sábado, 10 de diciembre de 2011

Repelente publicidad . Manú Dornbierer




Satiricosas

La publicidad comercial actual y la constante propaganda política en la radio y la televisión mexicanas crean una combinación literalmente repelente. Y los que la emiten y los que la pagan deben saber que funciona en sentido contrario al que pretenden.

Las personas de cierto nivel mental no resisten ya los gritos, la corrientez, la repetición constante de los anuncios comerciales o políticos, la computadora, guillotina que le corta la palabra a cualquiera, así sea un invitado, para anunciar repetidamente cada equis lapso gastadas estupideces, ya sea las inmensas proezas del presidente espurio contra los malos o las cualidades de una marca de tequila porque “es graaande”.

Nos han abrumado a tales grados las emisoras comerciales a televidentes y radioescuchas que hemos terminado por hartarnos y no nos queda otra más que apagar radio o tele en cuanto empieza la retahíla de anuncios o de spots políticos que se toman prácticamente la mitad de los programas. En un principio se intenta calcular si ya habrá terminado el tormento para volver a encender el aparato, pero si al hacerlo todavía dura la barra de anuncios y siguen una vez tras otra repitiendo los mismos como acontece con frecuencia, te das por vencido y mejor te olvidas de volver a intentarlo.

Propaganda política

Entre las definiciones de algunos mamones mercadotécnicos habría que buscar una que sea mínimamente honesta:

- La PROPAGANDA es una forma de comunicación social que nos propone también el “consumo”, aunque esta vez de ideas, y que cada vez utiliza más los recursos propios de la publicidad. Intenta atraer a segmentos de población y convertirla en opinión pública que se identifique con sus contenidos. Es decir endoctrinar.

-Propaganda es el uso de técnicas de publicidad aplicadas a fines políticos. Se origina en la expresión propagar, que significa difundir. Es decir endoctrinar.

-Las ideas, información u otro material difundido comúnmente a través de los medios radio, televisión, etc. en un esfuerzo por ganar a personas para una doctrina o punto de vista. Aquí ya es obvio: endoctrinar

-Forma de diseminar un concepto que apela, tanto al intelecto como a las emociones del público al que va dirigido. Debido a la combinación de sus objetivos es el medio preferido para la comunicación de ideas, doctrinas, etc.” Más de lo mismo.

Y así llegamos al infame maestro de la propaganda nazi Herr Goebbels, mentor de cabecera de los promotores políticos como Dick Morris y Antonio Solá, a los que les debemos en este pobre país al gobierno que hizo de México “El país Cementerio”, como nos llaman en Suramérica.

“El decálogo” se publica periódicamente a ver si les entra en el coco a los compatriotas y para que lo recuerden ahora que vamos a tener otra infernal temporada de “spots”, esta vez del PRI que no lee. Son 10 principios + uno para engañar a la gente y sin duda, los que sí leen, reconocerán la campaña de 2006:

Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.

Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.

Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.

Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.

Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.

Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.

Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.

Las víctimas

Todos los mexicanos somos víctimas de Felipe Calderón en muchos aspectos. Los radioescuchas y los televidentes también. Es el anunciante número uno del país, desde un memorable día en que le pidió humildemente a Televisa cuando era candidatito “Regálenme spots, por favor”. Y no ha parado. Lo malo es que lo pagamos los contribuyentes. ¿Cuánto nos cuesta su propaganda personal, que no es otra cosa aunque tenga la rimbombante rúbrica del “Infierno Federal”? ¿Con qué derecho le regala a riquísimos concesionarios de radio y TV cantidades inmensas de dinero público en sus spots, en momentos en que millones se mueren de hambre y desesperación en este país? Antes lo hizo para ganar la presidencia “haiga sido como haiga sido” y lo logró. Luego para que olvidaran lo que hizo y no lo logró. Y ahora se trata de hacerse publicidad de mártir para intentar ocultar su fracaso integral y para que crean que ha propiciado el genocidio porque es muy lindo y nos quiere librar de los narcos. Hay que tomar este abusote en cuenta ahora que se inicie su juicio.

Si verdaderamente tuviéramos representantes populares ya le hubieran puesto un hasta aquí. Pero, con excepciones que se cuentan con los dedos de una mano, los diputados y senadores están enganchados en lo mismo. El Senado se hace publicidad como si fuera la Madre Teresa para que no le hagan caso a Pedro Ferriz y sus 3 millones de firmas que quieren que desaparezca como ha sucedido con los Senados en otros países. Y es que las dietas de los legisladores no son precisamente iguales a la dieta forzada del pueblo. La Suprema Corte ni se diga y de ahí para atrás todas las medianas y hasta pequeñas oficinas de la más gorda burocracia de América se “publicitan”.

Emisoras supuestamente libres como la MVS de los Vargas no deberían caer en la tentación de sobrevender el mejor programa que tienen, el de Carmen Aristegui. No le cuelguen tan espantosa cantidad de anuncios. Apelo a su Ombudsman de los radioescuchas para que vea que están atentando contra nuestro derecho a la información y que de esa manera conculcan también el derecho a la libre expresión de Carmen y de sus invitados. La están haciendo víctima de su popularidad. De paso chequen su repetidora MVS de Acapulco, cuyos autoanuncios y los de sus clientes son de una corrientez que da miedo.

También en CNN, cadena que ha tenido un giro nefasto hacia la derecha y está perdiendo no sólo credibilidad sino interés y por ende público, Aristegui y nosotros sus televidentes estamos siendo insultados por el mismo mal. Le dan media hora, de la cual le cercenan la mitad para “publicitar” groseramente a otros colaboradores del canal, bastante tontos por cierto, y para dar “noticias desde Atlanta” que las más de las veces nos importan a los televidentes mexicanos un redomado comino. Es tal el recorte del tiempo de Carmen en CNN que resulta una grosería para los invitados de Carmen y es lógico confundir lo que le sucede con una manera de censura.

Es fácil en estos tiempos apagar el radio y la TV. Tenemos el riquísimo Internet y gracias a él, como demostraron los egipcios y otros millones de indignados, no somos ya esclavos de los viejos medios. El público mundial ha despertado.

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