledo, el activista Pietro Amelio y Rocato, reconocido promotor cultural así llamado. También, el abogado coadyuvante Julio Hernández Barros, su cuñado, “segundo papá” de Juan Francisco Sicilia y quien en junio le regalaría el viaje a Europa, junto con uno de sus primos. “No sólo están matando a los jóvenes sin posibilidades, que la sociedad y el gobierno están arrojando como carne de cañón al narcotráfico, sino a los que tienen algunas posibilidades mínimas. ¡Y el imbécil gobernador de Chihuahua dice que hay que meterlos al Ejército! Le dije a Adame: ustedes nada más tienen imaginación para la violencia. ¿Y la educación y la cultura?” –¿Qué decía el gobernador? –Estaba muy sentido, aguantando vara, pues son políticos. Sí, lo vi sinceramente conmovido, tiene hijos también. Le dije: estamos en una emergencia nacional y ustedes no han querido ver eso. Sólo están en sus pleitos, es ridículo, no hay gobierno. Le dije: señor gobernador, cuando los narcos decretaron el toque de queda hace poco tiempo y cerraron las instituciones, ¿dónde estaban ustedes? Durante la entrevista con La Jornada, este sábado en Cuernavaca, MorelosFoto María Luisa Severiano “Le dije: ahorita estamos aquí resolviendo el problema de unos asesinados hace casi una semana, y hoy amanecieron otros dos muertos en Tepoztlán.” –¿Predomina ya el estigma de que ser joven es ser criminal? –Sí. Los muchachos son asesinados impunemente, y después manchados. Es que tenían relaciones con el narcotráfico, dicen. Pero, en el caso de mi hijo y de sus amigos, ¿dónde están los expedientes toxicológicos? Ninguno de los cinco muchachos traía ni siquiera un gramo de alcohol. “Mi hijo salió de aquí. Yo estaba en Filipinas. El último mail que recibí fue a las 12 del día, después salió con su novia. Como a las 9 de la noche le hablaron sus amigos, que eran como sus hermanos y crecieron juntos.” Hay un problema, le dijo, y se fue. Como a las 9 y media de la noche le mandó un mensaje que decía: la cosa está muy fea, ya me arrepentí de haber venido. Y eso fue lo último que dijo. “Él salió de aquí en su coche, un Tsuru, que no aparece.” Recuerda que este domingo, a las 5 de la tarde, habrá otra protesta y un servicio religioso en el zócalo de Cuernavaca, y que el miércoles 6, también a las 5, se realizará una marcha nacional ciudadana, del monumento a la Paloma de la Paz al Palacio de Gobierno. –¿Te has preguntado el porqué de esta guerra de Calderón? –Se ha hablado mucho de la necesidad de legitimación que tenía frente a las tan cuestionadas elecciones presidenciales de 2006, y que en una buena parte de la ciudadanía se viven como un fraude electoral. Tampoco se puede gobernar con la mitad del electorado en contra. “Y yo creo que sí, que él trató de encontrar una vía de legitimación. El problema es que no calculó. Hay algo de esta mentalidad católica clasemediera, que cree que la mano dura iba a funcionar. Pero lo único que hizo fue levantar la cloaca. Y luego el error de sacar al Ejército a las calles. Y lo único que han generado es más terror y desconfianza.” –“Daños colaterales”, les llaman. –Daños colaterales, sí. Se lo reiteró Paco Rebolledo al gobernador: también los criminales jóvenes, los muchachos muertos que fueron reclutados como sicarios, no son víctimas colaterales. Son muchachos corrompidos, que no les podemos ni llamar escoria. ¡Son nuestros muchachos también, que hemos permitido que se les destruya el alma! ¡Han tenido una doble muerte! ¡Y eso es un fracaso del Estado y de la sociedad! “Daños colaterales, pinches nombres. Son vidas humanas, vidas frustradas, vidas mutiladas, vidas fracasadas. Y no sólo eso: son muertes que cargamos cada uno de los ciudadanos en nuestro corazón, y nos pesan, nos pesan mucho.” Por eso, insiste, los ciudadanos deben unirse y replantear el esquema de gobierno y del Estado. “Refundar el Estado es irremediable. Si hablamos de democracia, pues habría que recuperar el significado de esa palabra: es el gobierno del pueblo. Qué queremos nosotros frente a unos políticos que se volvieron clase, que protegen intereses y que les importa madre la vida de los ciudadanos que dicen que representan y a los cuales dicen servir. No tienen ninguna estatura de estadistas”. En sus ensayos, Sicilia suele diferenciar entre la esperanza teologal y la esperanza del hombre real, concreto. Quizá por eso dice: “Hay mucha indignación, muchos movimientos ciudadanos, pero estamos dispersos. ¿Cómo buscar una cohesión? Hay también muchos personajes éticos, limpios”. Y lanza una propuesta, más allá de las diferencias: un trabajo conjunto entre el poder de convocatoria de todos los medios de comunicación, la movilización de las organizaciones de la sociedad civil, los partidos políticos y las autoridades. Pero aclara de inmediato que no se refiere a acuerdos como el de la Iniciativa México. “Se trata de un equipo plural que se siente en la mesa y tome acuerdos. Deveras que es una emergencia nacional, y si lo dejamos se va a podrir, y a un punto de no retorno”.

La OIT y la libertad sindical en México

Néstor de Buen Muy oportuna fue la publicación, en este diario, de la aceptación por parte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de la queja presentada por diversos sindicatos y, en especial, por la Federación Internacional de Trabajadores de las Industrias Metalúrgicas, apoyada por la Confederación Sindical Internacional (CSI) y diversas organizaciones mexicanas, entre las que se encuentran el sindicato minero y el SME. He tenido oportunidad de leer el documento preparado por el Comité de Libertad Sindical –muy extenso, por cierto–, en el que reproduce los argumentos de las organizaciones quejosas y, lo que es más importante, los argumentos del gobierno que demuestran un cinismo notable. Los contratos de protección que evidentemente no están regulados por la Ley Federal del Trabajo (LFT): simplemente, los provoca. El artículo 386 sólo exige, para la validez del contrato colectivo de trabajo (CCT), que sea firmado por el sindicato de los trabajadores y por la representación patronal, pero en ninguna parte plantea que en todo caso será necesaria la comprobación de la voluntad de los asalariados. Gracias a ello los patrones y los sindicatos corporativos celebran CCT sin que los trabajadores tengan noticia de ello. Es frecuente, incluso, que ese contrato se firme con una empresa que aún no tiene empleados. Naturalmente que esa posibilidad alienta la firma de contratos de protección, cuyas características principales son repetir las condiciones básicas de la LFT sin ventaja alguna para los trabajadores. Éstos podrían ingresar a un sindicato para el efecto de reclamar, por la vía de un emplazamiento a huelga, la firma del CCT, pero en ese caso se aplica el artículo 923, que autoriza a los presidentes de las juntas de conciliación y arbitraje a no dar trámite a esos emplazamientos, previa certificación de que ya existe en la empresa un contrato firmado con otro sindicato. Queda la expectativa de promover un juicio reclamando la titularidad del CCT por representar el sindicato demandante la mayoría de los trabajadores, pero, como se afirma en la resolución del Comité de Libertad Sindical, esa demanda debe cumplir exigencias que ponen en riesgo la estabilidad de los trabajadores. Llamado al asunto, el gobierno de México expuso razones realmente infundadas: entre otras, hizo un elogio de las juntas de conciliación y arbitraje y afirmó que sus resoluciones se apegan a derecho, lo que es más que falso. Dijo además que las juntas buscan el equilibrio entre los factores de la producción, pero sin explicar en qué consiste dicho equilibrio, que ciertamente se inclina de un solo lado. Alegó también que la Confederación de Trabajadores de México manifiesta que los CCT se celebran cumpliendo lo ordenado por el Convenio 87 de la OIT, lo que la realidad demuestra que es mentira, ya que es fama que los contratos que firma esa central son, en su inmensa mayoría, de protección. Es importante que el Comité de Libertad Sindical acepte lo irregular de la celebración de los CCT en nuestro país, aunque la solución que propone: un diálogo con todas las organizaciones sindicales que promovieron la queja, no haga despertar esperanza alguna, aun en el supuesto de que se realizaran esas conversaciones. El antisindicalismo es condición permanente de nuestro gobierno. La única alternativa sería la reforma eficaz de la LFT, que en este momento parece una expectativa imposible. No porque no se vaya a reformar la ley, lo que parece muy posible ante la alianza indecente entre el PRI y el PAN, que han presentado proyectos de notable semejanza. Me temo que en un futuro próximo los principios de nuestra LFT vigente –estabilidad en el empleo, libertad y autonomía sindicales, derecho de huelga y otras instituciones fundamentales–, desaparezcan para dar lugar a un sistema totalmente proteccionista de los empresarios, aliados evidentes de un gobierno que ha perdido la pista de lo que fueron, en tiempos remotos, las bases de un sistema revolucionario y ejemplo evidente para muchos países. Con esa nueva ley, que lamentablemente se aprobará en la alianza indecente del PRI con el PAN –que no es la única alianza indecente–, México dejará de ser un modelo de legislación laboral tutelar de los trabajadores y respetuosa de los principios defendidos en el artículo 123 constitucional. Por supuesto que habrá demandas de amparo contra esa ley pero, de acuerdo con los antecedentes recientes, es difícil que la justicia federal conceda esos amparos. La respuesta final estará en la actitud de los sindicatos, que deberán entender, como en los viejos tiempos, que los derechos de los trabajadores no proceden de la esperanza sino de la lucha de clases, fenómeno cada vez más visible en nuestro país. Eso podrá significar huelgas no llevadas a cabo por las vías legales y permanentes movimientos de resistencia que habrán de afectar, como es lógico que suceda, la productividad. No hay que olvidar que nuestras juntas de conciliación y arbitraje, por su comportamiento, son claros descendientes de la magistratura del trabajo del fascismo italiano y del de España durante el franquismo. Es indispensable vincular los tribunales de trabajo al Poder Judicial. Hoy dependen en plenitud de los poderes ejecutivos, como en la mejor época de Mussolini y Franco. Y eso no es posible soportarlo.

El Despertar

Un pueblo redescubierto José Agustín Ortiz Pinchetti El Movimiento Regeneración Nacional (Morena) está a punto de romper la conspiración del silencio y va a emerger como una fuerza política nueva, original, en proceso de articulación. Se trata de una organización construida pacientemente por miles de ciudadanos durante más de cuatro años y aún tendrá que enfrentar varias pruebas de ácido. La próxima, y muy importante, es la batalla del estado de México. Para entender lo que es Morena hay que buscar su origen. La respuesta parece evidente: Morena es una transformación del “gobierno legítimo” que ha presidido Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Esta estructura de resistencia surge de la decisión de una convención nacional del 20 de noviembre de 2006. Ésta, a su vez, es respuesta al fraude electoral de ese año. Si seguimos la pista nos encontraremos con la precampaña y la campaña de AMLO por la Presidencia y la creación de redes de apoyo y estructuras, muchas de las cuales tuvieron que soportar el ataque solapado de tribus perredistas. Unos meses antes, en 2005, surgieron en forma espontánea numerosos grupos en defensa de AMLO y en contra de la aventura del desafuero, producto de una negociación entre el PRI y el PAN para destruirlo políticamente. Las grandes manifestaciones y la organización elemental son un núcleo básico de Morena. Pero hay que ir más a fondo, a la organización de las Brigadas del Sol en 1999, 2000 y en 1997 para ganar dos veces la capital. Llegaríamos a la insurrección electoral que “tiró” al sistema en 1988. Así vemos que hay un hilo conductor que une una iniciativa a otra, una forma organizativa a otra. Lo que distingue a todo el proyecto es que sus líderes, en lugar de esperar los amarres en la cúpula, buscan la fuerza en la organización popular. En la raíz de todos estos hechos hay un fenómeno oculto que no ha sido observado ni estudiado suficientemente, a pesar de su importancia: una revolución cultural silenciosa cada vez más profunda y enérgica. Quizás una evidencia clara la pudiéramos encontrar en la respuesta de los capitalinos a los terremotos de septiembre de 1985. Entonces la reacción gubernamental fue tardía e inconsistente. En cambio, miles y miles de ciudadanos se autoorganizaron para emprender tareas de rescate y recuperación. Octavio Paz escribió entonces: “Los terremotos… nos han redescubierto un pueblo que parecía oculto por los fracasos de los últimos años y por la erosión moral de las elites. Un pueblo pobre, solidario, tenaz, realmente democrático y sabio”. A la iniciativa de este pueblo apuesta Morena. joseaorpin@hotmail.com