sábado, 8 de octubre de 2011

El desgoberandor Padrés de Sonora: del desacato al desafuero

Álvaro Cepeda Neri

En Sonora se libra un conflicto que puede derivar en violencia sangrienta, ya que el desgobernador panista (protegido de Felipe Calderón), Guillermo Padrés Elías, está dispuesto a robarse el agua del Valle del Yaqui (la parte Sur de la entidad constituida por ocho pueblos indígenas y 20 municipios, desde Cajeme a Navojoa), con tal de surtir de la presa El Novillo, agua para su megaproyecto en Hermosillo, que redituará a éste y su grupo –casi cártel depredador– ganancias personales al favorecer irracionalmente a inversionistas (los Vázquez Raña, del tronco de Olegario e hijos, quienes tratan despóticamente a sus trabajadores en su corporativo de hoteles, radiodifusoras, televisión, periódico, hospitales, etcétera). Y pasa por encima de las resoluciones judiciales que lo tienen en desacato y al borde de que, como es posible jurídicamente, los ciudadanos planteen su desafuero, para destituirlo.

Aunque “la pelota” está en la cancha de los tribunales federales, también es un asunto político-administrativo, por lo que los afectados por el abuso de Padrés, han dirigido, con éste último (El Universal, 8 de septiembre de 2011) 17 textos a Calderón para que en lugar de apoyar el robo del agua, entre en razón y con la información imparcial, convenza a éste de que instale una o dos desaladoras (en Bahía de Kino y Guaymas), para abastecer de agua potable a casi todo el estado. Y así resolver el problema y que la agricultura regrese a la siembra y cosecha de tres cultivos anuales, como cuando había agua suficiente. Pero, llevarse el poco líquido vital que hay al centro de Sonora, generará más escasez y que estalle un conflicto político-social.

Calderón y José Luis Luege Tamargo (el director general de la Comisión Nacional del Agua y quien la maneja como palanca para ser candidato del Partido Acción Nacional a la jefatura del Distrito Federal), apoyan al desgobernador de Sonora quien, envalentonado se enfrenta a las resoluciones judiciales federales, hasta quedar en desacato, mientras pandilleros a su servicio amenazan a jueza que está a punto de utilizar la fuerza pública para detener la construcción del acueducto.

Padrés supone que la impunidad está de su parte y no detendrán la obra. Pero las movilizaciones de los pueblos indígenas y de todo el Sur de Sonora, están dispuestas a impedir el robo.

Las tensiones políticas aumentan y las respuestas provocadoras del desgobernador, harán que estalle la violencia social. Pues éste quiere sustraer el agua para su proyecto hotelero y comercial en Hermosillo y en su estupidez (a pesar de que se comprometió a ello) rechaza la solución de las desaladoras, porque en la construcción del acueducto está entrado en gastos con sus empresarios; por lo cual contra cuatro resoluciones, dos amparos y en el filo del desafuero por desacato judicial, no da un paso atrás.

Ya encarceló a yaquis de Vícam porque protestaron y amenazó a agricultores cajemenses con más represiones policiacas. El Sur de Sonora está a punto de convulsionar por las provocaciones de Padrés y el desprecio de Calderón y Luege a las peticiones para que intervengan.
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