domingo, 25 de septiembre de 2011

Desastres y desatinos. León García Soler

A la mitad del foro
Ahora sí, nadie podrá decir que al presidente Calderón sólo le falta volar en globo. O reclamar al pleno de la ONU que haga su chamba. O elogiar a los aspirantes a la candidatura del PAN que se declaran vencidos de antemano y dejan vía libre a la contienda interna que resolverá si hay o no delfines en las aguas empantanadas de la transición en presente continuo. Hay un modo en las cosas, decían los antiguos romanos. Y los mexicanos de la posmodernidad siguen hablando de destapes cuando ya no hay tapado, ni quién lo mantenga así hasta llegar la hora de la designación unipersonal, incontestable, del candidato del partido en el poder, lo que equivalía a designar al sucesor.
Enrique Peña se autodestapó, narran los cronistas del régimen nonato; y la oposición de izquierda que sigue siendo oposición al PRI defenestrado del Poder Ejecutivo por el PAN que, según Jesús Reyes Heroles, el viejo, ambicionaba el monopolio de la oposición en los años del cesarismo sexenal, esa izquierda en implosión denuncia que Peña se destapó en Televisa, en prime-time: prueba palpable de que es el tapado de Televisa, aunque ante cámaras y micrófonos de esa empresa del poder mediático hayan acudido, uno a uno, todos los del PAN y uno de los de las izquierdas dispersas, a decir ¡quiero! Esto es, a destaparse, conforme al oxímoron de la hora.
Andrés Manuel López Obrador aplica sus propias reglas y usa el lenguaje de la movilización morena y mística de la que es mesías tropical: ahí está la prueba de que Peña es el candidato de la mafia, de los treinta oligarcas entronizados por Carlos Salinas, el que no quiso debatir con el estratega de Nacajuca. La oficina de Carlos Salinas había respondido a la aceptación del reto a debatir con la tajante negativa de que el señor Carlos Salinas hubiera convocado a debate alguno. No importa. Las masas que acuden religiosamente a los informes del movimiento gritan que Salinas se rajó. Lo demás es lo de menos. Los que administran el PRD golpetean sin cesar al de Tabasco y dejan correr consejas de un auténtico complot ante el cual palidece el compló de 2006 denunciado por López Obrador: Manuel Camacho y Felipe Calderón, dicen las consejas, preparan alianza sorpresiva que tendría a Marcelo Ebrard como candidato común de PAN y PRD en 2012.

No lograrán dividirnos, repite López Obrador. Yo creo que Andrés Manuel es hombre de palabra, reitera Ebrard Casaubon. Y ambos lanzan ataques, críticas, burlas y acusaciones contra Enrique Peña Nieto. Con lo cual se unen a Ernesto Cordero y Santiago Creel, quienes están decididos a encabezar a los miles de encuestados que ven al ex gobernador del estado de México al frente, en la delantera, con muchos más votos previstos a favor que cualquiera de los enlistados en los augurios de los modernos lectores de las entrañas y el vuelo de las aves. Cordero se pone capa de lobo para soplar sobre la casa de Peña y retarlo a debatir; de los demás ni se ocupa. O de plano, dice elegantemente que le hacen los mandados, que: como quieran quiero y como se acomoden puedo.
Los viejos caciques huastecos solían decir aquello de los políticos mexicanos son como los perros de rancho, sólo el que va adelante sabe a qué le va ladrando y por qué. Los políticos de hoy en día le ladran a coro a la luna. Y no hay quien distinga la luz del satélite del reflejo de alguna terrestre y rupestre luminaria. Pero no hay forma de negar que sus ataques, amenazas y retos concertados favorecen al que van dirigidos. Dar tiempo al tiempo, diría Renato Leduc. Y eso hace Manlio Fabio Beltrones, quien aprovecha las prisas de otros para llamar a la calma, para asegurar que hay un tiempo señalado en los estatutos y por la ley electoral, que ante todo en el PRI, en su partido, hay que atender al clamor de quejas por el desgobierno y fijar el rumbo, elaborar y presentar un programa a los electores antes de designar al candidato.
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Carlos Salinas de Gortari no quiso debatirFoto José Antonio López
 
 
Como quiera que sea, ya conjugan el verbo madrugar los que hacen como que hacen política en el nuevo y plural sistema de partidos, indistinguible del antiguo sistema de partido hegemónico. El inquilino de Los Pinos designa y remueve aspirantes, es tan dueño de la expectativa como lo fueran los del cesarismo sexenal durante las siete décadas que invocan y evocan los panistas y la izquierda que dispersó la danza del poder. Los aspirantes y los sesudos analistas leen los símbolos, interpretan los gestos del donador de bienes, de quien es, según el proverbio estadunidense, todas las cosas para todos los hombres. Ernesto Cordero acompaña al Presidente a reunión con los delegados estatales del Ejecutivo de la Unión; Santiago Creel no asiste a la fiesta familiar celebrada en Los Pinos. Y luego, el pago de marcha.
Alonso Lujambio recibió el reconocimiento y elogios de Felipe Calderón y la distinción de ser el orador en el acto oficial ante la columna de la Independencia. El azote del sindicalismo, Javier Lozano, ya había dejado de fingir combatividad de candidato en ciernes y el que se hacía llamar el gallo azul dejó el palenque sin haber recibido ni un rasguño. De los incluidos por Gustavo Madero en la lista de las desilusiones, uno presumía de logros en el gobierno de Jalisco, bajo palio cardenalicio y aferrado al Yunque, proclamaba que en cuanto concluyeran los Juegos Panamericanos participaría en la elección interna del PAN y luego vencería a Enrique Peña Nieto. Esta semana se presentó ante los medios para lamentar que sus compañeros se hubieran adelantado y que él no podía abandonar el compromiso de presidir los juegos en Guadalajara.
Antes de llegar una lágrima al suelo, Emilio González recibía emocionado los elogios de Gustavo Madero y el pago de marcha en voz de Felipe Calderón. Porque ayer sábado los panistas tendrían sesión extraordinaria del Consejo Nacional. Felipe Calderón, el mandatario acusado de actuar como conductor electoral, asistiría en su calidad de consejero, así como su señora esposa, también consejera del PAN. Y tanto Santiago Creel como Josefina Vázquez Mota, consejeros ambos. Ernesto Cordero no lo es y se fue a Campeche. Pero en estos tiempos de la comunicación instantánea y las redes sociales no hay motivo para que la familia no esté unida: Luisa María Calderón apareció en las pantallas para decir a los consejeros y a su hermano que sus adversarios en la campaña para gobernar Michoacán no (le) aguantan ni el ritmo ni las esperanzas.
Las palabras quieren decir lo que yo quiera que quieran decir. Pero Humpty Dumpty sufrió gran caída. Y aunque los intelectuales inorgánicos de la derecha en el poder escriban que los michoacanos no ven a Luisa María Calderón como hermana del Presidente, sino como política independiente, con carrera propia, nepotismo deriva de nepote, esto es de la palabra sobrino, pero es término político que incluye a hijos y hermanos. Lo sabe hasta Gustavo Madero: tanto monta, monta tanto Luisa María Calderón como Rubén Moreira.
Va a llover lodo. Las falanges del fascismo han sembrado la cizaña de una revolución como la de Oliveira Salazar y han acelerado el desmantelamiento institucional al ritmo del neoconservadurismo económico. Peor todavía, al amparo de la defensa del orden y el combate al crimen organizado, los perros de la guerra están sueltos; el golpismo es tentación totalitaria encubierta por el desatino de impedir la vuelta al pasado, el retorno al autoritarismo del partido hegemónico.

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