domingo, 2 de octubre de 2011

Por la ética y sin ser incondicional, con AMLO 2012


Federico Arreola

@FedericoArreola
2011-10-02

Hace más de seis años me vi obligado a dejar la dirección general de Milenio, grupo editorial que nació en 1997 con un semanario.



En el año 2000, después de mucho trabajo, surgieron los diarios Milenio. Desde luego, el proyecto no habría sido posible si no hubiera contado con el talento empresarial de Francisco González, con el esfuerzo de tres periodistas destacados (Raymundo Riva Palacio, Ciro Gómez Leyva y Carlos Marín) y con el apoyo de otras personas como Enriqueta Medina y Marco A. Zamora.



Todos trabajaron mucho y seguramente mejor que yo. Pero a mí me tocó ser el coordinador del proyecto. De hecho, la idea fue mía y si el único mérito que tuve fue haber convencido al señor González de invertir en el negocio y de haber contratado a un equipo competente, resultó suficiente para que, durante años, se me considerara el jefe del grupo, lo que me dio una posición profesional envidiable desde no pocos puntos de vista.



Así pude haber permanecido varios años más. Pero no quise. Es decir, decidí no aceptar las exigencias de Vicente Fox, que era el presidente de la República, y de su secretario de Gobernación, Santiago Creel, de no publicar más noticias cuestionando el desafuero de Andrés Manuel López Obrador.



Francisco González debe recordar tan bien como yo una fuerte discusión con Creel, en las instalaciones de un canal de televisión de Monterrey, en la que este lo amenazaba con represalias si yo no cambiaba la línea editorial que el gobierno juzgaba favorable a López Obrador.



Después de eso, por no causarle un mal mayor a Pancho, que encabeza un grupo empresarial que da empleo a miles de personas, dejé la dirección de los periódicos. Cuando eso ocurrió, Andrés Manuel me invitó a participar en su campaña electoral presidencial de 2006. Acepté después de aclararle al tabasqueño tres hechos que él conocía a la perfección: (1) No soy de izquierda; (2) si llegaba a Los Pinos no iba a colaborar en su gobierno, y (3) no iba a ser su incondicional.



Cuando le conté a Pancho González que me iba a la campaña de López Obrador, me pidió que, pasara lo que pasara, continuara mi trabajo como columnista en sus diarios, que ya no iba yo a dirigir. Así lo hice. Pero tuve que dejar ese empleo cuando me despidieron, en 2006, una vez que el Tribunal Electoral determinó, ilegalmente, que Felipe Calderón iba a ser el presidente de México.



Básicamente se me despidió de Milenio porque me negué, por un lado, a darle la espalda a AMLO en sus protestas, y sobre todo, porque no iba a reconocer en mis columnas a Calderón como gobernante legítimo.



Todos los que hemos estado al lado de Andrés Manuel hemos actuado de esa manera... hasta que los intereses nos han obligado a actuar de distinta forma.



Yo no he cambiado mi posición. Pero otros sí lo han hecho. Los chuchos, Jesús Zambrano, Carlos Navarrete y Jesús Ortega, muy rápidamente dejaron de llamar “espurio” a Calderón y se convirtieron en aliados del panista que se benefició del fraude electoral de 2006. Andrés Manuel no ha dejado de condenarlos por ello.



Me preguntan por qué ahora estoy molesto con AMLO. Respondo: porque hoy que Marcelo Ebrard Casaubón encontró conveniente reconocer la legitimidad de Calderón, Andrés no lo cuestionó como sí lo hizo con los chuchos.



Esa molestia la he expresado varias veces en público y lo voy a seguir haciendo hasta que Andrés Manuel tome la decisión de llamar a cuentas a Ebrard por no haber sido leal al compromiso de 2006: con los que se robaron las elecciones, nada. Ni el saludo.



Pues bien, en el momento en que más he criticado a López Obrador este me llamó para invitarme a formar parte, hoy domingo, del consejo consultivo de Morena, lo que se anunciará en el Auditorio Nacional antes del mediodía.



Acepté porque se ha tratado de una invitación que me honra. Más de seis años después sigo pensando que es un honor luchar con Obrador… aunque a veces no pueda estar de acuerdo con la estrategia del dirigente del movimiento.

No hay comentarios: