domingo, 18 de septiembre de 2011

Desfile militar que apunta al exterminio del pueblo



María Teresa Jardí
Desfile militar que apunta al exterminio del pueblo
A Abraham Polo Uscanga le costó la vida el haber denunciado que la derecha estaba cambiando las leyes, con el apoyo de un Legislativo a la medida del neoliberalismo que implantó Salinas en México de manera descarada, a modo del país que esperaban “gobernar” los derechistas para siempre, sin relevo partidario de distinta ideología ni pueblo capaz de oponerse a sus medidas.
Lo que no alcanzó a vislumbrar ni siquiera Polo Uscanga, a pesar de lo visionario que fuera, ni en la peor de las pesadillas, que con el PAN como cabeza el Legislativo iba a propiciar la toma de un usurpador, que los tribunales iban a legalizar el fraude y mucho menos que el Legislativo mexicano, surgido de una Revolución y avalado por una Constitución, iba a ser capaz de convertir a México en el primer país del mundo capaz de legalizar un golpe de Estado. Recién le acaban de aprobar su estancia en la calle a la Marina y ya saca a la calle el músculo a modo de lo que a los mexicanos nos espera.
Por otra parte el Ejército nacional fue relegado al final del desfile, al igual que al Secretario de la Defensa se le ubicó detrás del usurpador y de la mujer y de los hijos del espurio, de los representantes del Legislativo y del Judicial e incluso del favorito García Luna, que a ratos venía a hacer compañía, ubicándose al lado del que, el 16 de septiembre de 2011, al mundo mandaba el mensaje de que el golpe de Estado en México está dado.
Un desfile de marinos y paramilitares camuflados a lo Kaibil lo que anuncia es el terror como forma de vida para los mexicanos. Al general Galván, tan despreciado por el usurpador de Ejecutivo federal, al menos habrá que reconocerle el que las tropas a su mando hayan desfilado con la cara lavada, como si fueran simples soldados y no asesinos a modo, que es para lo que sirven los camuflajes. Detrás también, el Ejército nacional, del ejército paramilitar de hombres de negro que García Luna encabeza y que de manera descarada ya desfila como si fuera un ejército regular. Aleccionador desfile militar de un país en guerra que apunta al exterminio del pueblo.

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